Economía
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Brasil
Mario Osava
IPS Noticias
Destrabar la economía y abrir paso a un fuerte crecimiento dentro de algunos años es la promesa de una nueva fórmula mágica que gobernantes, parlamentarios y economistas de Brasil debaten como alternativa a las políticas actuales.
La idea es definir como meta, en un plazo de cuatro o cinco años, la eliminación total del déficit fiscal, y el autor de la propuesta es Antônio Delfim Netto, ex ministro de Hacienda de Planificación durante la dictadura militar, y hoy diputado del conservador Partido Progresista.
Esa iniciativa es "preocupante porque agravaría la actual política económica, que invirtió prioridades en un país de enorme deuda social", evaluó para IPS Eliana Graça, asesora de Política Fiscal del Instituto de Estudios Socioeconómicos (Inesc), una organización no gubernamental de Brasilia que realiza un seguimiento de la actividad legislativa y las cuestiones presupuestarias.
El "déficit nominal cero" que plantea Delfim Netto exigiría una fuerte reducción del gasto público, afectando principalmente el presupuesto de ministerios del área social como los de Salud, Educación y Previsión Social, argumentó Graça, reflejando un temor de los movimientos y organizaciones sociales y de la izquierda política.
Desde el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional a fines de 1998, el gobierno brasileño cumple metas de superávit fiscal primario, es decir ingresos superiores a los gastos corrientes, sin contar el pago de intereses de la deuda pública. El objetivo es contener la deuda.
Empezó cumpliendo un superávit primario equivalente a 2,6 por ciento del producto interno bruto (PIB) en 1999. La meta fue elevada en los años siguientes y llegó a 4,25 por ciento del PIB en el gobierno del presidente Luiz Inácio Lula da Silva, iniciado en enero de 2003, manteniendo en ese terreno la política económica anterior.
Pero aun así, en términos nominales hubo un déficit de 2,7 por ciento del PIB el año pasado, porque los intereses de la deuda pública superaron el esfuerzo de recaudación y contención de gastos. Este año se prevé que el déficit nominal llegará a cerca de 3,6 por ciento del PIB, debido al aumento de la tasa básica de intereses del Banco Central, que se aplica a más de la mitad de la deuda.
El déficit nominal cero exigiría por lo tanto intensificar el esfuerzo fiscal, limitando aun más las inversiones estatales, y esperar una baja de los intereses.
La propuesta busca sacar a la economía brasileña de la "trampa" en que está metida desde los años 80, según Delfim Netto. En los diez últimos años el crecimiento fue mediocre, de 2,3 por ciento al año en promedio, con altibajos.
Siempre que se logra un crecimiento mayor, como el 4,9 por ciento del año pasado, surgen presiones inflacionarias y el Banco Central eleva su tasa básica de interés para estimular la colocación financiera y disminuir el circulante, dificultando el acceso a crédito y determinando un estancamiento. Desde septiembre la autoridad monetaria elevó la tasa de 16 por ciento a la actual de 19,75 por ciento.
En consecuencia, la economía no crecerá más que tres por ciento este año, según previsiones incluso de órganos gubernamentales. Además aumenta la deuda pública, restando al Estado capacidad de inversión.
El ex ministro de la dictadura propone que el redoblado esfuerzo fiscal se formalice y se haga permanente mediante una enmienda constitucional que establezca mayor flexibilidad en la asignación de partidas presupuestarias, que actualmente se realiza con constantes fijas como el 18 por ciento mínimo para educación, entre otras proporciones obligatorias.
También aboga por un "shock de gestión", es decir duras medidas de austeridad y racionalización de la administración pública, que reduzcan gastos y nombramientos por indicaciones políticas.
Ese plan, con fuerza constitucional, promovería una pronta reducción de los intereses y de la deuda pública, junto con un crecimiento económico vigoroso, alegó Delfim Netto.
El diputado repite lo que decía como ministro del régimen militar hace mas de 30 años, que debe esperarse a "que crezca el bollo antes de repartirlo", es decir que la riqueza nacional debe aumentar antes de que comience su redistribución, y pide más años de ajuste y dificultades antes de que presuntamente comience la prosperidad, comentó Graça.
Para el gobernante Partido de los Trabajadores y sus aliados de izquierda es incómodo acoger ideas del economista que era el blanco de sus más airadas críticas, por haber sido un ministro poderoso en la dictadura militar y conductor del llamado "milagro económico" de los anos 60 y 70, que agravó las desigualdades sociales de Brasil con la misma promesa de que tras el incremento del producto y del lucro vendría la redistribución.
Industriales de Sao Paulo apoyaron la propuesta, seducidos por la idea de cese la política de altos intereses, y la iniciativa de Delfim Netto también fue respaldada por economistas cuya preocupación central es el gasto público. Pero otros economistas y muchos gremios empresariales la rechazaron por los riesgos de la rigidez que establecería y los desmesurados sacrificios que exigiría a corto plazo.
Delfim Netto fue estimulado por el gobierno a buscar apoyos parlamentarios para su propuesta, pero parece casi imposible que ésta sea aprobada. El ministro de Hacienda, Antonio Palocci, declaró preferir el mantenimiento de la actual política de superávit primario con metas de inflación, y avanzar hacia la eliminación del déficit fiscal nominal sin un plazo fijado de antemano.
Hay fuerte resistencia a la propuesta entre parlamentarios, y una enmienda constitucional como la necesaria para aprobar el plan de Delfim Netto requiere 60 por ciento de los votos en las dos cámaras del parlamento, en dos votaciones sucesivas de cada una.