12 de diciembre del 2002
Cada vez más gente en la Plaza de Mayo
Continúan llegando columnas de piqueteros a la Marcha de la Resistencia
Madres de Plaza de Mayo / Indymedia Argentina
Alrededor de las 15 y 30 ingresó a la Plaza una columna de 500 personas
del Movimiento Teresa Rodrígues, seguido de una impactante columna de
1500 personas del MTD Aníbal Verón y por últimos, a las
16 hs, una columna de 250 personas de CUBa (Cooordinadora de Unidad Barrial).
La clásica vuelta a la pirámide se trasladó a una vuelta
a la Plaza, debido a su masividad. Estas nuevas columnas se suman a las de estos
y otros movimientos populares que están desde ayer en la plaza y fueron
llegando durante toda la noche y la mañana de hoy.
Mucha gente y muchas banderas en la Marcha. El color y la alegría
de la resistencia y la lucha. La conmovedora entrega de las Madres. La ternura
que ellas despiertan en todos los sectores del campo popular. Todo hace prever
una concurrencia inolvidable para cuando hoy por la tarde, finalice esta nueva
Marcha de la Resistencia.
A las seis en punto de la tarde del miércoles 11 de diciembre, una treintena
de Madres de Plaza de Mayo portando una extensa bandera con la consigna "No
al pago de la deuda externa" –lema convocante del acto-, dio comienzo a la vigésimo
segunda Marcha de la Resistencia, que finalizará 24 horas más
tarde en la misma Plaza de Mayo, desde donde partirá una movilización
hasta la sede de las Madres en el barrio de Congreso, como todos los años.
Antes de la caminata del final, será la hora de los discursos. En el
micrófono se sucederán un representante de los piqueteros, un
miembro del Grupo de Apoyo a las Madres en Barcelona, un trabajador de la empresa
recuperada Zanón y Hebe de Bonafini.
En esta ocasión, y como no sucedía desde la época de la
dictadura militar, la Policía Federal, cumpliendo expresas instrucciones
del Jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, impidió
a las Madres desarrollar su histórica Marcha en el sector de la Plaza
de Mayo más cercano a la casa fr gobierno, que permanece vallado y al
cuidado de cerca de 100 oficiales y dos decenas de efectivos de la Guardia de
Infantería. El hecho evidencia la escalada represiva que han asumido
a coro los gobiernos nacional y local durante el último año, temerosos
ante el impresionante avance popular iniciado en las jornadas del 19 y 20 de
diciembre del año pasado.
No obstante ello, las Madres no se han dejado intimidar y han vestido la Plaza
con todos los símbolos de su lucha de casi 26 años. Pañuelos
blancos, pasacalles, fotos de sus hijos desaparecidos, varios puestos de venta
de publicaciones y remeras, un stand de la Universidad Popular y otro de la
Librería, más algunas mesas de organizaciones políticas
amigas de las Madres, conforman una postal de la resistencia pocas veces vista
en las últimas versiones de la Marcha. El escenario desmontado por la
policía en la noche anterior fue armado sobre un costado de la Plaza,
frente al Banco de la Nación. De allí abajo transmite incesantemente
una radio abierta, que no deja de pasar música y leer la infinidad de
adhesiones enviadas a las organizadoras del acto.
Mientras caen las primeras sombras sobre la ciudad, el rincón de Buenos
Aires donde se desarrolla el acto de las Madres permanece muy concurrido, con
cerca de dos mil manifestantes en las primeras tres horas de marcha. Ayudadas
por el fuerte viento que sopla sobre la Plaza de Mayo, flamean durante la movilización
un centenar de banderas de las agrupaciones piqueteras antiburocràticas,
de centros de estudiantes, de asambleas barriales y de partidos de izquierda.
Entre los presentes se encuentran también miembros de la agrupación
HIJOS.
La Plaza luce repleta de carteles y pasacalles, casi todos con la consigna central
del acto. La leyenda "No al pago de la deuda externa" se repite por los cuatro
costados del lugar donde los concurrente no dejan ni un instante de marchar
en redondo. Además hay un estructura de andamios que varios compañeros
de la Universidad de las Madres colocaron sobre la histórica pirámide
de Mayo, en el centro de la Plaza, absolutamente cubierta por miles de fotos
sin nombre, de los treinta mil desaparecidos. También, sobre el vértice
de la Plaza, en la entrada por la Avenida de Mayo, fue armada otra inmensa mole
de metal, que soporta el peso de un telón de 50 metros de lado, con el
pañuelo blanco de las Madres y la inscripción "Ni un paso atrás".
Ante la cercanía de la noche, los compañeros comienzan a intercalarse
en el descanso sobre el césped de la Plaza, aunque sin abandonar la marcha
ni por un instante. Mientras unos toman fuerzas para continuar la caminata,
otros se renuevan en las baldosas rojas de la Plaza de Mayo, transitada por
miles y miles de pasos cada hora. Termos de mate y zapatillas cómodas
acompañan a los manifestantes en el esfuerzo que conlleva esta conmovedora
movilización.