Opiniones
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12 de julio del 2003
Más allá de "El Capital":
Marx y su economia-politica de la clase obrera
Michael A. Lebowitz
Prefacio a la Segunda Edición
Un crítico de la primera edición de este libro escribió que podría ser el peor momento posible para publicar un libro sobre Marx. Y lo era. El capitalismo triunfaba (aparentemente con una oposición pequeña) y su alternativa putativa, el socialismo realmente existente (SRE) parecía haber terminado en una decepción cobarde.
Para quienes se ubican en la derecha, esa combinación era suficiente para demostrar el error del marxismo. Muchos se preguntaban: ¿cómo puede usted todavía hablar sobre Marx? ¿Todavía está usted enseñando economía marxista? (Claro, en una de esas ironías que Marx habría apreciado, era posible encontrar a conservadores de varios colores citando las escrituras y a la vez declarando que los éxitos del capitalismo y los fracasos de los socialismos reales, confirmaban que Marx tenía razón). Algunos en la izquierda concluían, simplemente, que las relaciones capitalistas de producción aún no habían llegado a frenar el desarrollo de fuerzas productivas. ¿Qué se puede hacer contra la Historia? Y así fue como para alguno la única alternativa factible al barbarismo ya no es el socialismo sino un barbarismo con rostro humano.
Otros en la Izquierda, ante la ausencia de "la rebelión de la clase obrera" que Marx previó, respondieron concluyendo que Marx había errado en todo, que el hecho de privilegiar a los obreros como los sujetos del cambio social constituyó su pecado de reduccionismo clasista y de esencialismo. Para éstos 'post-marxistas', la multiplicidad de las luchas democráticas modernas es considerada como una crítica a la teoría de Marx; en lugar de un análisis centrado en las relaciones capitalistas de producción, ellos plantean la heterogeneidad de las relaciones políticas y sociales, la igualdad y autonomía de todas las luchas, y el mercado de discursos competitivos.
Más allá de El Capital debe entenderse como un desafío a esta actitud de abandono de Marx. Argumenta que la única manera en que se pueden separar luchas como las por la salud y condiciones de vida, calidad del aire y del agua, derechos de la mujer, programas sociales gubernamentales, costos y limitaciones de la educación superior, y luchas democráticas en general; de la lucha de los trabajadores es empezando con la reducción teórica de los obreros a los contrarios unidimensionales del capital. Sólo reduciendo las necesidades de los obreros a los salarios, horas y condiciones de trabajo, los "post-marxistas" pueden, teóricamente, postular que los nuevos movimientos sociales son la base para una crítica del análisis de clase. Ellos utilizan el estereotipo estrecho del proletario abstracto, en lugar de considerar al trabajador como un ser humano socialmente desarrollado dentro de la sociedad capitalista moderna.
Pero, no fueron los "post-marxistas" los que inventaron ese estereotipo. Más allá de El Capital argumenta que el concepto del proletario abstracto es el producto de un marxismo unidimensional que ha distorsionado la propia concepción de Marx sobre los obreros como sujetos. Sitúa las raíces de este marxismo unidimensional en el fracaso en reconocer que El Capital de Marx nunca pretendió ser un análisis completo del capitalismo, sino más bien una explicación y desmitificación sobre la naturaleza del capital para los obreros.
Para los marxistas unidimensionales, El Capital explica por qué el capitalismo llegará a su fin. La historia es hecha por fuerzas inexorables. Es un mundo de cosas y de fuerzas inhumanas, de sujetos unidimensionales (si es que hay sujetos), en lugar de seres que luchan tratando de darle un sentido a sus vidas. Y, en este mundo, el Proletariado Abstracto finalmente emprende la tarea que le ha sido asignada y libera a las fuerzas productivas que han roto su caparazón capitalista. Si los hechos no parecen apoyar a El Capital, tanto peor para los hechos. Como Marx lo comentó a sus discípulos (ver el Capítulo 2), la desintegración de una teoría empieza cuando el punto de partida ya no es "la realidad, sino la nueva forma teórica en que el maestro la ha sublimado." Pero éste no es el único aspecto de la desintegración de la teoría marxista. Tanto en la teoría como en la práctica, los marxistas han intentado liberarse de los constreñimientos impuestos por la unidimensionalidad inherente a la exégesis del texto sagrado y lo ha hecho a través del eclecticismo. En la práctica, han intentado ir más allá de las apelaciones economicistas estrechas a un Proletariado Abstracto. Y, en la teoría, se involucra en el eclecticismo metodológico para modificar la doctrina que subyace a la práctica. La "modernización", tanto en la teoría como en la práctica, se vuelve a la par un mar de lamentos y la última moda. Nada es más fácil que el eclecticismo, claro está.
Sin embargo, la libertad lograda a través de dicha sofisticación no es absoluta, ni tampoco deja de tener un precio. Porque, El Capital permanece, luego que se le sacan las manchas de estas acreciones eclécticas; y la lectura unidimensional que él permite proporciona un constante reproche y siempre encuentra portadores potenciales de esa posición. Por lo tanto, no libertad, pero sí vulnerabilidad al criticismo fundamentalista; no nuevas direcciones, pero sí oscilaciones más o menos violentas entre los polos del sujeto real y el texto reificado. Hay, en resumidas cuentas, tierra fértil para una disputa interminable entre el fundamentalismo y el culto a la moda.
Tampoco queda suficientemente claro qué es lo que el eclecticismo logra salvar, si es que el marxismo ?como una teoría "auto suficiente" ? sobrevive a pesar de los elementos extraños que se le agregan, es decir, si es que las nuevas combinaciones todavía pueden llamarse marxismo. La visión básica de los fundamentalistas ha sido que las combinaciones eclécticas y sincréticas amenazan al centro mismo del marxismo en cuanto concepción integral. Para abreviar, ni los promotores del Proletariado Abstracto de El Capital, ni los disidentes eclécticos construyen un puente entre la teoría pura de El Capital y la realidad del capitalismo. Ambas son formas de marxismo unidimensional, ambas son aspectos diferentes de la desintegración de teoría marxista. Son el resultado, por un lado, de la incapacidad de Marx de completar su proyecto epistemológico en El Capital y, por otro lado, de la sustitución de la comprensión del método de Marx por la exégesis de los textos sagrados.
Más allá de El Capital debe entenderse como un llamado a continuar el proyecto de Marx. Al enfatizar la centralidad de su método y usándolo para explorar el tema de la obra inacabada de Marx ?en particular, su proyecto de libro sobre el Trabajo Asalariado (Wage-Labour) ?, este libro centra su atención en el lado que está ausente en El Capital, el lado de los obreros. Más allá de El Capital restituye a los seres humanos (y a la lucha de las clases) en el centro del análisis marxista, al hacer ver las implicaciones del libro que falta. No sólo desafía el determinismo económico y el reduccionismo del marxismo unidimensional, sino que también los acomodos de los "post-marxistas". La concepción de Marx de la economía política de la clase obrera sale a la palestra. En contraste con el enfoque de Marx sobre el productor colectivo (qué contiene implícito dentro de él la visión de una sociedad alternativa), la visión 'post-marxista' de los seres humanos como consumidores (con necesidades heterogéneas, claro está) aparece llena de abstracciones vacías.
Éste no es en modo alguno, sin embargo, un argumento para decir que la lucha de clases está ausente en El Capital o que no hay en él referencias a la lucha de clases de los trabajadores. Pero, El Capital trata esencialmente el tema del capital: sus metas y sus luchas para lograr esas metas. Su temática no son los trabajadores (excepto cuando el capital hace algo a los obreros); no son las metas de los obreros (excepto para mencionar que ellas difieren de aquéllas del capital); y no es la lucha de clases de los obreros (excepto en la medida que los obreros reaccionan contra las ofensivas del capital). Incluso allí donde Marx hizo en El Capital comentarios esporádicos sobre los obreros como sujetos, esos comentarios quedan en el aire y no pueden ser comparados con el desarrollo lógico y sistemático que él proporciona sobre el tema del capital. El resultado de todo esto, y así lo sostengo, es que algunos aspectos bastante significativos del capitalismo no están desarrollados en El Capital y que, sin duda, en este libro hay aspectos problemáticos. Aquéllos que piensan que "todo está en El Capital" tendrían que explicar porqué se reproduce continuamente el marxismo unidimensional.
En el Prólogo a la primera edición, expresé que la elaboración de ésta me había tomado un largo tiempo y que todavía estaba en proceso de desarrollo. La nueva edición, escrita 11 años después, es una demostración de ello. En efecto, preparando esta edición, me he dado cuenta que la primera no era más que un primer borrador. Cada capítulo de la edición original sufrió transformaciones. Algunas alteraciones fueron relativamente menores y sólo actualizaban y enfatizaban determinados puntos (por ejemplo, aquellos puntos que se beneficiaron con la publicación de los Manuscritos Económicos de Marx entre 1861-1863). Sin embargo, esta nueva edición también refleja el desarrollo posterior de mi pensamiento sobre las cuestiones levantadas en él.
Uno de los cambios más significativos involucra la división del capítulo con el que concluía la versión original: "Más allá de la Economía Política", en dos capítulos separados: "De la Economía Política a la lucha de clases" y "Del capital al trabajador colectivo". Esto me permitió extenderme de forma particular en los conceptos de Estado obrero y de trabajador colectivo respectivamente; temáticas que he estado explorando en recientes escritos y para un libro en preparación acerca de la teoría de las economías socialistas. En contrate con estas elaboraciones que se hicieron dentro de los planes de la nueva edición, surgieron otros dos nuevos capítulos en el curso de la revisión. El nuevo Capítulo 6 ("Salarios") explícitamente considera el efecto sobre la teoría del salario si se elimina la suposición hecha por Marx en El Capital de que los obreros reciben "una cantidad fija de medios de subsistencia". En el curso de esta investigación, el grado de separación entre los trabajadores (una variable ya tomada en cuenta en la primera edición) asume una importancia mucho más significativa.
Finalmente, el capítulo que abre el libro es completamente nuevo: "¿Por qué Marx?: Una historia del capital". Cuando estaba escribiendo, recientemente, un capítulo sobre Marx para una recopilación de visiones de economistas sobre el capitalismo, me di cuenta de que a Más allá de El Capital le faltaba una introducción acerca del análisis de Marx sobre el capital. No se incluyó originalmente porque yo había concebido el libro como un suplemento de El Capital ; sin embargo, dada que este nuevo capítulo levanta cuestiones a las cuales aludo reiteradamente, se me hace difícil pensar que este capítulo no haya estado siempre allí.
Agradezco a todas las personas que me han animado en este trabajo desde su publicación original. Entre todos ellos, quiero agradecer especialmente a Gibin Hong, traductor de la edición coreana; a Jesús García Brigos y a Ernesto Molina (quién me dijo que al Che le habría gustado el libro). Y especialmente aprecio los comentarios críticos emitidos por algunos lectores del nuevo material incluido en esta edición. Algunas de estas retroalimentaciones han evitado que cometiera algunos errores serios; agradezco por ello a Greg Albo, Jim Devine, Alfredo Saad-Filho, Sam Gindin, Marta Harnecker, Leo Panitch, Sid Shniad y Tony Smith.
En el momento en que elaboro este prólogo ?escrito cronológicamente al final de esta edición ?, el triunfo de capitalismo es mucho más problemático que como aparecía en el momento de la primera edición. Han surgido fuertes movimientos de protesta contra las formas de globalización capitalista y se han desarrollado nuevos lazos internacionales en la lucha contra el capital global. Además, el capital parece estar sufriendo una de sus crisis características, y no se ha determinado todavía qué capitales y localidades particulares van a llevar la carga de la excesiva acumulación global, así como tampoco la profundidad de la crisis.
Si se pudiese extraer un solo mensaje importante de este libro, este sería que las crisis económicas no provocan el fin capitalismo. Si consideramos al trabajador como sujeto, las condiciones en las que los trabajadores mismos son producidos (y se producen a sí mismos) son una parte obvia de la explicación de existencia del capitalismo. Más allá de El Capital subraya la manera en que se reproduce la dependencia del trabajador en relación con el capital, dentro de las relaciones existentes bajo circunstancias normales; y así, apunta a la importancia crítica no sólo de la desmitificación del capital sobre lo cual trabajó el propio Marx, sino también del proceso de lucha a través del cual los trabajadores se presentan como sujetos capaces de alterar su mundo.
Este punto esencial sobre la centralidad de la práctica revolucionaria para ir más allá del capital , me ofrece la oportunidad de cerrar este prólogo con la cita de George Sand con la cual Marx concluyó su Miseria de la Filosofía (Marx, 1847a: 212) (y que, en el contexto de la comprobada tendencia del capital a destruir a los seres humanos y a la Naturaleza, ha asumido un significado adicional.): "Hasta que ya no haya clases ni antagonismos de la clase, la última palabra de la ciencia social será siempre: Combate o muerte, lucha sangrienta o extinción. Así queda inexorablemente planteada la cuestión."
Michael Lebowitz
septiembre de 2002
Traducción: Marta Harnecker
Segunda Edición ampliada y profundizada
Palgrave Macmillan, USA-Great Britain, 2003
Opiniones sobre la primera edición:
"… Un libro riguroso, profundo y de agradable lectura sobre el tema de la subjetividad de clase, y esto debe dar a cualquier marxista -sobre todo a cualquier economista-político marxista - argumento suficiente como para leerlo."
Massimo de Angelis, Capital & Clase
"Si comprender algo involucra la comprensión de sus límites, entonces, quienquiera que desee entender el marxismo en general y El Capital en particular debería leer el libro de Lebowitz."
James Devine, la Revisión Mensual
"El mayor logro teórico del libro es la construcción y análisis del libro que se echa de menos [de Marx] sobre el trabajo asalariado."
David Houston, Revisión de la Economía Política Radical
Reacciones iniciales a la nueva edición:
"El argumento de Lebowitz sobre la insuficiencia de la formulación de Marx sobre la plusvalía relativa es una importante contribución al pensamiento marxista."
Tony Smith, Filosofía, Estado de Iowa.
"Este libro ofrece una contribución excelente a la teoría marxista. Es innovador, perspicaz clarividente y de pensamiento provocador. Lebowitz es uno de los pensadores más originales de nuestro tiempo. Más allá de El Capital debe leerse por todos aquellos interesados en el análisis de Marx sobre el capitalismo."
Alfredo Saad-Filho, Economía Política, Escuela de Estudios Orientales y Asiáticos,Londres
Índice del libro:
Prefacio a la segunda edición
Prefacio a la primera edición
Capítulo I. ¿Por qué Marx? Una historia del capital
Capítulo II. ¿Por qué más allá de El Capital?
Capítulo III. El libro ausente sobre el trabajo asalariado
Capítulo IV. La unidimensionalidad de El Capital
Capítulo V. La economía política de trabajo asalariado
Capítulo VI. Salarios
Capítulo VII. El marxismo unidimesional
Capítulo VIII. La unidimensionalidad del trabajo asalariado
Capítulo IX. ¿Más allá del capital?
Capítulo X. De la economía política a la lucha de clases
Capítulo XI. Del capital al trabajador colectivo
Biografía del autor:
Michael A. Lebowitz ha enseñado Economía Marxista y Sistemas Económicos Comparativos en la Universidad Simon Fraser , Columbia Británica, Canadá desde 1965, y actualmente es profesor Emeritus en Economía. Además de haber escrito sobre Marx, metodología y teoría de las crisis, lo ha hecho en forma abundante sobre la teoría de la economía socialista.