22 de octubre del 2002
Entrevista a Marta Harnecker
"Hay que articular la izquierda de partido con la izquierda social"
El Mercurio online
Describir a la Marta Harnecker de hoy es difícil para quienes no la conocieron en la década del 70. Se trata de la principal teórica del marxismo en América Latina. Estudió sicología en Chile y en los 60 viajó a Francia, donde "descubrió" al marxismo siendo todavía católica.
Ha escrito más de 50 libros, pero se la recuerda principalmente por su libro sobre el marxismo "Los Conceptos Elementales del Materialismo Histórico", publicado en 1969 (62 ediciones, mas de 1 millón de ejemplares) utilizado por varias generaciones de estudiantes latinoamericanos. Escrito en un lenguaje sencillo, logró un amplio impacto. Fue, además, una de las primeras profesoras que impartió cursos universitarios de marxismo.
Según señala la amplia documentación que existe sobre Marta Harnecker, a la caída del campo socialista aquella influencia volvió a la investigadora chilena centro de toda clase de críticas y descalificaciones.
Hoy dirige en Cuba el Centro de Recuperación y Difusión de la Memoria Histórica del Movimiento Popular Latinoamericano. Vive en La Habana desde 1974, donde se casó con el mítico Manuel "Barbarroja" Piñeiro, articulador de los movimientos guerrilleros latinoamericanos, entre ellos el Frente Patriótico Manuel Rodríguez.
Cualquiera podría pensar que con esta historia se trataría de una mujer con un discurso "incendiario". Nada más equivocado. Es una mujer elegante, madura de aspecto y de acción, y con una gran dosis de autocrítica.
Su edad, de acuerdo a distintos perfiles que existen sobre ella, es un misterio. En alguna entrevista ha declarado que "cuando me preguntan cuántos años tengo esquivo la respuesta diciendo que fui un genio precoz... o que, como dicen los cubanos, tengo mucha juventud acumulada".
- ¿Cuál es su relación con la izquierda chilena hoy?
"Con la izquierda tradicional, con los partidos de la Unidad Popular no tengo relación. He venido a Chile a ver a mi familia y unos muchachos de la SurDa me contactaron para ir a las universidades hace varios años. Como a mí me interesa mucho trabajar con la juventud, fue interesante ese contacto. He trabajado con los protagonistas de muchas experiencias en América Latina, encontrado experiencias muy interesantes de una izquierda que utiliza la vía institucional, especialmente en los gobiernos locales. Esta gente pensaba que yo iba a ir a pelearme con muchachos que no creen en la cosa institucional, pero resulta que contarles esas experiencias, las historias, y que no llegara con esquemas pre hechos, no despertó debate sino que interés en conocer más profundamente las experiencias."
- Han pasado cosas importantes en la izquierda latinoamericana Sugiero: ¿la izquierda chilena está fuera de ello?
"No me gusta pronunciarme desde fuera y no viviendo en Chile sobre la izquierda de este país. No sigo el proceso chileno. He estado concentrada en aquellos lugares donde he hecho trabajos, en el tema brasileño, uruguayo, venezolano. Creo que las ocho experiencias más interesantes de lucha contra el neoliberalismo que he encontrado son las que pongo en mi último libro, Me parece , sin embargo, que está empezando en Chile, una búsqueda interesante....
La tesis central de mi libro es de que hay que articular la izquierda de partido con la izquierda social. Creo que es importante aclarar que para mí la izquierda abarca mucho más allá de la izquierda partidaria."
- En Chile hay una distancia enorme entre una y otra. ¿Es bueno que se junten esas instancias?
"Este fenómeno que me dices se da en Chile, lo he detectado en todos los países en los que he trabajado. Y aún en izquierdas partidarias exitosas, que logran ser primeras fuerzas políticas como en El Salvador por ejemplo, en Uruguay o Brasil con el propio PT. En estas fuerzas que logran avanzar por el camino institucional, se ha producido un cierto un distanciamiento del movimiento social".
- ¿Lula representa ahora a la izquierda?
"Sí, claro. El Movimiento de los Sin Tierra es uno de los más radicales de Brasil y apuesta a Lula porque entiende que aunque haya hecho una alianza con un sector empresarial, sabe el objetivo contra el cual hay que luchar. Tenemos que luchar por frenar el neoliberalismo que es nuestro enemigo fundamental. Y hay sectores empresariales importantes en Brasil que están contra de ese proyecto de globalización neoliberal, que quieren un desarrollo de Brasil, de su mercado interno, de sus industrias nacionales.
Porque en Brasil no pasó lo que pasó en Chile en que se arrasó con las empresas nacionales. Hoy nos queda la exportación de materias primas. Creo que hoy no es el momento de plantearse como objetivo inmediato hacer transformaciones sociales profundas. Pero sí creo que podemos intentar frenar el neo liberalismo.
Lula y Chávez estarían en este esfuerzo por articular en nuestros países de América Latina una forma distinta para crear una posibilidad de enfrentamiento de la de globalización que no se puede hacer hoy solitariamente".
- ¿Eso implica una evolución de su pensamiento, porque hace algunas décadas los cambios se conseguían a través de la revolución?
"Pienso que ha cambiado la situación del mundo. No es que piense que ya la revolución no es necesaria. Es que la correlación de fuerzas del mundo hoy es muy distinta a la de la época de los 60. Esta correlación es muy negativa hoy. Lo que existía en aquella época era un campo socialista con una fuerza creciente, en expansión y que había llegado de alguna manera a competir económicamente en algunos sectores con el mundo desarrollado.
Hoy ese campo desapareció y tenemos en el plano militar un imperio que decide por todos. Esa es una realidad que hay que tener en cuenta. Ante esta correlación negativa de fuerzas creo que tanto Chávez como Lula levantan un proyecto que se plantea tareas de corte antineoliberal:
desarrollar pequeñas y medianas empresas para dar empleo y crear un mercado interno. Tanto el uno como el otro no se plantean dejar de pagar la deuda externa. El asunto es cómo crear una correlación de fuerzas articulando a muchos países que en un momento determinado permita negociar las condiciones del endeudamiento en una forma positiva".
- ¿Pero no cree que cuando estos grupos llegan al poder, tienen que hacer tantas transacciones que al final pierden su sentido?.
"Bueno, ese es un peligro y hay que correr ese riesgo. Peor es quedarse con los brazos cruzados. Y la forma de evitar que esos procesos se frustren es la de ir construyendo fuerza. Si tú logras construir una fuerza interna y una fuerza internacional que te apoye, las condiciones son distintas. Por ejemplo el plebiscito que se hizo contra el Alca en Brasil, en que 10 millones de personas condenaron el Alca, es un elemento en el que Lula se puede apoyar. Es muy distinto que los gobernantes de nuestros países afronte solos a los grandes poderes mundiales a que cuenten con el argumento de la presión popular".
- En la década de los 60, 70, había un apoyo y una respuesta ideológica para la izquierda que hoy no hay.
"Creo que se está en un proceso de búsqueda. Hay grandes referentes y hay grandes revalorizaciones de aspectos que planteaban los clásicos y que se habían olvidado. Hoy la izquierda es un izquierda que construye, más que una izquierda que se limita a criticar o una izquierda testimonial. La gente que creo que tiene más aportes que hacer a la izquierda hoy es aque que está convencida que tiene que trabajar con los sectores populares para hacer crecer a esta gente en experiencias democráticas territoriales que permitan levantar alternativas aunque sean pequeñas. En una comuna en una alcaldía, en un asentamiento, donde se practique una lógica que no sea del lucro, sino que una lógica solidaria y humanista, y en donde la izquierda no sólo declare ser mejor sino que lo demuestre en la práctica.
Por ello es que difundo la experiencia de la alcaldía de Porto Alegre, y, en general, de los gobiernos del PT en Brasil,. Son gobiernos que nacen con un tercio de apoyo y éste crece en cada gestión de gobierno, no se desgastan. Se trata de gobiernos transparentes y no corruptos. Ellos exponen los recursos que tienen frente a la opinión pública, hacen participar a la gente en la definición de qué obras se harán en la ciudad, e invierten las prioridades preocupándose principalmente de los sectores más desvalidos. La gente ve gobiernos diferentes.
Y hoy en que hay gran escepticismo de la política y de los políticos, y la gente sólo cree cuando ve prácticas políticas diferentes como las anteriormente señaladas Y por eso es que Lula puede presentarse a las elecciones y decir "nosotros no tendremos la experiencia de gobierno central, pero sí tenemos experiencias de gobierno en varias regiones del país que son exitosas". Creo que es un interesante camino de acumulación de fuerzas que se da también en Uruguay y El Salvador".
- ¿Qué pasa con la intelectualidad en izquierda?
"Creo que tenemos una crisis teórica que tiene que ver, entre otras cosas, con que no tenemos una crítica del capitalismo de hoy a la altura de la que Marx hizo del capitalismo en su época,. Creo que muchos de los instrumentos de análisis que el creó son válidos todavía, pero como el mundo ha cambiado, hay que crear los nuevos conceptos que den cuenta de las nuevas situaciones. Y en eso estamos atrasados y por eso digo que el marxismo está en crisis. Como marxista yo no pienso que podemos fabricar un esquema social en el aire, tenemos que fabricarlo en el análisis de las contradicciones y de los nuevos conocimiento científicos de hoy.
Considero que no se puede criticar a Marx por no haber dado cuenta del problema de la ecología. De hecho en El Capital hay cuatro párrafos muy significativos que hablan de la destrucción de la naturaleza por el capitalismo. Hay que entender que él se dedicó a estudiar el capitalismo y su lógica del lucro que lleva a ignorar los problemas ecológicos. Si lo hace es porque hay movimientos ecologistas que le obligan. Pero nosotros, marxistas, que queremos construir otra sociedad, sí tenemos que elaborar una teoría económica que tenga en cuenta la ecología como un elemento fundamental".
- ¿Cree que el marxismo no fue capaz de elaborar sociedades con socialismos reales?
Caído el socialismo, se llegó a la conclusión de que el marxismo no servía, como si la prueba de su validez hubiera sido el socialismo real. Ahí, coincido con Eduardo Galeano, cuando dice que fuimos invitados a un funeral cuyo muerto no era el nuestro. Porque el socialismo que desapareció no era el de nuestras utopías. Nosotros lo que pretendíamos era una sociedad más justa, más igualitaria y con mayor protagonismo de la gente, mientras que en el socialismo desaparecido todo se decidía arriba sin participación popular en la toma de decisiones. Si cayó tan rápidamente fue porque nadie lo sentía como suyo.
Creo en una sociedad en que el pueblo sea el verdadero protagonista de esa sociedad y por eso es que quienes trabajan hoy por hacer que la gente se transforme en protagonista en distintos espacios, están acumulando para esa sociedad que queremos construir. Digo que la democracia es lo más difícil que hay, la democracia no se decreta, requiere una transformación cultural de la gente, y esta transformación se hace en el ejercicio democrático. Por eso es que abogo por un instrumento político que sea realmente democrático, que contemple las diferencias. Nosotros éramos bastante autoritarios y bastante homogenizadores en el pasado. Creo que entender las diferencias, entender que hay vocaciones de militancia distinta, no exigirle a toda la gente el mismo patrón de militancia. Eso no es invento mío, no es la Marta que se puso a pensar y a leer libros, sino que es la práctica que se ha dado en muchas organizaciones latinoamericanas que yo he recogido a través de entrevistas: primero a guerrilleros y luego a partidos con desafíos electorales como es el Frente Amplio de Uruguay y el PT en Brasil y luego gobiernos locales".
- ¿Cuánto pesa en usted eso, viviendo en la revolución cubana? ¿Qué pasa si se encuentra con cosas que contradicen la revolución cubana?
"Mira , lo primero que habría que aclarar respecto al instrumento político es que si bien en América latina creo que lo que se busca es crear instrumentos con una concepción plural, que se rechaza generalmente la idea del partido único, yo defiendo la concepción del partido único en Cuba porque no es el partido bolchevique que creen algunos. Es partido único cubano nace inspirado en Martí, que al ver que ese pías tardaba en independizarse de los españoles debido a las divisiones internas de los patriotas abogó por crear un partido que los reuniese a todos. Para mí el partido único en Cuba se justifica mientras exista la amenaza que significa Estados Unidos a sólo 90 millas".
- ¿Cómo es su relación emocional con Chile?
"Es de frustración. Dejé un Chile solidario, y vuelvo y encuentro un Chile de gente que vive estresada, con un calendario de actividades enorme, sin tiempo para conversar, sin tiempo para vivir. Hecho de menos el Chile de antes. Cuando decidí tener una hija y casarme en Cuba, decidí quedarme en Cuba, porque no me gusta estar en dos lados".
- ¿Ud. es cubana y ya no chilena?
"No, soy chilena. No quise a aceptar nacionalizarme cubana, que era una exigencia para poder militar en el partido cubano, porque considero que tengo una responsabilidad en Chile. Milite en Chile, que es mi país y no voy a renegar de mi nacionalidad. Me da tristeza ver cómo se frustró un proceso tan lindo como el chileno, fue precioso. No me gusta juzgar y como no he estudiado bien el proceso chileno prefiero no pronunciarme".
- ¿Y su autocrítica?
"Algunos dicen que soy la culpable de muchas cosas en América Latina con mi manual. Ahora mismo estoy viendo si hago una revisión o una nueva presentación de este libro, porque sigue siendo empleado para formar en marxismo, ya que no hay otra cosa. Claro que tengo algunas autocríticas que hacerme. Fundamentalmente en la concepción del partido y de la política. En mi libro La Izquierda en el Umbral del Siglo XXI desarrollo un idea de política, critico la política definida como el arte de lo posible y planteo que debe concebirse como el arte de construir una fuerza que permita hacer posible en el futuro, lo que hoy aparece como imposible. Y si concibo la política así, el instrumento político para mí tiene que ser un instrumento que facilite y estimule esa construcción de fuerza social".
- ¿Pero cuál es el en el elemento crítico?.
"Hay un cuaderno por ahí que habla del partido leninista, de la vanguardia. La idea un poco de que los que tenían la teoría eran los que tenían soluciones y que lo que había que hacer era educar en la teoría. Creo que no puse suficiente énfasis en la práctica social, en la práctica de lucha. Hoy estoy absolutamente convencida de que es en esa práctica donde va creciendo la gente. Se necesita y no niego la teoría, pero le doy mucho más énfasis hoy a la práctica social, a la práctica de lucha".
- ¿En la América Latina de hoy cuánto de válido tiene la lucha armada como método para lograr cambios?
"El único país donde queda lucha armada es en Colombia. La correlación de fuerzas mundiales hace muy difícil un triunfo armado hoy día. Insisto mucho en que el problema de la violencia no es un valor o bandera que defiende la izquierda. Es una simple constatación. Primero hay que saber muy bien que la violencia la imponen sectores privilegiados cuando los sectores populares logran por medios democráticos avanzar en un proyecto que hiera o golpee los intereses de los privilegiados: eso ocurrió en el Chile de Allende; en El Salvador; y está ocurriendo hoy en Venezuela".
- Sin embargo la revolución no es un elemento presente ahora en América Latina, y podría decirse que la opresión sigue igual como en otros momentos de la historia.
"Sigue igual y en algunos casos peor. Pero se ha visto que la correlación de fuerzas hace muy difícil un triunfo armado Y creo que la gente se ha llegado a convencer de que hay que agotar las vías pacíficas, porque la guerra no produce nada bueno. Es un costo muy grande que se afronta. Creo que hoy la izquierda trata de avanzar al máximo por la vía pacífica. En la medida que podamos construir por la vía pacífica, por la vía democrática, es mejor, porque esa transformación cultural que se necesita se produce en estos procesos democráticos. Es muy difícil que en las guerras se produzca esa transformación. Ahora, creo que nadie podrá rechazar que se recurra a las armas si la disyuntiva es luchar por la liberación o permanecer esclavos".
- ¿Cree que efectivamente se podrá vencer al capitalismo?.
"Sí creo, si no estaría llorando. Son bien sintomáticas algunas cosas que están pasando. La correlación es muy negativa, pero evidentemente que no es la misma situación hace tres años que hoy. El hecho que triunfe Lula para mí es muy sintomático. Hay cosas que nos indican que se está construyendo una fuerza que hace que se dobleguen determinadas política. Una de ellas, además de las experiencias que he estudiado en este último libro es el Foro Social Mundial, ese gran encuentro de los sectores progresistas. Está consiguiendo que nos sintamos más fuertes. Hoy cada vez más la izquierda entiende que tienen que juntarse todos los que están contra este modelo de globalización neoliberal y que la radicalidad no está en lo radical de los programas, sino en la fuerza que nos da el estar juntos más gente ".
La SurDa
La SurDa , el grupo que trajo a Marta Harnecker a Chile, es, como la definen sus integrantes, una orgánica política nueva que intenta superar las formas tradicionales de organización de la izquierda, y que en este sentido es más flexible. Desarrollan su acción principalmente en el mundo poblacional, estudiantil y de los trabajadores, pero a nivel de las bases. Editan una revista, La SurDa, y cuentan con una editorial del mismo nombre. Comenzaron a articularse a comienzos de los 90, pero, como reconocen sus dirigentes, "fueron esfuerzos primigenios".
"Estamos en una búsqueda permanente por encontrar las nuevas formas en que la organización popular se puede dar. Fuera de la forma tradicional y también fuera de los ideologismos propios de la izquierda. Encajarnos en el formato de la izquierda tampoco nos acomoda. Tenemos una vocación de ruptura y de recreación permanente, pero es muy difícil en un país como éste", asegura Rodrigo Ruiz. Apuntan, dice, a la organización popular en función de construir una democracia con justicia social, y están en contra del sistema neoliberal. Además, consideran que el régimen político que existe en Chile es propio de ese esquema.
Durante la semana que estuvo Marta Harnecker en Chile la llevaron a asambleas por gran parte del país, en donde se reunió con estudiantes y dirigentes poblacionales. Estos actos se realizaron en la Universidad de Los Lagos en Osorno, donde el presidente de la Federación es Marcos Cárcamo, de la SurDa; en La Universidad Austral de Valdivia, donde el presidente de la federación estudiantil es Diego Sáez, SurDa; en la Universidad del Bío Bio, donde su presidente estudiantil es César Casanova, SurDa. En la Universidad de Concepción, donde el presidente es Diego Olivares, SurDa.
En Coronel hubo una reunión con dirigentes sociales, donde la Surda tiene equipos de trabajo. En La Universidad Arcis, de Santiago, presentaron un video producido por el centro de estudios que dirige Martha Harnecker en Cuba sobre el Movimiento de las Sin Tierra de Brasil . En Iquique se realizó otra asamblea en la Universidad Arturo Prat, donde el presidente de la federación no es de la SurDa, pero si de un grupo de izquierda autonomista.