APUNTES DEL MÁS ALLÁ
Informaciones útiles
La tradición islámica prohíbe tomar vino en la tierra,
pero el Corán promete vino incesante en el cielo. El Corán, que
condena el adulterio en la tierra, también promete bellas vírgenes
y apuestos mancebos, disponibles en cantidad, para el goce eterno en el Jardín
del Deleite que aguarda a los muertos virtuosos.
La tradición católica, amiga del vino en el Más Acá,
no ofrece vino en el Más Allá, donde los elegidos de Dios serán
sometidos a una dieta de leche y miel. Y según el dictamen del Papa Juan
Pablo II, en el paraíso los hombres y las mujeres estarán juntos,
pero "serán como hermanos".
Por influencia de la vida ultraterrena o por otros motivos, hay mil 300 millones
de musulmanes y mil millones de católicos.
Pero quien mejor conoce el cielo no es musulmán ni católico. El
telepredicador evangelista Billy Graham, cuyas luces orientan al presidente
Bush en las tinieblas de este mundo, es el único ser humano que ha sido
capaz de medir el reino de Dios. La Billy Graham Evangelistic Association, con
sede en Minneápolis, ha revelado que el paraíso mide mil 500 millas
cuadradas.
A fines del siglo veinte, una encuesta de Gallup indicó que ocho de cada
diez estadounidenses creen que los ángeles existen. Un científico
del American Institute of Physics (College Park, Md) aseguró que es imposible
que más de diez ángeles puedan bailar al mismo tiempo en una cabeza
de alfiler, y dos colegas del Departamento de Física Aplicada de la Universidad
de Santiago de Compostela informaron que la temperatura del infierno es de 279
grados.
Mientras tanto, los servicios de telecomunicaciones de Israel dieron a conocer
el número del fax de Dios (00972-25612222) y su sitio en Internet (www.kotelkam.com).
Agradezco el milagro
Mensajes escritos por diversas generaciones, a lo largo de muchos años,
en los exvotos de lata pintada, en las iglesias de México:
El 15 de junio de 1790, un asesino se arrepintió ante la prodigiosa imagen
del Señor de Plateros y así fue resucitado el hombre a quien él
había dado muerte con una grande piedra. Y para testimonio del milagro,
el resucitado trajo la piedra sobre su cabeza a este santuario, al día
siguiente de cometido el crimen.
La señora Margarita Canales de Gutiérrez da gracias a la Virgen
de Nuestra Señora de Guadalupe porque el 10 de enero de 1914 las tropas
de Pancho Villa entraron en Ojinaga y violaron a su hermana y a ella no.
El señor Pablo Estrada, decepcionado por la muerte de su madre, apeló
al suicidio, pegándose seis veces con un martillo, dándole gracias
a la Virgen de San Juan por haberle quitado ese mal pensamiento.
Doy infinitas gracias al Santo Niño de Atocha por librarme de una pena
de 40 años de prisión y sólo pagarla con ocho días.
José Guadalupe de la Rueda, penal de Barrientos.
Doy gracias al Santo Niño porque tengo tres hermanas y yo soy la más
fea y me casé primero.
Infinitas gracias doy a la Virgencita de los Dolores porque anteanoche mi mujer
se juyó con mi compadre Anselmo y con eso él va a pagar todas
las que me ha hecho.
Doy gracias al Divino Rostro de Acapulco porque maté a mi marido y no
me dijeron nada. Rosa Perea.
El turismo de después
Entierros celestiales, precios terrenales. Por 12 mil 500 dólares, tendrá
usted su tumba en el Valle del Silencio: "Descanse en paz. En la luna", ofrece
la empresa estadounidense Celestis Inc., que ya tiene tres satélites
funerarios en órbita. Los cohetes llevarán las cenizas de los
clientes desde la base de Cabo Cañaveral. Por un precio adicional de
5 mil 600 dólares, la empresa
Earthview brinda un video del lanzamiento y asegura el envío de un epitafio
digital hacia una estrella que será bautizada con el nombre del finado.
Estos fueron los dos primeros epitafios enviados al cielo:
Qué vista tan magnífica.
Mi espíritu está libre para elevarse.
Lápidas
Epitafios escritos en tumbas de diversos cementerios, aquí en la tierra:
Por querer estar mejor, estoy aquí.
Yo les dije que no me sentía bien.
Disculpen que no me levante.
Ni Dios podrá quitarme lo bailado.
Cometió el delito de ser bueno.
Esta ceniza regada fue boca besada.
Le siguen saliendo hojitas.
Saludó a los conocidos, abrazó a los amigos, besó a los
queridos. Y se fue.
Ella no era de este mundo.
El más acá
Estimado señor Futuro,
De mi mayor consideración:
Le estoy escribiendo esta carta para pedirle un favor. Usted sabrá disculpar
la molestia.
No, no tema, no es que quiera conocerlo. Ha de ser usted un señor muy
solicitado, habrá tanta gente que querrá tener el gusto; pero
yo no. Cuando alguna gitana me atrapa la mano, para leerme el porvenir, salgo
corriendo a la disparada antes de que ella pueda cometer semejante crueldad.
Y sin embargo, usted, misterioso señor, es la promesa que nuestros pasos
persiguen queriendo sentido y destino. Y es este mundo, este mundo y no otro
mundo, el lugar donde usted nos espera. A mí, y a los muchachos que no
creemos en los dioses que nos prometen otras vidas en los lejanísimos
hoteles del Más Allá.
Y ahí está el problema, señor Futuro. Nos estamos quedando
sin mundo. Los violentos lo patean, como si fuera una pelota. Juegan con él
los señores de la guerra, como si fuera una granada de mano; y los voraces
lo exprimen, como si fuera un limón. A este paso, me temo, más
temprano que tarde el mundo podría no ser más que una piedra muerta
girando en el espacio, sin tierra, sin agua, sin aire y sin alma.
De eso se trata, señor Futuro. Yo le pido, nosotros le pedimos, que no
se deje desalojar. Para estar, para ser, necesitamos que usted siga estando,
que usted siga siendo. Que usted nos ayude a defender su casa, que es la casa
del tiempo.
Háganos esa gauchada, por favor. A nosotros y a los otros: a los otros
que vendrán después, si tenemos después. Le saluda atentamente.
Un terrestre
Eduardo Galeano