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Los asesinos de ayer son los mismos de hoy
"Ahí está todo: Astiz que entrega a Azucena Villaflor en
la iglesia Santa Cruz, los silencios de un país aterrorizado, las miserias
de los que sabían y callaban, el corajudo crecimiento de un puñado
de mujeres que, al descubrir las atrocidades, se levantaron para pedir que les
devolvieran a sus hijos y nunca aceptaron nada a cambio..."
de Parir en Plaza de Mayo – Osvaldo Soriano
Por Hugo Alberto de Pedro
Dos muertos más en el ancho calvario de las luchas populares en Argentina:
Darío Santillán –21 años- y Maximiliano Costeki –25 años-,
ambos miembros de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados Aníbal
Verón han sido asesinados el 26 de junio del 2002 por uniformados.
No hay más espacios para el largo análisis de los motivos, sino
simplemente para el corto camino de la denuncia y la condena, como también
renovar él: ¡Juicio y Castigo a todos los genocidas!. La clase política
argentina hizo todo lo posible y lo que estuvo a su alcance para que eso no
se verificase en la realidad.
Los culpables y responsables son aquellos que propusieron y votaron la Obediencia
Debida, el Punto Final y los Indultos. Si ésto no queda anulado desde
el Congreso Nacional será imposible llegar a la verdad y la justicia,
que hará posible que "Nunca Más" se repitan.
La democracia ya tiene decenas de muertos en sus espaldas, y seguramente serán
muchas más, si entre todos no les exigimos a nuestros poderes del Estado
que no debe haber olvido ni perdón. Que sepan aquellos que tienen uniforme
que están para servir al pueblo y sus instituciones y no para ser funcionales
a los dirigentes fascistas de turno.
No es odio ni venganza, es solamente MEMORIA, esa memoria que tenemos los militantes
de la vida.
27 de junio del 2002
Hugo Alberto de Pedro
Buenos Aires – Argentina