7 de julio del 2003
Los retos del pensamiento crítico
Pablo González Casanova
Al pueblo y al gobierno de Cuba, líderes mundiales de la
lucha por la democracia, la liberación y el socialismo.
Creo como Bourdieu que uno de los retos más importantes del pensamiento
crítico consiste en revelar los mecanismos de censura invisible que se
ejercen día a día para impedir que se construyan a tiempo los
análisis de las estrategias colectivas. Denunciar esos mecanismos, en
una reflexión seria que permita a un gran número de gentes convertirse
en una verdadera fuerza social, ha sido y es el objetivo unificador de la crítica
a la globalización neoliberal. Si desde 1980 y aún antes el pensamiento
crítico hizo un claro diagnóstico de los inmensos males que el
neoliberalismo acarrearía a la humanidad, hoy pueden comprobarse nuestras
tesis una a una, mientras las de los neoliberales, monetaristas, modernizadores
y globalizadores han sido disconfirmadas en su totalidad. Para darse cuenta
de eso no se necesita ser experto, ni el problema y sus soluciones son meramente
académicos. El problema para los neoliberales es que ya nadie les cree.
El problema para los globalizadores neoliberales es que han perdido credibilidad,
respetabilidad y capacidad de gobernar a sus propias poblaciones y al mundo
sin ejercer todo tipo de violencias conceptuales, verbales y físicas.
El reto del pensamiento crítico consiste en denunciar los nuevos mecanismos
de la censura invisible que la guerra contra el terrorismo ejerce sobre la propia
población norteamericana, no se diga ya sobre el resto del mundo para
el que se ha creado un "departamento de mentiras". No bastará sin embargo
con denunciar las mentiras abiertamente mentirosas, o las verdades a medias,
o las mistificaciones y mitos humanitarios, o las políticas pobristas,
que ocultan los proyectos en marcha para continuar con las mismas políticas
neoliberales sistemáticamente depredadoras y empobrecedoras, expansionistas
y privatizadoras.
Los retos del pensamiento crítico tienen que orientarse hacia algunas
reflexiones fundamentales que permitan encontrar respuestas teóricas
y prácticas lo más aproximadas que sea posible para alcanzar el
éxito de los nuevos movimientos democráticos, socialistas y liberadores.
Con la definición o redefinición de estos objetivos, y de las
experiencias históricas para alcanzarlos, se precisarán también
las causas y factores que determinaron y determinan la grave situación
actual que vive el mundo así como las características de los peligros
que lo amenazan en el terreno de las injusticias sociales crecientes, de las
políticas autoritarias y totalitarias que tienden a agudizarse, de las
políticas de destrucción del medio ambiente que continúan
sin el menor viso de que los gobiernos del mundo las impidan, y de las políticas
de guerra generalizada, incontrolable en su magnitud autodestructiva dada la
proliferación de armas nucleares y bioquímicas y los odios y rencores
que los bombardeos a los pueblos tienden a encender. Analizar la falta de respeto
al derecho ajeno en el mundo entero y sus gravísimas consecuencias para
la paz mundial y para la sobrevivencia de la especie humana es un problema tan
importante como la construcción dialéctica de las alternativas
para que otro mundo sea posible, para que un mundo sin guerra sea posible, esto
es, un mundo en que tienda a prevalecer la paz con justicia y libertad para
todas las civilizaciones y los habitantes del planeta. El problema práctico
de la paz con justicia y democracia es uno de los grandes retos de pensamiento
crítico, tal vez sea el principal.
Ante los probables fracasos de las reformas y las insurrecciones armadas, los
pueblos, los trabajadores y los ciudadanos tienden a luchar sobre todo por la
construcción de alternativas democráticas, eventualmente liberadoras
y socialistas, en que se dé prioridad a la lucha por la opinión
pública (Noam Chomsky), a la pedagogía de los pueblos y de las
colectividades (discípulos de Paulo Freire), bajo la perspectiva creciente
de buscar "la convergencia en la diversidad" (Samir Amin) con una nueva cultura
del pensar-hacer a la que caractericen el pluralismo religioso, teórico
e ideológico, la creatividad y efectividad en la vida y en la acción,
el aprendizaje de cómo se toman decisiones en un gobierno democrático
participativo y representativo, empezando por la distribución de recursos
escasos (PT y movimiento popular brasileño); el respeto a la dignidad
y la autonomía de personas y colectividades; la defensa simultánea
de lo particular y lo universal, el respeto a las diferencias de culturas y
civilizaciones, a las diferencias de género, de razas y de inclinaciones
sexuales, y a las semejanzas en la defensa de la naturaleza, de la vida, de
la democracia, de la justicia social y de los derechos humanos como ha precisado
y practicado de manera notable el Movimiento Zapatista en México.
Emir Sader alguna vez se refirió al "debilitamiento del pensamiento teórico
en América Latina". Su observación era válida y en parte
sigue siendo válida para el pensamiento académico, para el de
los partidos políticos, y el de los organismos internacionales que en
una época anterior fueron capaces de generar teoría. En realidad,
la generación de teoría del nuevo pensamiento crítico se
ha desplazado desde fines del siglo XX a los nuevos movimientos sociales. Es
en ellos y en la unión más reciente de muchos de ellos con los
viejos movimientos sociales de trabajadores y campesinos y con los intelectuales
donde se encuentra el centro de la reflexión teórico-política
de nuestro tiempo. En los nuevos-viejos movimientos sociales aparece un extraordinario
intelectual colectivo cuya unidad incluye la diversidad, con ricos lenguajes,
con formas de expresión clara y creadora, a la vez racional y emocional,
discursiva y vital, simbólica y no simbólica.
El proyecto alternativo se inserta en una de las dos grandes revoluciones que
Immanuel Wallerstein señaló: la primera fué en 1848 y contribuyó
a la crítica del movimiento revolucionario iniciado en l789, la segunda
fué en l968 y contribuyó a la crítica del movimiento revolucionario
iniciado en l9l7. La revolución del 68 planteó el nacimiento de
una nueva izquierda. Las metas de la misma dieron creciente importancia a la
democracia con pluralismo y poder de los pueblos, de los trabajadores y de los
ciudadanos. En el año de 1959 triunfó la revolución cubana,
que es pionera de una nueva lucha histórica por la liberación
nacional, por el socialismo y por la democracia participativa. Sólo a
partir de esta revolución, cuyo icono es el retrato del Ché, se
comprenden cabalmente los nuevos movimientos sociales por una alternativa mundial.
En 1996 los pueblos indios de México, encabezados por los zapatistas,
enriquecieron notablemente el proyecto y abrieron las nuevas luchas contra el
neoliberalismo y por la humanidad.
El pensamiento crítico no deja de trabajar en la academia, en el partido,
en el sindicato, en las instituciones o asociaciones de investigación-docencia;
pero tiene que profundizar su diálogo con los nuevos movimientos sociales
donde trabajan-piensan-aprenden-enseñan muchos intelectuales salidos
de las aulas y los institutos de educación superior, y también
de las filas de "los excluidos", "los discriminados" y "los marginados". Con
ellos, "el pensamiento crítico" tiene que establecer redes y coordinaciones
respetuosas de las autonomías de sus respectivos participantes. Sólo
así contribuirá a esclarecer los retos que plantean a las nuevas
luchas los fracasos y los triunfos anteriores de las luchas por la libertad,
la democracia y el socialismo. El pensamiento crítico tiene también
como un reto muy importante precisar los grandes cambios que han reestructurado
y redefinido a las luchas por la socialdemocracia, la liberación nacional
y el socialismo. Entre esos cambios tendrá que dar especial atención
a la revolución tecnocientífica iniciada en la 2ª Guerra Mundial,
y a la forma en que las categorías sociales han sido reestructuradas
para que la lucha de clases más violenta no se dé en los nichos
de las megaempresas, y para que la lucha contra el imperialismo olvide todas
las luchas anteriores por la independencia y la liberación nacional.
En el nuevo horizonte ha aparecido como objetivo universal el de la democracia
con justicia y con independencia. La categoría de la democracia no oculta
la del socialismo, ni ésta la de aquélla. La categoría
del Imperio, no oculta la del imperialismo, ni ésta el surgimiento de
un imperio global (Atilio Borón, Daniel Bensaid). La actual comprensión
del mundo implica profundizar en una lucha de clases negociada y reprimida y
en un Imperio que se hace de muchos imperios y organismos financieros mundiales,
y que habiendo postulado hace dos décadas una ideología neoliberal
de paz y democracia, hoy la sustituye por un neoliberalismo de guerra fundamentalista,
colonialista e imperialista con el que defiende su invariable decisión
de seguir la misma política de empobrecimiento y saqueo del mundo. Es
necesario aclarar a ese respecto que la globalización neoliberal realmente
existente no sólo encubre un "mercantilismo de las megaempresas", como
dice con agudeza Noam Chomsky, sino un "imperialismo colectivo" como afirma
con razón Samir Amin.
El nuevo pensamiento crítico tiene que asumir como problema teórico
central el de las alternativas (François Houtart), y el de un conocimiento
científico y humanístico en que los objetos de conocimiento son
sujetos de conocimiento y en que el pensar-hacer colectivo requiere atender
problemas de traducción, inclusión, comunicación (Boaventura
de Souza Santos). El nuevo pensamiento crítico tiene que enfrentar al
elitismo cosificador que unido a la "colonialidad" como intelecto mutilado impide,
en todo lo que puede, la liberación del poder colonial que se inserta
a lo largo y lo ancho de los espacios y los tiempos del capitalismo (Aníbal
Quijano).
La lucha contra "la verdad única" del imperialismo (Atilio Borón),
así como la lucha contra los mitos y mentiras del neoliberalismo globalizador,
mercantilista e individualista serán tanto más efectivas cuanto
demos al "sentido de la vida no individualista" una importancia primordial en
la educación y la investigación (Edgardo Lander). Con ese fin
debemos constituirnos no sólo en herederos y activistas del humanismo
de origen religioso que se expresa en la teología de la liberación
y en el pensamiento postconciliar (Leonardo Boff, Frei Betto), ni sólo
en herederos del mundo político e ideológico que respeta la cultura
laica y las creencias de los demás; sino en "una izquierda que continúe
recuperando a la izquierda" y recreándola (Luis Hernández Navarro).
La lucha actual se centra en algo muy nuevo que "va en serio": en un "mandar
obedeciendo" que con la construcción universal de las autonomías
y de la dignidad como política, y como moral, impulsan desde México
los zapatistas. La lucha "consistirá en mucho más que derrocar
a un partido político" o que "acabar con una ortodoxia económica"
(Noemi Klein). Implicará conocer y desestructurar las contradicciones
propias de la lucha de clases así como encauzar las contradicciones internas
de las fuerzas liberadoras con soluciones pacíficas, humanistas y solidarias
(Martha Harnecker). A la lógica del pensamiento crítico se añadirá
la lógica de la construcción de alternativas. Éstas serán,
en la teoría y en los actos, móviles, mutantes, constructoras
de fuerzas sociales que se propongan objetivos a corto plazo y que hagan posible
alcanzar otros a mediano y largo plazo.
Un reto más es inminente: si el neoliberalismo de paz ha sido derrotado,
muy pronto lo será el neoliberalismo de guerra que hace de la incertidumbre
humana su victoria principal. Las fuerzas que le pongan el alto serán
necesariamente las que luchen por un proyecto humano. Que triunfe la humanidad
y la vida constituirá el gran reto del futuro inmediato. Para asumirlo
tendrá que señalarse una y otra vez que la "hegemonía norteamericana
en la globalización neoliberal es fundamental" (Emir Sader), y que para
resolver los problemas que plantea el Consenso de Washington, será indispensable
el apoyo del pueblo, de los trabajadores y de los ciudadanos de los Estados
Unidos, víctimas privilegiadas de una "mitología política
de la contención" que constituye la "censura invisible" más peligrosa
para los estadounidenses y para la humanidad pues ésta necesita contar
con ellos para que otro mundo sea posible.
En una sabia perspectiva histórica y práctica Immanuel Wallerstein
indica dos problemas inaplazables a investigar por el pensamiento crítico:
¿Cuáles van a ser las debilidades del capitalismo en el futuro inmediato?,
y ¿Cómo se empieza a delinear un orden mundial alternativo?. Ambos planteamientos
tendrán que enfrentarse, como teoría y experiencia, desde lo local
hasta lo global empezando por detener al neoliberalismo de guerra como neoliberalismo
y como guerra.
Pero, en términos generales se pueden plantear algunas hipótesis
que parecen evidentes: Entre las debilidades principales del capitalismo destacan
cinco en el futuro inmediato: 1°. El neoliberalismo de guerra se enfrenta a
las limitaciones de una "nueva guerra" que no permite realizar grandes gastos
e inversiones militares y armamentistas capaces de reactivar la economía.
En caso de que los límites de la "nueva guerra" se desborden se plantea
el peligro conocido de una "guerra de destrucción mutua". 2° La posibilidad
de guerra nuclear y bioquímica aumenta cada vez más con las amenazas
de unos gobiernos a otros, con la proliferación de armas nucleares y
bacteriológicas y con los rencores crecientes de países con una
antigua cultura imperial, como los del Islam, Rusia, China, o la India que están
siendo constantemente humillados. 3°. Las luchas que cada día se agudizan
por los mercados y por los recursos escasos hacen improbable que la alianza
de la "Triada" o del Grupo de los Siete mantenga bajo control sus propios conflictos
internos. La crisis del "Imperio Colectivo" parece incontrolable. 4° El desplome
económico de países de la periferia mundial, como Argentina, así
como la pérdida cada vez mayor de derechos sociales y laborales por los
habitantes de la Periferia y por los del propio Mundo Industrializado, no sólo
tiende a disminuir la legitimidad de los regímenes políticos y
sus líderes sino la del sistema social mismo. 5° La crisis de las mentiras
neoliberales y de la democracia-de-pocos- para pocos-con-pocos muy probablemente
derivará en ideologías políticas cínicamente excluyentes
y represivas características de un nuevo tipo de colonialismo global
y de fascismo neoliberal. Su brutalidad cínica determinará una
creciente rebelión existencial en la mayoría de la humanidad amenazada.
En cuanto al orden mundial alternativo, puede ser estudiado y construido como
un mundo emergente. Su curso no sólo depende de las fuerzas dominantes
sino de las fuerzas emergentes. Su estudio y construcción comprenderá
a las nuevas políticas del neoliberalismo de guerra y a las nuevas políticas
de las fuerzas antisistémicas en gestación. Si la humanidad se
encuentra al borde del caos, y de una tragedia de la especie humana, hechos
comprobables bajo cualquier hipótesis o modelo de simulación,
resulta evidente que es muy difícil delinear un orden mundial alternativo
en términos de desarrollo probable, o en términos de los marcos
actuales de "lo posible".
El lema de que "Otro mundo es posible" tiene en realidad varios significados:
Sirve para no caer en el conformismo pues éste contribuiría a
darnos por derrotados de antemano. Pero el que "Otro Mundo sea posible" no puede
ocultarnos los obstáculos a que cualquier proyecto alternativo se enfrenta.
La superación de esas dificultades dependerá de la forma en que
evolucionen los movimientos antisistémicos y de las políticas
que sigan para aumentar su fuerza.
Afortunadamente los movimientos sociales de fines del siglo XX y principios
del XXI registran nuevas prácticas y estrategias para construir una alternativa
soberana, democrática y socialista. En medio de grandes variaciones ideológicas
y culturales, sociales y políticas, se empeñan en la construcción,
organización, información y articulación de los antiguos
y los nuevos movimientos de pueblos, trabajadores y ciudadanos. Construyen redes
y organizaciones para la resistencia y para un cambio en la correlación
de fuerzas que, entre turbulencias, permita imponer la transición sistémica.
La convergencia de sus luchas por la liberación, por la democracia y
por el socialismo puede convertirse en un poderoso "atractor" que imponga la
paz y construya la transición.