El bloque de fuerzas políticas y sindicales en el estado, atravesado por el juego de los grandes intereses y los requerimientos políticos de las corporaciones mafiosas, y a su vez fuertemente cuestionado por la dinámica de la lucha social, entre conciliábulos y anuncios públicos, se lanza al intento de retomar la iniciativa política, planificando la apertura de un proceso de profundización de la represión. En el comienzo de esta planificada acción, intenta asestar un duro golpe sobre el sector más dinámico y cuestionador de la lucha popular, la coordinadora Aníbal Verón, para luego avanzar represivamente, en el disciplinamiento del conjunto social.
Hasta aquí, la política represiva instrumentada no había dado los resultados suficientes como para aplacar la protesta social. Por ello, al lanzar un duro golpe sobre el sector más radical y cuestionador del sistema se irradiaría sobre el conjunto social, provocando su retroceso. Esto crearía las condiciones suficientes como para retomar la iniciativa política.
Estábamos ante un serio intento de profundizar el carácter más corporativo, autoritario y represivo del estado.
Este intento fracasara fundamentalmente porque no logra el objetivo perseguido. La rápida reacción social, los reflejos para desenmascarar la esencialidad política de la represión, la conjunción de factores adversos, el transparentamiento de los crímenes cometidos, hace fracasar el intento de comenzar a transitar los caminos de un terrorismo de Estado en las condiciones actuales.
Por el contrario este intento se le vuelve contraproducente para el gobierno porque acelera la retirada de Duhalde y desarticula aun más al bloque de fuerzas interesadas en la reconstitución de la institucionalidad dominante. Profundiza la separación del conjunto social de las representaciones y mediaciones verticales del estado.. Agudiza la crisis de representación. Incentiva al conjunto de los sectores sociales a mantener la multiplicidad de las luchas, incentivando la dinámica social. Permite una mayor emergencia de la racionalidad de la lucha popular y pone mas en cuestión la racionalidad del pensamiento de la dominación.
Deja un saldo de experiencias valorables sobre todo en el carácter de la autodefensa en el movimiento popular. Confirma que el proceso pos-dictatorial con sus secuelas de miedo y auto represión esta superado, porque la sociedad no acepta con mansedumbre la represión y el autoritarismo.
La rápida maduración del pensamiento autónomo y particularmente de los MTD resulta central en estos acontecimientos, que permitieron la superación inmediata de la subestimación hacia las políticas represivas, y la sobrestimación de las capacidades propias. La inmediata reacción de la Aníbal Verón para afirmarse con total apertura en el criterio de que la represión tiene un carácter político y de que cualquier avance es sobre el conjunto social y desde allí hay que responder, evitó el aislamiento.
Todo esto le pone por ahora, solamente por ahora, un fuerte freno a la tendencia presente por instrumentación de una represión mas abierta.
TODO ESTO NO SUCEDE POR LA INCAPACIDAD DE LOS POLÍTICOS, SINO POR EL CARÁCTER, LA MULTIPLICIADAD Y DINAMICA QUE TIENE LA LUCHA SOCIAL EN LA ACTUALIDAD. De ella, entendemos que no nos vamos a despegar.

Entendiendo que vale reafirmarlo, el 19 y 20 de Diciembre, con el despliegue de una insurrección popular de nuevo tipo, se abrió un proceso fundante de una nueva subjetividad que mantiene el corte horizontal de una mayoría social con las formas institucionales de la representación y la mediación estatal. Esto se sigue expresando en la consigna del que se vayan todos y no quede ni uno solo.
Desde entonces, el Bloque de fuerzas en el Estado no ha logrado borrar las imágenes y valores gestados el 19 y 20. Por el contrario la dinámica de la lucha social las ha afirmado y proyectado hasta nuestros días.
Entonces de la coyuntura solo nos interesa observar que éste proceso de profundización de la lucha social sigue abierto. Que frente a la dinámica de la lucha popular y su profundización, los sectores dominantes insistirán en instrumentar un proceso que conjuga dos formas marcadas de responder. Por un lado seguirán persitentementes en abrir espacios para instrumentar procesos represivos, y concordantemente intentando dar salidas institucionales por otro. Se trata así de combinar la posibilidad de instrumentar la represión para achatar el reclamo social y ganar espacios que les den iniciativas para redireccionar salidas que verticalicen y estaticen al movimiento social La posibilidad de disciplinar y encajar al pensamiento mas radical tiene la finalidad de aislarlo de la protesta social. Estan necesitados de un nuevo demonio para satanizar , Hadad hace esfuerzos tratando de dibujar .

Mantener la independencia y autonomía constituye todo un desafió a transitar con soltura y creación permanente.
El punto de referencia siempre social nos convoca a no perder de vista el mantenimiento de lo más radical que en su lucha sostiene el movimiento popular.
La tentación de lo institucional y estatal estará presente en un proceso electoral. Si las políticas del estado tienden a envolvernos en la coyuntura, como lo intentó con la represión, salir de lo coyuntural manteniendo afirmando el carácter reivindicativo y social del movimiento autónomo, se nos plantea como premisa a afirmar.
La aspiradora electoral del Estado comienza a subsionar y absorve a nuestros costados, por ello no podemos dejar de observar que muchos compañeros de izquierda siguen sin poder hacer una lectura política que se acerque al proceso popular, se mantienen envueltos en disputas súper estructurales, de referencias, de representación y burocratización,
El consignismo vació los desprende cada vez más del movimiento social, verticalizandolos hacia lo institucional. Así unos sostienen elecciones YA. Asamblea constituyente para otros va. Se muta luego hacia Asamblea popular constituyente y se profundiza con Asamblea revolucionaria constituyente. La incapacidad para leer el proceso social es manifiesta. No se percibe que la Asamblea Popular ya se realizó. Que en ella no había ni escenarios ni palcos ni estandartes. Que los constituyentes decidieron no estar sentados en bancas detrás de sus nombres y rótulos del partido al que pertenecían, sino que decidieron en la lucha y con el cuerpo asumiendo la resolución de que se vayan todos y no quede ni uno solo. Que la Asamblea no fue una sola y que se extendió en una gran cantidad de asambleas. Este proceso asambleario se abrió el 19 y 20 y se ha extendido hasta nuestros días. Así vienen funcionando con corte, piquetes, marchas y movilizaciones en el que el pueblo se expresa, por la determinación a luchar, porque a las calles y las rutas del capitalismo NO las vamos a dejar de cortar, como fue el 26. Contra la represión y por la libertad como fue el 3y 9.Porque no somos demonios y lo que queremos es un cambio social se insistió el pasado 26. Y esto no se realizó de cualquier manera. La diversidad y la multiplicidad de las lucha resulta entonces la verdadera fortaleza del movimiento popular y cualquier intento de representarlo, direccionarlo o verticalizarlo lo debilitara inexorablemente. Esto se mostró extensamente el día 26.
Por último, no existe pensamiento autónomo sin una profunda raigambre social, esa es la nuestra, ahí tenemos que estar y ni en pedo nos van a despegar.
Unos gastaran su tiempo tras las ilusiones de gobernar desde el estado neoliberal. Otros pensando en como gobernar. Otros gobernando como siempre, sin mas.
Nosotros luchando para que el que gobierne, gobierne obedeciendo porque sino veremos como lo vamos a echar. Eso si en las elecciones no nos vamos a enganchar.