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Perú


Peru: Senderizando la crisis

x Raul Wiener -

O la dirigencia de Sendero Luminoso en Vizcatán o el río Ene está completamente desfasada de la realidad, desvaría, no se ha enterado –como aquellos combatientes japoneses que aún aparecen en las islas del Pacífico-, que la guerra ya ha terminado, y sigue creyendo seguramente que el Abimael del acuerdo de paz, es en verdad Guillermo Rossini en una de sus mejores imitaciones; digo, o aquí estamos ante un plan bastante más siniestro para "senderizar" la crisis política actual.

A estas alturas puede suponerse, ya, que la discusión aparentemente desfocada sobre si caracterizar a Sendero Luminoso como partido político equivalía a olvidar sus crímenes contra el pueblo, no era tan ingenua y prejuiciosa como muchos suponían. Y es que hay quienes quieren de cualquier modo llevarnos a pensar que la única motivación de los militantes inoculados con ideología gonzalista es la de matar a policías, soldados o campesinos al menor descuido.

Si los dejas sueltos van a hacer de las suyas.

Parece mentira que haya quienes pueden sostener esto. Y que imaginen personas dispuestas a arriesgar su vida o la cadena perpetua (que es casi lo mismo), por el mero gusto de hacer daño a los demás. Pero el hecho es que los años de la violencia han dejado una marca de miedo tan profunda entre nosotros que estos fantasmas realmente funcionan.

Cuando salen en libertad, por haber cumplido su pena, el principal diario del país se pregunta: ¿pero quién los sigue y los controla?, para luego terminar filosofando entre libertad individual y riesgo de seguridad pública.

Cuando el coronel Jiménez no tiene la atención de la prensa, lanza una revelación contundente que el jefe de Sendero envía mensajes de guerra a sus huestes en la selva central a través de sus familiares y abogados que lo vistan en las cárceles. Y todos los reflectores se enfocan en su persona. Mientras el "senderólogo" González afirma que esto se debe a haber flexibilizado el sistema de visitas.

Cuando la Comisión de Verdad va a terminar su informe aparecen nuevos deudos de una violencia extemporánea que la culpan por haber querido remover el pasado y no dejar las cosas como estaban con Fujimori.

Etc.

Pareciera pues que efectivamente no hay política en este asunto. Sólo buenos y malos, como en el mundo de George W. Bush.

No existe antecedente en el mundo acerca de movimientos subversivos derrotados que reaparezcan para volver a hacer aquello que los condujo a la derrota. ¿O es que también son idiotas?

Hasta hoy se entendía que los famosos "remanentes" de Sendero en las márgenes del río Ene y el Huallaga, eran sobrevivientes de la represión y de los propios yerros de su orientación política y militar que levantó sectores del campo en contra de ellos. Estos grupos se defendían con la geografía y la mimetización social. Operaban sin abandonar su ámbito y en la dirección de asegurarse recursos logísticos e influencia entre la población local.

A su manera esperaban lo mismo que sus compañeros prisioneros, con los que aparentemente estaban confrontados: algún tipo de solución política que les permitiera deponer las armas sin terminar en el penal de Yanamayo o en una fosa común.

El fujimorismo que vivía de las victorias antisubversivas no quiso darles esa posibilidad y prefirió mantener una pequeña guerra que podía ser administrada según sus conveniencias. Por su parte Toledo tampoco aquí entendió nada, y ha oscilado firmemente entre controversias oscuras sobre rebrotes y remanentes, y estados de emergencias antisindicales que se transforman en antisubversivos.

Los senderistas no rendidos podrían querer reconstruir su partido recontactando a sus militantes en todo el país, tratar de recuperar base social y buscar una flexibilización política, tal vez algunos de volver a casa. Frente a esto la opción que se les ofrece es la del exterminio o de la banda errante que trata de evitar este triste destino. Pero, ¿dónde encajan el secuestro de 70 trabajadores de Techint y las nuevas matanzas de policía?, ¿quieren provocar que se les vengan encima?, ¿o están interesados en demostrar que pueden ser una buena complementación para aquellos que intentan decir que Toledo es insuficiente como factor de orden en el país?

Hace un buen número de años se podía decir que la actividad de Sendero iba en paralelo a los intentos de Estados Unidos por militarizar e intervenir la zona andina amazónica, que suponía convertirse en cabeza de una resistencia nacional que apostaban que crecería con el tiempo. Ahora este sigue siendo un objetivo del gigante del norte exacerbado por el esquema de la guerra antiterrorista. Pero no puede ser sino la situación más indeseada para los últimos combatientes senderistas.

Salvo que hayan elegido el camino del suicidio.

¿Ustedes qué creen?


Raúl A. Wiener
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