Opiniones
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2 de octubre del 2003
El nombre de James Cockroft se ubica frecuentemente al lado de los de Noam Chomsky y James Petras, como uno de los intelectuales críticos más importantes de Estados Unidos y como fuente viva del análisis que alimenta el creciente movimiento anti globalización
"Somos realistas, otro mundo es posible y necesario"
Ana Muga
CubaDebate
Es autor de alrededor de 30 libros de investigación y teoría sobre América Latina, derechos humanos y relaciones internacionales, pero quizás sus últimos dos títulos muestran de manera nítida su perfil revolucionario: 'América Latina y Estados Unidos: país por país' y 'Chile's, Voice of Democracy', con textos escogidos de los discursos de Salvador Allende, libro cuya versión castellana fue lanzada en el marco del seminario '30 años-Allende Vive', que lo tuvo de panelista.
-América Latina ha visto surgir, luego de las dictaduras que la asolaron, democracias protegidas y vigiladas tanto desde dentro como fuera de los países. Usted reivindica el concepto de democracia: ¿qué tipo de democracia?
'La misma definición de democracia que explicó Salvador Allende. En mi libro de selección de sus textos, he escogido tres temas sumamente importantes hoy en día: uno es la democracia, el otro es el neoliberalismo y el tercero es el fascismo. Y él definió la democracia política y la democracia económica en los términos siguientes: la política debe ser desde las bases, es decir, con participación muy activa de las grandes masas, alfabetizadas o no, con el voto para la juventud y con una participación tolerante y pluralista, siempre basada en la participación directa de los pueblos, desde abajo y con el derecho de revocabilidad, es decir, que después de elegir a alguien pueda ser removido por no cumplir el mandato, y con la posibilidad de plebiscito o referéndum como se hace hoy en Venezuela.
Sin democracia económica no podemos tener democracia política, porque si una persona no come no puede votar. Allende dice en su propias palabras en el libro que acabamos de publicar con América Libre y las Madres de Plaza de Mayo que es a través de un proceso que se pone fin a la dominación de la economía por la gran burguesía y se reemplaza el control económico de la sociedad por el control obrero campesino. Es decir, de las grandes masas y no del puñado de ricos que mandan detrás de la escena en las llamadas democracias burguesas. Entonces, entiendo todas las reformas económicas que Allende comenzó a desarrollar con el apoyo de la UP y con las masas participando en el proceso. En el primer año de su gobierno la economía, a pesar del sabotaje imperialista y de la oligarquía local, creció un 9% y la productividad de los obreros y de los campesinos, con su entusiasmo por tener una verdadera democracia, se incrementó 14% en un año. Pero el sabotaje, el bloqueo norteamericano y todas las conspiraciones destruyeron estos avances.
Entonces, mi definición de democracia política y económica es la que nos entregó Salvador Allende y nos dejó como su legado'.
-¿Y qué apellido le pone a esa de democracia?
'Si no es democracia burguesa, ¿qué es? Es democracia socialista, y así la llamó Salvador Allende'.
-Como usted mismo recuerda, la intención de implementar esta democracia fue truncada por los poderes fácticos. Teniendo ese antecedentes, ¿es posible la implementación de tal democracia?
'Paradójicamente, hoy es más posible que entonces. Quizás, aquí en Chile, en este momento no; pero también con el tiempo, sí.
Otro mundo es posible, sin duda, y no solamente posible sino necesario. Todos los que luchamos por otro mundo podemos ganar, por dos razones: primero, porque nuestro mejor aliado en la lucha es el mismo capitalismo, pues se comporta tan mal, con tanta pobreza, tantas matanzas, con niveles aun peores que los que sufrió el pueblo chileno en los 70 y 80. Ahora tales matanzas siguen en Irak, Afganistán, las Filipinas, Colombia hoy día. Esto, sin mencionar la matanza diaria del hambre: hay 100 millones de gente con hambre en Brasil, dos millones de personas muriéndose cada año de hambre en Centroamérica -que no tiene tanta gente-; más de 100 niños y niñas muriéndose de hambre cada mes en el país con más producción pecuaria de comida en el mundo, que es Argentina. Cada uno de estos fracasos del capitalismo de los últimos 30 años, incluyendo a Chile con más pobres que nunca, nos ayuda en nuestras luchas para crear otro mundo posible socialista, porque todos reconocen que el emperador capitalista no está llevando ropaje: está desnudo ante el mundo. Todo el mundo quiere la paz y no la guerra, la desmilitarización de sus países y no la militarización. Por eso, en los Estados Unidos mismos tenemos un creciente movimiento anti guerra y anti globalización neoliberal.
La segunda razón es que tenemos el legado, no solamente de Salvador Allende y Miguel Enríquez, y otros héroes y heroínas del proceso chileno de los 60 y 70, sino también del Che Guevara, de Martin Luther King y una serie de personas que lucharon contra obstáculos mucho mayores que los que enfrentamos hoy. Porque el obstáculo militar, el súper poder único, los Estados Unidos, no puede triunfar ni en Irak, donde está sufriendo una gran derrota con la resistencia popular. Entonces, los que resistimos contra la nueva ofensiva, con sus bases militares en 132 países; con el genocidio económico gradual de neoliberalismo, tenemos la ventaja de aprovecharnos de los legados de nuestros precursores y la actitud muy pluralista, muy democrática que apoyaron ellos, y por eso toleramos dentro de nuestras filas un pluralismo de estrategias, tácticas e ideas, sin nunca romper nuestra unidad. Es nuestro secreto de éxito. Venceremos o moriremos, pero mejor morir de pie que de rodillas, como dijo Emiliano Zapata hace años'.
-Uno de los argumentos para el ataque a Irak fue el implantar la democracia en ese país… ¿Qué orden político existe en Estados Unidos, según su visión?
'En Estados Unidos no hay democracia y hay un lavado de cerebros peor que el que hay acá en Chile. Sabemos que los grandes medios de comunicación en Chile lavan los cerebros, y muchos de esos medios son de las mismas cadenas monopólicas de los Estados Unidos. La democracia burguesa norteamericana es muy limitada: con o sin la propaganda de los medios, solamente vota el 40% de los que pueden hacerlo y de ellos casi la mitad son fundamentalistas cristianos fanáticos, nuestra ultraderecha. La gran mayoría de los residentes legales, incluyendo la gran cantidad de emigrantes, no votan, y desde luego, cada elección está comprada por la alta burguesía. Tenemos una democracia bastante limitada y el público lo sabe. El imperialismo es un producto que está detrás de cada democracia y detrás del sistema capitalista.
La nueva resistencia del público es curiosa: por un lado las encuestas muestran un apoyo cada día menor a Bush, y por otro lado el 79% cree las mentiras de Washington: que Sadam Hussein tuvo mucho que ver con la destrucción de las torres gemelas en Nueva York. Y el mismo Bush ha dicho que eso no es verdad. Es decir, hay una contradicción, una conciencia mezclada porque al mismo tiempo aparecen en las manifestaciones y protestas anti guerra millones de nuevas caras, de todas las edades, desde niños hasta abuelas y abuelitos como yo. Eso refleja dos cosas: una conciencia mezclada por un lado y un rencor creciente por la pérdida del 'sueño americano'.
La economía es tan dura para la gran mayoría del pueblo, que toda la clase obrera y la clase media no puede enviar a sus hijos a la universidad y en la mayor parte de los casos ni a la preparatoria, por falta de dinero. Este rencor económico está detrás del éxito de nuestras últimas manifestaciones y yo creo que lo veremos de nuevo el 25 de octubre en Washington, cuando decenas de miles de personas lleguen para demandar el retiro de las tropas de Irak y ojalá de Colombia y de América Latina'.
-¿Cómo es ser de izquierda en Estados Unidos?
'La izquierda, en la práctica no existe. Fue destruida en tres etapas: primero por el macartismo de los años 50, después por el neomacartismo de los 60-70 contra la nueva izquierda y finalmente en los últimos dos años a través del Departamento de Seguridad Interior. Hay una persecución feroz a los pocos que nos quedamos en la izquierda y una persecución mayor contra los inmigrantes árabes y también latinoamericanos porque a veces los oficiales no pueden distinguir entre un latinoamericano, un filipino o un árabe, y además por sus propias razones racista. Todo ese proceso de represión ha tenido el impacto de crear un miedo tremendo en el público y un miedo, no a las fuerzas represivas locales, sino a actos de terrorismo desde afuera. Pero a la vez se necesita mucho coraje para ir a una manifestación y por eso fue casi un milagro el ver tantos millones de personas en las calles el 15 de febrero, y el mismo New York Times escribió días después que eso refleja que hay un nuevo súper poder global: la gente en las calles del mundo, no solamente en las calles de Estados Unidos'.
-¿Qué organizaciones de izquierda existen en los Estados Unidos?
'Está Internacional Answer, por ejemplo, que tiene mucho valor en organizar estas grandes organizaciones anti guerra; es una coalición de fuerzas y detrás de ella está World Workers Party, una organización trotskista. Están Solidaridad y el Partido Comunista. También Direct Action Network (Red de Acción Directa), organización completamente descentralizada y basada en grupos de afinidad, que fue la principal en las acciones en las calles de San Francisco durante los primeros días en la guerra de tres semanas en Irak, y que con sus acciones, incorporando nueva gente, cerró la zona financiera por más de 36 horas. Fue impresionante. Pero estas tres olas de represión han costado mucho a la izquierda. Hay ecologistas y grupos anti globalización muy importantes en la nueva izquierda, con tendencias muy anarquistas, pero también por un socialismo libertario muy popular entre la nueva juventud que se manifestó en Seattle en 1999 y de nuevo en las calles de Quebec el 2001. Afortunadamente, nosotros los viejos de las otras izquierdas más tradicionales seguimos vigentes en este nuevo siglo, porque la juventud quiere aprender de nosotros, aprender de Allende, de los Panteras Negras y su experiencia, y del movimiento feminista de los 70'.
-En las manifestaciones anti globalización, la consigna principal es contra el neoliberalismo como modelo… ¿Bastaría con que el capitalismo cambiara de modelo para mejorar las cosas?, o ¿puede el capitalismo mostrar otra cara que la que muestra hoy?
'La mayor parte de nuestros movimientos en las Américas, incluyendo los Estados Unidos, entiende muy bien que el neoliberalismo es el capitalismo, que en ese sentido no hay diferencia. Claro que no es el capitalismo de la vieja democracia social de Alemania y de Holanda, o aun de Franklin Delano Roosevelt en los años 30 del siglo pasado, sin embargo es el resultado del desarrollo del capitalismo. En nuestros movimientos en los Estados Unidos, y aquí también en América Latina, la mayor parte de la izquierda -socialistas de base como yo, comunistas, con el mismo sentido de democracia pluralista- estamos más o menos de acuerdo en usar ambos conceptos: neoliberalismo y capitalismo. Yo prefiero decir: globalización capitalista neoliberal, pero no nos importa mucho este juego de palabras por una razón sencilla: nuestro movimiento está incorporando cada año más y más gente y algunos de los líderes del movimiento anti globalización neoliberal capitalista son francamente reformistas, están buscando otro capitalismo con cara humana -the human face-, en Europa principalmente, y no queremos perder el apoyo de esta alianza. Ellos necesitan mucho de nosotros los activistas y socialistas, pero nosotros necesitamos mucho de ellos, por lo menos en esta etapa. Esto refleja también el legado que Allende creó a través de toda su vida: tras 34 años de lucha terminó en la alianza más amplia en la historia de Chile y de cualquier izquierda del mundo. Aquí tenemos un legado muy importante: cómo los comunistas, los socialistas, los cristianos y los radicales pudieron unirse en Chile en la Unidad Popular. Es nuestro intento ahora, el mantener nuestra unidad en todos los frentes de batalla, y nuestro internacionalismo, la otra parte clave del legado del Che y de Salvador Allende'.
-¿Es posible un capitalismo con rostro humano?
'No es posible. Dentro del mismo capitalismo no es posible el capitalismo con cara humana -que es una contradicción desde luego, porque el capitalismo es muy inhumano. Fue la democracia social de Holanda y Alemania de años pasados, y ya no existe ni en Holanda ni en Alemania. El tren del neoliberalismo está corriendo y destruyendo aquel legado del capitalismo reformista. Nunca fue posible, por eso no duró; y ahora, menos. Estamos luchando por otro mundo posible, somos realistas: no estamos luchando por un sueño de un capitalismo con cara humana, que es una contradicción. Somos realistas, por eso estamos contra lo imposible. Y el otro mundo no solamente es posible sino necesario para que sobreviva el planeta y la humanidad'.