30 de julio del 2002
Fragmento de la entrevista al presidente Hugo Chavéz:
La Oficina de los Estados Unidos para la Transición
Leña seca para una candela que queremos apagar
Marta Harnecker
-¿Y hablando de política internacional, ¿qué puedes decirme
acerca de lo que salió en El periódico El Nacional acerca
de que Estados Unidos pretende abrir en Caracas una oficina para la transición?
-Mira Marta, nosotros estamos averiguando primero de qué se trata
antes de adoptar una posición. Como nos hemos enterado básicamente
por la prensa, y creo que cualquiera puede entender que tenemos bastantes razones
para dudar de los grandes titulares de la prensa opositora. No vaya a ser que
sea un manejo periodístico para que nosotros reaccionemos ahora que hemos
venido dando pasos suavecitos, con mucha cautela, para no complicar más
las relaciones con Estados Unidos.
Estamos, por lo tanto, indagando. Le hemos pedido al gobierno de Estados Unidos
a través de su embajada que aclare; estamos buscando información
por otras vías. Ellos han dado algunas explicaciones pero aún
no lo suficientemente detalladas. El diario Últimas Noticias –uno
de los más objetivos que tenemos- del martes 23 de julio, es decir de
hoy, dice al respecto (leo): "Aclaratoria: La embajada de Estados Unidos
en Caracas confirmó ayer que el gobierno estadounidense está considerando
la posibilidad de abrir una abrir una "oficina para iniciativas para la transición"
y aclaró que su objetivo es fortalecer la democracia. El agregado de
prensa de la sede diplomática, John Low, dijo que la iniciativa esta
siendo considerada en Washington ante la complicada situación política
que vive Venezuela. "Esta es una iniciativa que se viene considerando desde
hace meses, es una posibilidad que se inscribe en los programas internacionales
de fortalecimiento de las instituciones democráticas - aseveró
Low-. Si la oficina se abre será de una manera pública y va a
trabajar con el gobierno, la oposición, las organizaciones no gubernamenales
y los ciudadanos." Aclaró que el nombre de la oficina se debe a la labor
que desarrolló en sus orígenes para cooperar en la transición
que llevaron adelante los países que tenían regímenes comunistas
a sistemas democráticos.
¿Qué actitud debemos adoptar frente a esto? Primero, debemos mirarlo
con atención, con cuidado, con calma, con paciencia; debemos indagar
a fondo. Hasta ahora están aclarando que es sólo una posibilidad.
Ahora, te puedo decir que hoy mismo encomendé al canciller Charleston
la tarea -y ya la cumplió- de hacerle ver al gobierno de Estados Unidos
a través de su embajada en Caracas, que a nosotros nos parece que una
iniciativa de este tipo, si se diera, no ayudaría a nuestro esfuerzo
de bajar las tensiones internas, de buscar alternativas de solución para
el país, para lo cual hemos demostrado amplitud sobrada.
Por otra parte, es sabido que estamos dispuestos a dialogar. Hemos dialogado
con gobiernos de muchas partes del mundo, hemos invitado al Centro Carter, a
las Naciones Unidas a visitarnos. Hemos dicho que puede venir aquí quien
quiera venir siempre que respete nuestra soberanía y venga a cooperar.
Ahora, ¿por qué digo yo y le hemos dicho al gobierno de los Estados Unidos
que en nuestro criterio y ante estas primeras informaciones creemos que esto
no ayuda? Porque generaría, como ya empezó a generar en algunos
sectores de oposición, la idea, la percepción de que ese gobierno
los estaría apoyando. Fue esa sensación de sentirse apoyados lo
que los alentó a hacer lo que hicieron el 11 de abril. Cuando en aquellos
meses iban a Washington sectores de la oposición y eran recibidos en
diversas oficinas, no sé si de transición o no, yo manifesté
varias veces a embajadores anteriores y al actual, y lo hice también
cuando visité ese país, que me parecía muy riesgoso la
buena acogida que le estaban dando allá a gente que estaba conspirando
aquí, que eso era muy riesgoso porque pudiera hacerles creer a ellos
y a otras personas, incluyéndonos a nosotros como gobierno, de que allá
estaban apoyando y dándole luz verde a iniciativas como esa.
Esto de la Oficina de Transición podría generar el mismo efecto.
Y lo más negativo es que eso ocurre en un momento en que hay algunas
razones objetivas para sentirse optimista. Hay algunos sectores de oposición
que han venido reflexionando acerca de la necesidad de evitar salidas que pusieran
ser traumáticas o salidas más allá de la Constitución
y eso puede ir aislando a los sectores más radicalizados de la extrema
derecha y la contrarrevolución. Hacia allá apuntan nuestros esfuerzos
de diálogo, de rectificación en algunas cosas y la cooperación
de algunas figuras y entidades internacionales.
Entonces, el establecimiento de una oficina como la que se está planteando,
con el nombre y los antecedentes que tiene, pudiera más bien ser leña
seca para una candela que queremos apagar.
Esto es lo que podemos decir hasta la fecha de hoy, 23 de julio.
Pero si más adelante esto llegara a concretarse, nosotros tendríamos
también que concretar nuestra posición y llevar ese debate primero
al país, a nuestras instituciones -ya han comenzado a surgir voceros
de la oposición aplaudiendo la propuesta, pero también por supuesto
hay sectores que empieza a manifestarse en contra de esa propuesta- y luego
más allá de Venezuela.
Por otra parte, aquí ya está en marcha una transición.
Venezuela está viviendo un proceso de transición desde hace tres
años, una transición de un modelo político, económico
y social a otro modelo que está señalado en la Constitución
nacional. Esa es nuestra transición. Ahora, si el gobierno de los Estados
Unidos quiere tener más presencia en Venezuela para apoyar esa transición
que es la única que yo reconozco, bienvenido sea. Si el gobierno de los
Estados Unidos quiere instalar en Caracas unos asesores, unos equipos para ayudarnos
en el programa de micro créditos a los pobres, en la construcción
de viviendas para las clases desposeídas, en la aplicación de
la Ley de Tierras, bienvenido sea. Y lo será él y cualquier otro
gobierno.
Quiero que sepas Marta, que no tenemos ningún interés en complicar
las relaciones con los Estados Unidos, en dañarlas, ni mucho menos en
romperlas. Eso sí, plantearemos siempre el tema de la soberanía,
de la independencia, pero eso no sólo con los Estados Unidos sino con
cualquier país del mundo.
28 de julio 2002