4 de diciembre del 2002
Entrevista a Eric Toussaint, presidente del Comité
para la Anulación de la Deuda Externa
"El avance de la izquierda
en América Latina, evidencia del rechazo a las políticas neoliberales"
Roberto González Amador
La Jornada
La coyuntura electoral en Latinoamérica puede cambiar el rumbo económico
y político de la región, una de las más afectadas por la
apertura a partir de los años 80, asevera el militante contra el tipo
de globalización que quieren imponer los centros financieros y los organismos
internacionales a todos los países
El avance electoral de la izquierda en Latinoamérica es una muestra
de que "las políticas neoliberales llegaron al límite de aceptación
entre los ciudadanos", afirma Eric Toussaint, presidente del Comité para
la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM).
En entrevista con La Jornada, destaca el cambio ocurrido en la región,
principalmente en los pasados dos años: "no son más candidatos
del tipo de Vicente Fox -presidente de México desde diciembre de 2000-
los que reciben la votación mayoritaria y eso es muestra de algo".
Militante contra el tipo de globalización impuesto desde los centros
financieros y los organismos internacionales, Toussaint encuentra que América
Latina vive una coyuntura que puede cambiar el rumbo económico y político
de la región, una de las más afectadas por las reformas de apertura
emprendidas a partir de la década de los 80 y que han provocado un incremento
en la pobreza y en la desigual distribución del ingreso.
"América Latina está entrando en una situación nueva, en
una coyuntura particular", sostiene. Define los elementos: Uno, la crisis en
Estados Unidos es muy fuerte, a pesar del hecho de que el gobierno de ese país
habla de un repunte posible. Eso va a tener un efecto de depresión de
las economías de Latinoamérica y en particular para México.
Segundo, los límites de las políticas neoliberales aparecen de
manera evidente a nivel de los ciudadanos. Por eso, dice, cada vez más
se inclinan por votar en favor de candidatos antineoliberales. Se refiere "al
excelente" resultado electoral de Evo Morales en Bolivia, que no ha sido electo,
pero se trata de un dirigente indio de un sindicato cocalero que recibió
una alta votación. Adiciona la elección de Lula en Brasil y el
reciente triunfo de Lucio Gutiérrez en Ecuador. "Eso muestra que hay
un cambio. No son más candidatos del tipo de Vicente Fox que reciben
la preferencia popular".
A esa redefinición del mapa electoral añade "la rebelión"
del 19 de diciembre de 2001 en Argentina, que derrocó al gobierno del
presidente Fernando de la Rúa. "Toda esta coyuntura muestra que hay un
reto para América Latina, que es volver a tratar de adoptar una posición
común ante varios gobiernos y países para imponer a los acreedores
una renegociación completa de la deuda externa y buscar cómo implementar
políticas alternativas rompiendo totalmente con el diseño de las
políticas económicas y sociales impuestas por el Fondo Monetario
Internacional (FMI).
"Creo que a nivel de la población en Brasil, en Ecuador y en Argentina
la situación es sumamente clara. Y en el caso de México lo que
me llama la atención es que tiene un presidente neoliberal, pero que
todavía no ha logrado imponer en la práctica la mayoría
de sus planes neoliberales. Hay una resistencia en México de los movimientos
sociales, de sectores sindicales y entonces la política neoliberal que
quiso implementar en las universidades no se establecieron, la privatización
de la electricidad todavía está por hacer y hay una resistencia
fuerte; lo de Pemex, él avanza cautelosamente para reunir las condiciones
de la privatización, pero en la práctica no se ha hecho. Entonces,
la situación de México no es contradictoria con la del resto de
América Latina".
-¿Vincularía esos movimientos que se han opuesto a las políticas
del presidente Fox con los otros de que habla en la región?
-Por supuesto. Es evidente la resistencia de los movimientos sociales de México
frente a las reformas neoliberales que quiere establecer Fox. Esa resistencia
es parte del movimiento global, es parte de lo que está ocurriendo en
Ecuador, Brasil, Bolivia, Argentina, Uruguay y Venezuela. Para mí es
muy alentador esto.
-Para algunos gobiernos, como el de Argentina, ha sido fácil culpar de
todo lo que ocurre a los organismos internacionales, sin hacer cuenta de las
responsabilidades internas o de la responsabilidad de las clases políticas
locales. ¿Cuál es la responsabilidad compartida?
-Para mí hay una complicidad evidente entre los gobiernos latinoamericanos
en general. Pongo aparte a Hugo Chávez, en Venezuela, y a Cuba. Pero
los demás gobiernos han sido cómplices con el FMI y las clases
dominantes de cada país. El discurso crítico del presidente (argentino)
Eduardo Duhalde ante el FMI está destinado a la ciudadanía argentina
que se levantó en diciembre contra la clase política primero y
después contra el fondo y que ahora cobra conciencia de que los ricos
de Argentina toman provecho de la crisis y se enriquecen mientras los pobres
o las clases medias se empobrecen.
-¿Cómo explicar su afirmación de que hay una complicidad?
-Los capitalistas, sean mexicanos, argentinos o brasileños, transfirieron
una gran parte de sus capitales hacia el exterior y ese dinero está invertido
en parte en títulos de la deuda externa pública de sus países.
Entonces es muy claro: los capitalistas argentinos no quieren que siga la moratoria
de la deuda externa de Argentina porque ellos son dañados. Desean que
se siga pagando porque ellos mismos sacan provecho de esto y es exactamente
lo mismo con la clase dominante de México. Esas clases dominantes desde
el inicio de los 80 abandonaron cualquier proyecto nacional.
-¿Es posible una alternativa?
-Para mí, la alternativa puede solamente venir de una nueva alianza social
entre movimientos campesinos, de trabajadores industriales, clases medias, pobres
urbanos, jóvenes que buscan un futuro digno para su país. Una
alianza a ese nivel es necesaria. Y es lo que está ocurriendo en Argentina.
-¿Plantea un movimiento social organizado al margen de los partidos políticos
tradicionales en cada país?
-Bueno, para mí la alternativa no es necesariamente independiente u opuesta
a los partidos. Pienso que la nueva alianza a nivel de movimiento social tendrá
que encontrar una expresión política adecuada. Cuando digo esto
quiero decir que en varios países todavía no existe esa expresión
política adecuada. En Ecuador, por ejemplo, una organización indígena
hizo un acuerdo con otros grupos sociales y sindicales. Digo esto porque en
México hay un debate sobre no tomar el poder, como la posición
del subcomandante Marcos al respecto. Personalmente creo que no se puede dejar
de lado la cuestión del poder. Hay que buscar una respuesta en términos
de poder. Doy el ejemplo de Argentina. La rebelión popular de Argentina
logró derrocar al gobierno neoliberal, pero en ese momento preciso no
había alternativa política a la rebelión popular. Y entonces
fueron los mismos partidos de siempre que ocuparon el poder.
"Entonces yo no tengo todavía la respuesta, pienso que hay que avanzar
cautelosamente, pero afirmo que no podemos descartar y considerar que la cuestión
del poder sí tiene que ver con la perspectiva del movimiento social en
contra de las políticas neoliberales".
-Por un lado, los movimientos sociales pueden ir adquiriendo mayor presencia
en cada país de la región. Pero al mismo tiempo en América
Latina están varias de las más poderosas transnacionales, ¿cómo
se va a expresar esta contradicción de intereses?
-Si los movimientos sociales logran fortalecerse van a entrar en contradicción
muy fuerte con intereses muy poderosos: las transnacionales, los organismos
financieros internacionales, el gobierno de Estados Unidos y otros, como el
español, que tienen fuertes intereses en Latinoamérica, y la misma
clase dominante de la región. Esa gente no va a aceptar fácilmente
una política económica alternativa, que implica negarse totalmente
al Area de Libre Comercio de las Américas, romper el Tratado de Libre
Comercio de América del Norte y desconocer tratos con el FMI y el Banco
Mundial para privilegiar acuerdos tipo Mercosur. La movilización actual
de campesinos de México es importante porque ellos se dan cuenta que
si el gobierno de Fox realiza los acuerdos que implica el TLC el agro va a ser
un desastre mayor al que ya ha sido.
"Esta fortaleza del movimiento social también serviría en el caso
de la deuda. Los países podrían decir a sus acreedores: ya basta;
hemos reembolsado varias veces la deuda pública y paramos el pago; lo
que ahorramos lo vamos a invertir en programas sociales, educación pública,
salud y creación de empleo, en proyectos de servicios, sociales y agrícolas.
Y tercero, reconquistar una soberanía a nivel de territorio, lo que implica
para algunos países romper acuerdos con EU sobre bases militares o el
Plan Colombia.
"Eso implica un enfrentamiento, pero para mí la alternativa es: o seguir
con la sumisión y más degradación de la condición
humana de las mayorías de América Latina y más humillación
de los pueblos frente al imperio del norte, o recuperar la soberanía,
la dignidad de la región", asegura Toussaint.
Para el presidente del CADTM, los movimientos sociales de Latinoamérica
se han dado cuenta de que pueden ir más allá de la pura resistencia
y que pueden "globalizar las alternativas". Sostiene que varios gobiernos de
la región quieren seguir en las reformas promovidas por FMI y el Banco
Mundial.
"Es claro que Vicente Fox quiere privatizar la energía, avanzar en la
privatización de Pemex y otros gobiernos también quieren seguir
así. Pero estos gobiernos lo hacen así porque no tienen más
como perspectiva la defensa de la soberanía y de los intereses de la
nación. No van a cambiar".