Compañeras
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Proletarias de escoba y centralita
Joaquín Lucia Gimeno
Calleroja.net
Quién sabe, quizás el proletariado no ha desaparecido. Quizás solo ha
cambiado de empleo, y de género
Cuando uno oye hablar de "clase obrera" piensa en los compañeros del metal, en
los mineros o los ferroviarios. Hombres de manos curtidas, de tabaco negro y
revuelto o carajillo mañanero. Obreros con mayuscula, que dicen los sabios,
desde sus torres de marfil universitarias, que estan en extinción, acomodada y
tal.
Mientras tanto decenas, probablemente centenares de miles de trabajadoras, en su
inmensa mayoría mujeres, acuden cada día a trabajos en "servicios", en unas
condiciones salariales, laborales, de jornada y de precariedad extremas: largas
jornadas que se prolongan habitualmente con horas extras para dignificar unos
salarios miseros que se mueven entre el salario minimo y los 600 euros, ausencia
de minimas condiciones de salud o seguridad laboral, precariedad y temporalidad
universales y una patronal autoritaria y cerrada instintivamente a cualquier
reivindicación.
Trabajos fundamentalmente ocupados por mujeres. Limpiezas o telemarketing son
quizás los sectores más conocidos y que han protagonizado movilizaciones en los
últimos tiempos, con cientos de miles de trabajadoras, proletarias de escoba o
centralita, aunque son muchas más: cuidadoras de ancianos o niños, servicio
domestico, hostelería... que se han sumado a las ya clasicas obreras de la
industria textil o conservera.
"Trabajos de mujeres", "sin cualificación", sin importancia ni prestigio social.
"Limpiar escaleras" ha sido y sigue siendo sinónimo de "empleo marginal", de
ultimo recurso. Cuesta cambiar la imagen del obrero clásico, tan masculino, de
más arriba por el de estas mujeres en nuestro particular imaginario ideológico,
pero son la más representativa del nuevo proletariado de nuestros días.
Limpiezas y telemarketing han protagonizado movilzaciones importantes en lo
cuantitativo y, sobre todo en lo cualitativo. Probablemente haya habído otras,
pero no han obtenido el mismo reflejo mediático, por otro lado bastante escaso.
Las movilizaciones de limpiadoras no merecen el mismo titular que la negociación
del convenio del metal en la "prensa burguesa", ni muchas veces tampoco en la
"obrera". Son movilizaciones de extrema dureza y dificultad, que se prolongan
meses, frente a una patronal muy autoritaria que no está dispuesta a hacer la
más minima concesión y dispuesto a adoptar todo tipo de represalias, despidos de
comité de empresa incluidos. No faltan traiciones, esquiroles, en fin... pero en
esas movilizaciones uno se encuentra gestos y actitudes, conciencias,
combativas, solidarias, que creía olvidadas.
Y quién sabe, quizás el proletariado no ha desaparecido. Quizás solo ha cambiado
de empleo, y de género.