Me gustan los estudiantes
"Me gustan los estudiantes
porque son la levadura
del pan que saldrá del horno
con toda su sabrosura
para la boca del pobre
que come con amargura."
Violeta Parra
Por Hugo Alberto de Pedro
http://usuarios.advance.com.ar/hugo-de-pedro/hdp.htm
Hace más de una semana que los estudiantes de las carreras de Sociología,
Comunicación, Ciencia Política, Trabajo Social y Relaciones de
Trabajo de la Facultad de Ciencias Sociales -creada en 1988- de la Universidad
de Buenos Aires (UBA) –la más grande y prestigiosa de la Argentina con
181 años de existencia- han tomado su Rectorado. El Dr. Guillermo Jaim
Etcheverry, su máximo responsable antes conflictivo decano de Medicina,
mantiene una posición ultra intransigente. A tan solamente cinco meses
de su asunción reemplazando al Dr. Oscar Shuberoff quién abandonó
el cargo después de dieciséis años de permanencia ininterrumpida,
teñidos de corrupción, manejos arbitrarios por doquier, sostenido
por Franja Morada con un sistema cerrado de elecciones, fuerte control económico
libre de auditorías serias y muchas irregularidades detectadas por la
Auditoría Interna, la Sindicatura General (SIGEN) y la Auditoría
General de la Nación (AGN).
Los estudiantes de Ciencias Sociales reclaman:
1) Edificio centralizado y unificado.
2) Mayor presupuesto y becas estudiantiles.
3) No intervención de la carrera de Sociología.
4) El cese de causas a dos compañeros estudiantes.
El Rector mediante una solicitada que le ha costado mucho dinero a la U.B.A.
solamente intenta descalificar a los estudiantes como "barras bravas"
o "un reducido grupo", después que arbitrariamente levantó
la reunión del Consejo Superior sin dar respuestas a los requerimientos
y negarse a dialogar.
Los mínimos criterios de la razón nos llevan a convencernos que
los requerimientos de los estudiantes son por demás de genuinos, además
de ser los estudiantes los únicos sujetos que deben ser beneficiados
por las políticas universitarias que se lleven a cabo.
La lucha del Centro de Estudiantes de Ciencias Sociales cuenta con el apoyo
de docentes, centros de estudiantes, asambleas populares, sindicatos combativos,
organizaciones de trabajadores ocupados y desocupados, fábricas tomadas,
piqueteros, etc., o sea, los grandes contingentes de personas que el modelo
imperante intenta seguir marginando.
Que la Universidad ha permanecido dormida durante los años que han transcurrido
desde la vuelta de la democracia no es una novedad, como tampoco la realidad
de haber contribuido, de la mano de Franja Morada, muy poco con las luchas populares.
Esta incapacidad no ha permitido que se haya creado alrededor de ella un frente
de protesta y resistencia lo suficientemente fuerte contra la falta de políticas
educativas universitarias y desarrollo de la investigación. Pero ahora
vemos que ese letargo comienza a terminar, y de ahí lo saludable de éste
hecho que fijará sin dudas una bisagra para el nuevo comportamiento social.
Ciencias Sociales el año próximo rondará los 30.000 alumnos
y es necesario e imprescindible encontrar una solución al problema edilicio
y becario. Ya hemos vivido las épocas que se hacía necesario dividir
y distanciar a los estudiantes deteniendo por ejemplo la terminación
de la Ciudad Universitaria de Núñez. En estos momentos los estudiantes
universitarios superan en la UBA los 250.000 y los docentes más de 24.000,
lo que merece prestar suma atención al tema universitario.
Con respecto al conflicto de Sociales, no creado indudablemente por el estudiantado
sino por la falta de respuestas de la conducción de la U.B.A. me pregunto:
¿Cómo se puede aceptar cursar una carrera en dos sedes y varios edificios
no acondicionados para la educación? ¿Cómo se puede poner en peligro
la seguridad física de miles de ciudadanos ante una emergencia? ¿Cómo
no atender el aumento presupuestario si se pretende excelencia educativa? ¿Cómo
el Rector Etcheverry olvida tan rápidamente sus promesas? ¿Para qué
asumió el rectorado si no tendría el poder político suficiente
para exigir mayores fondos?
Las respuestas la deberán ir buscando, exigiendo y encontrando los estudiantes
y docentes unidos en la lucha. Deben imponer la presión necesaria para
conseguir éstas mínimas reivindicaciones porque así lo
dicta la historia, la experiencia y las conquistas universitarias en todo el
mundo.
La sociedad también tiene la responsabilidad de acompañarlos porque
se trata de la educación nacional, popular, gratuita, libre y laica que
debe estar al servicio de la instrucción, preparación y desarrollo
de nuestros profesionales. Es una perversa mentira lo expuesto por el Rector
de que hay temas más importantes que resolver en materia educativa en
la Nación, porque nuestra U.B.A. es autónoma y no debe estar atada
a las sucias manos de la política actual, como tampoco debió estarlo
en los años pasados. Recordemos que ha sido Etcheverry el mimado de los
comunicadores mediáticos de la dependencia y degradación de la
educación pública. Indudablemente muy alejado del camino surcado
por los premios Nobel argentinos que pasaron por sus aulas: César Milstein,
Adolfo Pérez Esquivel, Luis Federico Leloir, Bernardo Houssay y Carlos
Saavedra Lamas.
Los que somos profesionales universitarios, muchos de los cuales provenimos
de hogares de trabajadores, tenemos la obligación moral de estar atentos
a estos temas y denunciar cada una de las arbitrariedades cometidas, renovando
nuestras experiencias en las luchas realizadas contra la dictadura militar,
los cupos de ingreso y el arancelamiento. Todos conocemos como crecen los ámbitos
privados de la educación y de los compromisos políticos y religiosos
que éstos asumen para ser funcionales al sistema-modelo capitalista-liberal.
Estudiantes, docentes, trabajadores, desocupados, marginados, profesionales,
jubilados y pequeños-medianos empresarios necesitamos estar unidos y
comprometidos -hoy más que ayer pero menos que mañana- para fundar
una nueva República que nos contenga a todos los que deseamos la libertad
y la liberación indispensable para los nuevos tiempos y los hombres nuevos.
25 de octubre del 2002