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La Fogata con las Madres

Editorial de ¡Ni un paso atrás! Programa del 18/12/2003
A dos años del 20 de diciembre, la rebeldía sigue


Dos años pasaron entre aquel 19 y 20 de diciembre y hoy. Dos años sin los compañeros que cayeron, dos años más con todos los que continuamos el duro, aunque fértil, camino de la lucha, la rebeldía, la solidaridad.
A dos años de aquella gesta –que no fue la revolución sino una de sus tantas batallas-, son las organizaciones populares, sociales y políticas, de piqueteros y de asambleístas, Madres de Plaza de Mayo y trabajadores de empresas sin patrón, quienes se movilizan para recordar el levantamiento popular y repudiar por siempre a los terroristas de Estado que nos reprimieron y se cobraron la fuerza de la rebelión en la vida de treinta y pico de los nuestros.
En estos últimos tiempos se ha informado que mientras el pueblo se alzaba en las calles y la policía del Estado lo asesinaba salvaje y cobardemente, personeros del gobierno de la Alianza aprovechaban el humo de los gases y el ruido de las balas para hacer desaparecer pruebas de las coimas en el Senado, que permanecían ocultas en la Secretaría de Inteligencia.
Más, en la semana anterior al segundo aniversario de la gesta popular, un coimero arrepentido no de su condición de ladrón sino de su silencio previo, opta por revelar detalles del pago de sobornos a los senadores que alzaron la mano y aprobaron la ley de flexibilización laboral. Uno de los senadores denunciado es ahora gobernador provincial. El declarante se busca un abogado de renombre y grandes contactos para que lo defienda. Antes de confesar, se asegura la protección de la justicia para su familia, esa misma justicia que no evitó los fusilamientos del 20 de diciembre, ni protegió a los familiares de los muertos, ni investigó la responsabilidad política en la masacre. Por su parte, la Unión Industrial Argentina exige rigor y orden en las calles, al tiempo que prominentes empresarios demandan la continuidad de esa ley manifiestamente fraudulenta. Ese es el contexto de indignación, de hartazgo, de vergüenza, que rodea el nuevo aniversario del argentinazo.
A partir de la declaración, esa ley de muerte contraria a los intereses y la dignidad de los trabajadores puede estimarse en otro precio aun más ultrajante que el ya conocido: la flexibilización laboral que representa más enfermedad obrera, más pulmones obreros, más explotación obrera, más alienación y destajo y menos gozo y esparcimiento obreros, le salió al gobierno de De la Rúa, socio del imperialismo y el FMI, cinco millones de pesos-dólares, pagados con dineros públicos provenientes del fango de los fondos reservados de la SIDE. Eso es lo que valen los trabajadores para el "Honorable Senado de la Nación".
El pueblo, en cambio, tiene sus héroes de verdad, con barro en los pies y en su práctica política furia, ternura y responsabilidad. Son los piqueteros. Son Kosteki y Santillán. Son las Madres de Plaza de Mayo. Son los obreros que reabren las fábricas cerradas por sus ex patrones y comparten el trabajo con los desocupados. Son los campesinos que toman tierras ociosas para procurarse su alimento sin depender de la limosna extorsiva de los señores feudales que gobiernan las provincias del país.
Cortan rutas, sí. Ocupan las plazas, también. Resisten con gomeras las balas de verdad de los gendarmes. Miran a sus hijos a los ojos y les invitan pan ganado con los juanetes de las manos. Enseñan a amar a sus compañeros como a la revolución. No tienen un solo minuto para sí en los noticieros de la radio o la tevé, ningún centímetro describe sus virtudes en los diarios de gran circulación. Sin embargo, trabajan haciendo el mundo otra vez, abrigando al hombre nuevo con gomas que arden en los caminos que ya no caminan las distancias de la patria. No son, por suerte para la salud social de la nación, senadores.
La historia de la dignidad y de la osadía de transformarlo todo, debe a ellos el triunfo de no haber permitido que se corte por lo más delgado el hilito sisal de la resistencia y la lucha por la justicia y la igualdad. Pasaron dictaduras militares, tirana civilidad, senadores, represiones, y el sueño socialista no se acaba. Sigue. Viene del fondo de los siglos, de los sótanos de la legalidad. Sopla tempestades desde las alcantarillas, como la vez que fue 20 de diciembre en el sur, hace dos años, y cayó jueves, como todos los días de las Madres de Plaza de Mayo.