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Hugo Alberto de Pedro

Peronismo, oposición y socialismo


Hugo Alberto de Pedro

La realidad de las cuestiones político partidarias en Argentina impone la necesidad establecer con claridad algunos conceptos. Son momentos que desde el Poder nos obligan a instalarnos en una cuestión plebiscitaria de cara a las elecciones legislativas del 23 de octubre próximo, ajena totalmente a cualquier intento por mejorar las condiciones institucionales reinantes, y va de suyo, menos aún, cambiar las condiciones de vida de la población.

Peronismo

El ciudadano argentino no tiene la culpa, aunque seguramente somos responsables desde una mirada crítica de nuestra falta de participación, que el actual presidente Néstor Carlos Kirchner se haya hecho del poder mediante una interna presidencial partidaria que el peronismo no pudo resolver dentro de sus propias filas. Desde ese resultado ahora volverá a realizar todo lo necesario para reincidir en ello y así quedarse con mayores espacios en ambas cámaras.

Después de dos años de gobierno peronista, detentando un poder absoluto en, y sobre, la cosa pública, con la entrega, complicidad y vagancia demostrada por muchos de los legisladores nacionales, bajo la cooptación de propios y ajenos detrás de un proyecto fallecido antes de nacer pretendiendo ser transversal y seudo progresista; y con la infaltable asistencia de los medios de comunicación que han sido comprados publicitariamente nos quieren acorralar. Nos quiere imponer la necesidad de que debamos brindar un apoyo comicial a los que no sabemos quienes serán los, a dedo, elegidos.

Seguramente no merecería diferente crítica el hecho de conocer quienes son los legisladores propuestos entre cuatro o cinco dirigentes, porque en la bicéfala cabeza se encuentran nada menos que el presidente constitucional de todos los argentinos por un lado y el mandamás bonaerense Eduardo Alberto Duhalde que está detrás del poder que supo crear desde la corrupción y las apretadas políticas. Los nombres que se barajan para ser candidatos sólo nos permite mirar la realidad con espanto, claro que ya ni siquiera con preocupación porque son los mismos que ahora están disfrutando de los placeres de la política.

Los caminos de las mentiras junto a la amnesia política están cada día en mejor condiciones de transitabilidad, tanto desde el hegemonismo del poder de turno como desde los partidos y movimientos de la oposición política. Una cuestión no menor ya que la falta de contar con otras propuestas superadoras para la conformación de las cámaras legislativas es, sin dudas, el mejor camino que hoy se le presenta al autoritarismo que pretende enquistarse en el poder. Sencillamente porque la historia se repite y sabemos que Kirchner y Duhalde terminarán pactando, ya que lo que les importa es el poder y carecen de una comprensión de la realidad más allá de sus propios intereses hegemónicos partidistas.

Oposición

Desde la derecha vernácula, representada por Macri, López Murphy, Sobisch, Menem, Rodríguez Saá, Patti y Rico, entre otros, no se advierten propuestas que intenten ir más allá de las denuncias y descalificaciones, que en lo más mínimo persiguen cambiar desde la raíz las cuestiones fundamentales de un sistema político, económico y social porque siguen abrazando las prácticas capitalistas.

Por el centro del arco político se encuentra Carrió y sus huestes que ahora se presentan sin ninguna vocación de unión y de encontrar coincidencias, estableciendo improntas que no superan las reiteradas denuncias tanto sobre la corrupción y la mirada apocalíptica sobre el futuro. Atrás han quedado sus días de coincidencias con Kirchner y con Zamora, como su pertenencia al radicalismo lo que demuestra no poseer ni visión ni estrategia clara sobre el acontecer político.

Por el lado de los radicales la política sigue siendo un tema de poca importancia, ya que después que dos de sus presidentes tuvieron que salir tempranamente de sus cargos no han logrado perfilarse hacia el futuro con la seriedad que les debería imponer un partido centenario. Ahora encuentran detrás de los artistas a sus representantes y no consigue reestablecer la militancia necesaria para provocar la renovación de sus cuadros políticos. Ahí siguen estancos Alfonsín, Storani, Nosiglia, Stubrin, Moreau, Rodríguez, etc. enrolados en una socialdemocracia cada día más maloliente.

El ya inexistente Fre.Pa.So. terminó explotando en diferentes direcciones y el Frente Grande no puede convencer ni a los propios militantes que han sido tristemente traicionados por sus líderes, los que se han acoplado al kirchnerismo solamente bajo la imperiosa necesidad de conseguir embajadas, bancas, cargos en la administración pública y cobijarse bajo el poder. Ahí están Alessandro, Bordón, Cafiero J.P., Alvarez, Sabatella, Laborde, Fatala, Villalba, Torres Molina, Sigal, San Pedro, y siguen los nombres.

Desde la miope centro izquierda y la izquierda nacional, que tiene como referentes a Echegaray, Ripoll, Walsh, Altamira, Rivas, Lozano, Basteiro, Castro, De Gennaro, Polino, Zamora, Binner, Cafiero M., Giustiniani y otros más, no se establecen las firmes conductas necesarias para lograr un acuerdo programático serio y urgente, están totalmente disociados de la perentoria necesidad de cambio que establecen los tiempos actuales. Representantes todos éstos de pedazos desestructurados de un pensamiento superador y progresista que los tiempos imponen como necesarios e imprescindibles para hacer frente al sistema imperante. Ese que día a día se está despedazando más entre los abusos y la falta de respeto a las mayorías que esperan una solución a sus múltiples problemas.

Socialismo

La cuestión de estos tiempos, como por supuesto los de ayer, seguirá siendo encontrar la unidad aún en la diversidad de opiniones entre todos los que pensamos en la necesidad de realizar los cambios revolucionarios que el país necesita. Ya no alcanza con los cambios de vestuario si seguirán siendo los mismos que harán de la política un abuso de sus propios intereses y los de su clase. La liberación nacional sigue presentándose como lo sustancial.

Sigue pendiente distribuir las riquezas de forma más equitativa y que el ingreso sea concebido desde la igualdad en función de los aportes al trabajo y las necesidades de los trabajadores y sus familias. Sigue pendiente terminar con el estado de pobreza e indigencia generalizado por todo el territorio, devolviendo a cada uno la educación, salud y seguridad social que jamás deberían haber sido arrancadas a fuerza de corruptelas y del desprecio de todos aquellos que llevaron adelante las políticas nacionales desde hace algo más de treinta años. Sigue pendiente instaurar la solidaridad, la justicia social y la fraternidad entre todos los habitantes de este suelo.

Sigue pendiente llevar adelante y sin retaceos los principios, dogmas y luchas socialistas para proponer los cambios que permitan devolverle al ciudadano las perspectivas y las esperanzas de un país mejor dentro de un mundo muy proclive a los cambios en la orientación y directivas rectoras del capitalismo, a todas luces en crisis. Sigue pendiente que desde la izquierda se convoque a los sectores del centro, esa inmensa mayoría, para conformar una propuesta de cambio que incluya, que no espante, y que se convierta en el sostén de las muchas asignaturas pendientes que debemos encarar con la urgencia de los tiempos.

Sabemos que el camino será muy difícil y que estarán las fuerzas del no cambio, retrógradas y reaccionarias para tratar de impedirlo. Pero también sabemos que debemos transitar por la lucha ideológica y la militancia sostenida necesarias para terminar con un tripartidismo -derecha reaccionaria, populismo peronista e inconsistencia radical- que solamente se han pasado el poder de mano en mano para llegar a la realidad que los tiempos imponen.

El futuro será del pueblo y seguramente la justicia social y el bienestar para todas las mujeres y todos los hombres llegará de la mano del socialismo en un país que tiene todo lo que necesita para encontrar a sus hijos con la alimentación, educación y salud de la que jamás deberían haber sido privados. Los pueblos de nuestra América están dando su ejemplo a diario mientras los argentinos esperamos pacientes.