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HISTORIAS POST ELECTORALES
Arenas movedizas después de Rocha
Gustavo Guzmán
La última ocurrencia del Embajador de Estados Unidos en Bolivia, a cuatro días de la elecciones, consistió en una advertencia: ¡cuidado bolivianos!, no voten por Evo. La ocurrencia terminó muy mal, como se sabe, pero el "factor Rocha" pinta ribetes inesperados...
Qué realmente buscaba Mr. Rocha cuando les "recordó"
a los electores bolivianos que no deben votar por "los que quieren que
Bolivia vuelva a ser un exportador de cocaína"?
Es una verdad de Perogrullo que el embajador de Estados Unidos se refería
a la candidatura del MAS como que es verdad que tal declaración podría
no sorprender a nadie, dada su pertinaz impertinencia.
Si el objetivo de Mr. Rocha era restarle votos al MAS, ¿habrá calculado
el Embajador a quién beneficiaba más con su atrevida advertencia?,
¿habrá pensado a dónde irían esos votos que quería
"recuperar" y a quién se los restaría?
A estas alturas, resulta ocioso intentar respuestas a la pregunta, porque finalmente
el líder del MAS está en la cumbre de su trayectoria política
y Rocha está a punto de hacer maletas, seguramente con las tripas revueltas.
Resulta ocioso también, porque a pesar de las encendidas proclamas de
soberanía de prácticamente todos los líderes de los partidos
en contienda, igualito terminaron todos muy sonrientes en el cóctel del
4 de julio, en esa típica romería que ofrece la política
nacional cuando el Embajador ofrece fiesta.
De todas maneras, la amenaza del Embajador—eso que bien puede llamarse el "factor
Rocha",—sigue removiendo conciencias y hasta provocando efectos inesperados.
Una primera aproximación a la respuesta es tan simple como el propio
Rocha: el Embajador claculó tan mal, demostró tan claramente cuál
es su catadura de político, que Evo Morales debiera estar desternillándose
de la risa.
Siguiendo la línea de la simpleza de razonamiento que caracteriza a Rocha,
hay que decir que seguramente pretendió "asustar" al electorado
dispuesto a votar por el MAS. En este caso, el efecto ha sido totalmente contrario.
Otro aplazo para el Embjador.
Pero, hilando más fino, vuelven las preguntas: ¿habrá caído
en cuenta, Rocha —antes o después de pronunciar su discurso— que hay
al menos tres "beneficiarios" de su amenaza?
Tres "acreedores"
Como políticos de república bananera, son tres partidos los que
se considerarn "acreedores" de las palabras de Rocha.
NFR de Reyes Villa cree que el Embajador los "reventó". Ricardo
Paz, asesor de la campaña de ese partido, a menos de 24 horas del 30
de junio aseguraba rampante que entre NFR y el MNR habría al menos 10
puntos de diferencia:
—¿Qué pasó Ricardo?
—Ha pasado la declaración de Rocha, porque lo que ha es muy simple, ha
dicho que la elección no es entre Manfred y Goni, que es entre Evo y
Goni. Entonces mucha gente se va parael Goni o para Evo, vaciando al centro
político, a Manfred. Todo esto yo lo tengo medido, con cuadors y datos,
te lo puedo demostrar... Rocha ha convocado a votar con el hígado, y
lo ha logrado.
El segundo"acreedor" es el más curioso, el más atrevido,
el que no agradece y siembra cizaña: el MIR. Jaime Paz se ha atrevido
a plantear una especie de "triunvirato" de conspiración contra
su candidatura: Rocha + Goni + Evo = "terrorismo electoral".
Si se le hiciera caso a Jaime Paz, si no se supiera que lo que intenta no es
otra cosa que echarle la culpa de su fracaso electoral al empedrado, se podría
concluir que lo que quería el Embajador era restarle votoa a NFR para
que vayan a parar a la bolsa del MNR. Todo en nombre del peligro del retorno
del narcotráfico.
El tercer "acreedor" es el MNR. Carlos Mesa, su candidato a vicepresidente,
cree que el discurso de Rocha "afectó a todos, pero probablemente
más al NFR, por la naturaleza de sus votantes".
"Goni no comparte esta idea, él cree que la declaración del
Embajador nos perjudicó muy gravemente a nosotros, yo no comparto su
criterio", dice Carlos Mesa, además de criticar "el absoluto
desenfoque de los norteamericanos" y "ese papel tan estúpido
de haber planteado las cosas así".
Efecto inesperado
Pero al margen de estas naturales reacciones, PULSO buscó a Mesa para
comentarle un trascendido que le pone los pelos de punta a cualquier cristiano.
Una fuente cuya responsabilidad y credibilidad sorprendería a cualquiera,
le dijo a este periodista que quién verdaderamente urdió la declaración
de Rocha ¡fue el mismo Mesa!:
—¿Qué opinas Carlos?
—¿¡No!?, eso es un mal chiste, ¡cómo se te ocurre!
—No se me ocurre a mí…
—¡Por favor!, tú conoces cómo yo he sido con Estados Unidos desde
siempre. ¡Cómo se te puede pasar por la cabeza semejante disparate!
—No es en mi cabeza, Carlos…
Ya, está bien, la respuesta categórica es no, ¡por favor!
Este periodista le cree al periodista, pero no tiene dudas de que Carlos Mesa
se mueve en arenas movedizas. Es el efecto inesperado del "factor Rocha".