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Opiniones

La política de los 70 y la actualidad

Guillermo Cieza
Retruco

Raimundo Villaflor, afirmaba que la mayor desventaja de las fuerzas populares que tratan de impulsar cambios revolucionarios en relación a las fuerzas que intentan mantener los sistemas de dominación y explotación del capitalismo reside en que estos últimos mantienen una continuidad en la sistematización de sus experiencias y en la elaboración de conclusiones, mientras que en las fuerzas populares se producen profundas rupturas entre generaciones de militantes lo que provoca que muy poco de lo aprendido en un período de lucha se trasmite como enseñanza al período siguiente. La importancia que daba Villaflor en su comparación de las organizaciones con vocación revolucionarias con cajas fuertes que preservan las mejores experiencias y conclusiones de los trabajadores. La propia vida de Villaflor, hijo de un dirigente gremial anarquista, participante activo de la resistencia peronista y de las luchas posteriores al Cordobazo, nervio motor de la CGTA y después dirigente y principal ideologo de las FAP y el Peronismo de Base, era un puente entre distintos períodos y experiencias de resistencia popular, enlazados por hilitos de continuidad trasmitidos por los activistas de base fabriles. Y uno de sus preocupaciones fundamentales, que trasmitió a la organización que lideró, fue asentar propuestas en la sistematización de esas experiencias.

Tomando esa preocupación que nos dejó Raimundo Villaflor y la experiencia de las Fap y el PB, vamos intentar aportar al debate sobre los 70 y la actualidad, desde cuatro aristas.

En primer lugar una relectura de algunos aportes que siendo debatidos, sintetizados y aplicados a construcciones sociales concretas durante la decada del 70, suelen ser presentados como novedades teóricas. Seguramente son anteriores a los 70, menciono esa década porque en esa referencia la información proviene de mi propia experiencia.

En segundo lugar un repaso a algunos debates generados a fines de los 80 sobre el lugar que damos a la lucha por el socialismo en un mundo donde aparecen cerradas en el corto plazo las posibilidades de transformaciones revolucionarias en marcos nacionales.

En tercer lugar, la hipótesis de que nuevos movimientos autónomos expresan la continuidad en la teoría y en la práctica de las experiencias y debates a que hacemos mención previamente, sin que esto signifique que exista una continuidad entre los dirigentes de las distintas experiencias, o una transferencia de conclusiones en el plano local.

En cuarto lugar exponer certezas y sobre todo interrogantes del debate vigente que para nosotros es sobre la articulación de distintas luchas y experiencias sociales y politicas y no sobre la articulación de lo político y lo social como algunos lo definen.

El poder popular, la organización como herramienta, y la autonomía.

La idea de construcción de poder popular (o poder obrero) como opuesto a la idea de "asalto al poder"; la concepción de concretar la hegemonía de los trabajadores a traves de la construcción y desarrollo de organizaciones autonomas de trabajadores y no de un partido obrero; la propuesta de organización político-estratégica como herramienta al servicio de la organización de los trabajadores y no como representación del sujeto, son aportes que están presentes en el plano teórico y práctico a principio de los 70. Son ideas todavía en pañales pero que tienen el mismo sentido con que las conocemos hora, muchas veces presentadas como grandes novedades teóricas. Voy hacer referencia a la experiencia que mas conozco que es la propuesta de Alternativa Independiente lanzada en 1971 por las Fuerzas Amadas Peronistas ( FAP) y a la que adhirió el Peronismo de Base.(PB). Esta es una experiencia interesante ya que llegó a plasmar en construcciones sociales sus concepciones, pero no es la única, ni tiene el patrimonio absoluto de esos aportes.

Hay un período de gestación de esas ideas, que analizado por parcialidades es muy interesante, pero que visto en conjunto y aceptando que hubo grupos de activistas sindicales que participaron en todas las instancias y pudieron sintetizarlo, se explica muho mejor como se llegó a determinadas conclusiones.

Este período de gestación se extiende entre 1955 y finales de los 60.

En los inicios de la resistencia peronista podemos distinguir dos etapas: la primera que podemos caracterizar como espasmódica o inorganica y cuyo intencionalidad es impedir la estabilización de la dictadura y que llega hasta junio del 56 donde se aborta el golpe del general Valle . Después de esa experienciad miles de activistas sindicales que participaron o al menos se ilusionaron con el intento, ven clasurado el contragolpe cívico-militar como forma de retorno al gobierno y también se diluyen las expectativas sobre las fuerzas armadas.

En la segunda etapa de la resistencia todas las energías del activismo sindical se concentra en la defensa de sus conquistas gremiales y en la búsqueda de recuperar los sindicatos en el marco de una estrategia de lanzar la huelga general para acabar con la dictadura.

Los dirigentes de la resistencia son una nueva camada de activistas sindicales , muchos de ellos delegados de base en el 55, que forman nuevos agrupamientos que conocemos como agrupaciones obreras de recuperación sindical.

El ascenso al gobierno del Frondizismo va permitir que muchos de esos dirigentes lleguen a ocupar la dirección de los sindicatos y que las agrupaciones obreras se transformen en comisiones directivas de los gremios, en el marco de una fuerte política de cooptación por parte de las patronales y el gobierno.

En pocos años esa camada de dirigente que motorizó la resistencia va bifurcarse en caminos que van hacia el antagonismo: por un lado la burocracia sindical peronista, por otro cientos de activistas que mantienen la actitud de resistencia, son despedidos e ingresan a las listas negras. Algunos de ellos van a sumarse y haran la experiencia del sindicalismo combativo desde gremios que confluyen en la la CGTA y después serán protagonistas del Cordobazo.. Estos activistas sindicales de base no serán ajenos a los movimientos guerrilleros. Algunos acompañaran al Vasco Bengoechea en el 64, otros van a estar en Taco Ralo, otros van a incorporarse a principio de los 70, después de ocaso de la CGTA.

La sistematización de la experiencia de muchos de esos activistas de base, procesadas en un momento especial de la historia fuertemente impactada por la experiencia de Argelia y la Revolución Cubana, van a gestarse propuestas cuyo origen dificilmente puede ser comprendido si analizamos los distintos hechos por separado.

La discusion sobre el rol del delegado

A principios de los 70 uno de los puntos de discusión (y de formación) para los activistas sindicales era el del rol de delegado. Discutir para que nos servía o no, tener un delegado era el nudo de una discusión mucho mas profunda que sosteníamos con compañeros de partidos clásicos de izquierda ( en particular recuerdo debates con compañeros del PST) sobre el papel de la burocracia y el significado de la organización de los trabajadores en fabrica. Para nosotros el acento lo teníamos que poner en la organización en la sección, en la participacón de todos los compañeros en las decisiones y en la lucha. Desde esa concepción , tener un delegado combativo era una consecuencia del trabajo de la organización , y era útil, solamente si utilizamos ese espacio legal para promover un mayor protagonismo y organización de la base. Lo mismo sucedía con las elecciones. No había obligación de presentarse. Se trataba de utilizar esas instancias para promover listas por sección y solamente se apostaba a espacios institucionales accesibles por el trabajo previo.

La concepción clasica de la izquierda descargaba en la burocracia todos los males organizativos de los trabajadores y proponía centralmente reemplazar delegados vendidos por combativos y formar listas para desalojar a la burocracia de los sindicatos.

En aquellos debates sobre el rol del delegadose señalaban conceptos que bien pueden ser extendidos a otro tipo de participación institucional. El delegado esta para hacer lo que le dice la asamblea de la sección. Su poder radica no en sus palabras ni su ingenio, sino en lo que representa. Si la sección esta organizada y puede detener o paralizar la producción y extender el conflicto a otras secciones, la palabra del delegado tiene un peso determinado; si ese respaldo no existe el delegado puede ser muy combativo o enojarse mucho, pero su palabra no tiene posibilidad de hacer retroceder a la patronal. Estas sencillas ideas sistematizadas después de muchas frustraciones y traiciones encierran una regla de oro: quien representa a una fuerza popular en un espacio institucional no fue facultado para dirigir o pensar politicas, sino para ejecutarlas. Las politicas se piensa en terreno propio, en la base, y se ejecutan en otros espacios. Cuando mas alejado es ese espacio de los intereses de las bases, menos margen tiene el representante para actuar según su propio criterio.

Esta discusión sobre si lo mas importante era organizar a las bases o desplazar a la burocracia nunca fue saldada en una mesa de debate, pero si revisamos lo sucedido en los años 74-75 en el pico de luchas sindicales mas importante de nuestra historia y uno de los records mundiales de conflictividad laboral , verificaremos que el desplazamiento de la burocracia no fue tan importante y si lo fue la organización desde las bases que permitieron sostener miles de conflictos con la metodología de bajas de producción y fogonearon la gestación de la interfabriles tenían la legitimidad de lo que representaban pero no tenían sosten legal alguno.

Como experiencias pilotos vamos a encontrar en ese período el desarrollo de algunos Consejos Obreros, (Bagley, La Hidrofila) y experiencias de control obrero que se prolongaron mas de dos años como la de Petroqimica Sudamericana. En todos los casos los sindicatos no estaba en manos de los trabajadores

Después del golpe militar en las llamadas "luchas del sobre en la mano" vuelve a ratificarse lo anterior. Sin legalidad sindical los trabajadores siguieron resistiendo, constituyendo comisiones de lucha clandestina a comisiones de reclamos donde mandaban al frente a los elementos menos vulnerables.

El rol de la organización

El debate sobre el rol de la organización se desencadena en el seno de las FAP a partir de la valoración de sus propias acciones militares, en particular sobre la validez o no de las operaciones de propaganda armada. Este tipo de acciones están pensadas como hechos que favorecen el reconocimiento y referenciamiento de la fuerza insurgente ante el pueblo. Operaciones"simpaticas" como asaltar un camión de mercaderías y repartirlo en una villa o secuestrar a un empresario en conflicto con sus trabajadores y obligarlo a cumplir las demandas gremiales.

El debate comienza cuando se plantea que el problema no es que la organización se referenciara sino que los trabajadores y el pueblo se organizaran. Y ante la imposibilidad de concebir la integración a la fuerza guerrillera como una propuesta de organización masiva .

Desde ese debate a la critica a la concepción foquista (trasplantada de algunas versiones de la revolución cubana) no hay mas que un paso.

Y desde la critica al foco y a la crítica de la concepción clasica de partido obrero hay otro paso que fue transitado aunque no explicitado como "critica a la concepción leninista de partido", lo que no resulta extraño para una fuerza politica que utilizaba el marxismo como herramienta pero no se identificaban politicamente como marxistas ni mantenían vinculos políticos o académicos con grupos marxistas.

La originalidad de las Fap y el PB fue pensarse como parte del sujeto ("la clase obrera y el pueblo peronista") capaz de realizar las grandes transformaciones sociales, pero no como su representante o como embríon y aún aceptando un límite de autonomía entre los esfuerzos militantes por aportar a la organización popular y la propia organización popular. Alli aparece la idea de organización como herramienta al servicio de la organización popular. Una concepción que desarrollaron teoricamente los tupamaros lo que no resulta una casualidad ya que hay lazos muy importantes entre las dos organizaciones.

El debate sobre la hegemonía

El pensamiento de Cooke, que influencia a toda la izquierda peronista aporta a una revisión de la experiencia de los10 años de gobierno y de la resistencia identifacando a los trabajadores como la única clase social consecuente en la lucha por las banderas de soberanía política, justicia social e independencia económica reivindicadas por el conjunto del movimiento peronista.

Desde esa revisión y desde su propia potencialidad como clase es que Cooke sostiene que los trabajadores no tienen que ser solo sosten ( columna vertebral) son también conducción (cabeza) de un proceso de liberación nacional y social.

El aporte de las Fap- PB es que al proponer como concretar esa hegemonía elude la representación de una fuerza política ( y allí el debate mas que con los partidos de izquierda es con Montoneros) sino que apuesta la concreción de la hegemonía a las organizaciones politicas de los trabajadores que son concebidas como autónomas.

En resumen:aquí hay un nucleo de ideas que me parece importante rescatar, no solo por cuestión de justicia histórica , sino por la posibilidad de mantener esos hilos de continuidad que permiten pararnos mejor ante los debates del presente. Perder esas continuidades nos hace mas vulnerables frente a ciertas modas teoricas que pretendiendo explicar lo que nos sucede, solo nos ayudan hacernos perder el tiempo. Esto va por Debray en los 60. Althuser en los 70, y Negri y Holloway en los 90.

Que hacer con el socialismo?

A finales de los 80 el fantasma que recorría el mundo no era el comunismo sino que carajo ibamos a hacer con el socialismo.

Razones había para tanta incertidumbre. La caída del socialismo real y la dimensión que tomaba el poder militar, economico, comunicacional y político de las potencias capitalistas y en particular Estados Unidos auguraban no el fin de lahistoria, pero si un penoso periodo signado por los retrocesos y derrotas populares donde se cerraba la posibilidad de nuevas experiencias de toma del poder para desarrollar experencias de transición al socialismo.

Las organizaciones armadas que en distintos paises de latinoaméricas sostenían esforzadamente empates políticos o guerras empantanadas, rapidamente comprendieron que de no abrir rápidas negociaciones de paz, los tiempos jugarían en su contra. Y así lo hicieron, con excepción de las Farc de Colombia, mas por necesidad que por convicción.

La coincidencia de que la resistencia popular ante los avances del neoiberalismo tenían que ser esencialmente politicas no era tanta cuando debatíamos como resistir politicamente y que papel le dabamos al socialismo en esas luchas . En ese debate aparecían como tendencias extremas la idea de soportar los malos tiempos limitandonos a sostener banderas, dando testimonios aún a riesgo de ser condenados a la marginalidad política y por otro lado la de seguir sosteniendo la idea del socialismo para el consumo interno partidario y hacia afuera adaptarnos a los nuevos tiempo participando electoralmente desde estructuras y reivindicaciones mas acordes a lo que los pueblos estaban dispuestos a protagonizar. En los extremos de esa elección grupos políticos de incidencia masiva se convirtieron en grupos testimoniales, muy dignos pero muy pocos, y organizaciones duras, combatientes, se convirtieron en flanes socialdemocratas . Mas que observar, hemos vivido estas opciones.

La mejor respuesta al problema planteado no apareció en el plano teórico en esos primeros debates, o al menos no la registramos, sino años después de la mano de movimientos sociales y políticos que combinaban la lucha por reformas en el plano de las reivindicaciones politicas mas generales con experiencias de masas de proyección socialista. Los movimiento mas representativo son el MST de Brasil y el Zapatismo.

Esta claro que no son experiencias socialistas, pero tampoco lo son aquellas que se desarrollan en marcos nacionales. El socialismo siempre fue concebido como un sistema mundial y todas las experiencias acotadas en ese sentido, siempre tienen que desenvolverse en espacios mas amplios que funciona a contracorriente, lo que les provoca no pocos inconvenientes.

La gran ventaja de estos movimientos es que la acumulación estratégica que permite formular politicas coyunturales mas correctas y permite controlar mejor las defecciones de los dirigentes no son el autotitulado patrimonio de un saber revolucionario o la trayectoria de un partido, o de un puñado de dirigentes de antecedentes valorables, sino la experimentación cotidiana de miles de familias en el desarrollo de valores y prácticas solidarias y el ejercicio de la construcción de su propias reglas y sus propias decisiones a partir de las asambleas.

Los nuevos movimientos autonomos

Creemos que contribuye a la valoracion de los nuevos movimientos autónomos la comparación con las experiencias de los 70 . La nota mas saliente es que los activistas de base fabriles y de algunos gremios de servicio como petroleros, la construcción, telefónicos y luz y fuerza, que fueron los grandes protagonistas y el único hilo conductor de 40 años de lucha ( entre la década del 40 y la década del 70 ) hoy son los grandes ausentes, ausencia que no solo debemos medir en terminos cualitativos ( la cantidad de conflictos que sostenían) sino también en terminos cualitativos ( la experiencia que atesoraban) . Experiencia que muchas veces compensó y disimuló la escasa inserción y capacidad para dirigir los conflictos de organizaciones politicas con vocación revolucionaria que se propusieron aportar a la organización de los trabajadores desde sus lugares de trabajo, lo que no impidió que muchos de estos grupos propagandizaran que conducían tal fabrica o determinado conflicto.

Desde lo territorial es evidente que, en la decada del 70 la expectativa movilizadora que significó el fin de la dictadura y el retorno de Perón contribuía en grado suma para que de la noche a la mañana florecieran trabajos "barriales" y se movilizaran enormes columnas.

Sin desconocer que hubo experiencias territoriales muy interesantes es evidente que las grandes columnas, adecuadamente embanderadas , no eran producto exclusivo del "trabajo político" de organizaciones y movimientos.

En la actualidad en los movimientos de desocupados los nuevos protagonistas son mujeres jefas de hogar y jovenes, la mayoría de los cuales nunca tuvo un empleo fijo, ni una experiencia de lucha. El impulso inicial que los moviliza son los planes de empleo y comedores comunitarios. A partir de esa convocatoria, que es común a todos los movimientos, se bifurcan distintas realidades donde la lucha, lo productivo, lo formativo y la articulación con otros sectores sociales tiene distinta valoración.

Algo parecido sucede con las organizaciones del campo donde se incorporan nuevos elementos movilizadores como son la quiebra de las economías regionales, la interrupción de los procesos migratorios a las grandes ciudades y el avance de latifundistas sobre tierras de posesión campesina o de pueblos originarios.

También allí se bifurcan distintas realidades desde la valoración de la lucha, lo formativo, lo productivo y la articulación con otros sectores sociales.

Si bien es cierto que durante la década del 70 se desarrollaron organizaciones politicas muy poderosas ( como ERP y Montoneros), si observamos los conflicto sociales, parece haber allí una fuerte preeminencia de lo espontaneo sobre lo organizado. Mayor peso de los activistas "naturales" que de las organizaciones.

En los conflictos sociales mas recientes, por ejemplo en el movimiento piquetero, se ve una clara preeminencia de lo organizado. Esto hace a las nuevas organizaciones populares en lucha menos sensibles a procesos de cooptación o la repetición de aquella circunstancia que muchas veces denunciara el PB y otras organizaciones de los 70: "nosotros ponemos los muertos, los encarcelados, los despedidos y después otros negocian en nuestro nombre"

El surgimiento de movimientos sociales y políticos autonomos puede considerarse como una continuidad de las concepciones desarrolladas en la decada del 70 sobre poder popular, la hegemonía de los trabajadores vinculada a las construcciones de base autónoma y el concepto de organización como herramienta de aporte y no como sujeto, embrión o representación del sujeto.

Pero también hay que decir que no hay una continuidad entre los dirigentes de una y otra experiencia, ni siquiera una transferencia a partir de lecturas que revisaban esas experiencias anteriores. Sobre el primer aspecto la edad de los dirigentes de los movimientos autonomos ( no mayor de 45 años y la mayoría de menos de 30) lo dice todo. Sobre el segundo aspecto si bien se ha publicado mucho sobre los años 70, las experiencias como las de las FAP y el PB son las menos y peor conocidas. La publicación de importantes documentos de esas organizaciones no tiene mas de un año- Hay otras organizaciones como el PCML (partido comunista marxista leninista) que también hicieron aportes importantes ( al menos desde la práctica) en esa dirección que por ahora están sepultados en el olvido. Tampoco hay mucho material sobre las experiencias de la teología de la liberación y el desarrollo de las comunidades de base que han tenido influencia en Cordoba, el Conurbano sur, Chaco, Neuquen, Gran Rosario y Santiago del Estero.

Los nuevos movimientos autonomos de la Argentina parecen haber abrevado mas en la experiencia del MST de Brasil o el zapatismo que en la propia experiencia Argentina, lo que no es extraño para quien pudo comprender mejor alguna de las concepciones de las organizaciones en que había militado leyendo a Sendic o conociendo las experiencias del MST de Brasil. Las corrientes de pensamiento político son como melodías que facilmente reconocemos quienes las hemos cantado, aunque se escriban en paises y tiempos distintos.

La referencia a los nuevos movimientos autónomos se limita a los que mas conozco: algunos movimientos del MTD Anibal Verón, algunas organizaciones campesinas como el Mocase y Apenoc , algunas asambleas convertidas posteriormente en agrupamientos territoriales, experiencias político-culturales, experiencias autogestionarias y agrupaciones sindicales.

Creemos alli hay una experiencia muy importante de construcción de la autonomía política basada en cuatro pilares: la lucha, la autogestión económica, la formación y la democracia de base.


Viejos y nuevos interrogantes

El haber encontrado un forma de resolución a la contradiccion que opone un horizonte cercano de luchas por reformas a la vocación de transformaciones sociales profundas, resuelve algunas cuestiones pero plantea nuevos interrogantes.

El mas importante parece ser como articular realidades sociales y politicas fragmentadas en politicas nacionales y regionales que a la vez permitan coordinar con fuerzas politicas y sectores sociales con que compartimos coincidencias basicas por mas y mejor democracia, mas justicia social y mas independencia política frente a los poderes globalizadores.

Para los movimientos autónomos la cuestión de la articulación no es un problema menor porque el mismo carácter genuino y sin intermediarios de los movimientos contribuye a reproducir la fragmentación social que expresan las propias bases. Un poco en broma y un poco en serio un compañero de una organización campesina que participaba en una Asamblea de de la Coordinadora de Organizaciones Populares Autonomas (COPA) que hicimos recientemente en Cordoba, comentaba que en la discusión de las comunidades donde él participa la articulación con otros movimientos urbanos estaba como prioridad número 27.

Esta claro que la fuerte presión social que existe para sostener y defender las demandas sectoriales, no existe para impulsar una articulación que sostenga demandas unificadas.

Esta evidencia puede ayudarnos a repensar el proceso del PT brasileño, un movimiento político que fue creado por y desde los movimientos sociales y hoy aparece como una fuerza vacilante mas por la escasa carnadura social de su militancia que por su inexperiencia en la gestión. Es facil imaginarse el atractivo de los cargos publicos y partidarios para militantes cansados, personas arribistas o aspirantes a funcionarios. Lo que cuesta explicar es como movimientos sociales tan poderosos como los de Brasil, hayan permitido desarrollar un proceso cuya culminación puede ser que les arrebaten no solo un Partido, sino una esperanza de gobierno popular cuya frustración la van a padecer todos.

La cuestión de cómo compensar esa fuerte presión social hacia la fragmentación es uno de los debates que hoy tenemos planteados.

No tenemos todavía respuestas para esa encrucijada . Coincidimos si en que las respuestas no pueden venir desde politicas pensadas desde lo institucional . Algunos compañeros apuestan a que un mayor desarrollo y una mayor maduración política de los movimientos y las relaciones permitir encontrar caminos mas sólidos de articulación . Otros sospechamos que la cuestión no es de tiempos ni de tamaño sino de concepción . Y que es imperioso desarrollar herramientas que se ocupen obsesivamente de promover la articulación de los movimientos autonomos y la coordinación del conjunto de las fuerzas populares.

Como suele sucedernos, es probable que la respuesta esté en otra parte y que surja alumbrada por una nueva experiencia.

Somos parte de una experiencia que nos reconforta cotidianamente. Porque para un militante popular no hay mayor satisfacción que experimentar el cambio social en modificaciones de conductas y relaciones que verificamos todos los días. Hicimos referencia a la mas grande de nuestras preguntas. Preguntas mas chicas, tenemos un montón. Hoy nos toca hablar, pero preferimos escuchar.

Guillermo Cieza

Retruco