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Medios y Tecnología

Richard Stallman, con licencia para liberar

Carlos Martínez
arroba

Un pequeño acto de rebeldía, o mejor dicho, de libertad, no solo puede cambiar nuestra vida, sino la de muchos de nosotros. Corría el año 1982, cuando Richard Stallman no pudo mejorar el software de una impresora Xerox, porque esta última empresa se negaba a suministrarle el código fuente. En este momento nuestro protagonista se dio cuenta que se había acabado el tiempo en el que presidía la mutua colaboración entre programadores, y que las grandes corporaciones imponían la filosofía del código cerrado.
Con la edad, al contrario que lo que le sucede a la mayoría, su activismo ha ido en aumento. El propio Stallman declara: " Dudo en si exagerar la importancia de este pequeño charco de libertad" , a propósito del movimiento GNU, " porque las áreas mas conocidas y convencionales del trabajo por la libertad y por una sociedad mejor son tremendamente importantes. No podría decir que el software libre es tan importante como ellas. Es la responsabilidad que yo asumí, porqué cayó en mi regazo y vi una manera en la que yo podía hacer algo al respecto. Pero, por ejemplo, terminar con la brutalidad policial, acabar la guerra contra las drogas, exterminar las formas de racismo que aún conservamos, ayudar a todos a tener una vida confortable, proteger los derechos de quienes realizan abortos, protegernos de la teocracia, estos son temas tremendamente importantes, mucho más importantes que lo que hago yo. Solo quisiera saber cómo hacer algo al respecto".
Este tipo de declaraciones, como sus artículos y opiniones que se pueden leer en su sitio web www.stallman.org, han despertado el odio hacia su persona de los sectores mas reaccionarios. Richard Stallman ha criticado la política exterior de su país, los asesinatos "selectivos" cometidos por el gobierno de Israel, el papel de los medios en el golpe de estado de Venezuela, y apoya campañas como el boicot a Coca Cola o el uso médico de la marihuana.
Este tipo de posturas han colocado a Stallman en el punto de mira de medios ultraconservadores como "Libertad digital", el pasado día 25 de septiembre, su redactor Antonio José Chinchetru ha realizado una acusación de lo más peregrino y absurdo: "Stallman odia la libertad".
Incluso desde un punto de vista liberal clásico, ideología de la que alardean estos medios, no se puede respetar este titular amarillento. Por definición los liberales odian los monopolios, y creen en la competencia como medio para el progreso social y económico. ¿Y qué mayor monopolio existe hoy que el de Microsoft? Además, en un sector en el que es del todo antinatural dicha situación. Es usual que en la distribución de agua potable o en la de energía eléctrica exista lo que se ha venido a llamar un "monopolio natural" pero en la industria del software ¿cómo se explica la situación actual? Microsoft no solo ha impuesto su sistema operativo, sino también su navegador, su paquete de ofimática, su reproductor multimedia...
Todo ello previo pago y con código cerrado.
Toda esta polémica proviene de una entrevista a Richard Stallman, en el que se refería a que los organizadores del Foro Social Mundial y de la Cumbre Mundial de la Sociedad de Información, preferían que se utilizara software libre, cuando RITS (una de las entidades que prestaba el servicio de Hosting) utilizaba la plataforma windows. Desde luego que no se obligó a RITS a ningún cambio ya que es una entidad privada, de hecho tiene planes de migración a software libre todavía no ejecutados, y en todo caso Richard Stallman nunca podría obligar a esta entidad a cambiar del sistema operativo. Bueno, pues por algo tan insignificante como esa declaración en una entrevista sucinta se le acusa de "totalitario", nada más ni nada menos.
A mi personalmente no parece una pretensión desmedida que el servidor donde se aloje la información del Foro Social Mundial funcione bajo Linux, ¿Qué dirían los críticos del Foro cuando conocieran que su web funcionara con windows? No se trata de una restricción de libertad, sino, simplemente, de coherencia.
Pero además de la vertiente ideológica, esta la económica. Brasil, lo sabemos todos, tiene una economía presa de una deuda exterior asfixiante. Marcelo d'Elia Branco, el máximo representante del movimiento GNU en ese país, recordaba al hilo de esta polémica que "Brasil transfiere para el exterior, anualmente, más de mil millones de dólares por pago de licencias de software en un mercado interno que mueve por año tres mil millones de dólares. Esto significa que un tercio de lo que maneja la industria de software en Brasil es transferido, en forma de pago de royalties, a las grandes empresas monopolistas de software estadounidenses. Esa realidad, además de significar un aumento del déficit en la balanza internacional de servicios, torna inviable el desarrollo de empresas de informática en Brasil.".
La defensa de la libertad es una defensa común a todos nosotros, pero "libertades" hay muchas. Si para que la población brasileña consiga unos niveles de vida decentes, hay que limitar el uso de software propietario a determinadas personas, porque así no se evaden recursos a países más ricos, a mi me parece bien, porque soy un defensor de la libertad, sobre todo la libertad de poder alimentarse, de recibir asistencia médica y de acceso a una vivienda digna. Libertades olvidadas por los viejos "liberales".