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Salvador Allende

ALGUNAS NOTAS SOBRE LOS 30 AÑOS

Y LA DERECHA CHILENA

Por Alejandro Lavquén

Al conmemorarse 30 años de la muerte del presidente Salvador Allende y luego de los miles de actos en su honor, no sólo en Chile, sino que en todo el mundo, ha quedado claro ante la historia la magnitud de su estatura política y ética, a pesar de todos los errores que pudiera haber cometido como cualquier ser humano. Como contrapartida, la figura de Augusto Pinochet ante el mundo es la de un general traidor y violador de los derechos humanos de la forma más atroz. Así como uno de los peores tiranos de la historia del siglo XX. Todo esto está claro, aunque la derecha intente falsear los hechos y "justificar reconociendo" lo injustificable.
Mucho se ha escrito sobre los 30 años en los últimos meses en la prensa derechista, principalmente por parte de ex-colaboradores de la tiranía militar, en un intento por poner la historia de su parte. De sus opiniones, vertidas en artículos y entrevistas, se desprenden algunas cosas fundamentales que es importante tener en cuenta a futuro. Al leer las entrevistas publicadas en El Mercurio, por ejemplo, a Sergio Onofre Jarpa, ex–Ministro del Interior de Pinochet y al ex–agente de la Dina, brigadier (R) Miguel Krasnoff Marchenko, acusado de horrendos crímenes, queda de manifiesto, en sus expresiones, la hipocresía y falta absoluta de respeto a la democracia, además de una actitud perversa y de burla para con las víctimas de las violaciones de los derechos humanos. A estos personajes se les suma el abogado y periodista Hermógenes Pérez de Arce, a quien las fuerzas pinochetistas le rindieron un homenaje que más que homenaje pareció el llamado a un nuevo golpe militar, por lo que se pudo desprender de las palabras del homenajeado y los vítores de los presentes a reconocidos golpistas como el cura Raúl Hasbún, Ambrosio Rodríguez, el senador Carlos Bombal, Alfonso Márquez de la Plata, Alvaro Bardón y Gonzalo Vial, entre otros. Es decir, a lo más siniestro de la derecha chilena, quienes además de apoyar el golpe de estado, hacer la vista gorda e incluso justificar la tortura y el asesinato, entregaron el país a las transnacionales y se enriquecieron ilícitamente al amparo de los militares, robando el dinero de todos los chilenos y depredando nuestros recursos naturales. Esta derecha chilena es y será siempre golpista, siendo su único fin mantener la explotación del hombre por el hombre, hoy en su fase neoliberal y donde se enajena al pueblo con "voladores de luces" comunicacionales y sueños de candilejas a través de los medios de comunicación controlados por ellos, principalmente la televisión.
Otro documento que cumple los objetivos mencionados es un "Ensayo sobre el quiebre de la democracia en Chile" del economista José Piñera ex–Ministro de Pinochet y un astuto populista en política, cuyo título es "Nunca más" y fue publicado en El Mercurio el 24 de agosto del 2003. José Piñera fue el ideólogo de las AFP e ISAPRES, entidades que fueron fundadas por grupos económicos para enriquecerse con el dinero de los trabajadores, amparados en una institucionalidad jurídica y económica creada por ellos mismos para tales fines. Además, como ministro de la tiranía, se preocupó de destruir todas las leyes laborales que beneficiaban a los trabajadores. Respecto al "ensayo", es un nuevo intento para culpar al gobierno de Salvador Allende del "quiebre institucional" de 1973, otro eufemismo para denominar el golpe de estado. Los argumentos de Piñera son, como es su característica, populistas, y distorsionan los acontecimientos, apoyándose en argumentos sin ninguna validez jurídica, como por ejemplo, el texto de la Cámara de Diputados que acusaba a Salvador Allende de transgredir la Constitución, o en libros y publicaciones extranjeras al servicio del imperialismo. También cita un texto del poeta Vicente Huidobro llamado "Balance patriótico" para decir que desde su escritura al año setenta el país no había cambiado mucho, pero olvida decir que en ese texto el poeta arremete fundamentalmente contra la clase a la que pertenece Piñera, la de los explotadores, que en el fondo son los únicos causantes de que el país no haya cambiado a lo largo de los años, como dice el "ensayista", en beneficio del pueblo. De vivir Huidobro me imagino las palabras que habría dirigido a este singular personaje. El "ensayo" contiene más suposiciones que hechos históricos concretos. En el comienzo cita una definición de John Locke que dice que la tiranía es "el ejercicio del poder más allá de la ley", y luego agrega Piñera que "Cuando surge ese tirano, es él quien ha colocado al país en estado de guerra al traspasar los límites de su poder, es decir, se ha ‘rebelado’ (´re–bellare’, proviene del latín ‘bellun’ que fignifica guerra). Toda esta aparente erudición para justificar la acusación de la Cámara de Diputados. Pero el tirano no resultó ser el presidente Salvador Allende sino Augusto Pinochet, pues a él la definición de Locke le quedó como anillo al dedo, y de eso si que existen interminables pruebas históricas. En cuanto a la violencia y los grupos guerrilleros o el famoso Plan Zeta, todo eso es un mito sustentado por historiadores golpistas como es el caso de Gonzalo Vial. La violencia en Chile la comenzó la derecha y personajes como Agustín Edwards, que como lo reconoce en sus memorias Henry Kissinger fue a golpear la puerta de Richard Nixon para que lo ayudara a destruir nuestra república. Eso, en cualquier idioma, se llama traición a la patria y se castiga con la pena de muerte. Y para que hablar de los archivos desclasificados por la Cía, allí está todo detalladamente claro. Otra mentira insostenible es que en el gobierno de la Unidad Popular no había libertad de expresión, asunto reiterado majaderamente por el diputado Iván Moreira, que ha regañadientes y en voz baja -y por conveniencia política- ha debido reconocer los atropellos a los derechos humanos. Nunca hubo más libertad de expresión que durante el gobierno del presidente Allende, todo lo contrario a lo ocurrido durante la tiranía militar, donde incluso se asesinaba o encarcelaba a los periodistas.
En resumen, esa es la derecha chilena, la misma que, a no dudar, no vacilaría en promover otro golpe de estado si para sus intereses fuera necesario. De esto el pueblo debe tomar conciencia y ser partícipe permanente en los organismos de masas, la expresión popular manifestada con unidad y criterio político es la única manera de detener a la derecha. Para cualquier persona interiorizada en nuestra historia a partir de la Independencia sabe que no se puede estar absolutamente en paz hasta que sea el pueblo quien realmente gobierne nuestra nación y los militares sean totalmente subordinados a la mayoría y dejen de estar al servicio de los intereses de grupos minoritarios. Cualquier otra lectura me parece tan ilusa como pretender que la canciller Soledad Alvear o la ministra Michele Bachelet podrían ganar una elección presidencial. De ser cualquiera de ellas la candidata Joaquín Lavín gana con el sesenta por ciento de los votos. He ahí porque las empresas encuestadoras de la derecha les dan, a ellas, tantos méritos y adhesiones ¿O acaso alguien podría pensar lo contrario?. En fin, aún queda mucha agua que corra bajos los puentes, mientras tanto seguiré, por mi parte, como dice la canción, "atento el lobo", por si las moscas, claro está.