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MARCHAS CON ANTORCHAS, ESCRACHES Y MURALES
El 24 de las asambleas Las asambleas de vecinos de San Telmo,
San Cristóbal y otros barrios realizaron ayer distintas actividades en
repudio al golpe del 24 de marzo de 1976. Hubo escraches y murales y hasta una
asamblea de niños que expresaron sus propias vivencias de la crisis.
Una marcha de antorchas de vecinos de San Telmo.
El sol todavía pegaba fuerte. Eran las cinco de la tarde y los primeros
vecinos de varias asambleas se empezaban a juntar en San Juan y Entre Ríos.
"Vamos a recorrer el barrio para recordar nuestra historia y cambiar los
nombres de las calles por los de los desaparecidos", contó ayer
a Página/12 Natalia de la asamblea de Matheu e Independencia. Mientras
tanto, en otro punto de la ciudad, la asamblea de San Telmo se lucía
desplegando un numerosas actividades sobre el aniversario del golpe. A la noche
sus antorchas iluminaron el frente de lo que fue el campo clandestino de detención
El Atlético. Los barrios con más historia propia fueron los que
más se prepararon para el acto de hoy.
El primer acto de la recorrida por Boedo se llevó a cabo en Entre Ríos
y San Juan, ya que allí desaparecieron a Rodolfo Walsh. Ahora esa es
la esquina de Rodolfo Walsh y Entre Ríos. A medida que se iban acercando
las asambleas de plaza Martín Fierro, Matheu e Independencia, plaza Garay
y Vecinos de San Cristóbal contra la Impunidad, los vecinos se saludaban
primero con aplausos, después venían los besos y las charlas.
El objetivo de la recorrida fue relatar los hechos de la dictadura y revivir
la memoria a través de la historia de los barrios de Boedo y San Cristóbal.
Una de las vecinas que participó de los actos fue Ayelén. Tiene
13 años y concurre a la asamblea de San Cristóbal de Martín
Fierro. "Voy a escuchar y voto lo que me parece que está al alcance
de lo que se puede hacer. También la ayudo a mi vieja con las compras
comunitarias. Me gusta venir porque me parece que es una oportunidad que tenemos
para salir de esta crisis que es una cagada."
Empezaron con Rodolfo Walsh y una placa que recuerda su desaparición
quedó colocada en el edificio del Banco Nación. Por el megáfono
relataron su vida, su obra y su muerte. Luego siguieron avanzando hasta Humberto
Primo y Entre Ríos para pintar en el piso la primera silueta de un hombre,
dibujos que se repitieron por varias esquinas para recordar el lugar en donde
desaparecieron vecinos del barrio.
En la plaza Dorrego de San Telmo la actividad empezó temprano. A las
11 de la mañana los desocupados del barrio comenzaron a vender comida
a todo el que pasaba. Al mediodía se armó el taller de serigrafía,
una técnica que utilizaron para imprimir entre filetes típicos
del barrio la leyenda "San Telmo tiene memoria" en carteles y remeras
para llevar hoy a la marcha.
Otra de las actividades a las que se sumó más gente fue el taller
de máscaras para chicos, que a su vez sirvió para reunirlos y
armar la primera asamblea de niños de la ciudad. Los participantes tenían
entre tres y diez años. Uno de los temas tratados fue "para qué
servían el dinero y el trabajo". Uno de los chicos respondió
que "la plata sirve para algunas cosas pero no para vivir". Pero el
debate se armó en serio cuando los chicos empezaron a decir que "los
que roban son los bancos". "¿Cómo saben eso?", preguntó
la coordinadora, y los chicos contaron que lo habían visto "en la
tele" o cuando acompañan a la mamá al banco ven "a la
gente sufrir". En ese momento saltó Pablo de 10 años y dijo
que quería ser presidente. Entonces, otro nene de siete le dijo que "iba
a tener que devolver la plata que se habían robado", pero Pablo
retrucó que el Presidente no tiene la plata porque "los que robaron
fueron los bancos". Por lo que el otro contestó que el Presidente
tenía que hacer que los "bancos devuelvan la plata aunque se vayan
del país".
Luego le tocó el turno a Ramón Ayala, quien cantó con su
guitarra. Otra de las actividades fue del grupo Tango Protesta, que representó
la historia del país en una pieza musical. La bailarina representaba
al país, uno de los bailarines era un luchador de la década del
setenta y otro simulaba ser un represor. La actriz Mónica Galán
coordinó los actos. Además en el Museo del Cine pintaron un mural
con una serie de cuadros de película que empieza en 1976 con escenas
de la represión y termina en el 2002 con una asamblea de vecinos. Por
otro lado, en los barrios de Boedo y San Cristóbal, a medida que la recorrida
avanzaba, las calles iban cambiando de nombre. Carlos Calvo pasó a llamarse
Carlos Fernández, Independencia, Horacio Guerrero, y Saavedra, Echeverría
D. La manifestación frenó en Pasco 1032 frente a la casa del represor
Miguel Angel Rovira. Las frases "asesino" e "hijo de puta"
junto con varios dibujos de siluetas fueron pintados en su vereda. Rovira vive
en un chalet de dos plantas con jardín y garage.
Durante la tarde, en la plaza Dorrego se armaron antorchas, y cuando estuvieron
listas empezó la marcha hacia la plazoleta Rodolfo Walsh, en donde se
le hizo un homenaje. Placas con los nombres de los 32 desaparecidos del barrio.
De ahí, se dirigieron a la comisaría segunda en Perú y
Carlos Calvo que trabajó mucho con el chupadero El Atlético para
vociferar por el megáfono los nombres de los 32 desaparecidos seguidos
de sus correspondiente "presente". Los vecinos de los barrios de Boedo
y San Cristóbal ya habían pasado por el local del Partido Nacional
Constitucionalista y el del Modín para expresar su oposición a
los "partidos fachos", y se había dirigido a la iglesia Santa
Cruz donde fueron secuestradas las monjas francesas y Azucena Villaflor. A las
21.00, frente al campo de detención El Atlético, miles de antorchas
iluminaban la noche. Los bombos hacían sonar el candombe propio de San
Telmo mientras un muñeco ardía en llamas.
Informe: Gimena Fuertes