La Izquierda debate
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Entrevista a Jonh Holloway Teórico y militante anticapitalista
"El capitalismo está amenazando a la humanidad como nunca"
Rubén Martín
Rebelión
Hace dos años sacó a luz su libro Cambiar el mundo sin tomar el poder; sus
proposiciones han generado un amplio y saludable debate en la izquierda mundial
sobre las condiciones del cambio social en esta fase del capitalismo
John Holloway, irlandés de origen, escocés de formación y habitante de mexicano
desde hace trece, abrió un revuelo en la izquierda mundial con las tesis de su
libro Cambiar el mundo sin tomar el poder. No podía ser de otra forma pues las
distintas variantes de la izquierda han pensado desde hace 150 que el modo de
cambiar la vida de la gente es organizando partidos y tomando el Estado.
Holloway dice que la experiencia política del siglo XX confirma que esa
estrategia conduce al fracaso y la desilusión. El descrédito de los partidos, en
México y el mundo es monumental, lo que queda es pensar otra concepción política
para cambiar el sistema.
Por supuesto que sus ideas causan suspicacia, como ocurrió entre investigadores
de los movimientos sociales mexicanos, con quienes participó en un coloquio en
la UdeG en abril. Pero en cambio sus presentaciones del libro en el mundo son
actos masivos y asambleas de discusión de ideas. Las ideas de Holloway son bien
vistas en el zapatismo mexicano, entre los piqueteros argentinos, el movimiento
indígena ecuatoriano o los jóvenes radicales de Berlín. No en balde su libro
(impreso en América Latina por la Universidad Autónoma de Puebla y la revista
Herramienta de Argentina) se ha editado ya en España, Corea, Alemania, Brasil,
Turquía, Italia, Eslovenia, Francia, Grecia, Portugal y Holanda.
¿Podría hacer un balance de la discusión que abrió con su libro, sobre cómo
repensar las luchas anticapitalistas?
La verdad es que a mí me sorprendió la respuesta del libro en una forma muy
bonita, obviamente. Al principio yo esperaba una respuesta más académica, una
reacción más teórica al libro. En realidad la respuesta ha sido sobre todo
política. Y en dos sentidos. Por un lado, una reacción muy fuerte de estas
personas que siguen pensando que el Estado y la idea de la toma del poder
estatal es la única forma de llegar a un cambio revolucionario de la sociedad.
Pero por otro lado, una reacción muy fuerte de parte de gente que dice que sí
necesitamos una revolución en el sentido de que sí necesitamos cambiar el mundo
de forma radical, pero no puede ser a través del Estado porque ese camino ha
fracasado. Con toda la historia del último siglo podemos ver simplemente que no
va a través del Estado. Y eso obviamente me da mucho gusto, me parece que es una
discusión muy abierta, en el sentido de que han surgido muchas preguntas muy
importantes, preguntas para las cuales no necesariamente yo tengo respuestas.
¿Qué grupos anticapitalistas, o de izquierda o antisistémicos están
encontrando esta misma conclusión de que por la vía de los partidos o del Estado
no se puede?
El caso de los piqueteros argentinos o el caso de los zapatistas, son los más
obvios o desarrollados, pero creo que sí existe este movimiento en todo el
mundo. Cuando presenté el libro hace año y medio en Argentina había como unas
1300 personas, llenaron un teatro, ¡qué experiencia tan increíble!, fue un caso
muy particular pero también estuve en Berlín hace unas semanas y ahí también
llenaron un teatro, y me parece que esto refleja no necesariamente el mérito del
libro, sino que hay una sed enorme para discutir estas cosas, porque con todo lo
de la guerra en Irak, lo repugnante del capitalismo en su forma actual, es más
obvio que nunca que la gente quiere otra forma de organizar la vida, otra forma
de organizar la sociedad y están buscando un camino y es no es que el libro de
la respuesta, porque no quiere dar las respuestas tampoco...
¿Plantea las preguntas?
Sí, plantea las preguntas y lo padre es encontrar que sí estas son las preguntas
que están preocupando a muchísima gente. No solamente de forma teórica, sino
también de forma práctica en sus movimientos de diversa índole.
El capitalismo tiene 500 años, ¿por qué ahora es más repugnante que nunca o
por qué está siendo tan evidente esto?
Creo que simplemente la violencia capitalista es más grande ahora que nunca,
supongo que hace 30 años teníamos las idea de que el capitalismo podía progresar
en el sentido de reducir la injusticia, reducir la pobreza, reducir las
diferencias entre ricos y pobres, reducir el peligro de una guerra mundial total
y yo creo que ahora no. Hemos perdido estas ilusiones por que cada vez hay más
injusticia y más violencia y está más claro que nunca que el capitalismo está
destruyendo la humanidad, literalmente, y está destruyendo las condiciones
físicas para la subsistencia de la humanidad. Y bueno, uno puede decir, hemos
vivido con el capitalismo 200 o 500 años. Para mí es muy difícil imaginar que el
capitalismo pueda existir otros 500 años.
Entonces, ¿estamos en una situación límite de la humanidad?
Yo creo que sí, sin querer ser catastrofistas, sin querer decir que la
destrucción está a la vuelta, pero sí está claro que el capitalismo actual está
amenazando con la destrucción total de la humanidad como nunca antes.
Ahora, construir un sistema más igualitario entraña una empresa formidable, ¿
cómo se imagina que pueda desarrollarse esa alternativa?
La única forma de imaginarme una alternativa es empezando con lo que ya existe,
empezando con lo que se puede ver como fisuras o grietas en la dominación
capitalista, es decir, los espacios o los momentos en que la gente dice no. 'No
vamos a subordinar nuestras vidas al dominio del capital, vamos a hacer otra
cosa, vamos a desarrollar los ejemplos de otra forma'. Y los ejemplos obvios
serían, tal vez, los zapatistas de la selva lacandona o la Argentina de 2001,
Bolivia de hace unos meses. Pero no son solamente ejemplos grandes de esa forma
sino también ejemplos chiquitos, tan chiquitos que a veces no nos damos cuenta
de ellos.
Rebeldías individuales, o gente que se junta algo diferente, para constituirse
en un grupo de discusión, en un taller para hacer otras cosas que no están
sujetas a la ley del valor. Gente que se reúne y constituye estaciones
alternativas de radio y de repente te das cuenta que el mundo está lleno de
estas fisuras, de gente tratando de construir alternativas, otras formas de
hacer las cosas y esas no son las soluciones, pero me parece que tenemos que
pensar a partir de ahí, a partir de lo que ya se está haciendo, no veo otra
forma.
Incluso para la izquierda es difícil pensar cambiar este sistema, o las
condiciones de vida de la gente sin partidos, sin Estado, es decir sin el
paradigma con que se ha pensado la política en los últimos 150 años. Para la
izquierda es difícil, ya no digamos para el resto del espectro político, ¿cómo
le explica usted a la gente que sí se puede?
Es difícil y no es difícil, porque al mismo tiempo existe un rechazo enorme a
los partidos, aquí en México sobretodo en este momento, pero también en todo el
mundo. Hay una desilusión tremenda con los partidos y con la idea de que un
partido podría cambiar la sociedad de forma radical o benéfica. Precisamente por
eso se puede. Los medios enfocan nuestra atención todo el tiempo en el sistema
político, en los partidos y en lo que están haciendo los políticos, pero en
realidad si tratamos de abrir los ojos vemos que en realidad es mucho más ancho
que eso y que hay muchísimas luchas, muchas iniciativas para cambiar el mundo de
otra forma. Y yo no se, no es que exista un modelo para cambiar el mundo, lo que
creo que podemos decir es que es urgente cambiar el mundo de forma radical, por
otro lado no se puede hacer a través del Estado y a través de los partidos. Esto
me parece que ahora es obvio y por lo tanto tenemos que hacerlo de otra forma.
¿Cómo los video-escándalos que hemos visto en el país [políticos del
izquierdista PRD tomando dinero ilegal del empresario Carlos Ahumada] en las
últimas semanas qué tanto están afectando la conciencia de la gente de que eso
no funciona o el cinismo o abstencionismo?
Creo que los video-escándalos han tenido un impacto enorme en términos de
cristalizar la desilusión que ha existía con los partidos políticos, pero es muy
importante no verlo en términos de unas personas corruptas ni tampoco en
términos de un partido corrupto, sino en términos de unas características del
sistema político y no sólo del sistema político mexicano sino de todo el mundo.
Porque existe la misma desilusión, sobre todo con los partidos de izquierda, en
todos los países.