País Vasco
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Trabajar hasta morir... ¿por Euzkadi?
Alizia Stürtze
La Haine
Tras la cortina de humo de la modernidad y el progreso, el PNV lleva ya años
poniendo junto con Madrid las piedras angulares de este nuevo "edificio social",
que no es sino una copia del bárbaro modelo yanki
Prohibir y reprimir manifestaciones del MLNV, haciendo lo que la Srta.
Zenarruzabeitia llama "uso proporcionado de la fuerza", y que consiste en romper
costillas, exhibir pistolas y porras eléctricas e infestar el paisaje de
secretas y chivatos "de aquÍ"; aplicar la fascista ley antiterrorista a jóvenes
abertzales y conducirlos a la franquista Audiencia Nacional... toda esa
violencia salvaje que el PNV ejerce con vehemencia en favor de Madrid, no es sin
embargo la única que ese partido utiliza contra el pueblo trabajador vasco.
En efecto. El PNV, como partido de la clase burguesa que es, es también el brazo
ejecutor en la CAV de los planes de la gran patronal que, en su objetivo
estratégico de convertir para 2010 a la Unión Europea "en la economía del
conocimiento más competitiva y dinámica del mundo" y adelantar así a EE.UU.,
necesita acumular mayor plusvalía y, para ello, tiene que elevar la tasa de
explotación capitalista de la clase obrera y reducir drásticamente sus costos
salariales y sociales. Es lo que los quince jefes de Estado reunidos en la
cumbre europea de Lisboa de marzo de 2000 llamaron "modernizar el modelo social
europeo", que el "laborista" Tony Blair ha puesto en marcha bajo el nombre de
"Estado social activo". Que, en la práctica, supone "americanizar" el mercado
del empleo, es decir, abaratar la mano de obra, flexibilizarla al máximo y
aumentar su movilidad, incrementar la tasa de empleo y la productividad horaria,
"activar" a los parados, alargar la vida laboral, obligar a la formación
continua, privatizar el suministro de servicios sociales y desmantelar los
derechos sociales adquiridos tras largos años de luchas obreras, -el sistema
público de pensiones, entre otros.
En todos los países europeos asistimos al mismo esquema de reforma, y en la CAV
es fundamentalmente el PNV quien está ejecutando escrupulosamente los programas
de desmantelamiento social requeridos por el BM, el FMI, la OCDE, la ERT (el
gran lobby patronal europeo) y sus representantes en el Estado español, PSOE/PP.
Y, claro está, al hacerlo, al imponer gradualmente ese cruel sistema social
yanki contra la gran mayoría del pueblo vasco, el PNV está ejerciendo la
violencia capitalista con mayúsculas, aunque, para llevarla a cabo, no le sea
siempre necesario emplear la "fuerza disuasoria" física de sus ertzainas
(vasco-parlantes unos cuantos de ellos, por cierto, y muy bien pagados).
No en vano cuenta con la colaboración de los medios (y, al parecer, también de
algunos sindicatos y partidos de "izquierdas") para hacernos creer mentiras como
que el envejecimiento de la población es el que hace totalmente inviable el
mantenimiento del actual sistema y amenaza con una crisis financiera del mismo,
o que lo público es caro e inefectivo, o que pretender mejoras salariales y
mayor protección social no es al final sino causa de despidos,
reestructuraciones y deslocalizaciones. Todo ello mientras comete el gran
fraude, y va vaciando todo el sistema de sanidad y de seguridad social (junto al
de enseñanza y demás), privatizándolo a precio de ganga entre familias o
sectores económicos muy concretos y muy ávidos de ganancias, y que no generan,
por tanto, sino trabajo basura y servicio de mala calidad. No olvidemos que es
precisamente el sector público el que mayor utilización hace de contrarios
precarios.
Y es que, nos vendan mediáticamente lo que nos vendan en nombre de una "Euzkadi
de futuro", lo cierto es que, tal y como con claridad explica Jo Cottenier en su
artículo "Travailler de nouveau jusqu’à la mort? (¿Trabajar de nuevo hasta la
muerte?), el gran capital europeo (incluido el vasco-español), en su lucha
competitiva con EE.UU., necesita suprimir progresivamente las adquisiciones
sociales y privatizar la práctica totalidad del sistema. Y, para ello, ya tiene
planteado un escenario que el PNV va cumpliendo con gran aplicación, y que, sin
duda alguna, va a acarrear un empobrecimiento relativo y absoluto de la
población trabajadora vasca y europea. Y que, además, nos quiere obligar a
trabajar hasta morir (unos 5 años más de vida laboral) como uno de los modos de
hacernos cotizar más tiempo, pagar menos subsidios e indemnizaciones y elevar la
tasa de activación, es decir, conseguir que seamos cada vez más los disponibles
para el mercado del empleo (aumento de la oferta), y, en consecuencia, salgamos
cada vez más baratos y costemos menos al Estado (disminución de las "clases
pasivas" le llaman).
Cuando desde Gasteiz, por ejemplo, nos animan a hacernos fondos privados de
pensiones, que cuentan con "grandes ventajas fiscales", el Gobierno Vasco está
actuando no en beneficio de la mayoría, sino a favor de los planes del capital,
claramente especificados en Lisboa, y que, con respecto a las pensiones,
contemplan ir introduciendo un sistema basado en tres pilares:
- un primer pilar, asegurado por el Estado, que sería el de las actuales
pensiones, sólo que reducido al mínimo, y cuyo único objetivo sería colocar las
rentas más bajas justo por encima del umbral de la pobreza, y evitar así la
pauperización de las personas mayores;
- un fundamental segundo pilar, el de los fondos colectivos de pensiones,
apoyado en cotizaciones obligatorias, que supuestamente nos convierte a los
trabajadores en ahorradores "capitalistas", pero que, en realidad, busca
disminuir la aportación de la patronal al salario social y, a la vez, privatiza
el sistema, es decir, hace que esas enormes sumas de dinero que actualmente
dormitan en las cajas colectivas de pensiones se capitalicen y sean puestas a
disposición de las multinacionales, que se apropían así de un nuevo y enorme
caudal de capitales de inversión a largo plazo y a bajo costo (para 2006,
calculan entre 3.000 y 5.000 millones de euros suplementarios en los mercados
europeos);
- el tercer pilar sería el de los fondos individuales, que también gestionaría
el capital privado, pero que sería completamente voluntario y privado.
Tras la cortina de humo de la modernidad y el progreso, el PNV lleva ya años
poniendo junto con Madrid las piedras angulares de este nuevo "edificio social",
que no es sino una copia del bárbaro modelo yanki. Violentos ellos.
Denunciémosles y combatámosles con la teoría y con la práctica.