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Marta Harnecker


Marzo de 1998

La izquierda en el umbral del siglo xxi: Un libro importante y polémico de Marta Harnecker

Miguel Urbano Rodrigues(1)

El último libro de Marta Harnecker persigue suscitar un debate creador. Se trata simultáneamente de una reflexión sobre acontecimientos de la historia contemporánea, de un ensayo político y también de una propuesta de debate para la revitalización de la izquierda. El desafío comienza en el título: "Haciendo posible lo imposible: La Izquierda en el umbral del Siglo XXI".
En la portada de una primera edición cubana(2), que se agotó rápidamente, figuraba una información: "versión preliminar". La autora explicaba en la Introducción: "esta edición es el resultado de diferentes versiones a las que se han incorporado ideas y sugerencias de amigos y compañeros. En un determinado momento -aclaraba- se me planteó el dilema de seguir durante unos dos años más profundizando y ampliando el trabajo o publicarlo en el estado actual, como un trabajo preliminar, inconcluso, que sirviera de instrumento para provocar el debate y me permitiera recibir aportes de mucha gente, de muchos militantes, que quizá no están dispuestos a escribir o no saben cómo hacerlo, pero sí se prestan gustosos a discutir sobre un material ya estructurado. Terminé finalmente por inclinarme por esta última opción y esto es lo que aquí presento, esperando publicar algo más definitivo en uno o dos años más.
El debate en América Latina y también en círculos de la izquierda europea excedió la expectativa de la autora. Fueron muchas las opiniones y sugerencias recibidas. Marta Harnecker, respetando el proyecto, fue empujada a una reflexión y a lecturas que la llevaron prácticamente a escribir un nuevo libro -la versión definitiva editada en México (Siglo XXI), Portugal (Campo das Letras) y España-.
Marta afirma que su libro se refiere a la izquierda latinoamericana y a sus desafíos actuales, pero su trabajo trasciende esa meta: interesa a toda la humanidad progresista, sin distinción de continentes, nacionalidades o posiciones partidarias.
La primera parte es una síntesis de acontecimientos relevantes ocurridos en América Latina a partir de la Revolución Cubana. En la segunda parte la autora pretende iluminar el mundo de la transición del milenio, tal como ella lo siente en el ámbito de la revolución científico-técnica instrumentalizada por la globalización neoliberal. En la tercera parte Marta reflexiona sobre la posición en que se encuentra la izquierda, sumergida en una crisis teórica, programática y orgánica. Asumiendo la herencia de Marx y reivindicando la actualidad de su pensamiento y lecciones, aborda la cuestión básica de una alternativa al neoliberalismo.
La profundización de la reflexión sobre la temática de la globalización neoliberal, el nuevo paradigma y las consecuencias de la revolución informática, implicó para la autora un esfuerzo ciclópico. Para bajar al vientre de la criatura, Marta se movió durante meses en senderos abiertos por el pensamiento de economistas, sociólogos, politólogos, historiadores y filósofos, clásicos y contemporáneos. Sin ese trabajo, indispensable para iluminar el cuadro de la crisis de civilización del final del milenio, la autora no podría plantear en la tercera parte algunas ideas para un debate en torno a la reorganización de la izquierda que le permita enfrentar en mejores condiciones los grandes desafíos del siglo XXI.
La palabra izquierda es en sí misma una fuente de equívocos; pero no hay otra tan breve y útil para el debate que pueda englobar el conjunto de ideas y ciudadanos progresistas que, a nivel planetario, condenan la explotación del hombre, repudian el neoliberalismo y la sacralización del mercado, rechazan el proyecto de sociedad impuesto a la humanidad.
El lector se preguntará qué es lo que distingue este libro de decenas de otros sobre el mismo tema. En primer lugar la fuerza de la técnica de comunicación. Las reflexiones de Marta Harnecker sobre el pasado reciente y las síntesis a las que llega, tanto como las cautelosas meditaciones en torno a caminos a recorrer en busca de respuestas al qué hacer no son académicas. Uno de los secretos de Marta consiste en una fórmula que le permite utilizar un lenguaje extremadamente simple, accesible a trabajadores sin cultura, para tratar temas muy complejos. Ella demuestra, una vez más, que los grandes problemas que condicionan el futuro de la humanidad pueden ser tratados con rigor metodológico y alto contenido, como si fuesen asuntos de la vida cotidiana. La estructura del texto es poco habitual por su simplicidad. Impresiona la seguridad del lenguaje; el discurso, casi sin imágenes, despojado de metáforas, es frío en la forma. El estilo está finalmente en su aparente ausencia.
Otra de las originalidades del libro es la forma en que Marta Harnecker usa la documentación. En menos de cuatrocientas páginas maneja una bibliografía super-caudalosa. Evitando intervenir de manera ostensiva, excepto cuando se hace indispensable, ella transcribe opiniones o análisis de diferentes autores que informan sobre luchas contemporáneas, intentan clarificar grandes problemas en discusión o contribuir para una mejor comprensión de las astucias de las estrategias neoliberales. El lector camina por su mano en el terreno movedizo de la búsqueda de alternativas. La acompaña en indagaciones sobre la idea de revolución, las relaciones entre las organizaciones de vanguardia y el movimiento popular y las motivaciones y formas de militancia.
La selección de los autores y de los párrafos transcritos es obviamente fundamental en el desenvolvimiento de esta obra atípica, pero eso no significa que Marta esté siempre de acuerdo con las opiniones que cita. Con alguna frecuencia estas sirven para evidenciar discrepancias. Con la fusión de lo que dicen autores muy diferentes y de lo que ella va procurando colocar en el tablero en que las ideas son movidas como piezas de ajedrez, el libro adquiere poco a poco una estructura sólida, se vuelve enseñanza y proyecto.
La obra es polémica de comienzo a fin. No identifico en eso un defecto, sino una virtud. Para mal de la humanidad, estamos poco acostumbrados a que la mayoría de los intelectuales en un mundo dominado por el poder informacional cultiven la virtud de la autenticidad. Tal vez por eso mismo la tercera parte del libro, secuencia natural de las anteriores es la más importante, porque la izquierda en el umbral del siglo XXI no se encuentra en buenas condiciones para enfrentar los grandes desafíos resultantes de la hegemonía neoliberal y del pensamiento único. Esa izquierda, perpleja, tiene poco de gratificante a ofrecer. En primer lugar hay que definirle las fronteras. En Europa concretamente la perversión mediática presenta como representativos de la izquierda partidos socialistas y socialdemócratas que, instalados en el gobierno, son celosos defensores de políticas neoliberales. Eso ocurre actualmente en Alemania, Franca, Italia, Inglaterra y Portugal.
Absurdos como ese se insertan en una crisis global de civilización, más grave e infinitamente más compleja que la del inicio de la Edad Media, cuando se desagregó el Imperio Romano de Occidente Marta no cree que se pueda comprender el mundo contemporáneo y buscar alternativas viables para el impase neoliberal sin que para analizar la realidad se acuda al instrumental científico de Marx. Responsabilizar al marxismo por lo que sucedió en la URSS, como lo hace la propaganda neoliberal, es un absurdo tan grande como responsabilizar a una buena receta de cocina de que el flan se queme en el horno. Nadie mejor que Marx - nos recuerda - elaboró una crítica del capitalismo de su época; nadie como él ha sido capaz de vislumbrar hacia dónde iba la humanidad sometida a las relaciones capitalistas de producción. De alguna manera él previó con un siglo de anticipación el proceso de globalización que vive hoy el mundo.
En los últimos veinticinco años la Tierra cambió más que en los cien anteriores. Sin embargo, no disponemos todavía de un estudio comparable por el rigor y lucidez al que Marx elaboró sobre la sociedad industrial. Estamos retrasados en el diagnóstico del capitalismo de la revolución electrónico-informática. ¿Que modificaciones introdujo la máquina digital en el concepto clásico de plusvalía? ¿Acaso tenemos respuesta satisfactoria para las consecuencias del funcionamiento de un mercado en donde solamente el juego especulativo con las divisas representa casi sesenta veces el valor total del comercio mundial? ¿Acaso tenemos ideas concretas sobre la manera de detener engranajes financieros como los que han hundido los países de Asia Oriental y Brasil, crisis que afectan a toda la humanidad? ¿Acaso conocemos en profundidad el funcionamiento de lo que el sociólogo español Manuel Castells llama la sociedad informacional, es decir, la forma nueva y específica de organización social en que la generación, el procesamiento y la transmisión de la información se convierten en fuentes fundamentales de la productividad y del poder, gracias a las innovaciones tecnológicas del actual período histórico?
Las respuestas son negativas. En su libro Marta destaca bien el carácter monstruoso del proyecto neoliberal y los mecanismos de una sociedad concebida para minorías, en la cual el poder informacional cumple un papel cada vez más decisivo. Va más lejos y más hondo de lo que sobre la misma temática hizo, por ejemplo, Ignacio Ramonet en su best seller Geopolítica del caos. Eso, porque Marta no escribe como espectadora angustiada, ni divulgadora de las consecuencias de una aplicación perversa de las innovaciones de la ciencia y la técnica. Su perspectiva es la de alguien que dedicó su vida al trabajo militante en pro de la transformación revolucionaria de la sociedad. No puede por eso quedarse en el cómodo terreno del diagnóstico de la crisis de la civilización.
Marta Harnecker es una revolucionaria chilena de larga trayectoria. Ganó proyección internacional a comienzos de los setenta con su libro Los conceptos elementales del materialismo histórico, que cumplió en América Latina un papel semejante al de Georges Politzer en Europa. Editado por Siglo XXI vendió hasta hoy, en lengua española, alrededor de un millón de ejemplares. Su nombre andaba de boca en boca en las universidades de América Latina. En esa época militaba en el Partido Socialista de Chile. La conocí en 1997, en La Habana, donde dirige el Centro de Investigaciones "Memoria Popular Latinoamericana", ONG dedicada, como su nombre lo dice, a recuperar la memoria de un continente sometido al imperialismo.
En mi larga existencia de trotamundos he conocido pocos intelectuales como Marta Harnecker, que se entreguen en forma tan intensa a las tareas que se proponen. Sin embargo, esa dedicación extrema no le hace perder de vista que hay que rechazar todo lo que pueda deshumanizar la maravillosa aventura de la existencia individual. El objetivo de la revolución social -escribe- no es solamente luchar para sobrevivir, es además transformar la forma de vivir. Consecuente con tal opción, considera indispensable penetrar en "el mundo de la moral y del amor, la transformación directa y cotidiana del modo de vivir, pensar y sentir".
Creo que los comunistas y gente progresista de muchas tendencias van a leer con interés e incluso emoción -en desacuerdo muchas veces, porque el libro es siempre polémico y desafiante- lo que Marta escribió sobre temas como los instrumentos políticos adecuados a los nuevos desafíos, los diferentes tipos de militancia, el centralismo democrático en la era neoliberal, los espacios para debate, la democracia en los cuadros de dirección de los partidos revolucionarios, las relaciones entre partido y sindicato, partido y masas, el partido único en una sociedad revolucionaria acosada, y los desafíos que se plantean en la esfera institucional y el terreno electoral en sociedades capitalistas.
Me incluyo entre aquellos que consideran mucho más difícil hoy la opción revolucionaria que en otras épocas, porque las generaciones actuales tienen conciencia de que no serán protagonistas de rupturas sociales que concreticen los ideales del socialismo.
En un encadenamiento de ideas y hechos fascinante, moviéndose desde Marx a Fidel, de Lenin a Gramsci, citando y comentando textos de gente tan diferenciada como, entre muchos otros, Schumpeter, Althusser, Chomsky, André Gorz, Manuel Castells, Robert Reich, Christopher Freeman, Carlota Pérez, Chossudovsky, Ramonet, Hobsbawm, Chesnais y, obviamente, muchas de las figuras más destacadas del pensamiento político, social y económico de América Latina, de Mariátegui a Fidel y al Che; Marta Harnecker, en un viaje incesante por el tiempo, meditando sobre victorias y derrotas de movimientos revolucionarios, nos empuja siempre al escenario de un gran desafío a la imaginación y al trabajo político: el qué hacer.
No comete el error de proponer soluciones. Llama la atención sobre temas subestimados u olvidados, ayuda a reflexionar en busca de caminos, lo que es mucho, incluso porque no pretende proporcionar certezas. Creer que la globalización neoliberal imperial está condenada por su irracionalidad a fracasar, no significa que las fuerzas progresistas se encuentren hoy en condiciones de llevar adelante revoluciones victoriosas en tiempo predecible. El libro de Marta plantea el problema: ¿qué revolución queremos?, ¿con qué revolución soñamos?, ¿qué tenemos a proponer?
A nivel internacional la izquierda no tiene programa, no dispone de teoría. Hay que crear casi todo a partir de una situación extremadamente desfavorable. Sin teoría revolucionaria la intervención de las masas en la transformación de la historia solamente puede lograr objetivos limitados. Marta recuerda palabras de un gran revolucionario por juzgarlas adecuadas para la comprensión de las difíciles luchas que las fuerzas progresistas tendrán que entablar en las próximas décadas: El mayor peligro -quizá el único- para el verdadero revolucionario es exagerar el revolucionarismo, ignorar cuáles son los límites en que los métodos revolucionarios son adecuados y eficaces. Son palabras de Lenin y conservan enorme actualidad no obstante ser muy diferente el contexto. Nuestra época es de desaliento y confusión, de esperanzas frustradas.
Marta tiene conciencia de que en el final del milenio, con la actual correlación de fuerzas, es utópico pensar en la toma del poder por vía insurrecional en sociedades dominadas por el imperialismo. Fidel Castro afirmó no hace mucho que revoluciones como la Francesa de 1789 o la Rusa de Octubre de 1917 no podrán repetirse, para concluir que las grandes revoluciones del futuro próximo serán generadas por las crisis, cada vez más desbastadoras, del propio capitalismo.
Tomando distancia de los marxistas y ex-marxistas que sueñan con la participación en el poder y creen en compromisos con la social democracia (cuyos resultados son transparentes y decepcionantes en países como Chile, Francia e Italia) Marta nos recuerda que, contrariamente a lo que sostiene la derecha, la política no es el arte de lo posible. La izquierda no puede catalogarse como tal si concibe la política como "real politik", porque eso no significa sino adaptarse a la realidad actualmente existente. Según ella la izquierda debe concebir la política como el arte de construir la fuerza social y política capaz de cambiar la realidad haciendo posible en el futuro lo que hoy aparece como un imposible.
La admiración que me inspira el bello y lúcido libro de Marta Harnecker no es afectada por no compartir algunas opiniones de la autora. Me distancio concretamente de la manera algo generalizante como plantea la cuestión del derecho de tendencia en los partidos de izquierda. Considero una visión idealista del Partido de los Trabajadores (PT), de Brasil. Un grupo de cuadros de alta calidad no hace por sí solo un gran partido. Asimismo, no comparto lo que me parece ser una actitud de optimismo prematuro ante la nueva situación creada en Venezuela por la elección de Hugo Chávez.
Marta Harnecker escribió este libro pensando sobre todo en los jóvenes de América Latina, pero se trata de un libro que tiene interés para toda la humanidad progresista, y creo que va a alcanzar una proyección mundial. Estoy persuadido que millones de hombres y mujeres que en distintos lugares del mundo permanecen fieles a los ideales de izquierda en sociedades muy diferentes, tienden a hacer suyo el desafío sintetizado en el título de su libro: Haciendo posible lo imposible.
Notas
1- Escritor y periodista portugués, ex diputado y representante de su país en la comisión europea.
2- Marta Harnecker, Haciendo posible lo imposible: la izquierda en el umbral del siglo XXI (versión preliminar), MEPLA, La Habana, febrero de 1998. Meses después esta misma versión se publicó en Santiago de Chile y Bogotá.
(Versión preliminar)