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Adelanto exclusivo
¿Quién mató a Michelini y Gutiérrez Ruiz?

Claudio Trobo

BRECHA


"Asesinato de Estado" muestra la actuación política de Héctor Gutiérrez Ruiz y Zelmar Michelini, que prefigura su enfrentamiento con una dictadura que termina asesinándolos. Su autor, Claudio Trobo, documenta cómo se decide el crimen, cómo se lleva a cabo y se impide toda investigación sobre el caso. Y cómo en tiempos posteriores se perpetúa la protección a los asesinos. BRECHA reproduce el inicio, algunos pasajes y parte del cierre del trabajo.*

SI SE TIENEN LAS MANOS LIMPIAS
Hace 17 años cerrábamos el libro ¿Quién mató a Michelini y Gutiérrez Ruiz? diciendo: "Hoy el Uruguay ha recobrado la democracia, pero no el derecho de saber lo que pasó en este oscuro tiempo. Perseguir la verdad sigue siendo inconveniente. Desde algunos centros de poder se lo considera desestabilizador". La censura sobre éste y otros crímenes de la dictadura hace patente la gravitación y el poder que aún mantienen los culpables materiales pero, sobre todo, los autores intelectuales de esos asesinatos. Porque si se tienen las manos limpias no se obstruye una investigación. Y nadie que no sea pieza central en el manejo del país puede impedir durante tres décadas que la justicia haga su tarea, sobre todo cuando el Estado de derecho, para otros casos, ha vuelto a regir las instituciones desde hace casi veinte años. [...]
LA VIVENCIA DE MATILDE
La esposa de Gutiérrez Ruiz, Matilde Rodríguez Larreta, recuerda así el secuestro:
"Él llegó a casa, serían las doce y media, y yo todavía no me había acostado. Y nos fuimos a dormir y, a la hora, esa sensación de que no ha pasado mucho rato, pero no sé exactamente la hora, no miré el reloj. Algunas veces digo una y media y otras dos y media o tres. No sé. Golpearon muy fuerte la puerta. Unos golpes brutales. Una puerta antigua en un departamento antiguo. Y nosotros teníamos el dormitorio muy cerca de ahí, y saltamos inmediatamente. Cuando llegamos ya estaba abierta la puerta, abierta a golpes. Y había un hombre muy grande que la había violentado. No sé cómo lo hizo. ¡Era una bestia!
Después he visto a ese hombre descrito en otros operativos y es increíble; Rodríguez Larreta en su denuncia -que transcribimos- dice que tenía esa especialidad. ¿Y cómo ese personaje no va a estar identificado? Rodríguez Larreta dice que lo vio. Su testimonio es contundente, es fundamental. Además hay 26 personas que están hoy todas en Uruguay, que fueron testigos y todas les vieron las caras. Todas estuvieron en Orletti.
Eran ése y cuatro más. Mi visión era de cinco hombres, aunque me puedo equivocar. El impacto es terrible. Estaban en una actitud absolutamente violenta. Es más, yo siempre pensé que actuaban como drogados, porque una violencia así contra gente que no conocen, que no tienen ni idea de quién es...
Estuvieron mucho rato y robaron absolutamente de todo, de todo lo que se pueda imaginar. Estuvieron mucho rato, aunque es difícil calcular cuánto, pero fue más de una hora. Fue muy largo. Mientras tanto mi marido estaba ahí, en el líving. Ellos recorrieron toda la casa, entraron en el cuarto de los chicos. Vaciaron todo. Los objetos de valor. ¡Una facilidad brutal para detectarlos! Sabían perfectamente dónde podían encontrarlos y se llevaron todo, todo. Dinero, alhajas, todo lo que pudiera ser de valor. [...] Todo. Hicieron un desvalijamiento de la casa.
Y después, cuando quiero hacer la denuncia en la seccional no se me acepta nada. Cuando voy a hacer la denuncia, lo único que queda registrado, y con mucha insistencia de mi parte, y tuve que volver en la tarde, es que había perdido los documentos. Porque yo los necesitaba para hacer gestiones, y así no podía hacer nada, ni mandar un telegrama. Precisaba una constancia de la jefatura que me acreditase que no tenía documentos. De que se habían llevado a mi marido, nada.
Estuvieron desvalijando toda la casa, durante una hora. Siete valijas enteras se llevaron. Todas las que había. Todo tipo de papel. Volcaban los cajones de los escritorios. Y así marcharon apuntes de historia, papeles míos, cualquier cosa".
LUIS PEDRO MICHELINI
Uno de los hijos que estaba con Zelmar Michelini, recuerda:
"Cuando ellos irrumpen estábamos los tres durmiendo. Ni recuerdo la hora. Sé que fue de madrugada. Abrieron con una llave común, que se las dio una persona del hotel, o abrió ella. Entraron varias personas. Me han preguntado varias veces si yo podría distinguirlas y he dicho que no. Yo lo único que me acuerdo es de una cara cuadrada, con un bigote muy espeso, un tipo fortachón, que fue el que irrumpió de campera azul. Lo habré visto tres segundos porque después me obligaron a taparme con la frazada. Dijeron:
-Zelmar, llegó tu hora.
Y barrieron con todo lo de valor que había en la pieza. Buscaban armas por todos lados. Decían: '¿Dónde están las armas? ¿Dónde?'. No había ninguna, por supuesto. Es una cosa que a los tipos los dejó impresionados. No sé qué versos les habían vendido de la peligrosidad de mi padre.
Sé que ahora será difícil reconocerlos. Es muy difícil detectar un reconocimiento por el habla, y ellos además hablaron a los gritos, con monosílabos, imperativamente. Y nosotros estábamos muertos de miedo. Esa es la verdad.
Bueno, el Viejo pidió para ir al baño. Pidió para llevar los medicamentos. Y esas son las únicas esperanzas que tuvimos, realmente, porque lo dejaron ir al baño, lo dejaron llevar los medicamentos. Y se supone que si vas a matar a una persona, para qué miércoles querés dejarlo llevar medicinas. Las últimas palabras que él nos dijo, fue:
-Llamen a Louise.
Y Louise era justamente una periodista estadounidense que tenía preparada una presión de Estados Unidos a nivel internacional. Que se hizo y mucho. La presión fue muy grande. Pero totalmente infructuosa".
CUÁNDO SE DECIDIÓ EL CRIMEN
Hay elementos que muestran que ya a principios de mayo la operación del secuestro estaba en marcha. El 7 hubo una visita relámpago de Juan Carlos Blanco para celebrar una entrevista secreta con su colega argentino César Augusto Guzzetti. El propio Michelini se sentía vigilado en esos días y así se lo hizo saber a sus familiares y lo expresó en la carta al periodista de La Opinión Roberto García. La inquietud de Gutiérrez Ruiz tras el secuestro de Whitelaw y Barredo el día 13, constatada por Gustavo Schroeder, era señal de sus temores y de un agravamiento de la represión contra los uruguayos.
El senador Rafael Michelini nos aseguró que hay fuertes indicios de que, cuando secuestraron a su padre y a Gutiérrez Ruiz, la intención era traerlos a Montevideo. Nos dijo: "Y no sólo porque lo dejaron llevar los medicamentos, como se lee en ¿Quién mató a Michelini y Gutiérrez Ruiz?"; nosotros también lo sabemos por información familiar".
CÓMO SE DECIDIÓ EL ASESINATO
Los testimonios brindados en 1985 ante la Comisión Investigadora de diputados por el ex arzobispo de Montevideo Carlos Parteli y por el entonces senador Alberto Zumarán constituyen un elemento considerado fundamental para el esclarecimiento de quiénes fueron los autores intelectuales y de cómo y dónde se tomó la decisión del asesinato de Michelini y Gutiérrez Ruiz. Ambos denunciantes revelaron que en los días posteriores al crimen circuló la información sobre una reunión del Consejo de Seguridad Nacional -Cosena- en la que se había decidido sobre la marcha la muerte de los políticos secuestrados. Los legisladores presentes en la comisión otorgaron su credibilidad a la versión por los fundamentos que contenía. [...] Según lo que puede leerse en el acta número 5 de la Comisión Investigadora de fecha 20 de mayo de 1985, Alberto Zumarán fue convocado a fin de que confirmara la versión de la existencia de un documento, mimeografiado y sin firma, en el que se daba cuenta de una reunión del presidente de la República con los ministros de Interior y Defensa Nacional, los tres comandantes en jefe y un coronel argentino cuyo nombre no se registró. De acuerdo a esa comunicación, según lo asegurado por Zumarán, en esa reunión se había decidido la muerte de Michelini y Gutiérrez Ruiz: la determinación "habría contado con el voto contrario del presidente de la República y del comandante en jefe de la Fuerza Aérea, y el voto favorable de los demás miembros que estaban presentes".
En el momento de la referida reunión del Cosena, en mayo del 76, el presidente era Juan María Bordaberry; el ministro del Interior era el general Hugo Linares Brum; el ministro de Defensa, el doctor Walter Ravenna; el comandante del Ejército, el general Julio César Vadora; el comandante de la Armada, el vicealmirante Víctor González Ibargoyen; el jefe de la Fuerza Aérea, el brigadier Dante Paladini. El doctor Zumarán explicó en la Comisión Investigadora que la carta sin firma también "había llegado a otras personas, como si hubiera un interés especial de quienes habían votado en contra de dejar a salvo su responsabilidad y su inocencia". [...]
Una semana después de las declaraciones de Zumarán, en la siguiente sesión de la Comisión Investigadora, se recogió el testimonio de monseñor Carlos Parteli. El religioso confirmó que había recibido un documento en el que se "narraba una reunión, aquí en Montevideo, donde estaban militares de alta graduación, el presidente Bordaberry y un militar argentino. Sé que se votó -eso es lo que decía el anónimo- y que el presidente Bordaberry votó en contra y otro militar también; los demás votaron a favor de darle vía libre. Entonces, esa misma noche, el militar argentino voló a Buenos Aires y procedieron". Carlos Parteli, al ser preguntado, dijo no recordar con precisión los nombres de los militares que aparecían en el documento.
Ante la Comisión Investigadora el entonces senador Alberto Zumarán dejó especial constancia de que tanto él como Parteli manejaron la información de la misma fuente. Al sustanciarse el tema de las intenciones de la carta anónima, hizo referencia Zumarán al brigadier José Pérez Caldas. Este militar había estado muy vinculado a Jorge Batlle, había sido edecán de Luis Batlle durante su presidencia y se había desempeñado hasta mediados de 1974 como comandante de la Fuerza Aérea. En la época del asesinato de los legisladores era embajador uruguayo ante el gobierno de Estados Unidos.
LOS AUTORES MATERIALES
Un testimonio clave ante la investigadora inculpó a los autores materiales del crimen. El hecho trastrocó las pesquisas de los parlamentarios y generó la intervención del gobierno para impedir actuar a la justicia.
Cuenta Haydée Trías que en la casa de JDS comenzó a conocer militares. "Ahí Pedro Mattos me dijo que había viajado a Buenos Aires con Cordero y que había matado a Michelini. Ella, JDS, empezó a darme los detalles, y él no sólo consentía sino que justificaba lo que había hecho. Él no quería hacerlo, que lo había hecho por necesidad, que a la madre la habían desalojado de la casa. Con eso le compró una casita y un lavadero. Ella lo justificó a él, a Mattos, diciendo que no tenía nada que ver y que cumplía órdenes superiores. Yo por esto tuve problemas, pero lo dejo claro, lo que me dijeron fue que Cordero y Mattos cumplían órdenes, y que llegado el momento Mattos fue el ejecutor. Yo después me enteré de que los mandaban a los dos, a Mattos y a Manuel Cordero para tenerlos enganchados, o sea que uno iba a matar a Gutiérrez Ruiz y el otro a Michelini. Pero cuando Mattos y JDS me lo contaron aquella noche específicamente, especificaron que cuando llegaron, Gutiérrez Ruiz ya estaba muerto, y que le dieron un balazo sólo a Michelini.
Según el testimonio que recibí, cuando fueron a buscarlos a Orletti, Gutiérrez Ruiz llevaba horas de muerto. También me dijeron que en Orletti los habían torturado, que les habían sacado las uñas, que los habían quemado con cigarrillos, que tenían la cara quemada, que tenían no sé qué en los pies y que tenían golpes en la cabeza", especifica Trías.
"Mattos luego me comentó que en el asiento de atrás llevaron a Michelini sobre la ventanilla derecha, y que todavía alentaba por estar con vida. Y sobre la izquierda -en medio de los dos iba Mattos- el cuerpo de Gutiérrez Ruiz ya sin vida. Y que en la valija llevaban los cadáveres del matrimonio Whitelaw-Barredo", afirma Trías. "Fue ahí que Mattos me dijo que le pegó un balazo en la cabeza, incluso me dijo en la sien izquierda. Cuando yo dije eso en la Comisión Investigadora se armó un lío bárbaro", exclama Trías. "Me hicieron salir de la sala, y luego me hicieron entrar y los legisladores me indicaron que mi testimonio valía si Michelini tenía una bala en el cráneo como lo indicaba. Luego se constató que era como yo indicaba."
OTRA VEZ LA MANO URUGUAYA
El senador Rafael Michelini llegó a tener contacto con un integrante de los servicios argentinos que había participado con los militares uruguayos en Automotores Orletti y había compartido con ellos una serie de operativos. El represor dijo al legislador que Michelini y Gutiérrez Ruiz habían sido asesinados por militares uruguayos. Le señaló que mientras los agentes argentinos cargaban con todas las culpas en los secuestros, torturas y asesinatos, los uruguayos, sistemáticamente, habían tratado de eludir sus responsabilidades. Insistió en que fueron los uruguayos, "quienes por otra parte se jactaban a veces de otros crímenes y de éste no hablaban, porque había seguramente directivas muy estrictas". Este testimonio adquiere relieve porque quien lo hizo fue el mismo que aportó los datos que permitieron encontrar a Simón Riquelo, el hijo desaparecido de Sara Méndez, secuestrada en Buenos Aires.
ALGUNAS CONCLUSIONES FINALES
1) Las negociaciones en que participaban las víctimas, y que apuntaban a lograr una apertura política en el país, fueron cortadas abruptamente tras el crimen. Alejandro Végh Villegas dirá más tarde ante la Comisión Investigadora que nombrara la Cámara de diputados que el crimen perpetrado contra los legisladores sepultó definitivamente toda posibilidad de tomar contacto con la oposición. [...]
4) La presencia del coronel José Nino Gavazzo en el secuestro de William Whitelaw y Rosario Barredo -parte del mismo operativo, y cuyos cuerpos aparecieron junto a los de los legisladores asesinados- fue denunciada en el juicio seguido a las juntas militares argentinas. Estas declaraciones fueron presentadas, como parte de la acusación, por el Centro de Estudios Legales y Sociales de Argentina. [...]
10) El ministro de Defensa Nacional de Argentina de entonces, brigadier mayor José María Klix, manifestó a dos corresponsales extranjeros por separado la noche del 20 de mayo de 1976, cuando habían sido secuestrados Michelini y Gutiérrez Ruiz, que era una "operación uruguaya". En declaración posterior dijo que "no sabía si esa operación era oficial o no". [...]
20) La denuncia de Wilson Ferreira Aldunate en febrero del 87 recuerda la primera entrevista con los militares en Anchorena. "Nosotros hablamos del Toba Gutiérrez Ruiz y de Zelmar Michelini, hablamos de Gavazzo, de Cordero, porque al fin de cuenta hay que decir las cosas por su nombre, hablamos de Bordaberry y Álvarez, y en esa ocasión los blancos preguntaron cómo pretendían que Uruguay recobrara su tranquilidad si esos delincuentes no van a la cárcel." [...]
25) Una acusación del senador Rafael Michelini de que los militares uruguayos eran los responsables de la muerte de su padre fue hecha ante quienes lo invitaran a disertar en el Centro de Altos Estudios Nacionales de las Fuerzas Armadas, en mayo de 1996. Esa acusación no fue desmentida en ese momento ni posteriormente.




* Ediciones del Caballo Perdido, 2003. El libro será presentado el jueves 27 a las 19.30 en el Paraninfo de la Universidad. Hablarán en el acto Guillermo Chifflet, Oscar López Balestra y Alberto Pérez Pérez.