Libros sí, Alpargatas también
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Entrevista con la
escritora Barbara Ehrenreich
Un mundo feliz
Carlos Prieto
Ladinamo
Una de las más gratas sorpresas editoriales de 2003 fue la publicación de Por
cuatro duros. Cómo (no) apañárselas en EE UU (RBA), reportaje escrito por
la periodista estadounidense Barbara Ehrenreich, colaboradora de medios como The
Nation y The New York Times Magazine y una de los voces críticas más
importantes de su país. El libro narra sus peripecias durante los meses en los
que se hizo pasar por trabajadora no cualificada –asistenta, camarera,
dependienta de grandes almacenes, etc.– con el objeto de ver si era o no capaz
de subsistir. Basculando entre la crónica periodística y la antología del humor
negro, Ehrenreich radiografía un "mundo libre" (de sindicatos):
moteles de tres al cuarto, jefes paranoicos, trabajadores lobotomizados,
emporios sin escrúpulos, salarios de risa y un largo etcétera de hechos reales
que, por alguna extraña paradoja, parecen más cercanos a los inframundos de
ficción creados por David Lynch o William Burroughs que a la
"realidad" transmitida habitualmente por los medios de comunicación.
LDNM ha hablado con ella.
¿Ha provocado Por cuatro duros algún tipo de debate en su país?
No creo que pueda hablarse de un debate porque, en suma, nadie parece estar
preparándose para hacer frente a los salarios bajísimos que reciben tantos
trabajadores americanos.
¿Qué opinión le merece la controversia que ha generado el libro? Me refiero
al hecho de que organizaciones derechistas lo calificaran de "desvarío
marxista" y "pornografía intelectual". En realidad, la
discusión se centró más en lo "mala persona” que soy yo –atea, feminista,
socialista, etc.– y menos en el libro en sí; nadie ha afirmado que el relato
fuera inexacto en sus descripciones del trabajo mal remunerado.
Su reportaje empezó a gestarse a finales de los años noventa. Pasado este
tiempo, ¿sigue dándole vueltas a las situaciones que vivió tras adoptar una
nueva personalidad? La popularidad del libro en EE UU ha hecho que sea
difícil escapar de él. Viajo constantemente para hablar de Por cuatro duros,
sobre todo en facultades universitarias y centrales sindicales.
Respecto a su manera de escribir, se aprecia cierta tendencia a recurrir al
humor negro para describir las situaciones más desesperadas... No lo sé, no
"uso" el humor conscientemente para remarcar algo en especial. Solo
intento informar sobre las situaciones absurdas de la vida tal y como yo las
veo.
Nos vigilan
¿Cuál fue el efecto de su experiencia de trabajar y vivir en condiciones
precarias? ¿Qué fue lo que le minó más la moral? Lo cierto es que el hecho
de haber sido capaz de hacer el trabajo razonablemente bien elevó mi
autoestima. Por el contrario, lo que más la erosionó fue la actitud de mis
superiores, la vigilancia constante, la falta de apreciación hacia un trabajo
bien hecho.
En el último capítulo de su libro, señala que tanto los encargados de las
grandes compañías como los pequeños empresarios tienden a temer y desconfiar de
las personas que trabajan a su servicio. De ahí provendría esa ideología
empresarial que insiste en la necesidad de realizar una gestión represiva del
personal. ¿Cuál cree que es el origen de esta desconfianza? Me da la
sensación de que los estereotipos sobre la existencia de una clase baja,
peligrosa y poco fiable alimentan las políticas empresariales en torno a los
trabajadores. Es muy posible que las personas que diseñan las políticas que
afectan a los trabajadores hayan conocido a muy pocos pobres durante su vida...
y, ciertamente, en circunstancias poco confortables, así que se guían por esos
estereotipos. Al menos, esa es mi impresión. Me encantaría saber lo que pasa
por la cabeza de los managers cuando deciden sus políticas de captación de
personal o elaboran las normas de comportamiento en el trabajo.
Al leer las descripciones que hace sobre reglamentos laborales se me ha
venido a la cabeza una película que vi hace poco sobre la vida en una prisión.
Según asegura en el libro, los derechos civiles se quedan en el limbo cuando
entras a trabajar en uno de estos sitios. ¿A qué se refiere?
Muchos de los derechos que la ciudadanía da por sentados –como la libertad de
expresión o la privacidad– no existen en el lugar de trabajo, especialmente si
es en una empresa sin presencia sindical. La analogía con las prisiones puede
ser un poco exagerada, pero creo que necesitamos un movimiento de derechos
civiles para los trabajadores estadounidenses. No veo posible que la gente
pueda pasar ocho horas al día en una dictadura y, después, como si nada hubiera
pasado, actuar como ciudadano de una democracia el resto del día.
En concreto, menciona reglas como la de no hablar con los compañeros, ni
siquiera con los que trabajas codo con codo o aunque en ese momento no haya
mucho que hacer. ¿Cuál cree que es el motivo de dicha medida? Deberías
preguntar a los directivos. Pero si lo que pretenden es impedir el desarrollo
de lazos de solidaridad entre los trabajadores, no se me ocurre mejor manera de
hacerlo que prohibir la conversación.
Abajo del todo
¿Diría que fue incapaz de mantenerse con el salario mínimo? Sí. Creo que
podría haberlo hecho si (1) hubiera tenido un compañero de casa con el que
compartir el alquiler y (2) hubiera mantenido al menos dos trabajos con
regularidad durante todo el tiempo. Pero para una persona que vive sola, los
salarios son insuficientes para pagar un alquiler. Sobra decir que para un
adulto viviendo con un niño pequeño la situación es horriblemente peor que la
que yo me encontré.
Sin embargo, pese a que no fue capaz de mantenerse no era considerada
"pobre" por las autoridades. ¿Cómo calculan el umbral de pobreza en
su país? ¿Cómo lo calcularía usted? La definición de pobreza del Gobierno
Federal está basada casi enteramente en el precio de la comida, que ha subido
moderadamente en las décadas recientes, ignorando completamente la inflación
salvaje en los precios de las casas. Para calcular un salario mínimo con en el
que la gente pudiera realmente vivir en una ciudad cualquiera, los expertos
(como Diana Pearce, de la Universidad de Washington) tienen en cuenta los
alquileres de dicha localidad, los costes de manutención de los hijos y otros
gastos.
También afirma que en ocasiones "puede ser más caro ser pobre que de
clase media". ¿Puede explicar esto con más detalle? Si no tienes
dinero para pagar el primer mes de alquiler y la fianza de un apartamento,
tendrás que irte a vivir a un "motel residencial" donde, a la larga,
acabarás gastando cantidades exageradas. Y si careces de microondas y nevera,
acabarás gastando mucho más en comida precocinada o en restaurantes de comida
rápida.
Me consta que tanto en EE UU como en otros países muchos liberales piensan
que el trabajo es la fórmula mágica para salir de la pobreza. ¿Qué les diría?
Les invitaría a probarlo y ver hasta dónde llegan cobrando siete u ocho dólares
la hora.
Ahondando en este tema: según cuenta en la introducción, el proyecto de Por
cuatro duros surgió como respuesta a la reforma de la seguridad social (de
1998). Contradiciendo el bonito panorama que se pintó entonces, su libro
describe la odisea vivida por millones de mujeres, muchas de ellas madres
solteras, cuando intentan pasar del subsidio al trabajo. ¿Qué es lo que hace
que algunos estadounidenses estén tan ansiosos por acabar con las ayudas
sociales? La piedra angular de esta "reforma" del sistema de
subsidios ha sido una campaña de la derecha que se ha prolongado durante casi
dos décadas y que busca demonizar a los receptores de ayudas calificándolos de
vagos, promiscuos, adictos y parásitos. Desafortunadamente, y a pesar de los
esfuerzos de muchos de nosotros, este estereotipo ha calado hondo.
El estado de las cosas
En su trabajo concluye que el coste de la vivienda es el mayor obstáculo al
que se enfrentan los trabajadores no cualificados. ¿Qué opinión le merece esta
situación?
La vivienda es una de esas cosas que el mercado no puede proveer. Es un área
donde la intervención gubernamental hizo cambiar las cosas en el pasado y
podría hacerlo de nuevo. Pero lo que vemos en EE UU es una constante
disminución en la implicación del gobierno para hacer que las viviendas sean
accesibles a los pobres.
¿Qué diferencia había entre el dinero que recibía la compañía y el sueldo
que le pagaban a usted cuando estuvo a las órdenes de una empresa de servicios
domésticos? La empresa cobraba a los clientes veinticinco dólares la hora
por cada asistenta que enviaba. Y luego pagaba 6,63 dólares la hora a cada
trabajadora.
En un artículo que escribió en The Nation afirmaba que "el
derrumbe de la sindicación en EE UU, desde un máximo del 38% a mediados de los
cincuenta hasta el 9% actual, es uno de los principales motivos de nuestra
profunda desigualdad". ¿Por qué los trabajadores de su país no se afilian
a los sindicatos? Primero, porque demasiado a menudo los sindicatos se dan
por satisfechos con recaudar las cuotas de sus miembros y no se preocupan de
organizar a los nuevos trabajadores. Segundo, porque los trabajadores tienen
miedo de causar problemas. En EE UU te pueden despedir casi por cualquier
motivo: ya sea por tener una cara simpática o, por supuesto, si consideran que
eres una persona "problemática".
¿Cuál cree que es el motivo de que las experiencias de los trabajadores mal
remunerados no encuentren mucho eco pese a ser el reflejo de la vida actual de
millones de americanos? ¿Por qué los medios de comunicación muestran tan poco
entusiasmo en torno a este tema? Bueno, los principales medios de
comunicación impresos dependen de la publicidad y los anunciantes sólo están
interesados en llegar a la gente acaudalada. Los editores interpretan que esto
significa que no deben prestar mucha atención a todo lo que tenga que ver con
los pobres o con la clase obrera.
Según algunos estudios, antes de la década de los ochenta, en EE UU aún
cabía la posibilidad de ser pobre con cierta dignidad mientras que ahora no se
puede vivir así sin ser estigmatizado. ¿Está de acuerdo con esa apreciación?
Sí, hasta cierto punto. La campaña para estigmatizar al receptor de subsidios
ha afectado a la percepción que se tiene de los trabajadores pobres.
Ha afirmado que Por Cuatro Duros es “periodismo pasado de moda”. ¿Qué
quería decir? Me estaba refiriendo a los periodistas estadounidenses de los
primeros años del siglo XX que fueron a las plantas de empaquetado de carne, a
los psiquiátricos y a otros lugares para exponer las condiciones desde
dentro.