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Marta Harnecker


13 de noviembre del 2000

Acerca del trabajo de
Marta Harnecker, sobre:
"Como vió Lenin el socialismo en la URSS"

Malime
El pasado día 6, Rebelión, bajo el título que encabeza este artículo, nos ofrece un importantísimo y arduo trabajo, donde la autora realiza un amplio resumen de la obra de Lenin, destacando las claves políticas para poder explicarnos, cómo, el por qué, se produjo el triunfo, el desarrollo y la caída del socialismo, en la URSS.
Si bien es cierto, que ella no se pronuncia sobre las causas que lo hicieran caer, también es cierto, que el simple hecho de realizar ese resumen, donde destaca las citas que la interesan, así como de las preguntas finales que plantea, de alguna forma se produce un pronunciamiento. En todo caso, a lo que objetivamente contribuye, es a la invitación de la lectura crítica de Lenin.
De todas formas, tal vez, por el esfuerzo sintetizador, algunas expresiones que realiza, podrían dar lugar a obviar matizaciones, que pueden crear cierta falsa interpretación sobre el pensamiento de Lenin. Así, cuando en el párrafo 10, refiriéndose a Él, dice "... que la victoria del socialismo puede ser posible (...) en un solo país, en forma aislada". Sobre tal posibilidad, Lenin matiza, que: "no puede triunfar simultaneamente en todos los países".
Para Él, el triunfo del socialismo, para que se consolidase, tenia que realizarse a nivel mundial, o en los principales países desarrollados. Pero reconocía que no se puede esperar a que se produzca de forma simultánea en todos los países, en algún país se tomará la iniciativa, para que se inicie el proceso de la revolución mundial, al que se sumarían los demás.
En el párrafo 12, dice que el triunfo de la revolución en Rusia, fue para Lenin una sorpresa. Después de la experiencia del intento revolucionario de 1905, es lógico que Lenin, al referirse a la siguiente fase, después de la caída del zarismo en febrero, manifestara que el triunfo de la revolución socialista: "quizás no lleguemos a ver". Considero que el proceso tal como se desarrolló, estaba meditado previamente por Él, el prever, el espacio de tiempo para conseguirlo, eso sería un ejercicio matemático de difícil determinación, lo que si tenia claro, era como se tenía que desarrollar el proceso, y sobre todo lo que era fundamental y motivo de grave confrontación con los reformistas de su época, la cuestión del poder, el Estado y la forma de participación democrática del proletariado, organizado como clase dominante, la Duma o el Soviet.
En mi trabajo publicado por Rebelión el pasado 21 de junio, bajo el título "¿El fin del mundo bipolar?", abordaba y manifestaba mi opinión, sobre como, a mi entender se produjo la caída de la URSS, aunque, dadas mis múltiples limitaciones, mi argumentación carecía de las abundantes citas que nos ofrece Marta Harnecker.
La lectura de sus citas y las preguntas finales que formula, es la razón que me lleva a realizar este trabajo, donde toco un tema que no desarrollé en el anterior. Un tema que nunca comprendí. El por qué existían en el Estado soviético, los sindicatos. ¿Por qué, en un Estado socialista, con una estructura organizativa de poder soviético al estilo de la Comuna, fuera necesario la existencia de los sindicatos?. Organizaciones de clase, para la defensa de sus intereses laborales, sociales y económicos. En un país donde los medios de producción son de propiedad social, de todo el pueblo, administrados en interés del conjunto del pueblo, por un Estado donde la democracia directa y participativa de las masas laboriosas, se nos decía que era real.
Lenin en su polémica con Trotski, sobre el papel de los sindicatos, al definirlos dice que "...
son escuela de dirección técnico-administrativa de la producción". (25/1/1.921). Pero al realizar esa definición, que rompe con el concepto clásico que se tiene del sindicalismo, está reconociendo, que la democracia soviética, es decir el Estado, no estaba representado orgánicamente, en los centros de producción. En lugares tan vitales, donde tenia, que, democráticamente, realizarse el desarrollo productivo del país, a través, y con la colaboración de los obreros en las fábricas, y desde las fábricas. En un Estado que creía en el obrero como motor, de la consolidación y desarrollo del socialismo.
Al final de sus días, Lenin, viendo el desarrollo del burocratismo, amplia esa definición educadora, para reconocer la que tiene el sindicalismo en los países capitalistas modernos, como elemento de confrontación, contra el poder económico, y cuya actividad se destaca por la lucha que mantienen, fundamentalmente en sus aspectos reivindicativos, economicistas. Aunque, Lenin, siempre defendió el sindicalismo revolucionario, con un alto contenido político de clase. En esa ocasión, para luchar políticamente contra el burocratismo, reconoce a los obreros organizados en el sindicato, el derecho de promover huelgas, para que esos aspectos negativos se corrijan.
¿Por qué, se teorizó que la clase obrera, era la clase en la que apoyarse, para la revolución socialista? Y luego, cuando la revolución triunfa, no se desarrolla la organización estatal soviética, hasta donde la clase obrera mejor podía realizar su poder, a través de la acción política, allí, donde, cuando colectivamente, está constituida como tal clase, cuando se produce la materialización real como clase obrera, en los centros de producción, donde mejor puede ejercer su responsabilidad política, opinando y actuando directamente sobre los problemas de la producción, sobre los problemas que conoce mejor, amen, de que ello no la impediría manifestarse sobre los problemas generales, desde su propio ángulo de visión.
En el apartado 7.1. Especialistas burgueses, Harnecker, nos sitúa ante aquella tremenda realidad, la subjetividad desarrollada revolucionariamente, que permitió el éxito de febrero y octubre, y la objetividad de la falta de condiciones materiales, para que la revolución se mantuviese, con un país atrasado, con una clase obrera minoritaria en la que poder apoyarse.
Una vez conquistado el poder, el país tenia que ponerse en marcha, desarrollar la producción y alimentar a un pueblo hambriento, que vio como se agudizó su situación tremendamente, por la guerra y el boicot económico de todos los países, cuando confiaba que la revolución les sacara de la miseria y la esclavitud. Para poner en marcha la producción, hubo que recurrir a los técnicos que había. Estos, eran parte de la clase que había perdido el poder político, elementos antisocialistas de los cuales había que conseguir su colaboración, "estimulándola" con la zanahoria y el palo, para que contribuyeran a la puesta en marcha del proceso productivo, sin boicotearlo.
La elección de los especialistas fue encomendada, designarlos, no a los obreros, "... el partido [debería] designarlos para dirigir el proceso del trabajo y la organización de la producción..." Aunque teóricamente, estaban bajo el control de "comisarios obreros o comités obreros". Si al día siguiente de la toma del poder, el país tenia que seguir funcionando, si no se daban las condiciones objetivas para la administración y funcionamiento de la economía, era evidente que se tenían que adoptar medidas que no admitían demora, aunque ello se realizase "por decreto", burocráticamente. Pero esas medidas para salir del paso, no justifican que se adoptasen más del tiempo necesario. Inmediatamente, en cuanto la organización obrera se estableciese, esta tenía que asumir el control, el partido tenia que realizar al mismo tiempo un gran esfuerzo, y tener permanentemente como objetivo, que esa organización se constituyese, cuanto antes y asumiese la responsabilidad que el partido, había tomado. El partido nunca puede suplantar al pueblo, podrá sustituirle circunstancialmente, en situaciones excepcionales, pero ni un día más de lo necesario, tiene que prolongarse. La relajación por la vuelta a la normalidad democrática participativa y directa por parte del pueblo, en países que han conquistado el socialismo, es el origen y desarrollo del burocratismo, de estados de excepción que degeneran en dictadura.
Habría que saber, si las decisiones adoptadas por los comisarios "obreros", - que lógicamente serian miembros del partido - eran planteadas y debatidas en los órganos de poder soviético del cual dependiese cada centro de producción, si la democracia soviética se fortaleció, con aquellas decisiones, o lo que verdaderamente se produjo es el poder burocrático del partido, y el debilitamiento del poder soviético.
Lenin, reconocía, que aquellas medidas habían supuesto retroceder "... un paso - que obligaba a - discutir públicamente los medios de que [se dispone], significa educar a las masas y aprender de la experiencia, aprender de ellas a construir el socialismo. [...] Sin embargo el tiempo transcurrió, esa participación necesaria de las masas, no se llevó a efecto, porque el partido, no prestó la atención necesaria, - probablemente porque no podía - para que se constituyese la forma organizativa imprescindible, para que se ampliase el poder soviético hasta los lugares más recónditos, hasta los propios centros de producción, la herencia sindicalista del anterior sistema, fue el máximo de organización que se llevó a los centros de producción. El sindicato es un órgano subordinado del Estado, pero no es un órgano de poder estatal, ejecutor de las medidas políticas y administrativas, a realizar en cada centro de producción.
Se podrá objetar que son el barrio, el distrito, el pueblo, la ciudad, la región, la nacionalidad, el país, los niveles de organización natural, para el desarrollo de la estructura estatal soviética. Pero esa estructura territorial, no debía impedir, que la organización soviética, pudiera realizarse también sectorialmente, para una mayor eficacia en la administración de las específicas materias de cada sector productivo, en todas las actividades sociales o educacionales, etc., necesarias en cada nivel territorial. Quienes podían estar mejor capacitados, para proponer al conjunto de los ciudadanos soluciones para los problemas específicos sectoriales, y para proponer los técnicos cualificados que los dirigieran, eran los que directamente los vivían más intensamente, los propios trabajadores de cada rama de la actividad social productiva. Esos trabajadores tenían que ser los que controlasen a los dirigentes de cada centro de actividad productiva, proponiendo su revocabilidad al órgano que los nombró, cuando se desviasen del mandato recibido.
Las responsabilidades delegadas sectorialmente, lógicamente tendrían que realizarse, teniendo en cuenta el conjunto de las necesidades e intereses del conjunto de los ciudadanos del país, de la región, o de la ciudad o pueblo, de la planificación general y particular que en cada nivel, democráticamente fuera aceptada. Estas limitaciones necesarias, no tendrían que ser otras, que las estrictamente necesarias para evitar que el corporativismo profesional, degenerase en el anarquismo y la confrontación mezquina de los particularismos, que paralizase o dificultase el desarrollo productivo y administrativo del conjunto.
Los partidos comunistas, que se guían por la teoría marxista, son vanguardia del proletariado, pretenden contribuir a la elevación de su conciencia de clase, para que asuman el protagonismo histórico que les corresponde. El PCE, tenia una estructura organizativa revolucionaria, era una forma avanzada de democracia proletaria, limitada por las condiciones de clandestinidad, durante el periodo de la dictadura franquista. Su organización sectorial, permitió que los militantes se vinculasen y ejercieran su actividad política en los diferentes lugares donde el pueblo se ubicaba, fundamentalmente en las fábricas, donde su influencia era mayor. Conocían los problemas de la fabrica, y los generales del país, al analizarlos, acordaban las acciones a realizar en el medio donde se desenvolvía su actividad. De la corrección o error de sus propuestas dependía, que fueran asumidas o rechazadas por el colectivo de trabajadores.
Al aceptar el PCE, como marco exclusivo de actividad política, el juego formal impuesto por el sistema, el juego de la democracia delegada a través del parlamentarismo, para ir al socialismo, necesariamente tuvo que liquidar la estructura organizativa sectorial, desapareció un sistema organizativo, que permitía su influencia directa con la sociedad, la importante influencia que tenia en las principales fábricas, desapareció.
Los soviets, fueron en su momento, una experiencia practica, de la teorización marxista de la Comuna. Según nos dice Marx, en su obra "La guerra civil en Francia": "La Comuna no había de ser una corporación parlamentaria, sino una corporación de trabajo, ejecutiva y legislativa al mismo tiempo (...) el sufragio universal había de servir al pueblo organizado en comunas, para encontrar obreros, inspectores y contable con destino a su empresa".
Quienes podrían proponer mejor, para que, en cada centro de actividad, se eligiesen a esos especialistas, que los propios trabajadores de cada centro o del sector de actividad. Y quienes mejor que ellos, para desde su propio medio, poder controlarlos y revocarlos.
Al final de sus citas Marta Harnecker, se pregunta: "¿Cómo se crea el sujeto social protagónico de la nueva sociedad si por una parte el desarrollo industrial exige un sujeto disciplinado, sometido a la autoridad personal de los dirigentes de la economía y, por otro, no existe una participación popular masiva en los soviets, que, además, van perdiendo dinamismo y relevancia? ¿Cuál es el verdadero origen de las desviaciones burocráticas, no tendrá que ver en ello, más un exceso de centralismo que el atraso cultural del pueblo?".
El ser protagonista de la nueva sociedad, es el que genera el sistema capitalista de la vieja sociedad, el ser social productivo. El capitalismo en sus entrañas lleva preñada la clase social que acabará con la burguesía, no hay que inventarse ningún sujeto protagónico, ese sujeto existe ya en el capitalismo y continuará existiendo durante el desarrollo del nuevo sistema socialista.
Para el triunfo de la revolución y del desarrollo industrial, es imprescindible la disciplina. Mayor disciplina a la que se someten los trabajadores en el proceso de la revolución socialista, donde ponen en juego su propia vida, no puede haberla en la producción industrial. Cuando los trabajadores asumen sus compromisos revolucionarios en la lucha por el poder y por el desarrollo industrial, es porque democráticamente así lo han decidido, sin que ningún ser superior se lo imponga. Y para poder ejercer ese derecho político democráticamente, tiene que existir, la estructura política que se lo permita. El centralismo es válido y eficaz cuando es asumido democráticamente, si es impuesto desde arriba, entonces es centralismo burocrático, que en su desarrollo degenera en dictadura.
Durante la fase capitalista, se impide al pueblo la participación directa en la política, porque su estructura organizativa y funcionamiento, esta pensado para una clase política, que se sitúa por encima de la sociedad, y al servicio de la minoría dominante. Para superar esa situación, paralelamente, el pueblo, tiene que crear su propia estructura política de participación y organización.
Cuando su grado de organización y de lucha paralela, le ha permitido ir ganando batallas políticas, cuando su nivel llega a un grado que le permite plantearse la toma del poder, se produce entonces la acción más consecuentemente revolucionaria, destruir la maquinaria estatal burguesa, con la cual paralelamente ha estado conviviendo. Esa estructura de organización para luchar por el poder, sirve y se desarrolla en la nueva fase de la sociedad sin clases sociales antagónicas, es la que sustituye a la maquinaria estatal burguesa, con esa nueva maquinaria de poder y de participación directa del pueblo. Esa maquinaria no se improvisa, cuando el pueblo toma el poder, existe ya antes, se ha forjado durante el periodo de confrontación, ha adquirido experiencia de lucha, pero lo que es fundamental, ha adquirido experiencia de organización, está capacitada para administrar el poder socialista.
La toma del poder, solo es posible cuando se dan las condiciones objetivas y subjetivas que lo permiten, cuando el grado de desarrollo capitalista llega a tal grado, que agudiza las contradicciones de clase, la concentración capitalista está tan concentrada, que entra en contradicción con la inmensa mayoría de la sociedad, incluidos sectores del propio bloque burgués, facilitando con ello la expropiación de esa minoría. Además, cuando se dan las condiciones materiales objetivas, que permiten se desarrollen las condiciones subjetivas, no solo para la toma del poder, también para el mantenimiento del poder.
Hoy día, en comparación con la fase imperialista en que se produjo la revolución soviética, las condiciones objetivas son mucho mayor. Los datos están ahí, los informes del PNUD, año tras año, lo confirman, la concentración capitalista es mayor, las contradicciones de clase se han acelerado desde que desapareció la URSS. El gran problema para que triunfe la revolución socialista, reside en que las condiciones subjetivas están muy lejanas, la ideología de la clase dominante es aplastante, han sabido aprovechar el desarrollo científico técnico, para expandir apabullantemente su pensamiento. Además de los medios técnicos tan importantes como son la televisión, la radio, la prensa, que generan una cultura consumista, que dispersa a los individuos, queriendo hacerles creer que para satisfacer sus necesidades materiales y espirituales, es necesario la constante confrontación competitiva con sus semejantes, en vez de la solidaridad. Han comprado también a los mejores publicistas, para que divulguen sus teorías.
Han acojonado a los propios intelectuales y políticos, que se dicen defensores de la cultura marxista, hasta tal extremo que estos han mandado al carajo a la base materialista en que se asienta el núcleo filosófico del marxismo. Han invertido los términos del materialismo dialéctico, parten de la realidad subjetiva de la sociedad, para justificar sus teorías reformistas, que se sintetiza en ese razonamiento simplón, "No valen las antiguas recetas", "La sociedad ha cambiado" "La época de las revoluciones ha pasado", "El socialismo llegará por otras vías democráticas". Se cuestiona el marxismo y el leninismo, ahora más que nunca, una vez que se ha producido el derrumbamiento de la URSS, y de los demás países socialistas.
El retroceso material producido como consecuencia de ese derribo, que ha traído no solo para los ciudadanos de esos países situaciones calamitosas, sino incluso para el conjunto de los trabajadores de los países capitalista, no es tenido en cuenta. Resaltan la realidad del pensamiento único impuesto a la sociedad, se adaptan a ese pensamiento, aunque lo denuncian como malo, pero aportando soluciones políticas reformistas, en vez de mantener posiciones firmes revolucionarias, para que, tárdese lo que se tarde, esas posiciones sean comprendidas por el pueblo. Hasta ahora, la realidad constatable, es que no hemos sido capaces de inducir con nuestras actitudes para que se produzca el necesario desarrollo de la conciencia colectiva.
El sistema capitalista es tan perverso, que si no tienes una firmeza ideológica consecuente que te permita entrar en su juego, sin someterte a sus reglas, si finalmente las aceptas, eres la primera víctima, y terminas corrompiéndote, te constituyes en clase política, junto a los otros políticos integrados en los demás partidos burgueses, en siervo del sistema. Te distancias del pueblo, te sitúas también por encima de la sociedad, como los demás políticos burgueses. Hasta llegas a aceptar su propio lenguaje, ese lenguaje que Petras denuncia en su nuevo libro "Globaloney", donde explica como se sustituyen los términos clasistas por eufemísticos términos que oscurecen intencionalmente una comprensión de la vida real.
En mi anterior trabajo, donde resumiendo, decía que el fondo de la cuestión sobre la caída de la URSS, fue el proceso de burocratización del PCUS, que también tuvo lugar por los condicionantes del propio proceso en que se generó la revolución rusa, en un país atrasado, con una clase obrera minoritaria, aunque muy concentrada, lo que facilitó, que con una política consecuentemente revolucionaria, se dieran las condiciones para derrocar el zarismo y la democracia burguesa representada a través de la Duma. Donde el PCUS tuvo que suplantar al pueblo en el ejercicio del poder estatal, en la práctica de la democracia directa y participativa de un pueblo con tan bajo nivel de cultura en general y política en particular, que hizo imposible en los inicios, su participación en los soviets, para administrar el poder.
Lo que fue en sus orígenes un estado de excepción, necesario, dados los condiciones coyunturales históricos, se convirtió en estado de excepción permanente, cuando las condiciones materiales ya habían cambiado. El desarrollo y la acumulación de la propiedad social, se había realizado, sin la necesaria relación dialéctica, sobre el desarrollo del subjetivismo del conjunto de la sociedad, que se llamaba soviética pero que no lo era. De hecho los que decidían sobre esa propiedad era una ínfima parte del pueblo. En un principio pretendiendo realizarlo en interés del pueblo, pero finalmente, cuando esa situación contradictoria llegó a tal grado de agudización, y el desarrollo productivo se estancó y en algunos aspectos retrocedió, entonces, se resolvió en interés de los que, de hecho por administrar esa propiedad sin control democrático, se decantaron como los únicos dueños.
Para que pueda consolidarse y desarrollarse el uso de los bienes de propiedad, los medios de producción sólo pueden utilizarse en un sistema capitalista, sin más trabas que las propias que ese sistema genera. Finalmente, el Estado, bajo el confuso sistema soviético, también fue clarificado y se decantó por el sistema clásico del capitalismo, el de la delegación de la política por los ciudadanos en una clase política que hace y deshace a su antojo. Definitivamente el Soviet, fue sustituido por la Duma.
La experiencia de la revolución soviética, reafirma la validez del método de análisis, basado en el materialismo dialéctico e histórico. La relación dialéctica entre lo objetivo y lo subjetivo, el análisis objetivo de la realidad material, que nos permite interpretar las circunstancias subjetivas que condicionan, la existencia del hecho material, sin cuya relación dialéctica es imposible incidir positivamente en la transformación, del medio material y social. Interpretar, si fue Lenin quien se equivocó, o fue la socialdemocracia. Si fue correcta la consigna de todo el poder a los soviets, o se debió esperar, como defendían los reformistas de la socialdemocracia, y como siguen esperando - ahora, acompañados por "modernos marxistas" - a perfeccionar la maquinaria estatal burguesa, hasta que se consiga tal perfección, que el socialismo se implante "democráticamente", como una breva madura.
Lenin no fue un traidor, ni un aventurero, los traidores y los reformistas fueron los socialdemócratas.
Las condiciones objetivas para la revolución socialista se daban en los países más desarrollados de Europa. En Rusia no se daban pero, se podrían dar con la ayuda de la revolución en esos países. Sin embargo, los revolucionarios rusos, si supieron contribuir al necesario desarrollo de las condiciones subjetivas, con el ¿Qué hacer?, y del análisis de la experiencia del intento revolucionario de 1905, se crearon las bases organizativas para la lucha por el poder. Los soviets, fueron órganos de poder que demostraron, la validez de su forma de organización paralela, que terminaron con el zarismo, y con la Duma burguesa, pero era insuficiente para al día siguiente de la toma del poder, poner en marcha la maquinaria administrativa y productiva, además, de mantener una costosa guerra, con los elementos internos y los ejércitos extranjeros.
A pesar de todas las dificultades, de los errores que se generaron por las propias condiciones históricas del país, han demostrado que en esos setenta de años de existencia de la URSS, se produjo un avance tecnológico, científico, y cultural, que permitieron importantes prestaciones sociales y laborales, que permitieron al pueblo disfrutar de una seguridad en aspectos básicos para su existencia que nunca disfrutaron y que ahora tanto han perdido. Nadie podrá negar la influencia que ese sistema ejerció, en el mundo, que puso coto al imperialismo, e influyo en el desarrollo de las condiciones de bienestar a que se vieron obligados a realizar los países capitalistas. Lenin fue el teórico que más desarrolló la obra de Marx y Engels, en los aspectos básicos de su núcleo: la necesidad del partido revolucionario, la cuestión del poder, con un análisis científicamente correcto sobre la función histórica del Estado y la democracia, en la fase última de desarrollo del capitalismo, en la fase imperialista. Olvidar sus enseñanzas en vez de desarrollarlas, es la mayor traición que haríamos a todos los oprimidos, incluidos nosotros mismos.