Frente a la guerra
Profesor de literatura de amplios intereses -desde la obra de Gilles Deleuze hasta la de Pier Paolo Pasolini- el nombre de Michael Hardt se hizo conocido fuera de la Universidad de Duke en la que trabaja, luego de la aparición de Imperio, el libro que escribió junto a Toni Negri y se convirtió en uno de los trabajos más interesantes y polémicos de los últimos tiempos. Es, además, un seguidor del desarrollo de las nuevas ideas que crecen en el mundo, e incluso de los acontecimientos que se sucedieron en la Argentina después del 20 de diciembre de 2001. Consultado por lavaca.org, Hardt aceptó dar su impresión sobre la guerra, especialmente para la página.
-¿Cómo impactó el inicio de la guerra en el movimiento antiglobalización?
-Por un lado, la guerra puso a todo el movimiento antiglobalización pendiente. Tuvimos que desviar nuestra atención de cara a este problema más inmediato. En relación con el trágico y dramático desarrollo de la guerra, ninguna otra cosa puede parecer más importante- Por otro lado, sin embargo, hay una profunda conexión entre el movimiento antiglobalización y los movimientos antibélicos. Hay una conexión real entre la guerra y los y los intereses del capitalismo globalizador.Es importante detectar cómo esta guerra encaja en el proceso económico y político globalizador que está en juego desde hace por lo menos un década. Y más importante que eso aún es no solo imaginar sino también empezar a construir una alternativa democrática a la globalización que no solo de respuesta a esta guerra aparentemente interminabe sino que también responda a cuestiones como la inequidad y la falta de libertad en el mundo. Posiblemente el movimiento antiglobalización resulte, así, fortalecido después de esta experiencia bélica.
-¿La guerra es un síntoma de fortalecimiento del gobierno de George Bush o, por el contrario, de su debilidad?
-Nuevamente en este caso la respuesta es doble. Ciertamente Bush y sus asesores entienden a este momento como de mucha fortaleza para ellos. Con a autoridad que adquirieron luego del ataque del 11 de septiembre y en el contexto de una guerra al terrorismo, piensan que tienen la autoridad (o al menos la oportunidad) de dar forma al desarrollo global, como ellos dicen. Esto no es solo un cambio de régimen en Irak ni un redireccionamiento del mapa político en Medio Oriente, sino el reacomodamiento íntegro de la estructura del poder global. Por otro lado, cada vez se vuelve más claro que el poder que tienen es únicamente una fuerza militar, no cuenta ni con una hegemonía política ni cultural. La fuerza militar puede ser exitosa para voltear un régimen o para matar a un gran número de personas, pero no es garantía ni de consenso ni de apoyo. La superioridad militar de los Estados Unidos es, así, inversamente proporcional a su poder político. En cualquier caso, la capacidad (o incapacidad) para crear hegemonía va a quedar revelada más claramente con el fin de la guerra.
-¿Cómo evalúa la cobertura que los medios hacen de la guerra?
-Los principales medios de Estados Unidos están dedicados, desde el inicio de la guerra, a repetir sin cuestionamientos la información y las opiniones ue brindan las autoridades. Antes de que estallara este pesado conflicto había expresiones considerables de disenso en los Estados Unidos, no solamente en las calles sino también en los medios. El disenso en las calles continuó pero los cuestionamientos en los medios desaparecieron por completo. Los intelectuales especializados en la realidad mediática han agunas distinciones: CNN, ABC y el New York Times hacen cierta tentativa de expresiones críticas que otras fuentes mediáticas. Pero son reamente diferencias menores en una corriente prácticamente unificada de propaganda por las posiciones del gobierno estadounidense.