La Izquierda Debate
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Marta Harnecker
Rebeli�n
1. Todav�a existe en la izquierda una dificultad para trabajar con las diferencias.
La tendencia, especialmente de los partidos de clase, fue siempre tender a homogeneizar
la base social en la que actuaban. Si eso se justific� alguna vez dada la identidad
y homogeneidad de la propia clase obrera con la que trabajaban prioritariamente,
en este momento es anacr�nico frente a actores sociales tan diversos. Hoy se trata
cada vez m�s de la unidad en la diversidad, del respeto a las diferencias
�tnicas, culturales, de g�nero, y de sentimiento de pertenencia a colectivos
espec�ficos.
2. Se hace necesario realizar un esfuerzo por encauzar los compromisos militantes
partiendo de las potencialidades propias de cada sector o individuo , sin
buscar homogeneizar a los actores. Es importante tener una especial sensibilidad
para percibir tambi�n todos aquellos puntos de encuentro que puedan permitir levantar,
a partir de la consideraci�n de las diferencias, una plataforma de lucha com�n.
3. Este respeto a las diferencias debe reflejarse tambi�n en el lenguaje. Es fundamental
que se rompa con el viejo estilo de pretender llevar mensajes uniformes a gente
con muy distintos intereses. No se puede estar pensando en masas amorfas, lo que
existe son individuos, hombres y mujeres que est�n en distintos lugares, haciendo
cosas diferentes y sometidos a influencias ideol�gicas diferentes; el mensaje
tiene que adoptar formas flexibles para llegar a ese hombre concreto.
4. Cuando todos los discursos y los mensajes vienen hechos de la misma tela
y se trasmiten de la misma forma y con las mismas palabras, pronunciadas en el
mismo tono y por el mismo meg�fono, cuando pasan los a�os y la pinta y la consigna
no cambian, la palabra se deval�a. Es moneda que ya no compra la imaginaci�n
de nadie.
5. Hay que individualizar el mensaje, pero sin perder de vista los objetivos
comunes.
6. Y nos parece iluminador este tema del respeto a las diferencias para examinar
el tema de la crisis de la militancia. Como es de todos conocidos, durante estos
�ltimos a�os se ha producido una crisis de militancia bastante generalizada, no
s�lo en los partidos de izquierda sino tambi�n en los movimientos sociales y en
las comunidades cristianas de base, que no es ajena a los cambios que ha sufrido
el mundo. Sin embargo, junto a esta crisis de militancia en muchos de nuestros
pa�ses se ha dado paralelamente un crecimiento de la influencia de la izquierda
en la sociedad, y aumenta la sensibilidad de izquierda en los sectores
populares.
7. Esto hace pensar que uno de los factores que podr�a estar en el origen de esta
crisis es el tipo de exigencias que se le plantean a la persona para que �sta
se pueda incorporar a una pr�ctica militante organizada. Habr�a que examinar si
la izquierda ha sabido abrir cauces de militancia para hacer f�rtil esa
creciente sensibilidad de izquierda en la sociedad, porque no todas las personas
tienen la misma vocaci�n militante ni se sienten inclinadas a militar en forma
permanente. Eso fluct�a dependiendo mucho de los momentos pol�ticos que se viven.
No estar atentos a ello y exigir una militancia uniforme es autolimitar y debilitar
a la organizaci�n pol�tica.
8. Hay, por ejemplo, quienes est�n dispuestos a militar en un �rea tem�tica: salud,
educaci�n, cultura, y no en un n�cleo de su centro de trabajo o en una estructura
territorial. Hay otros que se sienten llamados a militar s�lo en determinadas
coyunturas (electorales u otras) y no est�n dispuestos a hacerlo todo el a�o,
aunque en momentos claves de la lucha pol�tica siempre se cuenta con ellos y en
su vida cotidiana promueven el proyecto y los valores de la izquierda.
9. Tratar de encasillar a la militancia en una norma �nica, igual para
todos, en una militancia de las veinticuatro horas del d�a y los siete d�as de
la semana, es dejar fuera a todo este potencial militante.
10. Tenemos que crear un tipo de organizaci�n que d� cabida a los m�s diferentes
tipos de militancia, donde se admitan diversos grados de formalizaci�n. Las
estructuras org�nicas deben abandonar su rigidez y flexibilizarse para optimizar
este compromiso militante diferenciado, sin que se establezca un valor jer�rquico
entre ellas.
11. Una de las cosas criticables de la organizaci�n leninista de partido es haber
uniformado las instancias org�nicas sin tener en cuenta la diferencia de cada
medio social. Las c�lulas o n�cleos se estructuraban en forma exactamente igual
en todos lados sin tener en cuenta lo espec�fico de cada �mbito: una f�brica no
es igual a un latifundio o a una escuela universitaria o a un canal de televisi�n.
12. Para facilitar esta militancia diferenciada se hace necesario adaptar la estructura
y los organismos de base a la naturaleza del medio en que se desenvuelve la actividad
militante.