VOLVER A LA PAGINA  PRINCIPAL
Operación Masacre en Avellaneda

Gran Buenos Aires, domingo 30 de junio de 2002
Sobre los trágicos sucesos en torno a los fusilamientos de los jóvenes piqueteros en la represión del Puente Pueyrredón

A todos los hombres y mujeres de nuestro pueblo:

1- En nuestros barrios y en gran parte del país se vive una realidad de miseria y opresión. Desde nuestros movimientos sembramos valores de dignidad en medio de esta situación desesperante. Como comprende cualquier cuidadano que padece estos males o logra ponerse en nuestro lugar, la dignidad en medio de la injustica, florece en luchas y rebeldía. Nuestras demandas para la jornada en que fusilaron a Darío y Maxi eran:
1) por trabajos dignos y aumentos en los miserables subsidios de empleo, 2) entrega de canastas básicas de alimentos, 3) mejoras en el sistema de salud y educación, 4) por la libertad de los presos por luchar y en contra de la escalada represiva, y 5) en solidaridad con los obreros de Zanón ante las amenazas de desalojo de la fábrica tomada. No pueden acusarnos de violentos por no resignarnos a vivir -o mejor dicho ir muriendo- en la miseria. No van a impedir, ni siquiera a tiros, que luchemos contra la miseria y la opresión
2- Este sistema económico, social y político regido por un capitalismo que está consumando un genocidio social, no deja margen para atender las demandas sociales, y quienes detentan el poder planifican entonces la represión como respuesta a una sociedad que exige cambios. Esta opción represiva tiene sus responsables principales en el poder económico que la instiga, la clase política que la implementa y determinados voceros mediáticos que se regocijan en ser funcionales a esos intereses.
3- El miercoles pasado no hubo sólo una represión criminal contra piqueteros: hubo un completo montaje político- represivo, que en base a mentiras descaradas y fusilamientos por la espalda de jóvenes, intentó dejar un clima social enrarecido sobre el que montar la justificacion para RETOMAR LOS MÉTODOS DEL TERRORISMO DE ESTADO EN EL PAÍS. No se trató de errores y exesos ni las responsabilidades pueden ceñirse a un comisario asesino: el canciller Ruckauf tendrá que explicar su reivindicación del decreto que él firmara en 1975 para "aniquilar" a lo que en aquel momento llamaron "subversión", y que abrió las puertas al genocidio que todos conocemos. El secretario de Seguridad Juan José Alvarez tendrá que explicar las presiones que sufriera de gobernadores como el salteño Romero, en la reunión de Gobernadores en La Pampa hace un mes, donde se le decia que no podrían seguir reprimiendo en el interior del país si el Gobierno no reprimía los cortes de ruta en Buenos Aires. El secretario del Interior Jorge Matzkin tendrá que dar explicaciones por el parte cuasi-militar, que horas antes de que se conocieran las fotos que hecharon luz sobre los fusilamientos, aún sostenía que "la acción armada de piqueteros" era la responsable de las muertes, e invocó la "ley de defensa de la democracia" para "combatir la violencia organizada". El Gobernador de Buenos Aires Felipe Solá tendrá que explicar cuáles son los supuestos "campos de entrenamieto" en el Gran Buenos Aires. El "periodista" Chiche Geldblung deberá decir de dónde sacó el "arma villera" que dicen que portamos en las marchas, y misteriosamente se hace pública una semana antes de esta criminal represión en su programa, que se invoca para señalar nuestra "supuesta acción armada", pero que nunca nadie jamás vio en movilización alguna. El señor Hadad, al menos, debería guardar respeto por los jóvenes caídos, aunque ya ni siquiera eso esperamos de él. CADA UNA DE ESTAS DECLARACIONES Y ACTITUDES COMPARTEN LA RESPONSABILIDAD CRIMINAL POR LOS ASESINATOS DE DARIO Y MAXI, llevados a cabo por una coordinada represión que sólo se explica en el contexto del aval político y búsqueda de justificación social que constituyen las declaraciones recién mencionadas.
4- Como contraparte de tanta mentira, cualquier cronista o ciudadano que se acerque a nuestros barrios se encontrará con una intensa labor comunitaria: guarderías, comedores, centros de panificación, talleres de trabajo y capacitación de oficios... Se toparán con asambleas democráticas cada semana, con talleres de formación y de educación popular... En esto estaban Maxi, en el MTD de Guernica, y Darío, en el Barrio La Fe del MTD de Lanús. Y quien quiera conocer a nuestros "piqueteros", que con orgullo nos vemos reflejados en la militancia de Darío, no tiene más que conocer su corta pero inmensa vida, parecida a la de tantos otros compañeros que, como decimos al principio, en medio de la miseria y la opresión sembramos dignidad y rebeldía. En una sociedad alienada e indiferente, Darío se engrandece por su heroísmo, sencillo y extraordinario a la vez : el compromiso con el trabajo y el estudio cotidianos, la capacidad de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte, la indignación y la combatividad ante la represión, y la inmensurable solidaridad, la más pura, esa que es entrega hasta de la propia vida por los demás; ahí lo vimos, después de enfrentarse con la policía al inicio de la represión, socorriendo a compañeros baleados en la primera línea de fuego, alertando a sus compañeros del barrio para que se retiraran, y negándose a abandonar el cuerpo de otro piquetero caído, sabiendo que estaban matando. Negándose a aceptar la muerte como respuesta, la de Maxi que no conocía, defendiendo la vida, con la esperanza de salvarlo, ofreciendo la suya a cambio... Estos son los valores que expresa esta juventud piquetera que se forma en nuestros movimientos. Ahí, quién lo duda, están las reservas de capacidad y dignidad para avanzar en el profundo cambio social que, con ejemplos como el de Darío, ya estamos conquistando.
5- La estrategia del bloque de poder para justificar el retorno del TERRORISMO DE ESTADO que señalamos, sólo se detiene CON EL MASIVO Y CONTUNDENTE RECHAZO DE TODA LA SOCIEDAD. El 19 y 20 de diciembre aprendimos que con la reacción firme y solidaria de todos los sectores populares no hay Estado de Sitio que logre consolidarse, y que quienes impulsan estas salidas autoritarias se ven repudiados por la sociedad. No pedimos que se solidaricen con los piqueteros, sino que reaccionemos todos en defensa de la libertad de todos. Tampoco sirve ahora dividirnos entre hermanos de este pueblo mirando quíen es más timorato o quién más decidido a la hora de enfrentar las injusticias. Recordemos el poema de Beltold Bretch, y comprendamos que si primero vienen por los piqueteros y no nos importa, después vendrán por cada uno de nosotros, y finalmente por los indiferentes.
6- Por eso el miércoles 3 de julio nos vamos a encontrar en la movilización en la Plaza de Mayo y en todas las Plazas del País, pacíficamente y hermanados todos los sectores de nuestro pueblo, en el repudio contundente al HAMBRE y la REPRESIÓN. El compromiso de cada hombre y mujer de nuestro pueblo, de cada ciudadano honesto, es el mejor homenaje que podemos brindarle a Maxi y Darío, los mejores pibes de esta nueva generación que, como el 20 de diciembre, viene regando con sangre solidaria las calles y las rutas de nuestra Patria.
¡Compañeros Maxi y Darío, PRESENTES!!! ¡¡¡hasta la victoria, siempre!!!

¡ Por trabajo, dignidad y un cambio social!

¡Contra el terrorismo de estado!

Coordinadora de Trabajadores Desocupados "Anibal Verón"

mtd_lanus@yahoo.com.ar - 15-5140-7894
mtdsolan@hotmail.com - 15-5000-2666



Desde el corte del puente Cipolletti- Neuquén, de los compañeros del MTD de Cipolletti y el MTD de Allen Te contamos Dario que... las calles y los puentes se llenaron de indignación y rabia que se hizo coraje, como vos lo querias...
Sentiamos un dolor pesado, denso, cargado de impotencia, desbordante de injusticia, lleno de desesperación.
...Eso nos conducía a la lucha con tu serena presencia. Esa que brotaba de tu palabra tranquila.
Te mataron cuando buscabas la vida, muchas vidas para muchos. Te dispararon en el momento de tu ejemplo cotidiano, el de pensar en los otros por sobre tu propia vida... maravillosa existencia...
por eso nos golpearon muy duro a todos.

Tu sonrisa luminosa de sueños y esperanzas iba adelante nuestro, dibujando los mejores sentimientos... ganándonos el pensamiento.

Eramos muchos compañeros, de muchas organizaciones que te conocieron hoy para reconocerse.
Ahí estabas, en la consigna de todos, en el cantico compartido... y te nombraban a gritos: piquetero carajo
Y brotaban tus mejores deseos: que se vayan todos, que no quede ni uno solo...

Con las mismas esperanzas, esas que brotan de las gomas quemadas...
Con tus mas dignas usanzas...
Corte ...capucha coraje y templanza

La rueda del mate te nombraba y el corazon se estrujaba, porque en la portada, de ese diario negro de manos tiznadas, que entre todos circulaba, vos ahí estabas

Esos montruos que el capitalismo genera, con sus mentes pervertidas de tantas muertes, esa carroña... que ni a los buitres les sirve... creian que te mataban...
Nosotros nos encontramos Dario... en el proximo piquete.

Un abrazo para todos


Disparen contra la Aníbal Verón

por Hernán López Echagüe (*)

(*) Hernán Lopez Echagüe, periodista e investigador, nació en Buenos Aires en 1956. Además de haber publicado artículos en diversos medios de la Argentina y del exterior, fue redactor de las revistas HUMOR y EL PERIODISTA, del diario PAGINA/12, y corresponsal del periódico O GLOBO, de Rio de Janeiro. Entres sus trabajos de investigación se destacan EL OTRO -biografía política de Eduardo Duhalde- (1996), LA FRONTERA (1997), PALITO, DETRÁS DE LA MÁSCARA (1998) y EL HOMBRE QUE RIE -biografía política de Carlos Ruckauf- (2000). Tras el desenmascaramiento que hizo en el libro "EL OTRO" de la nefasta estructura político-mafiosa que sostiene el poder de Duhalde, recibió intimaciones judiciales, y como la lógica duhaldista implica, una feroz golpiza de una de sus patotas. Actualmente vive radicado en Uruguay, y hace frecuentes viajes a nuestro país con motivo de la escritura de su nuevo libro.
Son días cargados de incertidumbre y desazón. La lectura de revistas y periódicos, plagados de análisis desprovistos de sustancia y nervio, y, en particular, de grotescas mentiras, no hace más que magnificar la sensación de vacío y desabrimiento. La desinformación, avivada por la hipocresía y la pereza intelectual de los grandes medios de comunicación, es el lugar común. Las radios escupen infamias. Las pantallas sueltan imágenes y frases engañosas. Una realidad irrefutable que algunas organizaciones de piqueteros han sabido resumir en una consigna que todavía puede observarse en muros y paredes del gran Buenos Aires: "El gobierno nos mea y los medios dicen que llueve".
Se habla acerca de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal Verón con una ligereza y malicia insultantes. "Grupo violento y radicalizado", dicen, con una mueca de desprecio. Mal no le vendría a más de un periodista hacerse una escapada a Lanús, a Solano, a José C. Paz, a Almirante Brown, a la localidad de Allen, en Río Negro, para conocer al menos alguno de los MTDs que forman parte de la Coordinadora. Se encontrarían de cara a un mundo impensado. Cientos de familias sin empleo que, desde la nada, cada día, las patas hundidas en el barro de un asentamiento, intentan sobrevivir con dignidad e hidalguía al gran naufragio argentino. Los emprendimientos que están llevando adelante, con el único sostén de los paupérrimos plan trabajar, y, por sobre todas las cosas, merced a una entrega y esfuerzo dignos del aplauso, del abrazo, son incontables. Comedores escolares, panaderías, bloqueras, talleres de herrería, cursos de lectura, huertas comunitarias y decenas de proyectos signados por el vehemente deseo de un futuro mejor.
A causa de un libro en el que estoy trabajando, tuve la buena fortuna de conocer, y entablar una férrea relación, con los miembros del MTD-Lanús. Pablo, Carlos, Pocho, Nelson, Flor, Luis, Alejandro ... y Darío, el tipazo Darío Santillán. Recuerdo el primer encuentro, en el barrio La Fe, Monte Chingolo, todos sentados en círculo, el trasero apoyado sobre improvisadas banquetas montadas con tablones astillados y bloques de concreto. Corrían los últimos días de febrero. El calor era insoportable. Me decía Pablo: "Tenemos como características la horizontalidad, la autonomía y la democracia directa. Horizontalidad, porque en el MTD no existen puestos jerárquicos, no hay presidentes, ni secretarios generales, etc. Sí coordinadores de tareas. En el MTD todos tenemos los mismos derechos y obligaciones, nadie está por encima de otro. Autonomía, porque somos una organización que no responde a los intereses de ningún partido político, grupo religioso, central sindical u otro tipo de organización. Democracia directa, porque las decisiones del movimiento son tomadas en Asambleas Barriales, donde todos pueden llevar sus propuestas, dar su opinión y cada participante del movimiento tiene un voto. Allí se eligen o remueven delegados o coordinadores de tareas, se construyen los criterios del MTD y se deciden los planes de lucha. La consigna del MTD es Trabajo, Dignidad y Cambio Social. Porque creemos que podremos revertir esta realidad, no con un cambio de gobierno, sino con un cambio de sistema de sociedad donde no haya ningún ser humano por encima de otro, donde no existan ni ricos ni pobres, donde la tierra, el trabajo, la salud, la justicia y la educación estén en manos del pueblo y realmente podamos decidir nuestro futuro".
A diferencia de la clase política, y de buena parte de la sociedad, los miembros de la Aníbal Verón han comprendido, y aprehendido con extrema sabiduría, los episodios de diciembre de 2001, es decir, las muertes, el quiebre brutal del obsoleto sistema de representatividad política; el hastío, en fin, hacia toda forma tradicional de la política. Han comprendido que todo está por hacerse. Y en esa lucha por construir un mundo más llevadero, donde imperen el trabajo y la dignidad a partir de un profundo y definitivo cambio social, se mueven con una alegría y una convicción desmesuradas.
Darío era el símbolo andariego de este novedoso y bienvenido estilo de militancia social. Era un muchacho repleto de vida y grandeza. Ojos claros, de color índigo, ojos apasionados, ojos jugados. Suficiente era observarlo para caer en la cuenta de que en ese cuerpo robusto, más allá de una timidez quizá arcaica, había aires de futuro. Porque Darío gozaba cada abrazo, cada apretón de manos, cada vez que hacía referencia a la lucha que llevaba adelante. No pretendía mucho. Una vida digna. Para él y para todos. Tenía, he sabido ahora, veintiuno.
Aquella calurosa tarde de febrero me condujo por las calles embarradas del barrio La Fe mientras me contaba todos los aprietes de la policía, y de los matones del justicialismo de la zona. Allá, me decía de manera muy apocada pero decidida, apretaron a Juan, una camioneta, tres tipos con armas largas por la ventanilla. Y sonreía con cierta resignación. Después llegamos a la guardería que había construído el MTD-Lanús. Y charlamos. De todo. Pude reconocer en él a un nuevo hermano.
Nos reencontramos a mediados de abril, en el piquete de Donato Alvarez y Condarco, en Monte Chingolo. Un miembro del Servicio Peninteciario Nacional había baleado a Juan Arredondo frente a la Municipalidad de Lanús. Y Darío parecía más firme y seguro de sí mismo. El tercer encuentro ocurrió el primero de Mayo. Un saludo al pasar, porque no había mucho tiempo para la charla. El cuarto, y último, fue diez días atrás. En una reunión del MTD-Lanús, cuando ya el gobierno había lanzado la advertencia: "No permitiremos más cortes de rutas". Mientras caminaba hacia el lugar vi a Darío, su espalda, su pelo largo, el perfil de su barba acaracolada, caminando junto a su novia, más baja, claro. Darío con su brazo derecho sobre el hombro de ella. Minutos después estábamos en una especie de galpón. Delegados de la Aníbal Verón. Y un mate. Y un par de bromas y después cómo organizar ésto y aquéllo. Luego, ya en la panadería del MTD, Darío que aparece, y me abraza, y abraza a todos los que lo rodean, cuando Luis echa a andar la mezcladora.
A Darío, al grandote y generoso Darío, lo mataron. Un artero disparo en la espalda. La prensa de siempre, la que suele obviar las razones de la barbarie, la que suele tomar partido por un estado de cosas que favorece la podredumbre, la miseria, el conformismo, la prensa que suele anteponer el dinero y la buena vida a la información veraz, ha dicho que hubo incidentes. Incidentes. Vaya manera de resumir, de modo arbitrario y jodido, la feroz represión que le atravesó la espalda a Darío, mató a Maximiliano, e hirió decenas de personas que no hacían otra cosa que manifestarse en reclamo de pan, de trabajo, de salud.
En un país apestado de dirigentes y funcionarios afectos al arte de la sofistería, Darío cometió un pecado imperdonable: el de la solidaridad, el de la entrega absoluta, el pecado de permanecer hasta último momento junto al cuerpo malherido de un compañero.
Además de varios heridos, en su corta historia la Coordinadora Aníbal Verón tiene ya tres muertos. El primero fue Hugo Javier Barrionuevo, asesinado en la madrugada del 6 de febrero por Jorge Bogado, puntero político del justicialismo del partido de Ezeiza, durante un corte de ruta en Esteban Echeverría. Ahora, Darío y Maximiliano.
Muchos miembros de la Aníbal Verón han debido escapar de su hogar a las apuradas, temerosos de que, como sucedía en tiempos de dictadura, los sorprenda un violento e ilegal allanamiento. ¿En qué país de morondanga vivimos? En un país donde los medios ponen el grito en el cielo por las vidrieras y los autos rotos, pero callan que en Monte Chingolo, en Solano, en José C. Paz, en diversos rincones del gran Buenos Aires, cientos de desocupados se encuentran viviendo sumergidos en el terror, a la espera de que un auto sin chapa, con cuatro anteojitos negros en su interior, aparezca de improviso. A la falta de empleo, al hambre, a la exclusión, nuestros gloriosos gobernantes han sabido sumarle el terror.
¿Cómo habrá de continuar todo? Difícil saberlo con exactitud, aunque causa ya un hondo pavor siquiera imaginarlo.
Porque los hechos mueven a pensar que el poder político ha puesto sus ojos en la Aníbal Verón. No toleran tanta autonomía, tanta horizontalidad. No les cabe en la cabeza que un movimiento de tamaña envergadura carezca de un líder y rechace todo tipo de alianza con cualquier fuerza política. Por eso Duhalde y su corte celebran la existencia de un D´Elía, de un Alderete. Con ellos se puede negociar a solas.
Manolo Quindimil, intendente de Lanús, suele padecer los efectos de la obstinada democracia horizontal que caracteriza a los miembros del MTD-Lanús. Un día, harto ya de ver una cara diferente en cada audiencia, el viejo Quindimil les dijo: "Por favor, muchachos, estoy viejo, me van a marear, me van a matar del corazón ¿Por qué no eligen a un representante fijo y se dejan de embromar?. Todo seria más fácil, ¿no les parece?".
Por todo esto, porque son el emblema de un estilo de militancia social fundado en la pureza, en el idealismo, en la pasión por la vida, en la solidaridad más inquebrantable (principios, claro está, que el poder político considera subversivos, improcedentes) es muy importante que no los abandonemos a su suerte. Que los acompañemos en su lucha, que no es otra que la nuestra.

Ir arriba -Imprimir esta página