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Eduardo Galeano

Hablan las paredes
Por Eduardo Galeano

Según el diccionario de la Real Academia Española, las frases que manos anónimas escriben en las paredes de las ciudades se llaman grafitos y “son de carácter popular y ocasional, sin trascendencia”.
Alguna trascendencia les reconoció, en cambio, Rudolph Giuliani. En años recientes, cuando el alcalde emprendió su cruzada contra el hampa en Nueva York, condenó a los peligrosos autores de palabras y dibujitos, porque “ensuciando las paredes revelan una conducta protocriminal”. En cambio, se supone, revelan una irreprochable conducta las empresas que cubren las ciudades con anuncios de publicidad descaradamente mentirosos.
Las paredes, me parece, opinan otra cosa. Ellas no siempre se sienten violadas por las manos que las escriben o las dibujan. En muchos casos, están agradecidas. Gracias a esos mensajes, ellas hablan y se divierten. Bostezan de aburrimiento las ciudades intactas, que no han sido garabateadas por nadie en los poquitos espacios no usurpados por las ofertas comerciales.
Somos muchos los lectores al paso. Y diga lo que diga la respetable Academia, somos muchos los que cada día comprobamos que las anónimas inscripciones trascienden a sus autores. Alguien, quién sabe quién, desahoga su bronca personal, o trasmite alguna idea que le ha visitado la cabeza, o se saca las ganas de tomarse el pelo o tomar el pelo a los demás: a veces ese alguien está siendo mano de muchos. A veces ese alguien está oficiando de intérpretes de los sentires colectivos, aunque no lo sepa ni lo quiera.
Aquí va una breve recopilación, dividida por temas, de algunas frases que he leído últimamente en diversas ciudades: en las paredes, que vienen a ser algo así como las imprentas más democráticas de todas.

Tiempos modernos

Si la cárcel está llena de inocentes, ¿dónde están los delincuentes?
Yo no vendo a mi madre. Ya la vendió mi padre.
Oculté tan bien lo que pensaba, que ya no lo recuerdo.
Tanta lluvia y tan poco arcoiris.
¿Y si hay guerra y no va nadie?
En mi hambre, mando yo.

Preguntas

Vivir solo ¿es tan imposible como vivir acompañado?
Los mudos ¿practican el sexo oral?
¿El amor muere o cambia de domicilio?
Un parto en la calle ¿es alumbrado público?
Si María era virgen, ¿Jesús era adoptado?
Cuando yo sea niño, ¿seré poeta?

De ellas sobre ellos

Hombre que no miente es mujer.
Una mujer sin hombre es como un pez sin bicicleta.
El 99 por ciento de los hombres da mala reputación al resto.
Prometen regalos y dan palos.
¿Qué hacen las mujeres antes de encontrar al hombre de sus sueños? Se casan y tienen hijos.
Detrás de toda mujer feliz, hay un machista abandonado.
Si Dios hizo a Adán a su imagen y semejanza, ¿quién nos defiende de Dios?

De ellos sobre ellas

Mujer que no rompe las bolas es hombre.
Cada día mueren dieciocho mil mujeres, y a la mía ni le duele la cabeza.
La mujer en casa y con la pata rota.
Linda como mujer de otro.
Si se callaran un momento, podría decirles cuánto las amo.
Cuando no te lo cobran, te lo hacen pagar.
Si las mujeres fueran necesarias, Dios tendría una.

La Tercera Vía

Happy birthgay.
Iguales, pero diversos.
Somos así porque nos gusta, aunque no les guste.
Lo único contra natura es el voto de castidad.
No tengo miedo de mí.
Yo soy Adán, más Eva.
Si Dios me hizo así, Dios es gay.

Todos

Te amo y no puedo parar.

Morir

¿Por qué tienen muros los cementerios, si los que están adentro no pueden salir y los que están afuera no quieren entrar?
Los muertos no nos dejan vivir, porque no los dejamos morir.
La muerte es un mal hereditario.
Hablaban tan bien de mí, que pensé que me había muerto.
La muerte siempre gana, pero te da una vida de ventaja.
No te preocupes tanto por la vida, porque no saldrás vivo de ella.
Todos los dioses fueron inmortales.
Lo único seguro es que quién sabe.

Zig y zag

Con el tigre delante, no hay burro con reuma.
La calle Después lleva a la plaza Nunca.
Soñé que tenía insomnio.
Yo camino con ojos en los pies