Econom�a
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El capital financiero, el m�s satisfecho con las cifras y realizaciones de este
gobierno
Crisis pol�tica
Pep Valenzuela
Alai
Los resultados econ�micos del gobierno Lula ya los querr�an para s� mismos
cualquiera de los partidos con representantes en el parlamento brasile�o. Todos
menos el nuevo PSOL (partido socialismo y libertad) creado por los diputados
expulsados del PT. Desde la propia base de apoyo al gobierno hasta la oposici�n
m�s dura, por m�s que sea dif�cil sino imposible llamar de dura a cualquiera de
las oposiciones que hasta hace poco hayan sido. De hecho, el conjunto de las
clases sociales brasile�as, con la clara excepci�n de los funcionarios p�blicos
federales, est� b�sicamente satisfecho con las cifras y realizaciones de este
gobierno. El capital financiero, posiblemente, sea el m�s satisfecho de todos.
Los sectores que producen para la exportaci�n (miner�a, alimentaci�n,
telecomunicaciones, autom�viles, entre los m�s importantes), a pesar de las
dificultades cambiarias y derivadas de los tipos de inter�s, tambi�n "super"
satisfechos. En el otro extremo, son ya m�s de ocho (8) los millones de familias
que reciben efectivamente ingresos y ayuda del denominado Programa Beca Familia,
que agrup� un conjunto de otros programas de ayuda social, consiguiendo mayor
efectividad y consistencia. Esos millones de familias son una buena proporci�n,
bastante m�s de la mitad, de los 53 millones de pobres que aparecen en las
�ltimas estad�sticas. El empleo "legal" ha crecido como hac�a muchos a�os no se
conoc�a y el "informal" tambi�n. La poblaci�n brasile�a, en general, se siente
orgullosa de la pol�tica internacional de su gobierno y recupera autoestima y
dignidad.
Con los casos de corrupci�n, reales o ficticios, todav�a no hay sentencias ni de
parte del poder Judicial ni tampoco de las comisiones parlamentarias de
investigaci�n que se han creado, la oposici�n u oposiciones han encontrado el
punto donde concentrar ataques y cr�ticas, por m�s forzado que pudiera ser o
parecer. Desde el gobierno, el comportamiento adoptado, lejos de ayudar a calmar
las eventuales agitaciones derivadas de las denuncias, lo que se ha conseguido
ha sido encender �nimos de enemigos y tambi�n de amigos. Ahora, las inflamadas
arengas antioposicionistas de algunos l�deres del PT y del Gobierno suenan a
hueco y m�s bien parecen contribuir a alimentar un conflicto que no ir�a m�s
all� de la escenificaci�n de un conflicto pol�tico- institucional que se
alimenta de y a s� mismo, pero sin reflejo ni ra�z en el conflicto social. Y
desde esta perspectiva es desde la cual se puede entender lo del "golpismo" de
las "�lites" de que habla la "Carta a los Brasile�os" hecha p�blica por varias
decenas de organizaciones y movimientos sociales, entre los que se encuentran la
CUT y el MST.
La crisis ha puesto al descubierto de forma dram�tica los l�mites de la
pretendida "gobernabilidad" que Lula y su gobierno han querido garantizar.
La clase pol�tica tradicional brasile�a, adem�s de ser m�s reaccionaria que
"Superman", como dec�a un viejo amigo, es bastante corrupta y poco o nada
moderna, en el estilo de hacer pol�tica, que en el vivir ya es otra discusi�n.
Eso no es ninguna novedad para nadie en este pa�s y menos para quien lleva ya
metido en esto de la pol�tica unos cuantos a�os y muchas batallas. Claro que, a
la hora de hacer las "alianzas necesarias" para ganar las elecciones y, para
despu�s, mantener la tan tra�da y llevada gobernabilidad, no hab�a otra para
escoger.
Como que, por otro lado, parece que el carisma del presidente exmetal�rgico
muestra se�ales de agotamiento y, al mismo tiempo, la oposici�n pol�tica, la
derechona pura y dura, empieza a estar ya recuperada del revolc�n electoral de
2002, pues la fiesta est� anim�ndose pero que bastante. Leer los peri�dicos o
ver los informativos en televisi�n es asistir a una org�a de comisiones,
chantajes, compras de apoyo parlamentario, v�nculos de pol�ticos con el juego
ilegal y as� hacia adelante. Nada nuevo si no fuera que quien se ve
principalmente envuelto en el baile, culpable o no, es el gobierno Lula y su
propio partido. Seguramente, aun con esa misma pol�tica de alianzas, si el
n�cleo duro del gobierno hubiese sido un poco m�s prudente hubiera podido
ahorrarse alg�n quebradero de cabeza. Sin embargo, lo visto hasta hoy no parece
abonar esa tesis.
El caso que hizo estallar la actual crisis est� siendo protagonizado por el
presidente del llamado Partido Traballista Brasile�o (PTB), Roberto Jefferson.
El tal de Jefferson ya es famoso en el pa�s desde hace alg�n tiempo,
especialmente despu�s de haber sido un destacado dirigente de la que en su d�a
se conoci� como "tropa de choque" de defensa del entonces presidente Fernando
Collor de Mello, depuesto precisamente tras demostrarse su responsabilidad en un
importante caso de corrupci�n. Era 1992. El curriculum del susodicho, de acuerdo
con algunos de los m�s destacados plumas del periodismo brasile�o, le dar�a
entrada r�pida para ocupar el cargo de administrador de la cueva de Al� Bab�,
que posiblemente se morir�a de verg�enza ante el brasile�o. Pues bien, despu�s
de que en una cinta de v�deo un ex-amigo de Jefferson le acusara de ser
responsable de armar un esquema de cobros de "propinas" a partir de algunos
negocios sucios en licitaciones de compras de la empresa federal de Correos,
fueron varias las voces, desde la oposici�n y desde el PT, las que pidieron
aclaraci�n y, en el caso de los miembros del PT, la retirada de confianza por
parte del Gobierno. Fue el propio Lula quien sali� en su defensa afirmando:
"ahora va a saber Jefferson quien son sus amigos de verdad".
La cosa, de todas formas, se calent� bastante puesto que la oposici�n del PSDB
(partido del anterior presidente Cardoso) y el derechista Partido del Frente
Liberal (PFL) consigui� firmas suficientes entre diputados y senadores como para
crear una comisi�n parlamentaria de investigaci�n (CPI). La solicitud contaba
con las firmas de catorces petistas. El gobierno intent� impedir la formaci�n de
la CPI llamando al orden a los propios, petistas y algunos otros diputados y
senadores de la base de apoyo al gobierno y, seg�n todos los indicios,
consiguiendo que algunas enmiendas al presupuesto (estas enmiendas representan
financiaci�n para proyectos presentados por los diputados) de miembros de otros
partidos, incluso de la oposici�n, pudiesen salir m�s r�pido. Adem�s de intentos
de bloquear administrativamente y, por fin, llamamientos a la serenidad junto
con alertas ante un eventual "complot" contra el gobierno y el PT. La CPI fue
aprobada, incluso con el voto del se�or Jefferson, por cierto.
Pero la verdadera sorpresa todav�a estaba por llegar: due�o de la escena,
Jefferson nuevamente, dio una entrevista a la publicaci�n semanal Veja en la que
acusaba, entre otros, al tesorero del PT, el ex sindicalista Del�bio Soares, de
pagar salarios especiales a diputados de varios partidos para que apoyasen al
gobierno en la aprobaci�n de leyes. Parece que Lula habr�a llamado
inmediatamente al presidente del partido, Jos� Genoino, para sugerirle que
podr�a ser bueno darle unas vacaciones a Del�bio. A lo cual, Genoino, que ha
defendido con absoluta fidelidad todo, absolutamente todo, lo que el gobierno
viene haciendo, parece haber respondido que todo tiene un l�mite. Y no ha sido
el �nico. El ministro de la Casa Civil (responsable de las relaciones pol�ticas
y con el parlamento) y miembro permanente del n�cleo duro de gobierno e �ntimo o
casi alter ego de Lula, Jos� Dirceu, afirm� desde Lisboa que se viven las
consecuencias de la pol�tica de alianzas que se ha venido haciendo. Adem�s de
aprovechar para criticar la pol�tica econ�mica. Lo cual no deja de resultar
sorprendente, siendo �l como es uno de los 5 o 7 "magn�ficos" y m�s estrechos
colaboradores del propio Lula. El ministro de la Ciudades, ex-gobernador de R�o
Grande del Sur, Ol�vio Dutra, parece que tampoco se pudo contener y, en el mismo
sentido que Dirceu, afirm� que es el pago de juntarse con determinadas
compa��as.
La intervenci�n del diputado Jefferson ante la Comisi�n de Justicia del
parlamento sirvi� para calentar m�s la escena. Defendiendo la inocencia de Lula
en todo momento, el presidente del PTB insisti� en la culpabilidad de Del�bio,
as� como del antes citado Dirceu, que ha acabado siendo la primera v�ctima. Esta
misma semana, el ministro jefe de la Casa Civil present� su dimisi�n y Lula la
acept�. El PT celebr� la pasada semana un acto de desagravio en el que Dirceu
fue el principal orador. Afirm� �ste lo que ya otros hab�an afirmado: asistimos
a un complot golpista de la oposici�n. Aunque la "Carta a los Brasile�os" habla
tambi�n de golpismo conviene distinguir entre unos y otros. De un lado, Dirceu,
Genuino y el propio Lula, insisten en defender la pol�tica de alianzas que han
realizado contra viento y marea; as� como la pol�tica econ�mica que tan buenos
resultados ha dado para el capital financiero y que un�nimemente los movimientos
sociales critican, junto los sectores m�s a izquierda del propio PT. Y su
pensamiento y pr�ctica se mueve en los estrechos y conservadores marcos de la
estructura pol�tico-institucional vigente, que es una de las causas de la
corrupci�n estructural del pa�s. Parece, sin embargo, que algo s� que han
aprendido; desde el gobierno se est� intentando ahora acelerar una reforma del
sistema pol�tico vigente que se tramita desde hace ya diez a�os y todav�a no
hab�a salido.
La posici�n que defiende la Carta de los movimientos sociales, contrariamente,
apunta claramente a la conexi�n entre las opciones pol�ticas y econ�micas del
actual gobierno, la persistencia de las deudas sociales en el pa�s, de la
pobreza y miseria estructurales, la corrupci�n y las actuales maniobras de las
"oposiciones" que hacen lo que siempre han hecho y en el terreno por ellas
escogido. Una v�a de salida y perspectiva de soluciones, apuntan, es el cambio
de los rumbos actuales de clara continuidad con el modelo neoliberal del
anterior gobierno. Lula recibi� el d�a 22 de junio a una amplia comisi�n de la
Coordinaci�n de Movimientos Sociales. En principio, todos amigos y camaradas.
Nada, sin embargo, en relaci�n a cambiar de pol�tica. Lo peor es que, por otro
lado, tampoco parece que desde los movimientos sociales haya la capacidad
suficiente como para "convencer" al presidente.
Aunque la situaci�n tiene todas las caracter�sticas de ser de momento de
inflexi�n, no aparecen ni alternativas ni entidades sociales y/o pol�ticas con
hegemon�a y fuerza suficiente como para obligar a un cambio de rumbo claro a
este gobierno. Parece, por el contrario, que el gobierno no consigue superar su
actual "realismo" pol�tico-econ�mico, lo que le impide salir de los senderos
trillados hasta hoy; entre otras razones, porque la fuerza pol�tica que podr�a
empujarle, el PT, est� muy desactivada para una acci�n pol�tica y social que
vaya m�s all� de lo puramente institucional. El sindicato CUT, que como una
parte importante del sindicalismo en el todo el mundo, navega por el mar del
sindicalismo de "resultados" y "negociaci�n", no consigue tampoco tener una
posici�n aut�noma en relaci�n al gobierno de su m�s carism�tico l�der hoy
presidente, por m�s que le cueste en p�rdida de legitimidad y credibilidad.
Finalmente, el poderoso MST no moviliza las ciudades (80% de la poblaci�n) y ni
siquiera todo el campo, por m�s que se articule con las pastorales sociales de
la Iglesia y otros movimientos sociales.