Espiáos los unos a los otros
Por Juan Gelman 
  
  Sería ése uno de los Evangelios de la nueva Biblia reescrita por 
  Bush hijo: para agosto próximo quiere ver a un millón de estadounidenses 
  de diez ciudades del país entregados voluntariamente al patriótico 
  y aun benemérito trabajo de espiar a sus vecinos. Es apenas la etapa 
  piloto de la Operación TIPS, sigla en inglés del Sistema de Información 
  y Prevención del Terrorismo dirigido por el Departamento de Justicia 
  que el señor Ashcroft encabeza. La palabra "tip" significa, 
  entre otras cosas, "soplo" en lenguaje corriente e interpreta con 
  exactitud el sentido de la Operación. 
  Véase cómo se describe en el web del proyecto (www.citizencorps.gov): 
  TIPS "será un programa de alcance nacional que dará a millones 
  de estadounidenses, camioneros, mensajeros, conductores de trenes, capitanes 
  de barco, empleados de servicios públicos y otros, la posibilidad oficial 
  de informar acerca de actividades sospechosas de terrorismo". Habrá 
  un teléfono gratuito para que "esos trabajadores, que por su labor 
  están bien ubicados para percibir hechos inusuales (puedan) informar 
  sobre tales actividades". Es decir, gasistas, carteros, lavadores de ventanas, 
  repartidores de leche, electricistas, otros que practican distintos oficios 
  que les dan acceso directo a los domicilios particulares sin necesidad de órdenes 
  de allanamiento, son convocados a trabajar –gratis– para el FBI y la CIA. ¿Se 
  escuchan los aplausos del fantasma de Stalin o es una alucinación? 
  Si se eligiera a las diez ciudades más importantes del país para 
  la fase piloto de TIPS, el millón de voluntarios previsto constituiría 
  el 4 por ciento de su población total, uno de cada 24 habitantes. "Esto 
  es 1984 de George Orwell, es una idea absolutamente horrible y muy peligrosa", 
  se alarmó John Whitehead, director ejecutivo del prestigioso Instituto 
  Rutheford. "Convierte a los norteamericanos en soplones del gobierno. El 
  presidente Bush quiere que el norteamericano medio haga lo que el FBI debería 
  hacer. De todos modos, nada impedirá a los terroristas que estrellen 
  aviones contra los rascacielos". Esa alarma es comprensible: TIPS es parte 
  de un nuevo programa de los Cuerpos Ciudadanos de voluntarios destinado a "preparar 
  a las comunidades locales para prevenir y responder con eficacia a la amenaza 
  terrorista, el crimen o cualquier tipo de desastre". Este programa incluye 
  y revigoriza al Programa de Vigilancia del Vecindario que, a su vez, alienta 
  y alimenta "la voluntad de percibir actividades sospechosas en el vecindario 
  y de informar de ellas a la policía". 
  Dicho programa existe desde hace más de 30 años, pero el Departamento 
  de Justicia explica que, después del 11 de septiembre, "la necesidad 
  de fortalecer y dar seguridad a nuestras comunidades se ha vuelto más 
  importante todavía. El presidente Bush anunció que con la ayuda 
  de la Asociación Nacional de Sheriffs, el Programa de Vigilancia del 
  Vecindario adquirirá un nuevo significado... convirtiendo a los vecinos 
  en un elemento fundamental para detectar, prevenir y desarticular al terrorismo". 
  Los enrolados serán "ojos y oídos adicionales para aplicar 
  la ley" y se propone que su voluntariado dure un año como mínimo. 
  No faltan los que opinan que la ejecución del programa creará 
  un canal de desahogo de delirios, bromas, persecuciones imaginarias, mentiras 
  y datos falsos, además de no pocos odios racistas y de los otros, esos 
  que despierta el perro que ladra y ladra del vecino, o la ex mujer que se fugó 
  con un amante, o el socio estafador. 
  TIPS es sólo un elemento del avance cercenador de libertades que caracteriza 
  al gobierno Bush. El martes 16, siempre blandiendo el argumento de "la 
  lucha contra el terrorismo" y a favor del "bien", Bush hijo propuso 
  la creación del Departamento de Seguridad Interior, un superministerio 
  que absorbería muchas funciones de otros organismos delEstado. El costo 
  de esa reorganización –la mayor en medio siglo– ascendería a 100 
  mil millones de dólares. No es todo: también quiere la intervención 
  de las fuerzas armadas en cuestiones de policía interna, para lo cual 
  Donald Rumsfeld y otros altos funcionarios del Pentágono ya están 
  presionando a fin de que se modifique la ley Posse Comitatus de 1878 que restringe 
  la participación militar en asuntos interiores. Rumsfeld no se detiene 
  ahí: procura liberarse de todo control del Congreso y brega por una ley 
  que le permita elevar sus iniciativas directamente a la Casa Blanca, sin supervisión 
  de otros ministerios, y que obligue a los legisladores a votarlas en tiempo 
  y con debate limitados. Es otro pujo del gobierno Bush en pro de un Ejecutivo 
  cada vez menos sujeto al eventual contrapeso del Legislativo. 
  La política de invasión y recorte de los derechos civiles del 
  pueblo estadounidense comenzó con la promulgación de la llamada 
  Ley del Patriota de EE.UU., que otorga a los cuerpos de seguridad poderes extraordinarios 
  que escapan al control judicial. Por ejemplo, el de mantener detenidos en secreto 
  y por tiempo indeterminado a centenares de sospechosos de amar al terrorismo. 
  El mismo martes del discurso de Bush hijo, Warren Christopher, que fuera secretario 
  de Estado de Jimmy Carter, criticaba esa metodología ante centenares 
  de jueces reunidos en Coronado, California. Recordó que había 
  estado en la Argentina durante la dictadura militar y que había visto 
  a madres reclamando en las calles por sus hijos desaparecidos. "En este 
  país debemos cuidarnos mucho de detener personas sin revelar sus nombres. 
  Eso lleva al ‘desaparecido’", concluyó. "No daremos la lista 
  de las personas que nos interesan", le contestó Viet Dinh, subsecretario 
  de Justicia de la gran democracia del Norte. Igualito que Videla.