País Vasco
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Tras las elecciones vascas ¿y ahora qué?
Felipe Alegría
A Luchar por el Socialismo
Se quieren vender las elecciones vascas del pasado 17 de abril como un
triunfo de la democracia, el fracaso del movimiento soberanista vasco y la
victoria de Zapatero. Según esta versión, los resultados electorales abrirían un
nuevo período histórico de diálogo, que resolverá finalmente el problema vasco.
Sin embargo, los hechos no se corresponden con esta visión interesada. No puede
hablarse de triunfo de la democracia cuando estas elecciones se han celebrado
después de que las Cortes españolas rechazaran antidemocráticamente el Estatuto
del Parlamento vasco; cuando Batasuna, continúa ilegalizada; cuando han sido
puestas fuera de la ley dos candidaturas abertzales y cuando prosigue el
escandaloso proceso contra la izquierda abertzale. Y porque no es cierto que el
fiasco de la coalición PNV-EA sea una derrota del movimiento soberanista vasco,
como muestra el triunfo electoral de EHAK-PCTV.
IBARRETXE TOCADO
Es indiscutible que Ibarretxe ha salido tocado. Convocó las elecciones buscando
la mayoría absoluta. Para ello contaba que la izquierda abertzale no tendría
representación electoral y que una parte de sus votantes le daría un "voto
útil". Pero ahora no ha ocurrido como en 2001 y la candidatura PNV-EA, a pesar
de alcanzar el 38,6% de los votos, ha perdido 140.000 sufragios y cuatro
escaños, quedando lejos de la ansiada mayoría absoluta. Parte de la
responsabilidad de estos resultados le corresponde sin duda a Ibarretxe y al PNV.
El lehendakari hizo una campaña tibia, donde no insistió en la defensa de la
soberanía vasca sino en la necesidad de lograr una "representación mayoritaria
para negociar". A lo que hay que añadir que el actual equipo dirigente del PNV
estaba contra el plan Ibarretxe y era partidario de la alianza con el PSOE. No
es extraño que los resultados electorales hayan reabierto el agrio conflicto
entre el sector de Imaz y el sector soberanista de Egibar y Arzallus. Estos
últimos, al igual que EA, defienden una política de alianzas con la izquierda
abertzale.
BATACAZO DEL PP
Todo el mundo ha restado importancia a la fuerte derrota del PP, en nombre de
que "podía haber sido peor". Pero el batacazo ha sido de primera: pierden
117.000 votos (el 35% de los que consiguió en 2001) y bajan de 19 a 15 escaños,
quedando como tercera fuerza, a distancia del PSOE. La política extremista de
Aznar, orientada al choque directo con los vascos ha sido castigada. La reacción
del PP ha consistido en declarar que estas elecciones representan "un triunfo de
ETA y una tragedia para España" y en acusar al Gobierno de "adaptarse al
nacionalismo"y "aliarse con ETA", por no ilegalizar la candidatura de EHAK-PCTV.
No es casualidad que esta derrota coincida con la aparición de las primeras
manifestaciones importantes de extrema derecha desde 1981, jaleadas por sectores
del PP y de las que son ejemplo las agresiones a Bono, las protestas por la
retirada de la estatua de Franco o la agresión a Carrillo.
EL ASCENSO DEL PSE-PSOE
Es innegable que el PSE, a pesar de haber quedado por detrás de sus propias
expectativas, ha tenido unos buenos resultados, movilizando a su base electoral
(aumento de 18.000 votos) y alcanzando 18 parlamentarios. No en vano, a
diferencia de las elecciones de 2001, esta vez el PSE aparecía enfrentado al PP
y con una mano tendida a los sectores "autonomistas" del PNV. Zapatero, a
diferencia de Aznar, ha combinado el palo con la zanahoria. No ha tenido empacho
en ir con el PP para rechazar el plan Ibarretxe y para continuar la ofensiva
represiva del Gobierno Aznar contra la izquierda abertzale. Al mismo tiempo,
prometía "diálogo dentro de la Constitución" y, al final, después de ilegalizar
las candidaturas de Batasuna y Aukera Guztiak, transigió con la de EHAK-PCTV,
demostrando la falacia de la Ley de Partidos. Ha llamado a recomenzar la reforma
estatutaria "desde cero" y ha prometido que defendería un nuevo Estatuto apoyado
por 2/3 de parlamentarios (es decir, si cuenta con el visto bueno del PSE). Han
presentado a un antiguo dirigente del PNV como cabeza de la lista alavesa del
PSE e incluso ha hablado de referéndum, claro que una vez que las Cortes
españolas hayan dado el plácet al nuevo Estatuto.
EB/IU DEJO DE SER "DECISIVA"
EB/IU ha fracasado en su gran objetivo: seguir siendo "decisivos" para formar
gobierno con el PNV-EA. Han descendido en 14.000 votos aunque mantienen sus tres
parlamentarios. Se han presentado como la fuerza que empujaría hacia la
izquierda al gobierno burgués del PNV. Plantearon como "condición" para formar
gobierno la retirada del plan Ibarretxe y, al mismo tiempo, defendían que el
nuevo gobierno se ampliara al PSE-PSOE.
LA IZQUIERDA ABERTZALE
La prensa ha presentado como una "sorpresa" el éxito electoral de EHAK-PCTV.
Pero era evidente que la Ley de Partidos no había machacado a la izquierda
abertzale. Esta candidatura, apoyada por Batasuna, ha cosechado 150.000 votos y
nueve parlamentarios (dos más que en 2001), un éxito que ha puesto en evidencia
la antidemocrática Ley de partidos. La campaña de Batasuna ha tenido como centro
la "normalización democrática" y el llamamiento a Zapatero a un "pacto a la
irlandesa", a que se convierta en el "Tony Blair español". Pero el Acuerdo de
Viernes Santo que firmaron el Sin Feinn y el gobierno británico representó una
capitulación del movimiento republicano irlandés, que aceptó la continuidad de
la división de Irlanda y el dominio británico sobre el Ulster, a cambio de la
amnistía de los presos, la integración en el aparato de gobierno, algunos
acuerdos institucionales con la República de Irlanda y un "derecho a la
autodeterminación" que podría plantearse en unas décadas, una vez que la
población católica superara demográficamente a los unionistas.
¿QUÉ PERSPECTIVAS?
En lo inmediato y mientras no se calmen las aguas, lo más probable es la
reedición del gobierno tripartito PNV-EA-EB/IU, ahora con la participación de
Aralar. Pero ésto sólo puede ser una salida provisional. La estrategia del PSOE
es ahogar el movimiento soberanista mediante un acuerdo con los nacionalistas "autonomistas"
y con EB/IU. Un acuerdo que reconduzca la situación al marco constitucional, a
cambio de algunas concesiones parciales. Al mismo tiempo, se trataría de lograr
la rendición de ETA y de la izquierda abertzale. Se abre un camino largo y
complicado, lleno de maniobras, crisis y sobresaltos. El gran problema de
Zapatero es que, después de dos legislaturas completas a remolque del PP
fomentando un españolismo virulento, está preso en su propia tela de araña. Se
enfrenta, así, a dificultades extremas para negociar el desarme de ETA, cuya
contrapartida necesaria sólo puede ser el reconocimiento de sus 600 presos como
presos políticos y una vía de amnistía y retorno de los exiliados. No basta un
hipotético acercamiento de los presos de ETA. Por las mismas razones, Zapatero
tampoco tiene las manos libres para hacer concesiones políticas que satisfagan a
los sectores soberanistas, ya que en ningún caso va a reconocer, ni siquiera
formalmente, que la última palabra sobre su destino debe recaer sobre los
propios vascos.
SOLO UN CAMINO: AUTODETERMINACIÓN PARA LOS VASCOS
En este complicado entramado, lo fundamental es tener claro que no hay más
solución que el reconocimiento de la soberanía vasca, única base para una unión
libre. Por eso la principal exigencia sigue siendo que el gobierno español
emprenda las negociaciones para resolver el problema de los presos y garantizar
que respetará las decisiones democráticas de los vascos. Claro que esta
reivindicación, que es base política para la unidad de la clase trabajadora de
todo el Estado, no encaja con el régimen monárquico y su Constitución española,
que son justamente los límites de los que Zapatero no quiere ni puede salir.
(*) A Luchar por el Socialismo es una publicación mensual del PRT-Izquierda
Revolucionaria.
www.marxismo.org