La Izquierda debate
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Manual del dirigente popular
Andr�s Cabanas
Rebeli�n
Es un debate duro y hasta ahora cerrado, pero necesario: la naturaleza y
quehacer de los actuales liderazgos de las organizaciones populares y
partidarias de izquierda. Grisby considera que existe escasa "autonom�a frente a
la sociedad pol�tica y frente al poder econ�mico". Montenegro alude a la
sustituci�n del "trabajo militante por las tareas profesionales" y la "onegeizaci�n"
del movimiento, es decir, el trabajo "con beneficiarios, discurso fragmentado,
acciones coyunturales, liderazgos y estructuras informales".
Un aspecto del an�lisis se enfoca en la capacidad de visi�n y formulaci�n
estrat�gica. Baltodano refiere a este respecto "desestimaci�n de la importancia
de la formaci�n pol�tico-ideol�gica. Durante a�os, los comit�s de base, los
procesos de formaci�n y educaci�n pol�tica llegaron a ser totalmente descuidados
hasta el abandono". Morales Avil�s a�ade que "la preocupaci�n por la teor�a se
halla ligada al desarrollo de la organizaci�n".
Es recurrente la falta de consulta y amplitud en la toma de decisiones. "Hoy,
las decisiones pol�ticas descansan fundamentalmente en los criterios del
secretario general" (Baltodano). Tambi�n la incorporaci�n escasa de j�venes y
mujeres.
La crisis del socialismo real, el fin del ciclo de la lucha armada y el
neoliberalismo generan un vac�o program�tico, sustituido con consignas. "Las
izquierdas que ha habido y hay en AL tienen hoy dificultades para encontrar su
programa (�) y por eso mucha izquierda prefiere no trabajar programas sino
mantener discursos. Y discursos fuertes, radicales, un discurso "revolucionarista",
como dec�a Lenin, porque en estos tiempos escuchar estos discursos reconforta"
(T�llez).
La falta de programas conduce a debilidades estrat�gicas: "la preeminencia de la
t�ctica, la coyuntura y los enfoques pragm�ticos" (Baltodano)
Espacio importante para el an�lisis lo ocupan los valores y la disonancia entre
el discurso y las pr�cticas pol�ticas y personales. La �tica y la falta de la
misma se vuelven centrales en la caracterizaci�n de las organizaciones, m�s que
los programas y las t�cticas. "Una pol�tica sin �tica no es v�lida ni correcta.
Cuando la pol�tica es �tica es capaz de llegar al coraz�n de mucha gente. Pero
cuando la pol�tica se convierte en trampas y enga�os, pierde sentido y se
convierte en un juego de m�scaras" (Ruiz)
A este respecto, Baltodano menciona el alejamiento de una "cualidad fundamental:
la del contacto permanente con el pueblo. El contacto con los problemas de la
gente, la identificaci�n con sus dolores y padecimientos".
Explicado en forma de poes�a:
"Nos tomamos el cielo por asalto
pero qu� lejos estuvimos de ser �ngeles
qu� pronto cometimos el pecado del orgullo
hasta que la s�bita e implacable espada de fuego
nos cerr� estrepitosamente y sin remedio las puertas del para�so" (Belli).
Las l�gicas de trabajo conducen a grupos y l�deres "cerrados sobre s� mismos,
fragmentaci�n, competencia y despolitizaci�n" (Montenegro), a "recelos entre
organizaciones y dirigentes" (Grisby) y a la escasa cercan�a con la poblaci�n:
"lo dif�cil es entender la articulaci�n con las necesidades de la gente" (Baltodano).
Las divisiones impiden el desarrollo: "las agendas ya est�n, lo que pasa es que
est�n dispersas" (Montenegro).
Los argumentos anteriores constituyen apenas apuntes para un debate pendiente y
dif�cil, que en todo caso trasciende lo personal y debe orillar actitudes
defensivas. D�jenme decirles, en previsi�n de cr�ticas, silencios o acusaciones
de hacer el juego al enemigo, que estas reflexiones no provienen de Guatemala
sino de Nicaragua. Espec�ficamente han sido extra�das de los art�culos
"Formaci�n de cuadros en Nicaragua", de la comandante guerrillera M�nica
Baltodano; "�Por qu� hay tan poca movilizaci�n social?" del periodista director
de Radio La Primer�sima William Grisby; "Nuestra sociedad civil es d�bil y ha
sido debilitada", de la feminista y comunicadora Sof�a Montenegro; "Esta crisis
revela nuestra cultura pol�tica", de la presidenta del Movimiento de Renovaci�n
Sandinista, comandante Dora Mar�a T�llez; "El formidable sustento �tico que nos
mov�a ya no existe en el FSLN", del comandante de la revoluci�n Henry Ruiz; y el
poema "Carlos, ojal� las hormiguitas no te lo cuenten", de la escritora Gioconda
Belli. Cualquier parecido con la realidad guatemalteca es mera, mera�