La Internacional Socialista, sentina de la historia
Jen Bottes de P.
Rebelión
Es incalificable ese esperpento moribundo llamado Internacional Socialista. Sin ninguna influencia real sobre la conducción del mundo ni sobre el comportamiento de sus miembros, insiste en reunirse periódicamente para producir lástima ideológica.
Si en algún momento de la historia un partido político tuvo veleidades socialistas o alguna conducta de izquierda, tiene un curul asegurado en la IS.
No importa que en el camino hayan traicionado, uno a uno, todos sus principios, y que hayan terminado siendo los caballos troyanos del neoliberalismo.
Juntos y revueltos, en esa mezcolanza de damnificados de la historia, se encuentran los planificadores y ejecutores de las guerras, y los agredidos; quienes continúan luchando por abrirle al pueblo un puesto en la historia, y quienes, desde los gobiernos, lo masacran económica y físicamente; partidos y personajes que hacen posición a regimenes neoliberales, hombro a hombro con otros que conspiran contra gobiernos democráticos anti neoliberales.
La IS es un parque zoológico no temático. Depredadores con sus víctimas, en la misma jaula; partidos leones, viejos, desdentados y artríticos, que ya ni en la mirada reflejan sus pasadas glorias. Partidos monos que sólo han servido para divertir y que pasaron su vida saltando de principio a principio. Partidos zorros, traidores a las primeras de cambio. Partidos camaleones, que, agotados los colores de tanto cambiar, ahora son de un gris fétido. Partidos felinos, sanguinarios y rencorosos, que continúan cometiendo tropelías por el mundo.
Partidos sapos, partidos babosas, partidos serpientes. En fin, la IS se convirtió en la sentina de la historia política del siglo XX, hedionda a traición y derrota.
En ese mar de podredumbre, quedan islas de lo que en un momento caracterizó la IS. Los menos, pero quedan partidos y personalidades comprometidos con la historia de sus pueblos, que luchan contra la barbarie neoliberal. ¿Cuándo montarán tienda aparte? ¿Hasta cuándo aguantarán la fetidez de partidos podridos como Acción Democrática de Timoteo Zambrano, el MIR de Paz Zamora, ensangrentado recientemente con sangre del pueblo boliviano, o el PRI, en la actualidad negociando la entrega de las riquezas del pueblo mexicano a las caníbales multinacionales? ¿Es que no se asquean de convivir con el criminal Tony Blair? ¿O con quienes participan en el genocidio del pueblo palestino? Ciento cuarenta y un partidos socialistas del orbe integran la IS, pero quizá no llegue al 10% los que la connotación socialista no sea sólo un sucio harapo del ropaje original.
El Congreso Mundial, que se lleva a cabo en Brasil, se está convirtiendo en una rebatiña de cargos, de búsqueda de representación en una de las directivas mayores de cualquier organización mundial (25 vicepresidencias, por ejemplo); de una representación que ya no representa nada. Vergüenza ajena produce la desesperación de Acción Democrática por obtener una de las vicepresidencias, con el profundo argumento ideológico de que de no ser así, "el presidente Hugo Chávez diría que no tenemos representación ni aquí ni allá". Poco después, Humberto Celli, expositor de esta elaborada argumentación, quiso imponer su solicitud a la manera de AD, y armó un berrinche con ribetes histéricos, al grito de "A Venezuela todos le deben". (¿Pasaba la factura de los dólares con los que el manirroto Carlos Andrés compraba figuración en la IS?) Quizá, como propuso de manera salomónica el tristemente celebre Raúl Alfonsín, se le conceda a Acción Democrática una vice presidencia honoraria. "Acto de solidaridad", lo llamó Gustavo Carvajal, delegado del PRI. Agarrando manque sea fallo, dirán Celli y Zambrano, y volverán a Venezuela, trofeo en mano, a continuar en su lucha contra el pueblo y la historia.