¿Quién es el terrorista?
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Un cubano en Hiroshima
Inti Tumaini
InSurGente.org
Yukio Minato, un inmigrante japonés que se
estableció en Cuba, en la actual isla de la Juventud, en el siglo pasado,
decidió enviar a su hijo Toshio a Japón. No se sabe bien si lo hizo para que
Toshio se reencontrara con sus raíces o por cualquier otro motivo.
El cubano Toshio Minato, se encontraba en Hiroshima aquel fatídico 6 de agosto
de 1945, cuando la bomba explotó a las 8:15 de la mañana. Toshio logró
sobrevivir al horror, pero nunca más pudo ver a sus padres.
Hace unos nueve años regresó a Cuba y se reunió con sus familiares en la isla de
la Juventud. Allí contó que sufrió graves quemaduras de las que tardó mucho
tiempo en curar.
Las imágenes que Toshio Minata pudo ver son bien conocidas: madres calcinadas en
posición fetal, intentando proteger a sus hijos, cadáveres de los niños de una
escuela, con la piel completamente roja, que, intentando aliviar sus terribles
dolores, se habían arrojado de cabeza a unos pilones de agua. De esos niños solo
podía verse el tronco y las piernas, rígidas, estiradas hacia arriba.
Tres niños estaban sentados en un lugar con horribles quemaduras. Uno de ellos
tenía en su mano uno de sus ojos que, a causa de la enorme diferencia de presión
provocada, en un instante, por la explosión, se le había salido de la órbita
ocular. Enormes incendios, avivados por el viento originado por la explosión, se
adueñaron de la ciudad.
El artefacto criminal estalló, intencionadamente, a unos 600 metros de altura.
Estaba planeado que ocurriera así para que aumentara la destrucción. Cuanto
mayor fuera el número de personas eliminadas, tanto mejor.
En Hiroshima, con una población de 400 000 habitantes, murieron unas 70 000
personas en el primer momento y decenas de miles en los días posteriores.
Enterados de sus efectos, pero, al parecer, no satisfechos del todo, los
norteamericanos arrojaron una segunda bomba sobre la ciudad de Nagasaki.
En este punto, finaliza la pequeña historia de Toshio Minata pero no la de
Estados Unidos. Años más tarde, el Imperio arrasó Corea y después Vietnam,
causando millones de muertos, la mayoría debido a los efectos de terribles armas
químicas. Actualmente, en Irak, se lleva cobradas las vidas de unas cien mil
personas, víctimas inocentes de una agresión brutal. Además, por si no fuera
bastante, está preparando un ataque nuclear preventivo contra Irán.
Estados Unidos es el mayor enemigo de la Humanidad. Al día de hoy aún no ha
pedido perdón por el mayor genocidio perpetrado en toda la historia, un
genocidio infinitamente superior, en proporción, al cometido por Hitler.
Tarde o temprano, el Imperio tendrá que rendir cuentas por ello, y su pueblo
obligado a desfilar ante una enorme hilera de millones de cadáveres, resultado
macabro de la política de sus Gobiernos pasados y futuros, sean éstos demócratas
o republicanos. Ni con mil torres gemelas podrá pagar jamás sus monstruosos
crímenes.