"
Foro Social Mundial en Mumbai ( India)" del 16 al 21 de enero del
2004
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Solidaridad con Cuba en Mumbai
Rémy Herrera
Rebelión
Traducido para Rebelión por Laura Abad
¿Por qué hablar de Cuba en una seminario sobre el "Empobrecimiento de
las naciones estado"? Por una razón muy sencilla: no ha habido muertos,
la historia no ha terminado y la Revolución Cubana lo prueba.
No cabe duda de que las leyes del sistema capitalista mundial conducen a una
polarización y a un aumento de las desigualdades entre naciones y clases. Está
claro que estas leyes económicas son muy fuertes y que amenazan el desarrollo
y la soberanía de estados periféricos.
La violación de las leyes políticas, especialmente las internacionales, es sin
duda sorprendente y, por supuesto, mina cualquier esperanza de democracia y
progreso para muchos pueblos del Sur.
Sin embargo, hay alternativas al actual mundo globalizado. La condición esencial
para estas alternativas empieza por la resistencia activa, por la lucha por
construir proyectos nacionales y sociales y un mundo humano para todos. Cuba
nos demuestra que es posible resistir. Cuba nos prueba que la lucha contra el
capitalismo mundial y el imperalismo de Estados Unidos es la condición sine
qua non para conquistar una mayor libertad y alcanzar la igualdad, para
construir una sociedad, no sobre la base de las ganancias y la explotación,
sino sobre la solidaridad y la hermandad.
Esto es posible porque los cubanos, con su lucha, lo están haciendo.
Queridos/as amigos/as, queridos/as camaradas, queridos/as invitados/as, mi propósito
hoy no es contarles que Cuba es el modelo, tampoco les diré que la Revolución
Cubana es perfecta, ni que todo en la isla es lo mejor del mundo.
Cuba es un pequeño país del Tercer Mundo, con una población cien veces menor
a la de la India. Nunca se consideró a sí mismo un modelo digno de ser imitado.
La Revolución Cubana a veces cometió errores; pero siempre los admitió y los
ha enmendado para salvar y afianzar el proceso revolucionario. En Cuba hay muchos
problemas, especialmente desde la crisis que siguió a la caída de la Unión Soviética
y del bloque soviético -sobretodo de carácter económico, por ejemplo en el sector
de la agricultura.
Sin embargo, lo más importante y lo que me quiero decirles, es que Cuba, su
pueblo y su revolución siguen en pie, siguen resistiendo al imperialismo estadounidense
y al sistema capitalista mundial, a pesar de las tremendas dificultades y del
sufrimiento, que son el caro precio que tienen que pagar por su constante, consecuente
y valiente resistencia en Latinoamérica.
Hablaré brevemente de las tres dimensiones de esta resistencia:
En primer lugar, es una resistencia para soportar y salir de una profunda crisis.
En segundo lugar, es una resistencia a la globalización neoliberal.
Por último, es una resistencia al bloqueo impuesto por Estados Unidos.
Es decir, hablaré:
Primero, de cómo Cuba consigue mantener su sistema social y su recuperación.
Segundo, de cómo controla la apertura y aborda el proceso de dolarización.
Por último, de cómo Cuba reivindica la construcción de su proyecto socialista
frente a la extrema violencia de las relaciones exteriores impuestas por la
agresión estadounidense desde 1959.
Analicemos, en primer lugar, la salida de la crisis y la forma y los medios
de recuperación.
Todos sabemos que el desmembramiento de la URSS y del COMECON, dos pilares para
la isla, tuvo un dramático impacto sobre la economía cubana.
En 1990, antes de la crisis, Cuba era el primer o, al menos, se encontraba entre
los tres primeros países latinoamericanos en cuanto a un amplio conjunto de
indicadores sociales: sanidad; educación; investigación; igualdad; condición
de la mujer; protección infantil; condiciones laborales; infraestructura en
zonas rurales; medio ambiente; cultura; seguridad e incluso alimentación...
todo ello gracias, sin duda, a la ayuda soviética pero, sobretodo, a la aplicación
de su proyecto social, su proyecto socialista cubano. Es muy importante comprender
que la Revolución Cubana la hizo... el pueblo cubano. Cuba no es un residuo
de la Unión Soviética perdido en el Caribe... es una nación y un estado, es
una nación estado.
Bien, el caso es que de 1990 a 1993, la exportación y la importación disminuyó
casi en un 80%, provocando escasez de todo tipo: crudo; materias primas; maquinaria;
repuestos, etc. Hubo una caída de un tercio en el PIB (- 34% en cuatro años).
Lo mismo ocurrió con la productividad, la inversión, el consumo... simultáneamente
aumentó el déficit fiscal y la moneda nacional, el peso cubano, sufrió una profunda
devaluación.
En aquella época la situación era muy mala y muy difícil para todos los cubanos.
Sin embargo, resistieron a este duro golpe. Lo que más llama la atención de
este "período especial", como dicen los cubanos, es el mantenimiento
del sistema social: no se cerró ninguna escuela; no se privatizó ningún hospital;
no se recortó el presupuesto destinado a la investigación...
Por el contrario, la inversión social aumentó como proporción del gasto público,
no sólo en educación y sanidad, sino también en la alimentación básica, agua,
electricidad, vivienda, transporte, teléfono para llamadas locales, etc. Todo
esto, facilitado por el estado a un coste muy reducido para el pueblo. Bien,
fue completamente lo contrario a cualquier programa de ajuste estructural del
FMI, y sin libre acceso a los mercados financieros internacionales.
¿Quiere esto decir que lo imposible fue posible en Cuba? No. Lo que quiere decir
es que el mantenimiento del sistema social fue posible gracias a la voluntad
política, a la fuerte voluntad política del gobierno revolucionario cubano y
su masivo apoyo por parte del pueblo. Ellos han resistido. Los cubanos han resistido.
Esta voluntad política, en estrecha relación con la participación de los trabajadores
en los centros de producción y preparación (imperfectos pero reales) exigió
la toma de decisiones cruciales como, entre otras, la de la política macroeconómica.
Ya no se trata de una mera cuestión de programa político, sino de ideas políticas.
Analicemos esta política macroeconómica.
El objetivo principal era permitir al estado recaudar la mayor cantidad posible
de divisas extranjeras y reducir los desequilibrios exteriores para mantener
el sistema social. Para ello, el estado adoptó una serie de reformas, en particular
una dolarización de la economía temporal y parcial. El factor clave es que el
turismo, la inversión directa extranjera y la remesas provenientes del exterior
actuaron como impulso, como los nuevos motores de la economía cubana a partir
de 1993.
Esta dolarización llevada a cabo por el estado cubano contribuyó enormemente
a la recuperación en su conjunto (con un actual PIB ligeramente por debajo,
pero cerca del nivel anterior a la crisis, de 1990), favoreciendo la entrada
de capital proveniente de estos nuevos motores. A lo largo de diez años, la
década desde 1994, el crecimiento cubano ha sido positivo y bastante rápido.
Más concretamente, el mantenimiento del sistema social ha sido posible gracias
al estricto control de estos motores y los intercambios entre los sectores,
utilizando una doble tasa de cambio dólar-peso y transferencias de los sectores
dolarizados emergentes a los tradicionales, como el de los servicios, la alimentación,
las infraestructuras... es decir, el corazón del sistema cubano.
Es cierto que la penetración de mecanismos de mercado es real. Sin embargo,
sigue estando limitada, mucho más que en Vietnam o en China. Así, también es
mucho más fácil de controlar y, sobre todo, es reversible. Esta penetración
en el mercado fue posible sin restaurar el capitalismo. En Cuba no hay una acumulación
de capital privado significativa. Tampoco hay muchos trabajadores asalariados,
ni mercado financiero.
Por consiguiente, el factor clave de este marco es que el poder revolucionario
cubano ha aceptado, efectivamente, la necesidad de la dolarización, convirtiéndola
en el eje central de la recuperación económica, pero prescindiendo del capitalismo.
Es decir, con una estructura de propiedad de capital dominada principalmente
por el estado, con nuevos criterios de gestión y un sector público más eficiente
y rentable, también en términos sociales.
Así, la planificación sigue existiendo, pero de forma más descentralizada. Ha
adoptado nuevos instrumentos monetarios y financieros.
No todos los efectos de estas profundas reformas han sido, obviamente, positivos.
También han desencadenado una serie de consecuencias negativas, consideradas
no deseadas. De éstas, la más preocupante es el aumento de las desigualdades
entre aquéllos que tiene acceso al dólar y aquéllos que no. Sin embargo, en
Cuba nadie se muere de hambre.
De todas maneras, la dolarización nunca ha sido el camino normal y el gobierno
revolucionario quiere abandonarlo tan pronto como sea posible. Así, empezó a
hacerlo el pasado julio, prohibiendo el cambio en dólares entre entidades públicas.
La batalla contra el dólar estadounidense es, sin embargo, difícil, extremadamente
difícil.
La posición del estado cubano sigue considerando que la solución no está en
una mayor liberalización de la economía. Yo creo que ésta es una posición acertada,
ya que el neoliberalismo no es un modelo de desarrollo, sino un modelo de dominación
a nivel mundial. El camino sigue y seguirá siendo el socialismo.
Este camino es aún más difícil que la realidad de todos los cubanos que, durante
más de cuatro décadas, han vivido bajo un bloqueo, el más largo de la historia,
impuesto unilateralmente por Estados Unidos. Este bloqueo es un ataque directo
y físico contra el pueblo cubano en su conjunto, contra los niños, los ancianos,
las mujeres embarazadas, etc. Constituye un crimen contra la humanidad y es,
de hecho, un acto de guerra no declarada de los Estados Unidos contra el pueblo
cubano. Tiene efectos perjudiciales, insoportables e inaceptables. Este bloqueo
no sólo es ilegítimo, sino que también es ilegal, en particular por su extraterritorialidad.
Ahora, casi la totalidad de los miembros de la ONU lo condenan. Tiene que terminar.
Por supuesto que las sanciones europeas contra Cuba también tienen que terminar.
Estoy completamente de acuerdo en que hay que relacionar el actual empobrecimiento
de las naciones estado a las finanzas, pero creo que sería muy útil explicar
qué son las finanzas en términos de estructura de clases. Las finanzas reflejan
la fracción dominante de las clases en el poder, es decir, los dueños de capital
más poderosos del sistema capitalista mundial y especialmente los de Estados
Unidos. Es decir, los que tomaron el poder después del "golpe de 1979"
en Estados Unidos, después de la subida de los tipos de interés y el principio
de la crisis de la deuda.
Recordemos que cuando Estados Unidos invadió Cuba a fines del siglo XIX, fue
bajo la tremenda presión de las "antiguas" finanzas (Morgan, Rockefeller...)
Hoy, las "nuevas" finanzas quiere volver. Amenazan a Cuba militarmente
y tienes sus planes: quieren, concretamente, un consejo económico, como en Irak,
con las enormes multinacionales estadoundenses (Bakardi, etc) Echémosle un vistazo
al texto de la ley Helms-Burton. Lo que quieren, por ejemplo, en el campo monetario,
es una dolarización con un consejo, es decir, un régimen monetario durísimo,
como el impuesto por Gran Bretaña a la India en el siglo XIX. ¿Están ofreciéndole
a Cuba un futuro como el pasado de la India o el presente de Irak? Los cubanos
dicen no.
Por todas estas razones, ante el imperialismo estadounidense, con sus guerras
y su "sonriente fascismo", frente a la globalización neoliberal, con
sus saqueadores y su proyecto de "apartheid mundial", es nuestro deber
apoyar totalmente a Cuba y su revolución socialista, luchando contra el empobrecimiento
de las naciones estado y contra el proyecto del ALCA, impuesto por Estados Unidos
a los pueblos latinoamericanos.
Queridos/as amigos/as, queridos/as camaradas, queridos/as invitados/as, es nuestro
deber defender los derechos absolutos e inalienables de los cubanos a la soberanía
y al desarrollo. Gracias.
Seminario IDEAs (International Development Economics Associates)
Mumbai, 20 de enero de 2004