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La Fogata con las Madres

Jueves en la Plaza, con las Madres - 13/2/03


Al término de la Marcha del jueves 13 de febrero de 2003, habló Hebe de Bonafini

Acá en la Plaza, como siempre pasa cada jueves, hay un compañero de Milán, que se llama Romano, de un centro social que se llama Micene, que trajo algo para las Madres. Él les va a hablar.
Romano: Yo solamente debo agradecerles por todo lo que ustedes hacen, y por todo lo que han hecho. Todo esto es muy importante porque ustedes son un punto de referencia para nosotros. Otra vez gracias.
Muchas gracias, compañero, por tenernos como referente.
Me pasó hoy otra cosa más: un compañero que estaba en Génova cuando mataron a Carlo, me dijo hoy aquí que él me escuchó cuando yo les dije a los jóvenes que no saliéramos como locos, porque si no la marcha no se iba a hacer. Que pensáramos que Carlo había dado su vida por lo de Génova y que teníamos que poder hacerla como él quería. Bueno, ese compañero está hoy aquí en la Plaza y ha venido a acompañarnos. Gracias, compañero, por estar en la Plaza.
Y yo estuve en Puerto Rico, y ahí está la isla de Vieques, adonde está la marina norteamericana. Ellos dicen que no tienen más la Escuela de las Américas, pero la han puesto ahí. Y ahí vive una viejita de más de 85 años, que no se quiso ir de la isla, porque dijo que era ése su lugar. Y unas compañeras que la trajeron para que me vea y converse conmigo, como finalmente lo hice, vinieron hoy a la Plaza y en nombre de ella nos trajeron a las Madres esta remera que dice "Fuera los yanquis de la isla" y unos volantes. La compañera se tuvo que ir, porque tiene que tomar un barco, ya que sólo vino por un ratito, pero ese ratito le alcanzó para venir a la Plaza. La compañera no está, pero nosotras estamos sumamente agradecidas.
Esta Plaza es del mundo, como ya lo dije alugna vez. Que ya no nos pertenece sólo a las Madres, que no es sólo de este país, que no es sólo de Sudamérica. Pero que sangra cada vez que un pueblo sangra. Y ayer y hoy, los hermanos bolivianos siguen sangrando. Les quieren rebajar los sueldos, como aquí, con un invento, diciendo que es un impuesto. El impuesto sólo era para que los trabajadores ganen menos dinero. Son las condiciones del Fondo Monetario, como aquí, donde las impone cada vez más. Y esto de que vamos a mandar soldados a la guerra, son imposiciones del Fondo. Acá a los militares les gusta jugar a la guerra.
Duhalde y Ruckauf, todos mafiosos. Hoy está Duhalde, tiene la ventana abiera. Que escuche: (apuntando el megáfono hacia la Casa Rosada)
¡Duhalde, hijo de mil puta que querés hacer la guerra! ¿Con qué soldados vas a hacer la guerra? ¡Mandá a tus hijos, si querés la guerra que vayan ellos!
Las Madres decimos No a la guerra. Vamos a ir el sábado 15 a la marcha, a las 5 de la tarde, en Las Heras y Pueyrredón. Las Madres ya hicimos una marcha, y yo el 15 de marzo parto a Iraq, junto a un grupo de compañeros de todo el mundo, para hacer de escudos humanos, para que no bombardeen, para que no se hagan dueños otra vez de ese pueblo valiente y aguerrido.
¡Y tenemos que escuchar tantas pavadas!: se pelean por un escudito, por la foto de Perón y Evita que la pisotean todo el día. Pero nosotros estamos en otra cosa, acá pasan cosas muy graves, compañeros. Y esas cosas tan graves que nos están pasando las quieren tapar con las peleas internas de los partidos políticos. Los partidos ya no dan más. Están abslutamente muertos, pero tan muertos que ni siquiera entre ellos dan señales de vida.
La Plaza, esta Plaza que es de nuestros hijos, en esta Plaza donde les decimos a los compañeros bolivianos que estamos junto a ellos, que los queremos, que sigan peleando, que sigan luchando. Los compañeros bolivianos son muy valientes y luchadores. Y siempre ha sido un pueblo muy aplastado, muy dominado. Los yanquis se quieren adueñar del mundo. El Fondo Monetario cada vez que quiere o intenta dar algo, es mucho más lo que nos pide: ferrocarriles, agua, petróleo, la vida. Y nos quedan los piqueteros, las asambleas, los hombres y mujeres que toman las fàbricas, valientes, que no se resignan, que no se van a resignar nunca a vivir de rodillas ni ante los mafiosos como Duhalde y Ruckauf, y menos ante el Fondo Monetario.
Tal vez vayamos a morir muchos más en este país y en esta Latinoamérica que está encendida, en esta Latinoamérica que tiene a Colombia, Argentina, Uruguay, a los Sin Tierra de Brasil, la gente que no sabe ya qué hacer para poder comer. El hambre avanza, mata más que las balas. Y el hambre viene de la mano de los políticos, que están subordinados, arrodillados y agachados ante el Fondo Monetario.
La mujer de Duhalde es otra gran hija de mil puta, que nos quiere hacer creer que con una bolsita de comida va a arreglar el asunto. La lucha no pasa por ahí, la lucha es por el socialismo y la revolución. Hace muchos años la empezaron otros: la empezó el Che, la siguieron nuestros hijos, y hoy estamos nosotros: los piqueteros, las asambleas, las fábricas tomadas, la Plaza, la Madres, los estudiantes y todos los que no queremos ver más a niños en la calle llorando y muriendo porque tienen hambre. Gracias.