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(3a,
y última entrega de la Clase Pública realizada en la Universidad
Popular Madres de Plaza de Mayo el 4 de julio de 2002, en homenaje a los piqueteros
asesinados por el poder)
David Viñas, periodista y escritor:
Darío y Maximiliano, piqueteros de Avellaneda. Pero no puedo hacerme
el distraído, aunque mire primero qué pasa entre nosotros frente
al asesinato de Darío y Maximiliano, y los fraudes legaloides de Duhalde
y de su ristra.
Hoy es 4 de julio, y apelo al emblema de nuestro amigo norteamericano Jaime
Petras.
4 de julio, día en que se recuerda la independencia de los Estados Unidos.
Paradógica y brevemente: al comienzo de ese proceso revolucionario, nada
menos que en 1776, está la presencia, allá, de los piqueteros
de Boston. Piqueteros yankis, pioneros que salieron, y ganaron la calle contra
el imperialismo inglés de entonces. Piqueteros populares yankis, que
en los muelles de Boston expropiaron, con sus tácticas recién
inventadas, los fardos de té.
¡Expropiaron! esos piqueteros iniciales norteamericanos la propiedad llamada
"privada" y la tiraron al mar...Protesta indignada. Violenta, legítima,
de esos piqueteros bostonianos que señalaron el comienzo de una revolución
maquillada - tergiversada después, desde ya - por la historia oficial,
pero que se prolonga a lo largo del tiempo en las grandes huelgas de Chicago,
en la estupenda resistencia de los indios frente al terrorismo del ejército
de Búffalo Bill y de John Wayne, que practicaba un genocidio llamado
"civilizado", quitándoles las tierras, y metiendo a los indios
en las reservas miserables. Piqueteros de Boston, prolongados en los obreros
asesinados el 1º de Mayo de 1887. Quiero recordarlos este 4 de Julio. A piqueteros
como Sacco y Vanzetti, piqueteros norteamericanos, que salieron a la calle,
llamados por el poder "subversivos", en incluso "terroristas".
Piqueteros norteamericanos que denunciaron en las calles de San Franciso y de
Los Angeles a los feroces bombardeos sobre Vietnam. Piqueteros yankis, que habían
luchado en la guerra de España, en las Brigadas Internacionales, como
mi amigo John, anarquista y carpintero de California, que tiene hoy 92 años.
¡Salud, piqueteros norteamericanos! Que hoy pueden estar humillados, arrinconados,
en aparente silencio, pero que son nuestros aliados allá en la denuncia
y en la lucha contra los Bush, el Pentágono, la CIA, el FBI, el Fondo
Monetario Internacional, los "marines". Y que para simbolizarlos,
apelo, para ponerlo - repito - bajo su emblema, a un gringo cabal como Jaime
Petras. Piqueteros norteamericanos, en este 4 de Julio: ¡Salud!
¡Salud a las Madres de Plaza de Mayo!, inventoras de tácticas locas y
callejeras. Locas. Quijotescas. Viejas...
¡Que viva la locura de la utopía! Subversivas. Primeras piqueteras, pioneras,
en las calles de Buenos Aires. Madres. ¡Mi madre! Subversivas. Piqueteras contra
los almirantes, y los brigadieres, y los generales, y los verdugos, durante
la dictadura militar, y ahora en el 2002, Madres, antiguas piqueteras, modelo
de subversivas, legítimas, auténticas: ¡Salud!
Son más los piqueteros, muchos más. Una larga genealogía
subversiva, linaje callejero de asesinados, que están aquí. ¡Aquí
los convoco!
Sobras estupendas, son. Simbólicamente, en este homenaje a Darío
y Maximiliano, carne de piqueteros. Y que hace unos pocos días algún
politólogo "posicionado" del sistema los negaba precisamente,
cuando alguien señaló el agotamiento de los dos titulados "grandes
partidos tradicionales".
Piqueteros de nuestra historia. ¡Oíd mortales! Los jacobinos porteños
Castelli y Moreno, jóvenes ambos, muy jóvenes, y sus gritos. Acusados
de subversivos y también de terroristas, por el historialismo oficial,
tramposamente santificado, el terrorismo de Estado. Piqueteros como Güemes,
Artigas y el Chacho Peñaloza. Y los mapuches y los ranquelinos, esclavizados
en la Isla Martín García. "Chinitas" y "chinitos"
sirvientes en las casas de "ladies and gentlemen". Y los anarcos de
Plaza Lorea, asesinados por el coronel Falcón, aquí, aquí
enfrente nomás, en 1910; en el mismo momento en que la burguesía
señorial se incllinaba, y le besaba la mano a la Infanta Isabel...
Puesteros argentinos, desde ya acusados de subversivos y de terroristas por
los generales Uriburu y Justo. Piqueteros ametrallados desde los aeroplanos,
en Paso de los Libres. Piqueteros junto a Jauretche y a otros "forjistas"
de 1932. ¡Salud! Salud al Gallego Soto y a los otros piqueteros de Santa Cruz.
Y salud a los piqueteros del Frigorífico Lisandro de la Torre, y a los
piqueteros del Cordobazo, que ganaron la calle, ese espacio revolucionario.
Dario y Maximiliano, no están solos. Piqueteros asesinados en Avellaneda
en el año 2002. Pero también piqueteros en Chiapas, mexicanos.
Y los Sin Tierra del Brasil también se suman a este saludo fraternal.
Emiliano Zapata - no me olvido - piquetero revolucionario asesinado también
por subversivo - y desde ya - por terrorista. Emiliano Zapata. Y Ernesto Guevara,
piquetero. Piquetero de la selva boliviana, asesinado por el ejército
y por la CIA. Y Rodolfo Walsh, piquetero de la palabra y de la acción.
¡Salud!
El Che piquetero y Rodolfo piquetero, están aquí. Darío
y Maximiliano, en buena compañía. Buena compañía.
Piquetero y fraternal, contra la historia oficial.
Contra la historia oficial y contra los Haddad, y contra los Grondona, y los
pobres diablos Nuestdat, "periodistas independientes" así llamados,
que escriben con una mano, y la otra en el bolsillo.
Darío y Maximiliano, ¿quiénes son los aliados?: los antepasados,
las grandes banderas.
¿Y quiénes están en la vereda de enfrente? La del terrorismo de
Estado y su "pichones", con los comisarios y los almirantes y los
Alsogaray y los ministros. Los Massera, los Cavallo y los menematos. Y los jueces
y los financistas y los verdugos.
¡Que se vayan todos! Que se vayan todos. ¡Que ya mismo se vayan! Porque cuando
llegaba la zafra, en una isla del Caribe - en Cuba - se repartían machetes.
Y claramente se decía: " abajo, y de un tajo..." , "abajo,
y de un tajo..."
Jaime Petras, Castelli, Tosco de Córdoba...Vieron ustedes la fotografía
de esa niña de Tucumán, puro hueso y sin carne, ¿la vieron? Es
una piquetera. Y el gallego Soto también. Y Sacco y Vanzetti. El Che
y Rodolfo. Y María Adelaida y Lorenzo Ismael. Y tantos otros muchachos
piqueteros...Lorenzo Ismael y María Adelaida, ¡salud!
Darío y Maximilano, piqueteros de Avellaneda. Como dijo el compañero:
esto no es un pésame. Es un desafío.
No están solos, Darío y Maximiliano. Viven entre nosotros, no
están muertos. Como dijo alguien: "polvo serán, más
polvo enamorado".
Y los del poder, los del poder "trucho", los del otro lado, los del
poder falluto, que ya bosteza. Poder abyecto, que no dá para más,
y se acaba. Y se acaba definitivamente.
¡Que se vayan todos! ¡Que se vayan ya mismo!
Piqueteros de Avellaneda: ¡abajo, y de un tajo!
Herman Schiller:
¡No nos olvidamos! Y no nos olvidamos de Aurora Cidivino, estudiante de esta
Universidad, (aplausos) que fue baleada el 26 de junio, y permanece internada
tadavía, en terapia intermedia, en el Hospital Fiorito. Aurora nos ha
mandado la siguiente carta:
Les escribo desde aquí, la cama del hospital, donde fui gentilmente depositada
por la comparsa de azul por reclamar mis derechos constitucionales al trabajo,
la educación de mi hijo, la alimentación y la vivienda.
Dos balas, compañeros, no son suficientes. Pronto voy a estar con ustedes.
Creo que hoy más que nunca, no debemos claudicar en la lucha. Hoy, más
que nunca, debemos ser más solidarios. Hoy, más que nunca, debemos
decir ¡basta!
Les escribo hoy, miércoles 3 de julio, lamentando profundamente no poder
acompañarlos físicamente, pero creo yo, como los otros 3 compañeros
internados, que estaremos con nuestro espíritu y nuestra mente con ustedes.
¡Hasta la victoria siempre!
¡Luchar y resistir!
Aurora
Vicente Zito Lema, Director Académico de la Universidad Popular
Madres de Plaza de Mayo:
Van tres años de la existencia de la Unversidad, y creo que nunca como
hoy esta Universidad estuvo tan viva. Y no es una metáfora... todos los
que estamos aquí sabemos de qué estamos hablando. No sólo
nuestros estudiantes, nuestros docentes, la gente que trabaja todos los días
en la Universidad, las Madres. Todos los que están aquí vinieron
acaso, para decir que ¡no queremos que la muerte se quede con la última
palabra!
Y es propio también de mí, que reconozca que estamos golpeados
y sacudidos. Y no es que hoy haya empezado la lucha. Somos parte de una generación
muy sacudida, muy golpeada, muy lastimada. Detrás nuestro hay muerte,
hay desaparición, hay prisión, hay exilio, hay persecuciones.
Parecería que fuera un tiempo para descansar. ¡Nadie descansa!
Porque el que descansara hoy, el que olvidara hoy, el que se callara la boca,
tendría que hacerse cargo de demasiada desgracia. Tendría, por
ejemplo, que decir que estuvo bien que lo envenenaran a Moreno, o que lo fusilaran
a Castelli. O que recorriendo toda la historia, estuviera bien cada una de las
muertes que nos causaron, cada una de las desgracias que cargaron sobre nuestra
espalda. Porque habría que decir "¡bien!". Y callar la boca.
Y aceptar este orden. Y reconocer la buena voluntad del Estado para guiar nuestros
pasos. Y de los poderosos para tirar migajas. Y de los alcahuetes que escriben
"¡bien!", para decir bien la muerte, bien la mentira, bien la maldad...
No queremos hacernos cargo de la herencia del poder. Queremos, una vez más,
como si empezáramos una vez más, aquí, hacernos cargo de
lo que queremos hacernos cargo. ¡Que es de la glora, que es de la historia,
que es del sueño de que este mundo lo vamos a cambiar, que esta sociedad
sin sentido de pesadilla la vamos a destruir, y que sobre ella vamos a construir
el socialismo que nos merecemos, el Hombre Nuevo que deseamos, la Patria que
amamos, la felicidad que nos corresponde, la justicia que exigimos, y a la muerte
la vamos a vencer!
Porque la muerte es silencio, la muerte es olvido, la muerte es no tener proyecto,
la muerte es callarse la boca, es escapar cuando hay que quedarse...
Es no hacer lo que hizo - por ejemplo - Darío, lo que hizo Maximiliano.
¡Lo que nunca podrá hacer el poder! Sentir como propio el dolor del compañero.
Decir ¡Sí! Cuando todos callan, alzarse cuando el silencio parece eterno,
y desafiar una y otra vez , hoy, mañana y siempre... Porque sabemos que
hasta el fin de nuestros días la lucha será continua. La lucha
será dura. Aquí no hay retórica, hay conocimiento. Nos
golpearon ayer, nos golpearon hoy, nos golpearán mañana. ¡Triunfar
no es fácil! El poder es fuerte.
¡Pero nosotros estamos vivos!
¡Cada muerto que cayó, cada compañero que callaron grita con
nosotros, se alza con nosotros, pelea con nosotros, y gozará el triunfo
con nostros!
¡Sí, compañeros!