1. CRÓNICA DE LA PLAZA MURILLO (Resistencia y matanza, I).
12.2.2003.
Eran las 3 de la tarde del 12 de febrero, cuando el Comité Ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB) discutía el "Manifiesto de la COB al País". Gases lacrimógenos, que penetraron las ventanas de la oficina, dificultaron la discusión y con creciente frecuencia sonaron los disparos de armas de guerra, desde la histórica Plaza de Murillo, sede del Congreso de la Nación, a cinco cuadras de la COB.
Saturnino Mallcu Choquetylla, Secretario Ejecutivo de la COB da lectura a la propuesta del Manifiesto y pide "consideraciones" de los demás. Interrumpen llantos la sesión, cuando intempestivamente se abre la puerta con violencia y tres mujeres entran, implorando ayuda a la COB: "Los militares nos están matando, están matando a nuestros maridos, ayúdennos, por favor". Se les atiende y la discusión sigue.
Llegan dos delegados del Sindicato de Mineros. "El Alto se está levantando", dicen, refiriéndose a la inmensa urbe de miseria que colinda con La Paz. "Los obreros están saliendo de las fábricas y el ejército ha empezado a disparar. Ya hay varios heridos. El pueblo se está levantando." "Mañana hay paro nacional", dice Saturnino "y la manifestación será muy fuerte". El presidente del sindicato de los mineros, un viejo luchador social, interrumpe. "Yo creo, que no debemos estar discutiendo aquí, cuando el pueblo está en la calle. La COB debe estar con el pueblo." "Tu sabes que es muy difícil llegar a la Plaza Murillo, porque toda la zona está militarizada", responde Saturnino, él mismo, minero de Potosí. Pero pronto la opinión es unánime: el sindicato tiene que ir a luchar en la calle. "Vámonos", dice Saturnino, agarra sus papeles y todos bajan a la calle. Despliegan la bandera roja de la COB y unos veinte miembros del comité ejecutivo se forman detrás de ella.
Enfrente se encuentra el edificio de la Fuerza Aérea y desde la azotea un Policía Militar los observa a través de un telescopio. Avisa al Comando de Operaciones, que la COB está en la calle.
Hay preocupación, porque el ejército ha apostado francotiradores en los edificios altos que ya han matado a varias personas. Alguien le grita "hijo de puta" y los veinte valientes comienzan su marcha hacia la Plaza Murillo.
El enfrentamiento en la plaza es violento. 6 policías, 7 civiles y 2 miembros del ejército han muerto ya. La batalla campal es entre dos fracciones del Estado. El gobierno del presidente neoliberal Gonzalo Sánchez de Losada ---acaudalado empresario gringo que apenas sabe hablar el castellano--- ha decretado un impuesto de hasta el 12.5 por ciento sobre los salarios que merma aún más los raquíticos ingresos de los maestros, policias, trabajadores y demás sectores mal pagados.
El rechazo a la medida es unánime, pero el empresario-presidente gringo no escucha las advertencias de los policías amotinados. "Vamos a defendernos con munición viva, si interviene el ejército", habían prevenido a los funcionarios neoliberales. Sin embargo, el presidente gringo no les hace caso. No puede. Sus amos se encuentran cerca. En un hotel de cinco estrellas de La Paz reside una misión del Fondo Monetario Internacional que ha dictado la medida. "O es el impuestazo", le dijeron a su empleado político Sánchez Losada, "o es el aumento de la gasolina".
"Es el impuestazo" respondió Losada. Es por eso que corre la sangre en la Plaza Murillo.
Al acercarse a la Plaza, la gente y los policias aplauden a la pequeña vanguardia de la COB, que empieza a arrastrar a la gente de la calle detrás de sí. El olor a gas se hace más agudo, los ojos, la garganta y la nariz comienzan a arder. "Fumar un cigarrillo aminora el efecto del gas", aconseja el compañero minero Froylan, mientras prende un tabaco. Otros hacen grandes fogatas en la calle, con el mismo fin.
El sonido corto y seco de fusiles ligeros, el estruendo de calibres más gruesos, las salvas de las ametralladoras y las explosiones de las bombas de lacrimógeno amenazan al "pequeño ejército loco" de la COB y del pueblo.
Se acerca el momento decisivo. Quedarse en las calles aledañas o ingresar a la plaza, exponiéndose a la muerte. "Con fusil y metralla, el pueblo no se calla", crece el grito de desafío y con un heroísmo extraordinario, los manifestantes, encabezados por el comité ejecutivo de la COB y cobijados por su bandera roja, salen de la protección de las casas para entrar a la Plaza.
Cuando la cabeza de la manifestación da vuelta en la Plaza para marchar hacia el Palacio de Gobierno, comienzan los disparos. Del otro lado, los policías, armados con algunos fusiles M-1, hacen señales para cobijarse y abandonar la Plaza.
Pero es demasiado tarde. Los primeros veinte quedan indefensos frente a las ametralladoras del Palacio, mientras por encima de las cabezas del resto, unos 10, las balas hacen impacto en los vidrios del primer piso del Hotel de Paris, una hermosa mansión decimonónica amarilla.
No hay defensa ni evasión posible. Primero se escucha el impacto de los balazos en los cristales, detrás de nosotros, después llega el sonido del disparo. Los 10 que se quedan atrapados, tratan de protegerse detrás de los pocos árboles que hay y de un kiosco de periódicos, esperando el momento para cruzar la calle. 11 metros que pueden ser la línea divisoria entre la vida y la muerte.
ˇAplausos! Llegan 3 policías con armas de guerra: M-16 y granadas de mano. Comandos especiales, tipo Rambo. El primero cruza la calle corriendo, ante el tableteo de una ametralladora, que desde el Palacio trata de matarlo. Se quiere meter en una ventanilla del hotel para protegerse, pero la reja se lo impide. Angustiosos segundos, durante los cuales la metralla impacta en las paredes de la esquina. Sin embargo, no da en el blanco. El segundo repite la hazaña. La gente grita, aplaude, se ríe. Es la desbordante alegría de los desarmados, de los pobres, de los indefensos.
Diez minutos después se mueve la cortina en el tercer piso de la mansión amarilla. El Rambo No.1 reaparece. Abre cautelosamente un ala de la puerta y se vislumbra el cañón de su fusil. La gente enloquece ante el momento de su dulce venganza que será el disparo de este arma mortal.
Pero, no grita para no alertar a los militares en el Palacio del mal Gobierno.
El cañón apunta brevemente y sale el disparo. La muchedumbre estalla en gritos y aplausos fervorosos. La voz de los sin voz ha hablado; el arma de los sin armas se ha hecho sentir.
A las 16:30 horas, el presidente gringo ordena el retiro de las Fuerzas Armadas, de la Policía Nacional y del "impuestazo" de sus amigos fondomonetaristas: los delincuentes de cuello blanco observan desde su hotel de lujo el levantamiento del bravo pueblo aymará, de los collas prehispánicos, hoy dignos representantes de la república que lleva el nombre de El Libertador.
ˇDemasiado tarde! Mientras la televisión de la oligarquía llora la pérdida de la propiedad privada, inventando mentira tras mentira para calumniar al pueblo ---al estilo de los manipuladores profesionales de la televisión privada venezolana--- la fiesta popular sigue su rumbo. Arden Ministerios, la Vicepresidencia, oficinas de los partidos del mal gobierno...
Mientras tanto, el gobierno ha militarizado toda la zona donde se encuentran las oficinas del Comité Ejecutivo de la COB. ˇNuevamente, demasiado tarde! Este se reúne en la clandestinidad.
Prepara el día de la gran manifestación...
2. El PARO CIVICO (Resistencia y matanza, II). 13.2.2003.
Habiendo sufrido 17 muertos y 122 heridos en el primer día del levantamiento policíaco-civil contra el gobierno del empresario-presidente Gonzálo Sánchez de Losada, el bravo pueblo boliviano volvió a la lucha para sacar a ese zángano del capital internacional, del poder.
Alrededor de las 10:30 de la mañana, unos 80,000 bolivianos, venidos de todos los rincones de la Patria, desfilaron por el centro de La Paz, la Plaza de San Francisco. Habían escuchado la arenga de Evo Morales, líder del Movimiento al Socialismo (MAS), quién demandó desde un balcón de primer piso del edificio de los trabajadores fabriles, la renuncia del Presidente y vicepresidente, y el cambio del modelo cipayo-neoliberal, para después enfilarse hacia la hermosa avenida del Prado.
Largas columnas de maestros, jubilados, estudiantes, trabajadores, mineros, campesinos e indígenas marcharon con las consignas inmortales de, "El pueblo unido, jamás será vencido", agregando muestras de su propia creatividad, coreando y pintando las bardas con consignas como, "Goni asesino, te espera el farol".
Desfilaron bajo los amenazantes cañones de los blindados que durante la noche habían llegado desde varias bases militares del interior, entre ellos El Alto y Coro Coro. El gobierno había cerrado herméticamente la sede del gobierno en la Plaza Murillo con múltiples cordones de militares, en atuendo de guerra, respaldados por los tanques, cuyos cañones apuntaron hacia la manifestación, listos para disparar; y con francotiradores en los edificios altos, entre ellos el Banco Central y el Banco Cristal, y militares que disparaban hasta a las ambulancias.
Pasaron por el "Ministerio del Desarrollo sostenible y Planificación", cuyos primeros pisos se convirtieron en cenizas durante la noche de la Plaza Murillo -- al igual que el mentiroso mito del "desarrollo sostenible" de la burguesía mundial. El humo que aún salía de las ventanas del edificio ---cuyos muebles habían sido expropiados por el pueblo y, en parte, encendidos en la calle--- se mezclaba con el humo negro de una camioneta que se estaba quemando en la avenida.
Dos cuadras más arriba, a 30 metros de los soldados y a 50 metros del primer tanque, la hermosa fachada de la Vicepresidencia de la República, edificio de Arte Nouveau, se encuentra quemada, muestra de la ira del pueblo. Al lado, se ubica la "Comunidad cristiana del Espíritu Santo", una de tantas armas del oscurantismo imperialista que tratan de impedir que el pueblo se haga justicia.
"Jesucristo es el Señor", proclama impotente una gigantesca leyenda en su fachada. Tan impotente como el mensaje del Santo Padre que, una vez más, se encuentra "profundamente preocupado" por lo que pasa en América Latina; tan impotente como las niñas plásticas de la televisión boliviana que imploran los destrozos a la propiedad privada y el "vandalismo" de los "inadaptados"; y tan impotente como otro icono del imperio, el Burger King, cuya extendida fachada de cristal está rota por completo.
Enfrente se encuentra el Banco Unión. "Su cajero que nunca duerme" ---como dice la propaganda del Banco--- ahora sí que descansa en paz. RIP le dijeron los manifestantes en impecable latín criollo, tal como le dijeron a tantos otros cajeros "que nunca duermen", de tantos otros centros financieros de La Paz. A las 15:00 hrs, sus papeles de registro están tirados todavía en la calle y un grupo de jóvenes les prende fuego.
El dinero que guardaba en sus entrañas de acero, ya se encuentra en los bolsillos de las "turbas" enardecidas que, se puede presumir, harán mejor uso de este medio que los saqueadores financieros de la Patria Grande.
Empiezan a caer los primeros manifestantes bajo las balas de un ejército en manos de oficiales asesinos. Un líder minero informa de varios muertos en La Paz y El Alto, donde se libra una verdadera guerra y donde la seguridad privada de la Coca Cola implora a los militares a que intervengan y protejan a la empresa, cuyo producto de basura no puede competir con el delicioso mate de coca nativo; hecho por el cual, el Estado yanqui tiene que destruir a esa maravilla botánica de la cultura andina.
Varios muertos ya y 17 nuevos heridos en el Hospital de Clínicas que pide donaciones de sangre.
En total se cuentan más de 139 heridos, la gran mayoría de ellos de gravedad, por impacto de bala. El Ministro de Salud había prometido que el Estado se encargara de los gastos del hospital, en estos casos. Una mentira neoliberal más. Los heridos tienen que pagar su tratamiento. Enfrentado en la televisión al respecto, el ministro promete resolver "este asunto" inmediatamente. Y agradece "de todo corazón", la información.
Cuando la muchedumbre empieza a correr, puede haber dos razones. O les dispara el ejército, o lleva entre sus brazos a un herido o muerto. Buscan a la policía de la Avenida Mariscal Santa Cruz, cuyas patrullas se convierten en ambulancias improvisadas. Sobre camillas ensangrentadas se las llevan al Hospital. La policía, tradicional represor del pueblo, se ha convertido este día en su colaborador, contra los militares y el gobierno.
"Hoy no nos van a gasificar", grita un manifestante a unos policías, "ya somos hermanos". Los polizontes responden con una sonrisa.
La Organización de Estados Americanos (OEA), el Ministerio Colonial de Estados Unidos, como decía acertadamente el Che, manda un mensaje de respaldo "a la democracia". Sin embargo, todo el mundo se lo pasa por el Arco del Triunfo. Se necesitará más que El Papa, el obispo suplente de La Paz y los impostores de la televisión, para salvarle el pellejo al "Goni", al presidente cipayo.
"El gringo yanqui de mierda que se vaya a Washington", grita un oficial de la policía de Santa Cruz en una entrevista de la televisión boliviana, refiriéndose a ese deplorable sujeto y declarando que los 700 tropas policiales de Santa Cruz desconocen el acuerdo de paz que se firmó la noche de ayer entre el gobierno, los militares y la policía, en la capital. Que a las 16:00 hrs van a manifestarse con los civiles en Santa Cruz, demandando la renuncia del presidente.
Bloqueos de las calles e incipientes saqueos se presentan en esa capital departamental, al igual que en Cochabamba, donde los cocaleros de Evo Morales participan en los enfrentamientos y donde los policías, al igual que en Santa Cruz, desconocen el convenio de La Paz, firmado "por un mayor que no nos representa".
En Oruro, viejo centro minero, los ataques y disturbios aumentan, siendo blancos las sedes de los partidos políticos neoliberales que sostienen al gobierno: el Movimiento Revolucionario de Izquierda (MIR) y el Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). El primero, conducido por Jaime Paz Zamora, otrora vinculado a los narcodólares, y el segundo con larga trayectoria de traición a la patria, que comenzó a poco tiempo de la triunfante revolución popular de 1952.
En La Paz, mientras tanto, se producen más ataques "vandálicos" al Ministerio de Justicia, al Banco Sol y a la Corte Suprema de Distrito, donde los jóvenes apedrean y, si logran entrar a los edificios, saquean los interiores.
La afirmación del corresponsal argentino del diario El Universal, de México, en el sentido de que las fuerzas que se enfrentan al "Goni" violentamente, prendiendo fuego a los edificios, son grupos "conformados predominantemente por activistas de izquierda", es una burrada. Escrita a alrededor de 3000 kms de distancia del lugar de los hechos, desde el puerto de Buenos Aires, se le escapa que esta es una rebelión policiaca-popular espontánea, en la cual los chavos de abajo predominan, semejante a lo que sucedió durante el Argentinazo. En este segundo día del levantamiento, la fuerza más poderosa de las masas en La Paz son los sindicatos, encabezados por la COB ---que había convocado a este paro nacional con anticipación---, los jóvenes y el MAS de Evo Morales, más no "los activistas de izquierda".
En este segundo día, el ambiente general se ha enrarecido. La ira del pueblo va en aumento y en algunos barrios aparecen las primeras barricadas. La división entre la policía y el ejército se mantiene y se abre una coyuntura prerevolucionaria que espera a una vanguardia, capaz de llevar el pueblo a la victoria. Al igual que en Argentina y Ecuador, todavía no existe.
CRONICA DEL LEVANTAMIENTO BOLIVIANO Heinz Dieterich Steffan 10 El eterno problema de la condición subjetiva de la revolución latinoamericana se prolonga. Pero las transformaciones socio-políticas son así. Se hacen con las fuerzas disponibles. Con todo, el proceso de la revolución latinoamericana avanza y esta batalla es parte de su maduración.
Y "Goni" va a caer ante el empuje de las fuerzas populares, como antes cayeron Yamil Mahuad, Carlos Andrés Pérez y Fernando de la Rúa. Ya no hay lugar en la Patria Grande para los vendepatrias neoliberales.
Gracias al heroico pueblo boliviano, que ha escrito otra página de oro en su gloriosa historia de lucha.
3. LA RAZA DE BRONCE Y "EL CHULUPI" (Vida minera, muerte neoliberal). 15.2. 2003.
A las 15:30 del sábado, 15 de febrero, suena el teléfono celular del compañero de enlace. Un alto oficial de la policía le comunica que el gobierno no está cumpliendo con el convenio de paz firmado en la madrugada del jueves, 13.2. Temen una nueva represión del gobierno neoliberal y que el Mayor David Vargas, líder de la revuelta policial paceña está pensando en asilarse en una embajada. Que es imperioso reunirse para evitar otra represión de la jornada de lucha de los días lunes y martes (17, 18.2.), convocada por la Central Obrera Boliviana (COB).
El compañero acepta enseguida, porque la alianza táctica entre la policía y los movimientos civiles es vital para ambos. Es una alianza que había nacido la misma noche de la Plaza de Murillo, el miércoles 12 de febrero, cuando oficiales de rango mayor, desde subtenientes, capitanes y hasta mayores, se habían acercado a la organización, llamémosla X, para pedir apoyo: en concreto, que "gente solidaria" formara cordones humanitarias en torno a los cuarteles policíacos, particularmente del Grupo Especial de Seguridad (GES).
A esta hora ya se sabía que los tanques del ejército estaban bajando de la ciudad de El Alto y los policías temían que sus cañones iban a arrasar con ellos. Durante el día, un oficial le había advertido al Mayor David Vargas, cabeza del levantamiento policíaco, que había sido definido como "blanco táctico" por los militares. Las órdenes de asesinarlo, con un premio de US $ 5000 por su cabeza, habían emanado del Ministerio de la Presidencia, bajo el mando del "Montesinos" boliviano, el todopoderoso y sanguinario Ministro de la Presidencia, Carlos Sánchez Berzaín, conocido como "El zorro Berzaín", o también, en quechua, como "el chilupi", un desagradable insecto de los valles bolivianas.
Vargas no quiso creer la información. Hasta, cuando se paró en la entrada del edificio del GES, sonaron los disparos y dos policias, cerca de él, cayeron muertos al piso; víctimas de los francotiradores militares. Eran los "expertos en contraterrorismo" de la Escuela de Guerra de las Fuerzas Armadas Bolivianas que pusieron en práctica, lo que sus instructores estadounidenses e israelíes les habían enseñado: ser sicarios al servicio del imperio.
Habían desembarcado desde helicópteros de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB) en las azoteas de los edificios altos, como el Banco Central, para asesinar a civiles y policías. Sin embargo, los sicarios, cortesía de las embajadas yanqui e israelí, no estaban solos. El capitán de la FAB, René Molina Balderrama, fue detenido por el pueblo en la noche del miércoles 12, en las inmediaciones de la Plaza Murillo. En sus manos tenía una maleta deportiva negra con 70 balas de calibre 9 milímetros y arneses especiales. La prueba del guantelete resultó positiva: Balderrama había disparado un arma. Sin embargo, un juez le dictó su libertad bajo fianza, seis horas después. Se le olvidó, fijar un monto para la fianza. Otro fiel servidor del imperio.
Había buenas razones, pues, para aceptar la petición telefónica de los policías, de trabajar juntos en la defensa del Estado de Derecho, para lograr el cumplimiento del acuerdo, para recibir garantías de integridad de los participantes del levantamiento y para proteger la jornada de lucha, convocada por la COB para el lunes y martes.
El viernes en la mañana, 14 de febrero, las manchas de sangre de los mártires son todavía visibles en las calles del centro de La Paz; testimonio silencioso de las atrocidades del modelo neoliberal y de la brutalidad de sus operadores. Cerca de la sangre, escombros y cenizas de los muebles y edificios quemados, en total unos 19, en parte de la "iniciativa privada", en parte del Estado que maneja el empresario-presidente gringo, "Goni" Sánchez de Losada, quien está acumulando más y más empresas mineras de la República de Bolívar, al estilo de la vieja "rosca".
"Goni" es el legítimo heredero de la infame "rosca" boliviana, de los oligarcas del estaño ---la dinastía de Simón I. Patiño y su hijo Antenor--- cuya despiadada explotación de las minas no dejó otro legado para la nación que las montañas de la Pachamama y los pulmones de los mineros perforados: los primeros por los martillos, las perforadoras y la dinamita de los mineros, los segundos por la tuberculosis y la silenciosa muerte asfixiante de la silicosis.
Hoy, como bajo el yugo de los explotadores españoles y los oligarcas de la "rosca", la vida del minero sigue siendo un infierno. Los socavones, donde trabajan, se encuentran a una altura de entre 3000 a 5500 metros. En muchos lugares, sus entradas están cubiertas por la nieve y con temperaturas hasta de 10 grados bajo cero. Pero al bajar hacia las entrañas del cerro, aumenta la temperatura drásticamente, de tal manera que a unas 200 metros ya está a 40 grados de calor. En esas condiciones dantescas laboran los trabajadores, sin medidas adecuadas de seguridad, higiene y previsión, por unos 100 dólares al mes. Lo que les da fuerza física, es la trinidad del tabaco, de la coca y del alcohol puro.
Y bajo la influencia del calor y de la trinidad, a veces les gana "el tío" que anda en las profundidades oscuras del monte ---el diablo---, sin que la Virgen del Socavón o la vela ofrendada los pueda salvar. Cuando la sed le martiriza a esa "Raza de bronce, corazón de estaño, sangre de copajira", como se llaman entre sí, beben la copajira: el agua contaminada que fluye de las entrañas de los socavones y que envenena rápidamente. Sólo queda su venganza simbólica en la "diablada" del carnaval, en cuyas noches de febrero el alcohol hace olvidar por breves momentos una historia de heroicas luchas y viles traiciones, y de condiciones de vida infrahumanas.
Con todo, no hay que callar el espíritu humanista y las aportaciones de modernización que el "Goni" ha hecho a la vida minera boliviana. En 1996 modificó la Ley de Pensiones que aumentó en 10 años la edad de jubilación de los trabajadores mineros, de 55 a 65 años. Una genial innovación del espíritu eficientizador neoliberal en un país, donde la esperanza de vida promedia del minero es de 50 años.
Es tan genial e innovador como la generosa promesa del "Goni", ofertada hoy en la televisión boliviana al pueblo, de no cobrar su salario de Presidente, para sanear a la economía nacional. Es magnánima la oferta, porque teniendo un patrimonio de apenas 220 millones de dólares, el gesto del "chilupi" revela un espíritu cristiano muy elevado, casi, diríamos, a la altura de la Madre Teresa de Calcuta.
Sin embargo, el pueblo es ingrato y bruto. No entiende la nobleza de sus gobernantes. Por eso saqueó la "Casa de la Democracia", del movimiento ADN del expresidente y exdictador Hugo Banzer, en La Paz; incendió la Alcaldía de la ciudad de El Alto, gobernada por el alcalde del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), José Luis Paredes; desvalijó la aduana del aeropuerto, administrada por una empresa transnacional; quemó en la ciudad minera de Oruro - --donde ondeó la primera bandera boliviana en la guerra de independencia contra el colonialismo español--- las oficinas del MNR, destrozó la Prefectura y desmontó "La Casa de la Victoria" del MIR.
Es ingrata LA RAZA DE BRONCE, CORAZON DE ESTAÑO, SANGRE DE COPAJIRA.
ˇQUE VIVA SU HEROICO LEVANTAMIENTO, ORGULLO DE LA PATRIA GRANDE!
4. LA VANGUARDIA (Adolescentes y adultos). 18.2.2003.
Lo que es magia en Europa, es cotidianidad en Nuestra América. Surrealista el acontecimiento: tres vanguardias nacionales en cinco horas. Sólo en la Patria Grande puede suceder semejante cosa.
Los europeos son demasiado ordenados, para tolerar parecida locura. A los chinos les pesan 7000 años de cultura que no permiten el desmadre en la política. Los gringos, por mero respeto a la higiene mental, jamás podrían consentir similar desorden de las variables. Volvería loco también a los ayatollas de todo color: no hay lexicon de la teoría de la revolución que legitime tan exótica realidad.
Y con todo, imitando los caprichos del movimiento desnudado por el viejo Galileo Galilei, se estremeció y se realizó: la vanguardia loca del levantamiento boliviano.
Iniciaron la excentricidad unos muchachos del Colegio de Ayacucho, de unos 12 a 16 años.
Exigiendo el cumplimiento de demandas escolares y, también, rebelándose contra el impuestazo del "Goni" y sus amigos fondomonetaristas, salieron a las 11:00 horas de la mañana a apedrear el Palacio de Gobierno.
Fueron dignos alumnos-herederos de Don Simón Rodríguez, "el Sócrates de Colombia", como solía llamarlo El Libertador, su discípulo más distinguido. Fueron dignos alumnosherederos de quién estableció la enseñanza laica y científica en el Alto Perú (Bolivia) inmediatamente después de la derrota del colonialismo español, hasta que el Prefecto de Sucre acabó con sus sueños y creaciones humanísticas, cerrando las escuelas por "las rarezas" de Don Simón y expulsándolo de la antigua Chuquisaca.
Fundado en 1826, llevando el nombre de la gran batalla libertadora, con la cual el Mariscal Antonio José de Sucre selló la independencia latinoamericana el 9 de diciembre de 1824, los alumnos del Colegio Ayacucho arreciaron el 12 de febrero del 2003 la lucha contra el presidente gringo, rompiendo con piedras benditas y martillos industriosos los vidrios del Palacio de la Represión.
Tres horas después, otros uniformados ---los policías--- entraron en relevo, respondiendo a las bombas lacrimógenas de la Policía Militar con la misma medida. Y, media hora más tarde, honrando a sus primeros muertos asesinados por los francotiradores del Capitán General, Gonzalo Sánchez de Losada, devolvieron el fuego con municiones de guerra, causándole también las primeras bajas a los militares.
A las 15:00 horas se aparece el pequeño ejército loco del Comité Ejecutivo de la Central Obrera Boliviana (COB), conformado en su mayoría por los aguerridos mineros del interior.
Cobijados por su bandera roja entran ---como si fuera un blindaje a prueba de bala--- a la Plaza Murillo, ofreciendo la vida por la causa libertadora de la Patria. Sólo les siguen unos diez intrépidos más a la Plaza de la Matanza.
Sin embargo, esta vez la Virgen del Socavón los protege del "tío" que se ha salido de las profundidades de los socavones y anda suelto en la Plaza Murillo, como sombra del mal gobierno del "chulupi". Milagrosamente, nadie muere, la sangre de copajira no se derrama y la tercera vanguardia del levantamiento vive para otro día.
Quedan los 31 muertos y cientos de heridos que no contaron con la misma suerte. Y la lección vanguardista de la praxis que enriquece la teoría, para hacerlo todo mejor, en la próxima rebelión.
5. LOS PRÓXIMOS PASOS (Programa mínimo).
El objetivo político de las fuerzas democratizadoras de la República de Bolívar, después del levantamiento policiaco-popular, es doble: 1. cambiar, a la mayor brevedad posible, el modelo neoliberal por un proyecto de desarrollismo democrático, centrado en el mercado interno y la protección de los sectores nacionales, semejante al que Lula está implementando en Brasil; 2. quitar, lo antes posible, el gobierno de Sánchez de Losada, porque sin el reemplazo de este gobierno, no hay posibilidad de cambiar el modelo.
Las demandas concretas serían, por lo tanto, las siguientes: 1. La renuncia del gobierno de Sánchez de Lozada y la conducción de los asuntos del Estado por un gobierno de transición, cuya tarea principal consiste en la organización de nuevas elecciones generales, para el mes de noviembre del 2003.
Un gobierno, que en menos de siete meses ha matado a más de 60 luchadores sociales y herido a más de 200, muchos de ellos de gravedad, no tiene autoridad moral para seguir en el poder. El capitán del Titanic ha chocado el barco contra el iceberg y no tiene derecho a seguir conduciéndolo, porque con su ineptitud y arrogancia producirá más catástrofes para la nación.
2. El enjuiciamiento de todos los responsables de la matanza, desde el Capitán General de las Fuerzas Armadas, el Presidente, vía el Ministro de Defensa y los generales responsables, hasta los asesinos que dispararon.
3. La fecha de las elecciones de noviembre dará tiempo a la oposición a unificarse y preparar sus cuadros y su organización para ganar la contienda.
4. La unificación sólo es posible en torno a un Proyecto Nacional que sea parte de un Bloque Regional de Poder (BRP). Ese Bloque Regional de Poder, que Simón Bolívar llamó la Patria Grande, existe en forma naciente, en el Mercosur.
5. El eje central del Proyecto Nacional y su campaña electoral es, por lo tanto, la integración inmediata al MERCOSUR, que ha de ampliarse, profundizarse y democratizarse con la integración de Venezuela, Cuba, etcétera.
6. Con la fuerza del MERCOSUR se renegocia la situación latinoamericana ante el capitalismo mundial, FMI, BM, OMC, utilizando los dos poderes que tenemos:1. Una deuda externa combinada de 750 mil millones de dólares y, 2. nuestro poder adquisitivo combinado.
7. La renegociación cierra las 4 venas abiertas de América Latina:.
A. la deuda externa,.
B. el proteccionismo del Primer Mundo,.
C. el intercambio desigual,.
D. la monopolización de las tecnologías de punta en el Primer Mundo.
8. Ese Proyecto Nacional puede organizarse en torno a la Democracia Participativa o Directa,.
que implica el plebiscito anual sobre el presupuesto nacional, entre otras medidas de democracia real, que están explicadas en el libro sobre La Democracia Participativa, en el capítulo de Programa de Transición latinoamericana...
9. Consensuado este Proyecto Nacional con las demás fuerzas, se establece un Comité Coordinador Nacional, en el cual todas las fuerzas estén representadas adecuadamente, sin falsos protagonismos y vanguardias preestablecidas.
10. Paralelamente a la campaña electoral, que tiene que ser combinada con medidas de presión social, se hace una campaña internacional para que se generen comités de solidaridad en el mundo y para conseguir los apoyos materiales necesarios.