"
Foro Social Mundial en Mumbai ( India)" del 16 al 21 de enero del
2004
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24 de enero del 2004
Mumbai y el problema de las alternativas
Octavio Rodríguez Araujo
La Jornada
De acuerdo con las notas de
Hernández y Garrido, enviados de La Jornada a Mumbai, India, el Foro
Social Mundial (FSM) en su cuarta edición es diferente a los capítulos que lo
antecedieron en Porto Alegre, Brasil.
En la India se está cumpliendo (y agotando) un ciclo de los movimientos
sociales altermunidstas, como se les llama ahora: el ciclo de la
protesta contra la globalización neoliberal. Los participantes, que no son de
iguales composición social e ideológica a los de Porto Alegre, están
interesados en un nuevo ciclo, el de las propuestas alternativas a lo que se ha
criticado desde hace varios años, incluso antes del Encuentro Intercontinental
en 1996, organizado por el Ejército Zapatista de Liberación Nacional.
Los libros de Boyer y Drache, de Husson y de Hirst y Thompson, todos ellos
publicados en 1996, fueron de los primeros diagnósticos críticos de la
globalización neoliberal, y sus planteamientos más de fondo se han repetido,
con variantes y también críticas, hasta la fecha. La discusión que se planteó
en esos libros, incluso sobre el Estado nacional ante los mercados en la
economía mundial (Boyer y Drache), ha sido tema de debate en el FSM de Mumbai.
No debe extrañar; los estudios científicos siempre tienen un tiempo de
asimilación por parte de quienes no se dedican a tareas de investigación; luego
como que se socializan, frecuentemente simplificados, y se aceptan o no
convirtiéndose en un nuevo debate, el debate de la acción.
Esta acción se ha traducido en movimientos, en un movimiento de movimientos,
para mejor decir, en los que, en principio, ha prevalecido la oposición a lo
existente y a la definición de objetivos, por considerarse que estos pueden
dividirlos a partir del momento en que se discutan las estrategias, el cómo
alcanzarlos. Anarquismo y marxismo, por ejemplo, tuvieron enfrentamientos
precisamente por las diferencias estrategias de ambas corrientes para construir
el socialismo. De hecho, ambas corrientes planteaban el socialismo desde la
Primera Internacional, pero su concepción sobre el socialismo era distinta, y
su estrategia opuesta. Esto no ha cambiado en más de 130 años. El debate
continúa en los FSM.
Aún así, en Mumbai se presentó un marcado interés, que señalan los enviados de
este diario, por la construcción teórica de objetivos alternativos a la
globalización neoliberal, ahora no sólo entendida sino categorizada por la
experiencia de los pueblos de todo el mundo. Nadie más o menos consciente de su
realidad tiene dudas sobre la relación de instituciones como el Fondo Monetario
Internacional con las deudas impagables de los países, de la relación de la
concentración de capital con la ampliación de la pobreza, del deterioro de la
cohesión social con la crisis económica y con las políticas neoliberales de los
gobiernos subordinados a los grandes capitales que dominan la economía mundial.
Todo esto, y más, ha sido entendido por los pueblos de Africa, Asia y América
Latina, pero también por los sectores más depauperados de los países del
llamado primer mundo. Pero lo que ahora se quiere y se exige, incluso de los
intelectuales tan criticados en Porto Alegre, es la discusión de alternativas
que vayan más allá de una supuesta humanización del capitalismo que nunca se
dará (porque contradice su esencia).
La perspectiva no es fácil. Más allá de los cantos y los bailes, del contacto
entre diferentes culturas, que es un aspecto muy positivo del Foro, pues acerca
a los pueblos y les da más conocimiento de sus pares en otros países, los
debates sobre objetivos y estrategias tienden, por naturaleza, a dividir.
Muchos participantes en esta edición del FSM podrían estar de acuerdo en que la
lucha contra la globalización neoliberal y el nuevo imperialismo fuera también
la lucha por el socialismo, pero de inmediato surgirían, como ya ocurrió, las
diferencias. Garrido cita el caso de un comunista indio que planteó volver a la
ortodoxia marxista y que, de paso, "encomió a los antiguos regímenes de
Europa central", y dice que hubo murmullos y cuestionamientos en la sala
de conferencias, con toda razón, añadiría yo. No parecería fácil borrar, como
si no hubiera existido, la larga polémica entre las izquierdas desde la Primera
Internacional hasta Mumbai, pasando por los movimientos del 68, la conversión
de la URSS en un país capitalista y Porto Alegre. Este es el riesgo de
cualquier intento por presentar alternativas a la mera oposición a lo existente.
Sin embargo, pienso, deberá intentarse. Este es el gran reto.