Una revolución en movimiento
“Esta es única, esta es la más grande y la mejor”, juzgó Hebe en su discurso
del final de la Marcha. Y si bien fue la mejor de las últimas marchas, también
es cierto que fue menos concurrida y festejada que las próximas. Discursos reflexivos
y fuertes, sueños tercos y posibles. Un mosaico pintado con los colores de todas
las luchas que agitan y sacuden al país. Otra vez la pasión inolvidable y el
renovado compromiso con la rebeldía y la ternura que inspiran las Madres de
Plaza de Mayo.
Una vez más, la Asociación Madres de Plaza de Mayo celebró en su plaza
liberada la Marcha de la Resistencia, esta vez en su versión número
22 y en reclamo del inmediato cese en el pago de la deuda externa, como
única manera de acabar con el hambre, el desempleo, la falta de vivienda
y educación. |
La marcha confirmó el importante rol jugado por las Madres en los últimos tiempos: aglutinar, juntar, articular todas las luchas de la clase obrera bajo el sol de sus pañuelos blancos. En la marcha dijeron presente representaciones de todos los conflictos que desde hace un año sacuden al país y hacen temblar a los burgueses que controlan el poder.
Además, la Marcha de la Resistencia
sirvió para unir a todos los sectores de la clase trabajadora detrás de
un único planteo y en una trinchera definitiva: la exigencia de no girar
ningún peso más al Fondo Monetario y demás vampiros internacionales. La movilización se había iniciado el miércoles tras una noche de represión por parte de la Policía Federal, que prohibió a las Madres el armado del escenario frente el monumento a Manuel Belgrano, en el vértice de la Plaza más cercano a la Casa de Gobierno. A pesar de ello, la movilización se cumplió con normalidad, superando –incluso- las grandes concurrencias de otras marchas anteriores. Cerca de 15000 manifestantes ocuparon la Plaza de Mayo desde las 15 y 30, hora en que comenzó la habitual marcha de todos los jueves, y se quedaron hasta el momento de los discursos y el cierre posterior con la caminata hasta la sede de las Madres. |
Hablan los piqueteros
Justo al momento de cumplir las 24 horas exactas de resistencia ininterrumpida en la Plaza, comenzaron a subir al escenario los cinco oradores del acto. Todos sus discursos fueron concurrentes en el llamado a movilizarse el próximo viernes 20 de diciembre, a un año de la rebelión popular.
También hubo un rechazo claro a la participación electoral y a la burocracia
que dirige los sindicatos. Primero intervino la compañera Pini, del
Movimiento Teresa Rodríguez. Entre otros conceptos, la mujer, de edad
muy joven y voz decidida y firme, avisó que “no vamos a permitir
que los camiones de carne y los camiones de leche de las grandes empresas
sigan pasando por adelante nuestro y nosotros los miremos pasar nada
más. No puede ser que en Argentina haya una cabeza de ganado por cada
uno de nosotros, pero que nuestros pibes no coman carne”. |
Zanón de los trabajadores
Antes también había hablado Lola Mesa,
integrante del Grupo de apoyo a las Madres, de Barcelona. La mujer, visiblemente
emocionada, señaló en una breve alocución: “Madres, vosotras sois
nuestra referencia en la lucha, el ejemplo a seguir, ese ejemplo que está
lleno de amor, de trabajo incansable, con esa solidaridad al pueblo de
Venezuela, a las FARC, a los Sin Tierra”. El penúltimo orador fue el secretario general del Sindicato de Ceramistas de Neuquén. Con una gorrita puesta para atrás y vestido con la camisa marrón de su trabajo en la empresa arrancada de las manos al patrón señor Zanón, Raúl Godoy agradeció a las Madres y dejó claro que “la clase obrera no es Moyano, no es Daer ni es De Gennaro; son los obreros de Brukman, de Zanón, de Grissinópoli, del Supermercado Tigre”. En otro tramo, el dirigente de los trabajadores de Zanón razonó que “si hay que pelear por un plan, está bien y se peleará; si es por un comedor, y se peleará; si es por ocupar una fábrica, se peleará; pero decíamos ‘vamos por la de fondo, compañeros’, nuestra vida es muy valiosa, entonces si tenemos que poner el cuerpo, que sea para cambiar esta sociedad de explotadores y hacer una sociedad más justa, sin explotadores, y entonces sí, en esa nos jugamos la vida”. |
Hebe: “La revolución está caminando, andemos juntos”
El inicio del final de la Marcha fue el discurso de la presidente de las Madres.
Con voz potente, Hebe de Bonafini coincidió con el ceramista de Neuquén y reclamó
“organizarnos por muchas cosas: el ‘No pago de la deuda externa’ va a
significar que ese dinero ingrese para todas las necesidades de nuestro pueblo:
salud, educación, trabajo, niños felices”.
En otro párrafo, anunció que “las Madres estamos pensando mucho
qué vamos a hacer el 20, y tenemos que decir claramente que la Plaza
el 20 es de los que estuvimos el 20 y no de los que estuvieron debajo
de la cama. Los que llamaron a desmovilizar, como la CTA, no pueden
venir el 20 a la Plaza, que hagan el acto otro día”. |
También, precisó que “la revolución socialista es la única salida”
y que “la socialdemocracia es pura mierda. El sistema capitalista
es asesino”. En una frase por demás conmovedora, la presidenta de las Madres reafirmó la tradición de lucha y la dignidad de la clase obrera y aseveró que “somos piqueteras, asambleístas, nos encanta estar dentro de la fábrica, no hay nada mejor que compartir con nuestra clase, con la clase de nuestros padres, de nuestros viejos, y defenderla a muerte, esta clase de los trabajadores, de los que estamos en la base, de los que estamos ocupando aquí la Plaza. No es poco, compañeros; defendamos nuestra clase, con la vida si es necesario. No dejemos que nos tomen el camino, no permitamos que usen nuestras consignas y sobre todo no nos dejemos ocupar esta Plaza, porque esta Plaza es de los que luchan, es de nuestros hijos, es de los pibes que murieron y asesinaron el 19 y el 20, los piqueteros en el puente, ahora uno en la villa; de los chicos que están presos por luchar, también es de ellos”. Ya casi en el final, Hebe dedicó unas pocas palabras al genocida Massera, quien actualmente se encuentra internado en grave estado de salud, y deseó en voz alta que “se está muriendo Massera, ojalá sufra como un perro y se reviente, que muera hoy”, sentimiento que fue correspondido por la multitud al grito de “hijo de puta, hijo de puta” |
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