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La Fogata con las Madres

JUEVES EN LA PLAZA, CON LAS MADRES

"A Astiz hay que condenarlo aquí, porque se llevó a nuestras Madres"

Al terminar la marcha del jueves 17 de julio de 2003 en Plaza de Mayo, habló Hebe de Bonafini, presidenta de la Asociación Madres de Plaza de Mayo.
Cuando el Señor Presidente fue a París, se encontró con una mujer, la señora de Tello, que tiene tres hijos desaparecidos. Desde entonces se está hablando de que hay que juzgarlo a Astiz porque se llevó a las monjas francesas y a los familiares, y que hay que condenarlo y llevarlo a París...
Perfecto. Pero resulta que nadie dice, porque nadie se quiere jugar, que Astiz - para los que no saben - se infiltró en las Madres, nos dijo que tenía un hermano desaparecido, nos dijo que se llamaba Gustavo Niño, que quería denunciar al hermano, que le permitiéramos estar con nosotras. Y éramos tan estúpidas en 1977, que le creímos. Inclusive, dos Madres lo acompañaban cuando iba a tomar el colectivo, porque teníamos miedo de que se lo llevaran, porque era 1977.
Se infiltró en las Madres y señaló a las mejores, señaló a las Madres más combativas, señaló a las Madres que nos enseñaban, porque estuvo más de medio año infiltrado.
Azucena Villaflor de De Vincenti, que fue la creadora del movimiento, la que dijo "Vamos a la Plaza", que sabía lo que era la política, que sabía lo que era la lucha porque venía de una familia peronista muy luchadora que había pasado la cárcel, y ella misma había sido sindicalista.
Esther Balestrino de Careaga, que venía huyendo de la dictadura paraguaya, una militante revolucionaria, que se acercó a las Madres con otro nombre porque no podía decir el verdadero porque era perseguida y buscada, que fue una de las primeras de la Operación Cóndor.
Y Mary Ponce, una mujer que trabajaba en la base combativa de la Iglesia. Fueron señaladas y secuestradas entre el 8 y el 10 de diciembre.
No se infiltró en las monjas francesas, a quienes sí se las llevaron. No se infiltró en los familiares franceses, sino en las Madres, para destruir el movimiento que habíamos empezado catorce y que ya, a fin de año, reunía a doscientas. Señaló a las mejores Madres para que se las llevaran y a nosotras nos dijo: "No, es una operación por drogas". Eso dijeron los milicos en el secuestro.
Y todavía, hasta ahí, las Madres pensábamos: "¡Ay!...dónde estará ese muchacho rubio, Gustavo Niño, no lo vemos..." Creíamos que a Gustavo Niño también se lo habían llevado, porque se llevaron a un grupo de jóvenes, a las monjas y a las Madres. Pero a los dos días, reunidas en una confitería, lo vemos pasar. Y ahí nos da un poco de temor, pero no lo pudimos alcanzar.
Recién en marzo de 1978 pudimos saber la verdad, por una denuncia de una muchacha que había estado en el campo de concentración de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), donde fueron llevadas nuestras compañeras, torturadas brutalmente y hechas desaparecer.
Esa compañera que estuvo ahí denunció que en la Embajada Argentina y en la Casa Argentina en París, había un hombre que se hacía llamar Escudero, que se había hecho llamar Gustavo Niño entre las Madres, y que era el capitán Astiz. Recién en marzo de 1978, y ahí lo empezamos a buscar y ahí lo perseguimos y lo denunciamos.
Pero nadie, nunca, de todas las denuncias que hicimos las Madres a los gritos y escritas y de todas formas, ni los periodistas corruptos que tenemos en este país, se quieren hacer cargo - porque es demasiado - de saber que la Escuela de Mecánica de la Armada, con la complicidad de muchos políticos y de una gran parte de la Iglesia, permitió el secuestro y la masacre de las Madres.
No sé si mañana vamos a presentar un escrito, pero sí vamos a hacer hoy una denuncia pública, a todos los medios, para que se animen de una vez por todas a decir: a Astiz hay que meterlo preso aquí, porque secuestró aquí. No me importa que el Ejército diga lo que diga. No me importa lo que diga el Ejército, me importa un pito. Pero estoy harta.
Hace un rato hablé con el abogado de las Madres en París, Nuri Albalá, y le pedí que aunque sea él diga esto, porque los franceses no son paladar negro, ni son mejores que nosotros y entonces hay que condenar a Astiz porque se llevó a los franceses.
¡No señor! ¡Hay que condenarlos porque se llevó a nuestras Madres, por eso hay que condenarlo! Por eso estoy caliente y lo digo aquí, frente a la casa de gobierno, para ver si se despiertan un poco también de que hay que condenar aquí a los asesinos que se llevaron a nuestras Madres.
Gracias, hasta el jueves que viene.