OPINION DEL MIR
LOS MILITARES CHILENOS Y EL GOLPE DEL 11 DE SEPTIEMBRE
Por: Gino Straforini*
Las Fuerzas Armadas Chilenas, no han jugado un papel democrático jamás dentro de la sociedad, por el contrario, han sido un instrumento de opresión y represión contra el pueblo.
A partir de 1973, se convirtieron en soporte de la burguesía, usurparon el poder, imponiendo al país una cultura de dominio militar y prepotencia institucional. En esa año, asume el eje del poder político, desnaturalizó sus funciones, desbordó sus atribuciones y paulatinamente fue absorbiendo cargos que no le competían, produciendo la militarización del estado y de la sociedad.
Desde este Chile y este MIR que ha conocido el dolor y, que ha buscado por todos los medios posibles la posibilidad de la vida, la utopía del amor, nosotros hoy, volvemos a colocar los ojos en el pasado, un pasado que es un presente permanente, un pasado del cual, no hemos salido sino heridos pero, podemos decirlo con orgullo, ninguna gota de odio ha roído nuestro corazón, es más, estamos dispuestos a la vida, dado que hemos sido y somos luchadores por la vida.
Estamos convencidos de haber tenido y tener la razón y, cuando ésta se la tiene, no hace falta imponerla en la conciencia de nadie, sino que cae en la conciencia del mundo como una semilla y, esta semilla tiene que germinar, dar sus frutos, esta semilla es el árbol de la vida, es el presente, es el futuro.
Nosotros, nos negamos a pensar que los seres humanos estén condenados a explotarse mutuamente, a vivir obsesionados por la acumulación a costa de la miseria de otros y, seamos condenados al egoísmo.
Chile, Chile es un país de síntesis y contrastes, de belleza esplendorosa, de cultura milenaria, de horizontes dilatados pero, es también una tierra de áspera historia, basta recordar la masacre de Iquique, de polarizada sociedad, de riqueza y miseria, con un pueblo admirable, así es mi país.
Ha sido escenario de uno de los conflictos más cruentos y complejos del presente. Desgarrado por sus contradicciones y por la represión, cuando le han cerrado todos los caminos, al igual que en la época de los Mapuches, este pueblo ha tenido que recurrir a las armas. Ahí, estalló un conflicto cuyas raíces están en la injusticia, en la opresión y en la miseria.
Tanta necesidad de justicia en el reino de la injusticia, tanta falta de libertad en el dominio de la coerción, tanta hambre en medio de la opulencia, explican por que miles de sus mejores hijos han dado sus vidas por otro futuro y una única opción.
Para darnos una idea de lo acontecido ese 11 de Septiembre de 1973, deberíamos partir por tener claro que desde los años 1950 se venía dando un proceso ascendente de lucha de clases en Chile, que teníamos una CUT, que en sus definiciones se planteaba el problema del poder, un proceso de acumulación y crecimiento del campo de la izquierda de clase. En ese proceso, las clases dominantes chilenas se sintieron amenazadas en sus intereses por el avance territorial del proletariado, del campesinado, los trabajadores, de la pequeña burguesía empobrecida y radicalizada, como consecuencia de la democratización progresiva que experimentó la sociedad chilena durante los años 1960 y hacia los 70, dentro del sistema burgués de democracia.
Esta lucha democrática comenzaba poco a poco a tomar un carácter de clase, no solo burgués, sino proletario.
A la derecha política de Jorge Alessandri le sucederá en 1964 Eduardo Frei y la Democracia Cristiana, con la bandera de la Revolución en Libertad, que no era otra cosa que el desarrollo del proyecto Norteamericano de la Alianza para el Progreso, como alternativa al avance del campo de la izquierda. El gobierno de Frei y la DC., fue un fracaso, dejó el país en la bancarrota, con una mayor deuda externa y nula diversificación productiva.
El ascenso d la lucha de clases que toma forma de aplicación democrática, continuará su trayectoria a lo largo de los años 60 profundizando la crisis de la unidad política de la burguesía y, extendió el carácter de masas que iba tomando la lucha de clases, tanto en lucha económica como política.
Los sectores más reaccionarios de la burguesía, habían iniciado yá en la década de los 60, la defensa estratégica de sus intereses, ya que consideraban amenazada su república burguesa por el avance territorial de las masas.
En 1970, la crisis de la unidad política de la burguesía, permitió el triunfo electoral de un movimiento político de carácter popular, aunado por la Unidad Popular UP. y encabezado por Salvador Allende.
Quien facilitó que esta alianza de clases, es decir la UP. ascendiera al control de los cargos ejecutivos del aparato del estado, fue otra alianza de clases representada por la Democracia Cristiana.
Podríamos decir por tanto que el hecho que Salvador Allende asumiera el cargo ejecutivo del aparato del estado fue la formación de una alianza y fuerza social resultante de la articulación entre la UP. y la DC.. Esta alianza se formaliza a través del parlamento y, cobró expresión propia en el llamado Pacto de Garantías Constitucionales, pacto que ató a la UP. al proyecto burgués de democracia.
Wl pacto de garantías constitucionales entre otros, incluía un compromiso de no realizar reformas en las Fuerzas Armadas ni policiales, de no tocas los medios de comunicación ni la iglesia.
La crisis de la alianza de hecho de clases UP - DC. comienza después de instalado el gobierno de la UP.
El programa de la UP., fue acordado en 1969 e incluía un programa antiimperialista, de lucha contra la burguesía monopolista nacional. Planteaba democratizar, reformar e integrar a las FF.AA. y policiales, crear una nueva institucionalidad, transformar el sistema y el carácter del estado, para sustituir el modelo capitalista, superando el capitalismo dependiente.
La UP. construyó un área de propiedad social que representó un cambio profundo en la propiedad de los medios de producción, el 50% de la producción estuvo en manos de esa área. Se profundizó la redistribución del ingreso. La participación de las remuneraciones de los trabajadores, llegó a un 59% del PBI, cuando hoy, es del 33%. La UP. trabajó fuertemente en la recuperación de las riquezas básicas, nacionalización de la gran minería del cobre, de la Cia. de aceros, adquisición de la minería de hierro, nacionalización del carbón, nacionalización del salitre, nacionalización de la Cia. de teléfonos, adquisición de empresas forestales y pesqueras. Profundización de la reforma agraria con la expropiación del latifundio, controlando casi el 80% de la superficie agraria del país, se produjeron cambios profundos en el sistema de salud, educación, vivienda, cultura y recreación.
Con el gobierno popular, se da inicio entonces a un proceso de largo alcance de profundización democrática, con una amplia participación del pueblo en las determinaciones políticas. En este proceso de lucha de clases en que las iniciativas las toman los sectores más reaccionarios encabezados por el Partido Nacional, quienes terminan arrastrando y subordinando a la DC. a una unificación política que permitió crear las condiciones políticas para el golpe de estado.
La UP. y sus partidos confundieron un proceso de democratización radical de la sociedad chilena, con la transición al socialismo.
Se confundió un proceso de profundización democrática que asumía un carácter popular cada vez más pronunciado, con la transformación de la lucha democrática en lucha socialista.
En realidad nunca se desarrolló el carácter socialista de la lucha política en el período, mientras se desarmaron en relación a los problemas militares de la lucha democrática, transfiriendo el carácter supuestamente constitucionalista y profesional de las FF.AA., esa tarea.
En consecuencia, el golpe de estado del 73, lo protagonizo una alianza de clases resultante de la articulación DC.-PN.-FF.AA., que expresó el más alto grado de unidad política y militar de la burguesía chilena.
La resistencia a la dictadura, en sus inicios la mantuvo fundamentalmente el campo revolucionario. La lucha democrática y antidictatorial la mantuvieron largamente solo el campo de la izquierda y fundamentalmente la izquierda revolucionaria, fueron ellas las que combatieron en esta etapa, tratando de mantener, preservar y reconstruir sus fuerzas, en ese período y en esa lucha se nos va la vida de nuestro secretario general Miguel Enríquez, muerto en combate, esta historia, todavía permanece en silencio; mientras los destacamentos de la burguesía prácticamente hasta 1980 no se incorporaron a ningún tipo de oposición al pinochetismo.
Durante la lucha contra la dictadura, el conjunto de la izquierda no entendió el carácter y envergadura de la derrota del 73 y procesos posteriores, en tanto no asumió las tareas políticas reales a que había que hacer frente entre 1973-1980/1 y, por supuesto resolvió mal o se planteó con enormes retrasos las tareas militares que implica el desarrollo de la lucha política en condiciones de ocupación militar y policial del territorio.
También a lo largo de éste período, sobre todo entre 1983/86 se produce un error de óptica de los principales partidos de la izquierda histórica que los lleva confundir la crisis económica de esos años con una crisis catastrófica del patrón de acumulación vigente. La crisis de la unidad política burguesa, con incapacidad de la clase dominante para continuar gobernando como antes. Confundieron el movimiento de protesta, con un movimiento insurreccional de masas.
Por tanto, el término de la dictadura tomó un carácter y un camino que ha conducido al desplazamiento y no al derrocamiento de la dictadura, apuntando hacia una transición democrática que ha estado conducida y determinada por las fuerzas burguesas.
El capitalismo y la burguesía nativa, sus cuadros militares y civiles, no se conformaron la defensa estratégica del sistema, completada ésta, avanzaron hacia el despliegue de una ofensiva refundacional, transformando radicalmente el capitalismo local y redefiniendo su articulación con el mercado mundial. Como consecuencia de ello, hoy tenemos un capitalismo consolidado, en expansión y transnacional. El capitalismo chileno, es más fuerte y dinámico que hace 30 años, la burguesía, es también más poderosa, como también lo es, el garante real de su poder, las FF.AA.
Hoy, estamos frente a una clase burguesa que esta unificada estratégicamente en la defensa del régimen económico social capitalista en general y, de ésta capitalismo moderno en particular. La burguesía chilena ya no discute el carácter de clase de su dictadura, solo discutió las formas específicas que habría de tomas su hegemonía, o despótica o consensual. Hoy es consensual.
La izquierda que hoy esta en el gobierno ha quedado desarmada ella misma frente a la iniciativa burguesa y, contribuyó al desarme parcial de las masas y a su disciplinamiento a la iniciativa de la burguesía democrática, la mayoría de esa izquierda hoy carece de una estrategia de lucha por el poder en el período, con ello ha caído en el tacticismo y en la supeditación a la estrategia burguesa.
Para finalizar, quiero recordar las palabras de Fidel Castro cuando recordaba haberle regalado un fusil automático a Salvador Allende durante su visita a Chile y, éste decía:
Fue mucha la razón y la premonición que tuvimos al obsequiar ese fusil al presidente. Nunca un fusil fue empuñado por manos tan heroicas de un presidente constitucional y legítimo de su pueblo. Nunca un fusil defendió mejor la causa de los humildes, la causa de los trabajadores y los campesinos chilenos. Y si cada trabajador y cada campesino hubiesen tenido un fusil como ese en sus anos, no habría habido golpe fascista.
Esa es la gran lección que se desprende para los revolucionarios de los acontecimientos chilenos.
* Gino Straforini es miembro de la Comisión Política y Responsable de Relaciones Internacionales del Comité Central del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).