Señal de Alerta
por Herbert Mujica Rojas
15-12-2003
Si pone a Juan en lugar de Manuel y a Dionisia en lugar de María, pero no exige una visión social, democrática, por los más y no por los menos, volvemos al viejo dicho: ¡da lo mismo Chana que Juana! Nuestros tecnócratas han hecho creer que la mejor fórmula para el Perú es regalar, concesionar, privatizar o empeñar al Perú a través de minas, aeropuertos, tratados de libre comercio, bases militares extranjeras o cualquier cosa que signifique la seguridad que todos los 15 y 30 cobran puntualmente.
El pueblo es un convidado de piedra eterno y siempre despreciado. Los que están episódicamente en el gobierno no lo representan. Son sólo comisionados o embajadores, por así decirlo, de intereses minoritarios, de grupos empresariales anticholos, de total mansedumbre con sus oficinas extranjeras y nada más.
Por ejemplo ¿qué significa que esas agencias seleccionadoras de profesionales sólo escojan a gente de tez blanca, que viva en San Isidro, Miraflores, Surco, San Borja, que provenga de colegios y universidades particulares y que encima de todo ésto, sean convencidos de lo que llaman "régimen de derecho", "mano fuerte", "decencia" y convicción para "parar el avance de los cholos"? En Lima hay organizaciones que practican impunemente esta naturaleza inaceptable de discriminaciones.
Se deduce que si sólo esa clase de personas son las elegidas y al ser el Perú un país mayoritariamente compuesto por cobrizos, morenos o indios, se está produciendo el monstruoso racismo que se nota en todos los ámbitos: casi el 100% de los "entrevistadores" y entrevistados en la televisión, son blancos; en las tandas comerciales los protagonistas son de ese mismo color y los demás son relleno; los "exitosos" son colorados, gringos o pitucos, pero, salvo excepciones mínimas, ningún otro "no escogido" tiene chance para ser una personalidad en el Perú.
¿A qué cambio se puede aspirar si el modelo económico sólo se hace para que los más ricos satisfagan sus hambres o ambiciones? El Perú mayoritario tiene su propia dinámica, sus estaciones de radio y televisión y sus formas de vida son diferentes de las que las minorías que sí salen en radio, televisión o diarios, disfrutan a su modo y libre albedrío.
¡He allí el gran reto! No hay posibilidad alguna de cambio económico si los que están al frente del comando no entienden que por mínima dignidad hay que involucrar a las grandes mayorías en cualquier proyecto de generación de empleo o de industria. En Arequipa hay un caso increíble: ¡hace 40 años una refinería de petróleo aguarda su consagración!
Ha poco los ingenieros Carlos Repetto y Erasmo Roca, ante la prensa characata, ilustraron sobre la posibilidad de esta refinería que además tendría implicancias geopolíticas, generadora de empleos y de autonomía energética en toda la macrorregión sur. Casi medio Perú tendría beneficios y trabajo y la sintonía que se produjo con las autoridades de la Región Arequipa fue de singular importancia.
El progreso económico no se verifica cuando los países simplemente se ponen en fila para recibir tratados de libre comercio o monsergas por el estilo a cambio de seguir el modelo exportador primario que nos tiene aprisionados. No hay cambio si no se comprende esta tremenda realidad.
Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz.
*Esta columna todos los días a las 7.30 pm. en Radio Cora en el programa Desde el Congreso.