País Vasco
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Normalización del estado de excepción
GARA
Que el líder de una formación política con un apoyo social
muy importante pueda ser encarcelado simplemente por ser quien es viene a
recordar que EuskalHerria vive sumida en un auténtico estado de excepción.
Hablar de que el Estado de Derecho no puede bajar la guardia como ayer
hicieron desde el fiscal general a varios dirigentes políticos es una falacia,
puesto que las actuaciones de la Audiencia Nacional son la contradicción misma
de las bases de cualquier Estado de Derecho. Arnaldo Otegi, en una situación
que podríamos hacer extensible a los procesados a raíz del macrosumario 18/98,
ha sido encausado por cuestiones o motivaciones harto sospechosas, aunque
lamentablemente habituales: ni se le imputa ninguna actuación delictiva
concreta e individualizada, ni se le prueba relación directa alguna con ETA o
participación en la financiación de Batasuna. Simplemente se da por hecho que
Batasuna es ETA y como dirigente de aquella es acusado de pertenencia a la
organización armada.
Pero por si esto no supusiera ya la quiebra de los principios más elementales
del Derecho, todo apunta a que el Estado ha querido hacer una excepción
conArnaldo Otegi enviándole a prisión. El resto de dirigentes de HB, EH o
Batasuna encausados en el mismo procedimiento se encuentran en libertad,
muchos de ellos sin haber sufrido siquiera ninguna medida cautelar, lo que
refuerza la impresión de que alguien pretende presentarlo como trofeo de caza.
Y las declaraciones efectuadas por el propio fiscal general, ligando la
actuación contra Otegi con el atentado de ETA en Madrid, invitan a pensar que
la actuación de la Fiscalía no ha estado regida por el criterio de justicia e
imparcialidad sino por el de venganza. Se está ofreciendo la imagen de que la
libertad o encarcelamiento de Otegi y la legalidad o ilegalización de EHAK no
depende de las pruebas que existan a su favor o en su contra, sino de las
actuaciones de un tercero. Es decir, el Estado está tomando a Arnaldo Otegi y
a EHAK como rehenes con los que presionar.
Lamentablemente, ésta no es una situación novedosa. Euskal Herria ha padecido
embates más fuertes. Ayer Batasuna volvió a tender la mano, asegurando que
ninguna circunstancia externa le desviará del camino de la oferta de Anoeta.
Ahí hay una oportunidad para la paz. Pero también es preciso recordar que los
presidentes de los gobiernos españoles pasan mientras la izquierda abertzale
permanece y todos los antecesores de Zapatero cayeron como consecuencia, de
una u otra forma, de este conflicto. -