JUEVES EN LA PLAZA, CON LAS MADRES
"Hoy tenemos que hablar de Trelew"
Al finalizar la marcha del jueves 21 de agosto, habló Hebe de Bonafini, la presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo Hoy tenemos que hablar de Trelew, del 22 de agosto del ’72.
Tenemos que hablar de Trelew porque aunque nosotras nacimos después, nos sentimos también Madres de esos compañeros. Esos compañeros de quienes no conocemos sus familias, pero que sí sabemos que, igual que nuestros hijos, habitan esta Plaza.
Y la habitan para darnos fuerza y la habitan para mostrarle al mundo que no han muerto.
Tenemos que hablar de Trelew, como siempre las Madres hacemos, con mucho respeto, pero también con mucha bronca de no haber entendido aquel 22 de agosto del ’72, qué pasaba en Trelew y en la Base Almirante Zar. Por lo menos en lo que respecta a lo que a mí me pasaba, que, "irrespetuosamente", lo escuché en la cocina tomando mate. Y mis hijos me explicaban y a mí me parecía que exageraban. "Irrespetuosamente" miraba la televisión y me creía lo que la televisión decía. Me creía que la televisión me decía la verdad. Y lo veía como una película.
Por eso desde aquí, desde esta Plaza que estoy segura que habitan, les pido perdón a los compañeros de Trelew por haber sido tan "irrespetuosa" de escuchar sentada en la cocina tomando mate la gesta heroica que ellos hicieron y el genocidio que estaba cometiendo uno de esos radicales famosos.
Habitan esta Plaza porque fueron guerrilleros heroicos, porque prepararon la fuga de una manera increíble. Cada vez que leo el libro de Paco Urondo o el libro de Constantini, y leo las cosas más pequeñas, cómo las mujeres preparaban las camisas, cómo los varones hacían los cinturones, los colgantes que algunos querían llevar en su cuello con las fotos de sus hijos. O las cartitas que sus hijos les mandaban. Y esto es un rescatar nuevamente y cada vez más, decirle a la gente que no hay revolucionario que no lo haga por amor. Un revolucionario nunca es terrorista. Hace lo que hace porque ama intensamente al otro. Y lo demostraron los compañeros con lo que hicieron, cómo prepararon esa fuga, y cuando los fusilaron y tenían colgando en su cuello ese cordoncito, en esa pequeña bolsita, las fotos y las cartas de sus hijos, que las llevaban encima sabiendo que podían morir, por ellos y por nosotros.
Por eso cada vez más tendríamos que ir rescatando esas vidas ejemplares, también de aquellos que se salvaron y volvieron al país y pasaron a ser desaparecidos. Todavía hay tanto que hacer en este país, tanto que hablar, tanto que rescatar… Yo estoy muy contenta de que a algunas calles les hayan puesto "Pueblo de Iraq", pero más contenta estaría que a muchas calles les sacaran el nombre de algunos políticos miserables y les pusieran "22 de agosto", como un homenaje a los compañeros que bien se lo merecen.
Y ojo: estoy muy contenta que les hayan puesto "Pueblo de Iraq", pero hace falta mucha reivindicación para mostrarle a la juventud que no eran ni terroristas ni locos, ni todo lo que hoy dicen algunos de la derecha, que están a cargo de los medios. Ni el significado que le quieren dar a aquellos que quisieron, amaron y trataron de hacer la revolución.
La revolución sigue marchando en diferentes lugares. En nuestras casas, en las escuelas, en muchos lugares donde estamos aquellos que no nos conformamos con lo que pasa.
Están soplando nuevos vientos, es verdad. Estamos contentísimas con la visita de Hugo Chávez, con nuestra Universidad, con nuestra Cátedra, esta Cátedra de historia Bolivariana.
Contentas no, satisfechas, con estas medidas que se están tomando, pero falta mucho todavía. No pagar la deuda con lo que tenemos, con lo que está ahorrado, o no pagar la deuda con el dinero que tenemos, es importante. Que el Presidente haya dicho que la deuda es impagable me parece fantástico. Lo que hay que decidir es "No pagar la deuda externa", porque no les debemos nada y ellos nos deben a nosotros. Y nos deben vidas y alguna vez se las cobraremos.
Hasta el jueves