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Econom�a

Seis mitos sobre los beneficios de la inversi�n extranjera

James Petras
Rebeli�n
Traducido para Rebeli�n por Carlos Sanch�s

Hay varios mitos sobre la inversi�n extranjera propuestos por los economistas ortodoxos, publicistas de las corporaciones multinacionales (MNCs), qu� se repite y que se hace circular ampliamente por los periodistas de los medios de comunicaci�n de masas y escritores editoriales:
Mito 1 - la Inversi�n Extranjera (IE) crea nuevas empresas, ganancias o expansi�n de los mercados y estimula una nueva investigaci�n y desarrollo de la "capacidad" tecnol�gica local.
De hecho la mayor�a de la IE va dirigida a comprar empresas p�blicas con beneficios privatizadas y empresas privadas, adquiriendo mercados existentes y vendiendo o alquilando tecnolog�a dise�ada y desarrollada en la "oficina de la casa." Desde finales de los a�os ochenta m�s de la mitad de la IE en Am�rica Latina fue dirigida a la compra de empresas existentes, normalmente por debajo de su valoraci�n en el mercado. En lugar de complementar el capital local p�blico o privado, la IE "empuja fuera" al capital local y a la iniciativa p�blica y mina los emergentes centros de investigaci�n tecnol�gica.
Con respecto a la expansi�n de mercados, el registro es mixto: en algunos sectores donde las empresas p�blicas estaban escasas de fondos, como el de las telecomunicaciones, los nuevos due�os extranjeros (NDE) pueden haber extendido el n�mero de usuarios y pueden haber expandido el mercado. En otros casos, como el del agua, la electricidad y el transporte, los NDE han reducido el mercado, sobre todo a las clases de bajos ingresos, elevando los pagos m�s all� de las posibilidades de la mayor�a de los consumidores.
La experiencia con la IE y las transferencias tecnol�gicas es principalmente negativa: m�s del 80% de la investigaci�n y desarrollo (I+D) se lleva a cabo en la oficina central. La "transferencia de tecnolog�a" es el alquiler o venta de t�cnicas desarrolladas en otra parte, en lugar del dise�o local. Las multinacionales normalmente cobran el exceso subsidiario de los derechos de patente, los costes de direcci�n, en ganancias artificiales o fraudulentamente m�s bajas y tasas a los gobiernos locales.
Mito 2. La IE aumenta la competitividad de exportaci�n de la industria, y estimula la econom�a local por la v�a de las compras y ventas secundarias y terciarias.
En realidad la IE acapara lucrativos recursos minerales y los exporta con poco o ning�n valor a�adido. La mayor�a de los minerales se convierten en art�culos semi-acabados o acabados - procesados, refinados, fabricados - en los pa�ses de la casa o en otra parte, creando trabajos, econom�as diversificadas y oficios. La privatizaci�n de la gigante y lucrativa mina de hierro del Valle del Doce en Brasil en los a�os noventa ha llevado a ganancias enormes para los nuevos propietarios y la venta de materia prima a ultramar, particularmente a China en el siglo XXI. China convierte la materia prima f�rrica en acero para el transporte, la maquinaria industrial y una multitud de empresas metal�rgicas generadoras de empleos. En Bolivia, la privatizaci�n del gas y de la industria del petr�leo a mediados de los noventa ha llevado a millares de millones de ganancias en el siglo XXI y la p�rdida de centenares de miles de trabajos en el proceso y conversi�n del gas y el petr�leo en art�culos de valor a�adido. Adem�s las multinacionales exportan el crudo y el gas fracasando en la provisi�n de estos los consumidores locales de bajos ingresos. La extracci�n de materias primas se hace con capital intensivo que emplea pocos trabajadores. La fabricaci�n y procesado emplea m�s mano de obra intensiva y crea m�s empleos.
Mito 3.- Los inversores extranjeros proporcionan rentas mediante impuestos para sostener la tesorer�a local y el fortalecimiento de la moneda para financiar las importaciones.
La realidad es que la IE est� implicada en fraudes masivos de impuestos, estafas en la adquisici�n de empresas p�blicas, y lavado de dinero a gran escala.
En mayo del 2005, el gobierno venezolano anunci� la evasi�n masiva de impuestos por valor de mil millones de d�lares y fraude cometidos por las principales compa��as de petr�leo extranjeras que firmaron contratos de servicio desde los a�os noventa. Todo el sector ruso del petr�leo y del gas fue robado literalmente por una nueva clase de billonarios ladrones oligarcas, asociada a los inversores extranjeros que seguidamente evadieron impuestos. El procesamiento y condena de dos oligarcas, Platon Lebedev y Mijail Khodorkovsky por la evasi�n de 29 mil millones de d�lares en impuestos facilitada por EE.UU. y por los bancos europeos son ilustrativos.
El impacto de las corporaciones multinacionales en la balanza de pagos, a la larga, es negativo. Por ejemplo, la mayor�a de las plantas de ensamblaje en las zonas de exportaci�n, importan todas sus entradas, maquinaria, dise�o y tecnolog�a y exportan el producto semi-acabado o acabado. El balance comercial resultante depende del costo de las entradas relativas al valor de las exportaciones. En muchos casos los componentes importados cobrados a la econom�a local son mayores que el valor a�adido en la zona de exportaci�n. En segundo lugar, la mayor�a de los ingresos de la plataforma de exportaci�n los acumulan los capitalistas puesto que la clave del �xito son sueldos bajos que llevan a la creaci�n de imperios personales.
La experiencia brasile�a durante la �ltima d�cada y media es ilustrativa de negativos equilibrios externos que son el resultado de la IE y la inversi�n consolidada externa. En el 2004 Brasil pag� a los banqueros extranjeros 46 mil millones de d�lares (USD) en intereses, mientras que recibi� s�lo 16 mil millones de d�lares en nuevos pr�stamos, llevando a un debe neto de 30 mil millones de d�lares. (2) entre enero y abril de 2005 Brasil fue sangrado para pagar 4.6 mil millones de d�lares (USD) en pagos de intereses, 3.7 mil millones en remesas de beneficios por las multinacionales, 1.7 mil millones por " servicios externos" y 7.3 mil millones de pagos en concepto de deuda. (3) el desembolso total de 17.3 mil millones de d�lares excedi� de lejos la balanza de pagos positiva de 12.2 mil millones de d�lares. (4) en otras palabras, la IE llev� el modelo de exportaci�n seguido a una nueva deuda para pagar el d�ficit, la p�rdida de empleo para peque�os y medianos agricultores a merced de las elites del agro-negocio y de la destrucci�n del ambiente.
Mito 4 - Mantener los pagos de la deuda es esencial para afianzar una buena reputaci�n financiera en los mercados internacionales y mantener la integridad del sistema financiero. Ambos son cruciales para un s�lido desarrollo.
El registro hist�rico revela que incurrir en la deuda bajo dudosas circunstancias y pagar anteriores pr�stamos ilegalmente contra�dos por gobiernos no representativos pone en peligro la reputaci�n financiera a largo plazo y la integridad del sistema dom�stico y conduce a un desplome financiero. La experiencia Argentina entre 1976-2001 es ilustrativa.
Una parte sustancial de la deuda p�blica externa e interna fue ilegalmente contra�da y tuvo una peque�a utilidad al desarrollo. Un pleito lanzado por un economista argentino, Olmos, contra el pago de la deuda externa argentina revel� que las deudas privadas extranjeras de Citibank , del First National Bank de Boston, de Deutsch Bank, de Chase Manhattan Bank y del Banco de Am�rica fueron asumidas por el gobierno Argentino. (5) lo mismo es verdad de las deudas subsidiarias de los bancos extranjeros. El pleito de Olmos tambi�n document� c�mo la dictadura argentina y los reg�menes subsecuentes pidieron prestamos para fortalecer la moneda para facilitar capital volante en d�lares. Los pr�stamos extranjeros fueron directamente al Banco Central, que hizo los d�lares disponibles a los ricos que reciclaron los d�lares a sus cuentas extranjeras. Entre 1978-1981 m�s de 38 mil millones de d�lares se evadieron del pa�s. La mayor�a de los pr�stamos extranjeros fue usado para financiar las aperturas "econ�micas", importaciones de lujo y g�nero improductivo, especialmente equipamiento militar. El caso de Olmos apunt� a una fuente perversa de gran endeudamiento: el r�gimen argentino pidi� pr�stamos a los tipos de inter�s m�s elevados y despu�s deposit� los fondos en los mismos bancos prestamistas a los tipos de inter�s m�s bajos, dejando unas p�rdidas netas de varios miles de millones de d�lares, agregados a la deuda externa.
Mito 5.- La mayor�a de los pa�ses del tercer mundo dependen de la IE para proveerse del capital necesario para el desarrollo puesto que las fuentes financieras locales no est�n disponibles o son inadecuadas.
Contrariamente a la opini�n de la mayor�a de los economistas neo-liberales, la gran parte de lo que se llama inversi�n extranjera son realmente pr�stamos extranjeros de ahorros nacionales para comprar empresas locales e inversiones financieras. Los inversores extranjeros y las multinacionales se aseguran pr�stamos extranjeros respaldados por gobiernos locales, o directamente reciben pr�stamos de los fondos de pensiones locales y de los bancos; utilizando los dep�sitos locales y las pensiones de los trabajadores y de los jubilados. Recientes informes sobre fondos de pensiones financiados por las multinacionales norteamericanas en M�xico, muestran que Banamex (comprada en el siglo 21) afianzaba un pr�stamo de 28.9 mil millones de pesos (aproximadamente 2.6 mil millones de d�lares), American Movil (Telcel) 13 mil millones de pesos (1.2 mil millones de d�lares), Ford Motor (en pr�stamos a largo plazo) 9.556 mil millones de pesos y mil millones de pesos (para acortar los t�rminos del pr�stamo), y General Motors (sector financiero) recibi� 6.555 millones de pesos. (6) Este modelo de solicitar prestamos externos para hacerse con los mercados locales y los medios productivos, son pr�ctica com�n y dispersa la noci�n de que los inversores extranjeros traen "capital fresco" a un pa�s. Igualmente importante es que as� se refuta la noci�n que los pa�ses del Tercer Mundo, "necesitan" la IE debido a la escasez de capital. Las invitaciones a que la IE desv�e ahorros del p�blico local y de los inversores privados, empujan fuera a los prestatarios locales y les obliga a buscar prestamistas de dinero "informales" que cobran tipos de inter�s m�s elevados. En lugar de complementar a los inversores locales, la IE compite con las econom�as locales desde una posici�n privilegiada en el mercado del cr�dito, produciendo sus mayores recursos (en ultramar) y la influencia pol�tica para asegurarse pr�stamos de las agencias locales de cr�dito.
Mito 6 - Los defensores de la IE defienden que la entrada de la IE sirve de ancla para atraer m�s inversi�n y como "polo de desarrollo".
Nada podr�a estar m�s lejos de la verdad. Las experiencias de plantas de ensamblaje de propiedad extranjera en el Caribe, Centroam�rica y M�xico hablan de gran inestabilidad e inseguridad con la emergencia de nuevas fuentes de mano de obra m�s barata en Asia, sobre todo en China y Vietnam. Los inversores extranjeros son m�s prometedores que los fabricantes locales para relocalizar las nuevas �reas de bajos salarios, creando un "auge y quiebra" de la econom�a. La pr�ctica de la IE, en M�xico, el Caribe y Centroam�rica, enfrentada a la competencia de Asia es relocalizar, no actualizar tecnolog�a y capacidades o subir la calidad de los productos. Finalmente, un estudio a largo plazo del impacto de la IE en el desarrollo en la India no ha encontrado ninguna correlaci�n entre el crecimiento y la IE. (7)
Conclusi�n
La confianza en la IE es una estrategia arriesgada, costosa y limitada de desarrollo. Los beneficios y costos son irregularmente distribuidos entre el "remitente" y el receptor de la IE. En un marco hist�rico m�s grande no es sorprendente que ninguno de los primeros pa�ses desarrollados, antes o despu�s, pusieran la IE en su esquema de desarrollo. Ni los EE.UU., Alemania o Jap�n en los siglos XIX y XX, ni Rusia, China, Corea o Taiw�n en el XX dependieron de la IE para adelantar sus instituciones industriales y financieras. Dado las desventajas citadas en el texto, est� claro que el m�todo a seguir para los pa�ses en v�as de desarrollo es minimizar al punto m�s bajo la IE y aumentar al m�ximo la propiedad nacional y la inversi�n de recursos financieros locales, las capacidades y expandir y ahondar mercados locales y extranjeros a trav�s de una econom�a diversificada.
Porque los costes econ�micos, sociales y pol�ticos negativos de la IE son evidentes para un creciente n�mero de personas en el Tercer Mundo, particularmente en Am�rica Latina, es un importante detonante de los movimientos sociales de masas, e incluso de las luchas revolucionarias, como es el caso de Bolivia durante el 2005. Puesto que la IE es un resultado directo de decisiones pol�ticas adoptadas al m�s alto nivel de gobierno, las luchas sociales de masas est�n, tanto o incluso m�s, dirigidas contra el r�gimen pol�tico responsable de apoyar, promover y consentir la IE. El giro creciente de los movimientos sociales hacia pol�ticas por el poder del estado, se relaciona directamente al reconocimiento creciente de que el poder pol�tico y la IE est�n �ntimamente vinculados. En el siglo XXI, por lo menos en Am�rica Latina, todos los reg�menes electorales que han sido derrocados por mayor�as populares, tienen estructuras profundamente vinculadas a la IE: Guti�rrez en Ecuador, S�nchez de Losada y Mesa en Bolivia y Fujimori en Per�.
El l�der respaldado por el mayor apoyo en Am�rica Latina, el presidente Ch�vez de Venezuela, precisamente es el �nico que ha aumentado las normativas y los impuestos a la IE y ha redistribuido las crecientes rentas entre los pobres, la clase obrera y los campesinos. La pregunta todav�a est� en si esta nueva infusi�n de energ�a y conciencia de clase puede ir m�s all� de derrotar a los reg�menes pro IE para construir un estado basado en una amplia alianza de fuerzas de clase, las cuales vayan m�s all� de la "nacionalizaci�n" hacia una econom�a socialista.
Notas
(1) Paul Doremus et al, Myth of the Global Corporation, Princeton: Princeton University Press 1998
(2) Boletin: Cedada da Divida No 12, May 31, 2005, p2
(3) Ibid p2-3
(4) Ibid p2-3
(5) Cited in Boletin p6
(6) La Jornada June 7, 2005
(7) Tanushree Mazumdar, "Capital Flows into India", Economic and Political Weekly, Vol XL No 21, p2183-2189
13 de junio de 2005
 

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