JUEVES EN LA PLAZA, CON LAS MADRES
"Para hablar de Patria, los asesinos, a la cárcel, y los desocupados, con trabajo"
Al finalizar la marcha del jueves 31 de julio de 2003, habló Hebe de Bonafini
El mundo se alborotó y se conmocionó por estos temas en los que las Madres desde hace tantos años venimos batallando. Este grito en la Plaza, que tiene más de 26 años, de "¡Cárcel para los asesinos!"
Al haber derogado el decreto de De la Rúa se dio paso a la idea que los asesinos puedan ser condenados en otros países. Las Madres pedimos que sean encarcelados, más que juzgados, porque ya están recontrajuzgados con todo lo que hemos presentado durante años y años en los tribunales y en todas las partes del mundo donde había un foro. No quedó país ni foro donde las Madres no nos hayamos presentado para denunciar, para condenar a tanto asesino.
Se habla también, que a lo mejor la Obediencia Debida y el Punto Final van a ser declarados inconstitucionales. Las Madres queremos que los asesinos sean condenados y puestos en prisión aquí, porque los crímenes se cometieron aquí, en este país. Porque Astiz, como dije el jueves pasado, secuestró a tres de nuestras mejores Madres y nadie se quiere hacer cargo de este horror que significa que tanta gente se calló aquel 8 y 10 de diciembre de 1977, cuando secuestraron a tres de nuestras mejores Madres. Las llevaron a la ESMA, las torturaron, las violaron y las tiraron al río y nadie habló. Por eso ahora nadie quiere repetirlo y nadie quiere hacerse cargo.
Esto es un genocidio y como tal hay que juzgarlo. No de a uno. ¡Qué cuarenta y seis! ¡Cuarenta y seis mil…! Acá están los médicos que actuaron en la tortura; están los médicos parteros; están los odontólogos que les aplicaban en las muelas a nuestros hijos las terminales para que la tortura fuera más fuerte; están los cuatrocientos cuarenta jueces con nombre y apellido de cada juzgado del país que nos decían: "Señora, no lo busque, su hijo o su hija se fueron con otra mujer o con otro hombre". Esos también son responsables porque no los buscaron, no fueron a los campos de concentración.
Y también están los curas, la mayoría de los curas eran capellanes del Ejército, la Marina, la Policía, la Aeronáutica, la Gendarmería. Capellanes de esos lugares donde estaban nuestros hijos, donde se los llevaban. No nos pueden decir que no sabían. Los obispos cobraban sueldos de juez de instrucción, y participaban directamente apoyando la tortura y la muerte de nuestros hijos. Los obispos y los curas alentaban a los asesinos después que tiraban a nuestros hijos vivos al río y al mar, y consolaban a quienes los tiraban diciéndoles que estaba bien, que era un bien para la patria.
Y la burocracia sindical, esa burocracia que señaló a los compañeros combativos que realmente luchaban por el salario, por los beneficios para los trabajadores. La burocracia los señaló para que se los lleven, porque así ellos se convirtieron en estos gordos ricos, que nos hacen creer que tienen una central de trabajadores. ¡Es una central de atorrantes, delatores y cómplices!
Por eso, compañeros, esto es genocidio y si se va a juzgar aquí, porque van a declararse inconstitucionales las leyes, de esto tenemos que hablar. Acá hay muchos "particulares" o "civiles", muchos políticos que miraron para otro lado y dijeron: "Está bien, son terroristas, hay que hacerle caso a Videla". Muchos partidos de izquierda que decían que Viola era democrático. No nos olvidamos cuando el Partido Comunista dijo que Viola era democrático y que las Madres no entendíamos de política.
Compañeros, acá hay muchos responsables. Los milicos no lo hicieron solos, el genocidio hay que juzgarlo como genocidio y tienen que ir a la cárcel, no de a uno, no en la casa porque son viejos, no porque están enfermos. Porque los presos que están enfermos están en la cárcel. Y nada de que vayan a los cuarteles, como ahora, que nos quieren hacer creer que están presos y resulta que cada uno pidió el cuartel adónde quería ir. Es como si me pusieran presa a mí y me llevaran a la Casa de las Madres. Yo estaría encantada porque es el lugar donde vivo.
Así que, compañeros, estamos muy contentas de las decisiones que está tomando el Señor Presidente, nos parecen buenas y valientes, pero ahora hay que ver, como dije hace dos meses, hasta dónde se va a enterrar el cuchillo. Porque para sanear, para salvar a este país, si queremos empezar a poder hablar de Patria, a poder decir "nuestro Presidente" y "nuestro Gobierno", los asesinos tienen que ir a la cárcel y los desocupados tienen que tener trabajo. ¡No hay otra, compañeros!
Gracias.